leer,  mirar

la casa del fin del mundo

Construimos una casa en el fin del mundo. Un lugar apacible donde nadie podría encontrarnos, una extensión de tierra aún sin escribir a la espera de nuestros torpes codos emborronando la tarea que nos habíamos encomendado.

Allí, entre los restos de la última marea, intentamos reconstruir los restos de lo que aún éramos: unas pequeñas bolsitas llenas de tristeza en busca de un lugar donde olvidarse; dos náufragos exhaustos cantaleándose las manos en una hoguera que ardía con la madera de nuestros ataúdes.

El mundo era aún sencillo en aquel rincón. Al amanecer oscuros pájaros de tormenta cruzaban las nubes de color bronce y regresaban al atardecer, más pausados y alegres, casi livianos, como si hubiesen encontrado algo valioso en su viaje. Eso es la vida, nos dijimos, un viaje del que intentamos volver con algo entre las manos.

Así era el ritmo de nuestros días. Primero las líneas doradas amanecer dibujadas en la lontananza, luego el atardecer, un ocaso limpio y frío del norte. Y así todos los días, uno tras otro, como piezas consecutivas de un domino que caerían sin ruido en el día sin amanecer ni anochecer que sería la muerte. Reglas sencillas, un mundo fácil de seguir como una rayuela en la que no te han permitido contemplar el final.

He vuelto a aquella casa y sólo quedaba en pie la ruina y el olvido, presentes como algo vivo entre los restos de ladrillo de la chimenea. Reúno a mi lado el triste inventario de mi pasado, los mismos pájaros volando indiferentes, los atardeceres honestos y fríos del norte. Todo es igual que entonces pero visto con otros ojos, unos ojos cansados de seguir mirando sin entender nada… que contemplan un enigma, una pintura, una fotografía… algo que no entienden.

Allí, entre los restos de todo lo que pudo ser, me he enfrentado a la complicada tarea de haberte sobrevivido.

37 Comments

  • Miquel Cartisano

    Cada día es un comienzo y un renacer, y quien piensa que el fin del mundo es inalcalzable, yerra, hoy todo está globalizado. ya no hay escondites. Al final nos encuentran, nos encontramos todos otra vez…y vuelta a empezar.
    Salut

  • mag

    Hola, Beau.
    Es preciosa esta tristeza que lo envuelve todo, con cierto toque de un sinfin de porqués que todavía parece no tener respuesta ninguno de ellos. El tiempo es una deriva y nos mecemos en él de manera que creemos comprender, como por ley de vida; más allá de todo eso nos queda nuestra diminuta esperanza, el pequeño anhelo de seguir respirando mirando, por un lado el intento de olvido y, por otro, el intento de no recibir demasiado pronto el punto de eternidad.
    Entre los resquicios de las ruinas, entre las grietas del pensamiento, siempre queda el recuerdo, a veces desgastado.

    Tenía tantas ganas de pararme ante tus letras, ante tu magia…
    Un beso enorme.

  • Beauséant

    Estaba pensando llevarte la contraria, MIQUEL CARTISANO, porque siempre, pensaba decirte, nos quedará escondernos en nuestra propia mente. Pero viendo como andan las cosas, dentro de poco nuestras mentes serán transparentes para todo el mundo… ahí sí, no habrá escapatoria.


    Gracias, MAG, no hay respuestas, creo que nunca hay respuestas. En cada decisión que tomamos las anulamos, las hacemos imposibles.. sólo podemos seguir caminando y acumulando porqués que no llevan a parte alguna. Y, sí, dices bien, entre todas esas ruinas que dejamos a un lado y al otro del camino, no quedan los recuerdos a los que volvemos una y otra vez..

    Gracias por tus palabras, ayudan.

  • Diego

    Hay casas, que hace tiempo abandonamos, a las que es mejor no regresar. Nunca las veremos como entonces, aunque sigan en el mismo lugar, en la misma calle, con las mismas ventanas, frente a la misma parada del autobús.
    Preciosa fotografía de la ¿Torre de San Sadurniño?

