desaparecer

En cada ser humano mirando fijamente campos inmensos de cereal hay un escapista. Un primate con ínfulas que sueña y busca versiones alternativas de sí mismo lejos de la oficina, de los atascos y de los rituales pegajosos de esa rutina impostada que devinimos en sucia metáfora de realidad.


Dejar una vida, dinamitar todo. No, no todo: dinamitar el metro cuadrado que uno ocupaba entre la gente. Más bien: dejar sillas vacías en las mesas que se compartían con las amistades, no a modo de metáfora, sino en verdad, dejar una silla, volverse un hueco para los amigos, permitir que el círculo de silencio en torno a uno se ensanche y se llene de especulaciones. Lo que pocos entienden es que no dejas una vida para empezar otra.
Los ingrávidos (Valeria Luiselli)
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magia

2 Comments
virgi
Volemos, entonces.
Besos besos, delicadísima entrada.
Beauseant
A veces, Virgi, me gusta pararme un momento antes de seguir caminando. Me gustan los bichos y el campo, a pesar del sudor, del calor o el cansancio..