  • Joselu

    ¡Qué hermoso título, La casa del fin del mundo, y nos traes como imagen la torre de San Sadurniño en Cambados para recrear con capacidad sugestiva un breve relato de fantasmas que hablan sobre la vida cuyo simple objetivo es intentar traer algo de ella entre las manos. Me quedo con esta productiva idea que coincide con mis impresiones sobre la experiencia de la vida. Supongo que todos buscamos como esos náufragos algo que explique este viaje singular…

  • Fackel

    En cierto modo la casa que construimos es la que llevamos encima, hasta ese ‘día’ que tú llamas -paradójica y contradictoriamente- sin amanecer ni anochecer. Sigo creyendo, y soy partidario de ello, que hay márgenes y rincones, no necesartiamente visibles, donde habitar siquiera por instantes y al margen del ruido universal, Beauséant. Hay que esforzarse en preservarlos.

    Una redacción limpia, me ha gustado mucho.

  • José A. García

    Excelente foto.
    No somos más que ruinas que se obstinan en permancer de pie mientras todo lo demás, el tiempo, las personas, el clima, nos empujan.

    Saludos,
    J.

  • tonYerik

    Buenas tardes lluviosas, Beau.
    Me has traído con tu texto a la última carta que le escribí a alguien hace demasiado tiempo. De alguna forma yo he querido leer soledad, pero eso es solo relativo porque cada uno termina por ‘arrimar el ascua a su sardina’ y me dirás que no hay tal cosa en tu texto. Lo que sí es seguro para mí, es que en el tuyo hay colores más vividos que en aquel mío, y no solo descolorido por el tiempo, porque además en ese tuyo al final vuelves, aunque solo encuentres ruinas.

  • tonYerik

    Buenas tardes lluviosas, Beau.
    Me has traído con tu texto a la última carta que le escribí a alguien hace demasiado tiempo. De alguna forma yo he querido leer soledad, pero eso es solo relativo porque cada uno termina por ‘arrimar el ascua a su sardina’ y me dirás que no hay tal cosa en tu texto. Lo que sí es seguro para mí, es que en el tuyo hay colores más vividos que en aquel mío, y no solo descolorido por el tiempo, porque además en ese tuyo al final vuelves, aunque solo encuentres ruinas.

    Salud.

  • Beauséant

    Estoy de acuerdo, DIEGO, no conviene regresar, nunca, y menos aún a los lugares donde creímos ser felices, ahí ya no queda nada que salvar de la marea. Las cosas han cambiado, las personas hemos cambiado… Y sí, buena vista, esa es la torre. En la cafetería me dijeron que merecía verla en la puesta de sol y era verdad, el café horrible, los consejos buenos, como la vida misma 😉


    Es un tema recurrente, aquí, una pequeña obsesión, JOSELU, volver con algo entre las manos. Una buena historia, quizás, un puñado de fotografías… no sé, algo que justifique el viaje… No, el dinero no me parece suficiente, la vida debería ser algo más que acumular dinero, ¿no te parece?


    Hay que esforzarse en preservarlos, FACKEL, has definido perfectamente lo que pretendía al escribirlo. Esos lugares son esa pequeña casa, en el fin del mundo, en el último rincón de nuestros recuerdos. Una casa que construimos con todo lo que nos deja la marea, una casa que el tiempo, las guerras, los terremotos… se acaban llevando por delante Pero hay que esforzarse, estoy de acuerdo, levantar esas casas las veces que haga falta.

    Muchas gracias.


    Quizá hace años no habría sido consciente de eso que dices, JOSÉ A. GARCÍA, pero es cierto, somos pequeñas ruinas con patas. Llevamos en nuestro interior muchas cosas que no serán nada, pero no queda otra que defendeerlas… Me alegra que te haya gustado la foto, tuve poco tiempo, en unos minutos nos quedamos a oscuras. Sí, la vida misma.

  • Beauséant

    Nos hemos cruzado los comentarios, TONYERIK y, como a mi, se te ha quedado bloqueada la página 🙂 Hay soledad, no puedo negarlo, la soledad es algo que siempre planea por este sitio como esos buitres que dan vueltas en busca del siguiente cadaver. En el fondo las vidas siempre me han parecido algo solitarias, incluso las que parecen llenas de cosas, de sitios, de momentos, de gente… al final creo que nos definen más las cosas que perdimos, las que dejamos atrás.. o quizás sea cosa nuestra, de la gente como nosotros, que tenemos cierta tendencia a mirar al pasado quizás más de lo que sería aconsejable… ahí tampoco tengo respuestas.

    Supongo que la carta será privada, si las has publicado, me gustaría asomarme a ella…

    Volver aunque sólo queden ruinas, no sé si es la actitud correcta, ¿no sería mejor no volver y soñar que todo sigue en pie?

  • gabiliante

    Seguro que en esa casa, cuando volviste, había latas de cerveza y blisters rotos de por expansión,eso sí, metidos en una bolsa del carrefull. Igual podías haberte encontrado allí a otro a recordar lo mismo, o algo parecido. El fin del mundo, aún queda en esta parte del mundo, y nunca está tan lejos como querríamos, o como nos pensamos.
    Abrazooo

  • tonYerik

    Creo que hay una copia o quizas el primer original, perdida en alguna de las caratulas de uno de mis discos de vinilo pero ve a saber en cual. Ardua tarea buscar entre tanto disco. Son demasiados años almacenando musicas.

  • अनत्ता 光 心

    La foto es sublime, preciosa.

    La casa demasiado estrecha.

    El pasado es un fantasma en tu mente.

    El pasado en realidad ya no existe. Aunque tu mente pueda juguetear con ello, revisitando o recuperando infinitamente cromos, cromos y más cromos.

    En línea con todo esto…

    No hay “respuestas”.

    Tampoco “algo con lo que podamos volver entre las manos”.

    La única sabiduría, o “conocimiento” es la de carácter espiritual, o trascendental, o no conceptual, o experiencial, vital, íntima, interior… llámale como quieras.

    La “sabiduría” no es llegar a conocer (o “entender”, como dices) cosas como “Madrid es la capital de España”. Ni siquiera cosas como “el universo se inició así y asá” o “la materia oscura es esto y esto”. Tampoco aportará el sentido final de nuestras vidas saber si la luz es una onda o una partícula… o ambas cosas. Ni siquiera saber con certeza si hay Dios o no hay Dios (aunque para muchos podrá ser un consuelo o despejar una gran duda).

    Todo eso no es más que “conocimiento”, datos, ciencia si quieres.

    La verdadera sabiduría es trascendental, repito. Inatrapable para la mente.

    “Conócete a ti mismo”.

    Mientras el ser humano no entienda esto seguirá dándole vueltas al pensamiento, a las ideas, a los conceptos, a las teorías y dogmas. Y vueltas y más vueltas a lo mismo: mismas obsesiones, mismas preocupaciones, mismos miedos, mismos patrones mentales, mismas ideas, mismas emociones, mismas sensaciones de derrota, de vulnerabilidad, de “caer en el pozo negro e insondable de la muerte y el olvido”… y bla bla bla… en el fondo lo mismo.

    Mismo sufrimiento, misma ignorancia, misma sensación de sentirse incompleto y perdido. Etcétera.

    Y perdona que diga esto… pero Buda ya nos dio las respuestas a todo esto, que van más allá de los meros conceptos. Por lo menos hizo un diagnóstico acertadísimo de la naturaleza humana y explicó cómo superar todo ese sufrimiento e ignorancia. Pero claro… esto no es algo de naturaleza “mental”.

    No se trata ni siquiera de Buda o el budismo. Otros maestros también hablan de todo esto.

    Para situarse en ese camino hay que soltar y saltar. Hay que experimentar, atreverse con el ensayo y error. Convertirte tú mismo en la cobaya, en el tubo de ensayo, en todo el laboratorio. Maestro y discípulo.

    Si el hámster quiere salir de la rueda no lo hará pensando y pensando. Tendrá que saltar.

    ¿Volver para recrear un pasado, una vida? ¿Otra vez (como aquel Ulises)?

    ¿Para qué? Pregunto.

    El pasado… pasado está. Y lo que pasó pasó, como dicen en aquel reguetón.

    Todas esas vueltas… como ejercicio vital, emocional, intelectual, mental, incluso literario… pues es respetable y comprensible. Pero algunas personas llegan al cansancio de todo esto. O la insatisfacción, las preguntas… lo que sea, te lleva a agarrar el toro por los cuernos. A mí me pasó, comprendiendo que no puedo estar toda la vida pasando por las mismas casillas del Monopoly, que si quieres salir del laberinto, porque has entendido que estás dentro de uno, algo habrá que hacer.

    Por cierto… acabo de escribir una entrada maravillosa y espectacular, sobre los mallorquines Antònia Font, y la verdad que está plagada de reflexiones personales. Hablo del propio envejecimiento, de la merma de la salud física. Hablo del paso inexorable y brutal del tiempo, de la vida, del vivir las emociones, el momento, con intensidad, valorando cada detalle.

    Sí, es algo idílico encontrar todavía lugares o formas de vivir sin preocupaciones, pero extremadamente difícil, a no ser que te aísles o abandones la vida de urbanita convencional. Tu relato puede evocar unas circunstancias donde la suerte del mundo ya ha sido echada y está perdida. La crónica de una muerte anunciada (la colectiva y la personal), la crónica de un futuro predecible o inevitable, de un futuro ya pasado.

    Todos y todos moriremos. No queda otra que aceptarlo e intentar ser valientes y mantenerse serenos. No sirven ni la pataleta ni el rechazo ni la negación ni el pánico.

    Sigo diciendo que la única dirección en que puedes moverte, la única salida es hacia adentro, como ya habrás adivinado. La dimensión interior es infinita, de hecho. No es el ego. Y el que no ve esto es por una razón muy sencilla: porque sigue atrapado por los pensamientos, hipnotizado y cegado, dormido por ellos. Por una serie de motivos: tozudez, aferramiento, miedo, orgullo, cerrazón mental… lo que sea. Tenemos un supermercado con amplia gama de motivos.

    Namaste.

  • अनत्ता 光 心

    Es cierto: la página daba problemas y me ha costado bastante que se cargara.
    Quería decir “todos y todas moriremos”.
    En clave de humor, cuando has escrito “unas pequeñas bolsitas llenas de tristeza” me he sentido como una vulgar bolsita de té. Hale, me sacan toda la sustancia y ya quedo inservible. Otra versión del usar y tirar.
    También me resultó muy gracioso lo de tus gatos comiendo lentejas estofadas. Buen provecho.

  • El asceta

    Casi ni me atrevo a interrumpir la solemnidad con un comentario cualquiera. El dolor puede ser sufrimiento, no todo dolor lo es, depende de cuánto queramos provocarlo y quedarnos amarrados a ese recuerdo que ya no es. La nostalgia es un veneno que salpimenta la memoria y la arrastra hacia ella, pero no es real, de hecho lo que existió ya no existe. Hace un segundo que pasó y dejó de ser. Incluso diría que todo es una gran ilusión de los sentidos. Me gusta tu casa del fin del mundo. Se parece a la mía solo que la mía está en las montañas junto a los acantilados donde las águilas vuelan libres.
    Un abrazo artista!

  • Nino

    Hola, Beauséant:
    Gracias por compartir este texto, en el que encuentro una gran carga lírica y cromática. La adjetivación es muy acertada y la graduación descriptiva del monólogo se beneficia de ello.
    Un abrazo, Beauséant.

  • María

    Mira que he visto veces esas ruinas, pero jamás como en tu increíble fotografía. Tienes magia cuando miras, segurísimo que dirás… no ,no.. pura casualidad. Pero no, la casualidad no existe BEAU. Una historia preciosamente triste. Me ha dejado así, como un poco despachurrada. No sé que decirte. Cuando construyes un refugio, cuando dos construyen su refugio -huyendo de algo de lo que protegerte- ver que todo se desmorona debe ser terrible, no tanto por no tener donde refugiarte, si no por sentir que todo el esfuerzo, no ha servido para nada, supongo que después, ya todo da igual. Aunque creo que uno se cura de todo o casi todo, si quiere, con un poco de suerte y hablando de dentro, el envoltorio, ya sabemos que tiene fecha de caducidad… pero ¿ quien quiere vivir eternamente? .. desde luego, yo no. “Cantaleándose” qué palabra más bonita, no sabía lo que significaba y lo he mirado… Dos arrullándose al calor : ) Creí que te habías confundido y querías haber escrito “calentándose”, pero claro, esas cosas sólo me ocurren a mi que invierto todas las sílabas ; ) De la vida no vuelves, la vives y eso es lo que te llevas, haberla vivido. Y no sé, pero creo que es más importante recordar lo bueno de lo que fue, que sufrir por lo que hubiera podido ser. Sobrevivir por duro que sea, siempre es mejor que le sobrevivan a uno. Venga ánimo ¿ te cuento una cosa? ¿ sabes lo que de verdad destruyó esa fortaleza( tu casa)? El terremoto de Lisboa en el XVIII y… Hoy, Lisboa derechita y preciosa, ni se acuerda. Mil gracias, Un beso!

  • Milena

    No quiero ni imaginarme esa situación, cuando pasa de soslayo, duele… desde luego sería un poco como el fin del mundo… Bien pensado, sobrevivir al fin del mundo es realmente heróico… Precioso texto y fotografía. Abrazo

  • Beauséant

    Bueno, gabiliante, si alguien te espera en el fin del mundo con unas cervezas en la mano, entonces no es un mal fin del mundo, ¿no te parece? Y, es cierto, lo tenemos más cerca de lo que pensamos.


    El sistema anda un poco temperamental, tonYerik, pero creo que ya se ha estabilizado un poco y deja de duplicar las cosas… Yo hace tiempo que he dejado de guardar ciertas cosas, no encontraba el motivo para hacerlas y, cuando tropezaba con ellas, dolían como la primera vez. No merece la pena, al menos a mi no me merece la pena.


    De nuevo tropiezo con los muros de costumbre, अनत्ता 光 心, los pequeños muros que voy levantando para intentar hacerlo todo más comprensible. Por eso colocamos el tiempo en una línea recta, luego nos ponemos en uno de los puntos y decimos: todo lo que queda detrás, será el pasado, lo de delante, el futuro. Yo lo llamo muros, pero me gusta lo que dices de “cromos” porque a veces parece que hacemos eso con la vida. Intentar coleccionarla, guardar instantes, pequeños logros para poder situarlos en esa línea del tiempo y pensar que lo hemos empleado bien. Pero el tiempo es esa serpiente sin inicios ni finales, la salida es la que indicas, hacia el interior, porque de existir algo será en ese interior… Pero, siempre pongo peros, es un paso muy complicado, hay que desprenderse de muchas cosas, dejar de lado todo lo acumulado y casi, casi partir de cero.

    En el caso del texto, bueno, no deja de ser un ejercicio literario. En cierto modo es mi forma de deshacerme de todo. Paso una y otra vez por las mismas casillas del monopoly (también me ha gustado esa expresión), pero sólo lo hago en la escritura. Lo escribo, le doy forma y trato de seguir con mi vida con un poco menos de peso en el corazón.

    No creo que lo mío tenga ya remedio, a veces creo que me he cansado de aprender, de intentar ser mejor de lo que soy… sospecho que soy esa bolsita de té, algo a punto de quedarse sin sustancia y, por lo tanto, sin utilidad.

    Paso a leer el artículo que me comentas, gracias.


    La nostalgia, El asceta, es un cuchillo que tiene filo por los dos lados y sin mango 🙂 Puede ser útil, pero siempre te acabará haciendo daño. Tienes razón, no es real, la inventamos como inventamos todo lo demás, son maneras de sobrevivir, de intentar construir algo con las piezas que nos han dado. En mi casa no había águilas, pero si unos cuervos, negros y serios, quizás ellos lo tengan todo más claro.


    Tenía que ponerlo por escrito, Toro Salvaje, pesaba demasiado para cargar con ello…


    El tiempo que nos queda, Cabrónidas, pero no sabemos la cantidad exacta. Eso debería motivarnos a hacer más cosas y mejor, pero a veces paraliza.


    Gracias, Nino, siempre doy prioridad a la literatura aunque eso haga perder claridad. Me alegra que te haya gustado.


    Siempre hay algo de casualidad en casi todo lo que hago, María, buscaba la foto y miré una de esas aplicaciones para ver cuando se ponía el sol. Debí mirarla mal porque llegué tarde y tuve que tocar un poco de oído 🙂

    Cantaleándose no ha sido tanto una casualidad como un hallazgo, quería hacer el juego de palabras entre calentarse y arrullarse. Sabía que si alguien lo veía serías tú.

    Creo que no podemos construir refugios, lo digo aunque no dejo de hacerlos, las contradicciones, ya sabes. Los refugios se desmoronan, tarde o temprano toca enfrentar a aquello de lo que huyes… y, cuando lo construyes con alguien lo normal es que acabes en soledad entre un montón de ruinas. Pero estoy a favor de intentarlo, de construir esos refugios, cualquier cosa que te haga la vida más agradable, aunque sea un instante, merece la pena, ¿no te parece? De esa vida que, como dices, es lo único que nos llevamos.. No debemos pasar tiempo atrapados en recuerdos, por eso escribo, supongo, para ir cerrando puertas…

    Lo leí en algún lado, sí, que esa casa en el fin del mundo se viene abajo por un terremoto ocurrido en otro país. Así son las vidas, construyes con mimo la casa de tus sueños, la decoras, haces proyectos con alguien más… y al final un terremoto en un país que ni conoces lo tira todo abajo 🙂


    Gracias, Milena, a veces puede ser heróico, a veces puede ser doloroso… al final no te queda un lugar al que volver.

  • अनत्ता 光 心

    Lo de que el tiempo es lineal (tiene mucho la apariencia) en el fondo es totalmente discutible. Puede ser perfectamente circular. Espero que hayas visto una película buenísima e interesantísima… “Arrival (La llegada)”, donde el contacto con unos alienígenas plantea esto, lo del tiempo circular. Y aunque sea una de las cuatro “dimensiones” en las que habitamos, no me parece menos cierto que también es una construcción lógica de la mente humana. Porque decir que vivimos en un eterno ahora que fluye y se escapa no tiene nada de falso. Así que será por interpretaciones…
    Los cromos… pues me gusta eso que dices de “guardar instantes, pequeños logros para poder situarlos en esa línea del tiempo y pensar que lo hemos empleado bien”. Ya te he dicho en alguna ocasión que no me parece bien que seamos tan duros con nosotros mismos, que hemos de cuidarnos, valorarnos, amarnos, mimarnos, darnos ánimos. Me parece perfectamente lógico lo de la escritura para liberarse y aligerar cosas que pesan terriblemente. Siempre percibo ese dolor tras tus textos, ese sufrimiento… eso es lo que pasa (perdona por ser tan pesado y echar algo parecido a sermones). Y también es muy cierto que la nostalgia es un cuchillo de doble filo y sin mango, y que puede herir mucho. Pues como todo en la vida… usar en su justa medida, no abusar ni recrearse.
    También me parece muy sano e importante tener claro que recordar, traer recuerdos desde el fondo hasta la pantalla de la conciencia siempre es un acto o una acción que tiene lugar en el presente.
    He visto clato el tremendo potencial de la bolsita de té: oye, es una magnífica metáfora metafísica o espiritual. La bolsita es el cuerpo, la individualidad… y se va desgastando. De alguna manera me siento más sustancia que bolsita, aun sabiendo que también soy (o tengo, o existe) una bolsita.

  • laacantha

    Has acertado, como siempre, con el texto y la foto , el tema que toca y emociona a cualquiera… el pasado y como relacionamos con él. Espero que con la edad llega el momento cuando el pasado ya no te atormenta , no añores lo que has dejado atras , ni analices, ni sufres por los errores cometidos, (sabiendo que vas a cometer más) , aceptas las perdidas y te libras del pasado . ¡Ojo! no hablo de la demencia senil jajaja , hablo de SABIDURIA ,creo que así se llama el equilibrio emocinal y mental. Un abrazo y mi admiración.

  • Citu

    Profundo relato. A veces abandonados los sueños y las cosas que antes valoramos. Todo cambia y nososotros tambien. Te mando unb eso.

  • jo

    Que bonito relato. La verdad es que aunque hable mucha gente mal de la soledad a mi me parece que queda redonda cuando te haces acompñar de los recuerdos de que la vida ha sido buena en medida de nuestras circunstancias y que ademas abrazarnos a ello no puede ser tan malo. Quiza los recuerdos que incluso a veces se olvidan son los que nos hacen sobrevivir
    .

    Abrazos desde el fin del mundo 😉

  • Beauséant

    Son bien recibidos tus sermones, अनत्ता 光 心, no te preocupes porque para mi son muy útiles. Son como el captcha ese que te pregunta antes de que hagas alguna tontería o envíes un correo a quien no debes 😉 La película de la llegada la vi, pero creo que no la ví en el momento adecuado, tengo que volver a verla porque seguro que mi yo de ahora le sacaría más sentido… ¿ves?, la vida no es lineal, puedes volver a ver la misma película, que sería como volver al pasado, y verla de otra forma porque has cambiado en ese camino…

    Tienes cierta tendencia a los sermones y yo a autofustigarme con ciertas cosas. El puñetero listón que siempre coloco un poco lejos y que, como te digo siempre, es bueno porque te ayuda a intentar ser mejor pero, como te he dicho otras tantas veces, es un engorro para intentar dormir por las noches. Por suerte es algo digamos literario, escribo sobre ello, lo archivo y lo proceso, el resto del tiempo soy casi casi un adulto funcional…

    Es verdad lo de la bolsita de té, se puede llevar muy lejos, hay una sustancia, hay un uso y un desgaste y, finalmente, una carcasa vacía que ya no tiene utilidad…

    Por cierto, no he encontrado el artículo sobre los mallorquines y Antònia Font, volveré a buscarlo, ¿es en el blog principal?


    Creo que es un tema, LAACANTHA, que descubre a los que tenemos cierta edad, ¿no te parece? Cuando ya vas volviendo la vista atrás y el camino recorrido no te deja ver el inicio y hasta se te olvidan algunas de las cosas que has encontrado en ese camino. Ese extraño momento de sabiduria del que hablas, en el que has dejado de sufrir y de preocuparte por un balance que, da igual lo que hagas, nunca saldrá todo lo bien que debería. Me alegra que te haya gustado, muchas gracias.


    Y mejor que sea así, ¿verdad?, CITU, que todo cambié y lo hagamos también las personas, que aprendamos aunque sea con algún tropiezo.. un abrazo.


    El problema, sospecho, JO, es cuando es buscada o cuando es impuesta. La soledad buscada es buena, incluso diría que necesaria, al menos en pequeñas dosis. Y estoy totalmente de acuerdo, los recuerdos son la cuerda que muchas veces nos hace salir del pozo.. los recuerdos o ese poso que dejan cuando llega el olvido, sí.
    Un abrazo.

  • Frodo

    Es una fotografía que estimula a hablar sobre ella, tan rara como preciosa.
    Por allí tienen Finisterre, por aquí bien al Sur tenemos el Fin del Mundo -Verne tiene una novela sobre el faro-, . Supongo que depende de quién es el que percibe y dónde se para al describir.
    De lo que estoy seguro es que uds tienen muchas más ruinas por el paso prolongado del tiempo, por aquí todo tiene 200 años o menos, lo que tiene más ya fue convertido en cenizas o es una verdadera extrañeza.

    Gran texto, gran foto.
    Abrazos, Beau!

  • Mucha

    He vuelto pero pronto me voy- Aún no he encontrado el momento donde pueda escribir lo mucho del alma mia.
    Me gusta leerte asi sin analizarte dejando volar los pensamientos y respirar la felicidad que me da irme .
    La gente con odios y mentiras que no saben que hacer para destruirme, no se han dado cuenta que nadie puede ya que soy frontalmente divina
    Jamás podria leer un libro tuyo
    eres tan complejo en tus escritos
    que al final no se entiende nada
    Dedícate a algo donde seas mejor mi querido amigo-
    Cómo no estas claro con lo que escribes, que está como sacado de muchos escritos sonrio
    Te deseo lo mejor pero recuerda como escritor pégate un tiro jajajaj
    Me han jodido tanto que era mala
    que soy mala
    que escribo odios,
    cosas que nunca hice-
    Contesté con la misma moneda cuando me puteaban

    Y los odios como los del viejo Diego
    Hombre capaz de descuartizarte con su ego decaído de hombre puto maricón-
    Ya ves hablo por primera vez
    Me meo en todos ustedes desgraciados que quisieron destruirme
    pero me levantaron tan alto que sin fornicarme me han dejado momentos no malos
    de algun placer humano
    Los Sergios
    Los Toros Salvajes maricones abren el culo para que se la metan
    Adios los voy a extrañar

  • Alí Reyes

    “El día sin amanecer o sin anochecer, que sería el de la muerte”… caray… nunca me hubiese imaginado una definición tan extrana pero a la vez exacta.

  • kasioles

    Siempre me sorprende tu manera de escribir, incluso con la leña de unos ataúdes que siento crepitar en las llamas, logras escribir un relato que nos engancha hasta el final.
    El que tiene la suerte o desgracia de sobrevivir, no le queda más remedio que seguir derribando muros y todo aquello que se cruce a su paso, la vida no es de color de rosa para nadie, cada uno debe afrontar todo aquello que el destino le tiene asignado.
    Solo pido que Dios reparta suerte.
    Sigamos caminando con esperanza, no queda otra.
    Cariños.
    kasioles

  • nancy perez

    Hola ,

    Veo su sitio webhttps://www.elartistadelalambre.net/ y es increíble. Me pregunto si las opciones de publicidad como publicación de invitados o contenido de anuncios están disponibles en su sitio.
    ¿Cuál es el precio si queremos anunciarnos en su sitio?

    Salud
    Allen joseph

  • Ángeles

    Un relato-reflexión muy melancólico.

    Creo que no importa si lo que se dice es verídico, imaginado o una mezcla de ambos (que supongo es lo más habitual y lo más natural), sobre todo si el lenguaje es tan cuidado y certero como en este texto. Tan bello y atmosférico como la foto.

    Saludos!

  • Beauséant

    Muchas gracias, FRODO, a mi me lo pareció, una fotografía rara, una de esas que tienes casi, casi, la obligación de hacer. Siempre algo especial en llegar al fin del mundo, ¿verdad? Sea real o inventado, claro, porque al final el mundo, bueno no tiene inicios ni finales.

    Lo de la edad, leí algo parecido a un americano, cuando veía en un pueblo de nada iglesias con más años que su país a las que nadie prestaba mucha atención. Algo parecido, mayor escala, ocurre en Italia.. pero, tranquilo, todo lo que acumulamos acabará por desaparecer.


    Gracias por tu sentido comentario, MUCHA, y por intentar ayudarme. Espero que vayas donde vayas encuentres el mismo amor que has ido dejando por el camino.


    El día en que se para todo, ALÍ REYES, así, es.. y lo hace en contra de nuestra voluntad (la mayoría de las veces) Muchas gracias 🙂


    No queda otra, KASIOLES, seguir llamando a las puertas y derribando muros. Es extraño, creo que todo el mundo piensa en la rendición, pero pocos lo hacen- Al final parece que siempre queda un impulso, una necesidad de seguir adelante.

    Así que sí, sigamos caminanado.. Gracias por tus palabras. Un abrazo


    Así es, ÁNGELES, una especie de autobiografía inventada 🙂 Metes en la coctelera lo que has vivido, lo que te gustaría haber vivido y lo que vivieron otras personas antes… al final sale algo que llevas dentro y que ni siquiera sabías que lo llevabas ahí, escondido en el centro del pecho. Gracias!!

  • MJ

    Preciosa fotografía, tan evocadora, con tantos tintes de ensoñación. Precioso título. El texto tiene un lenguaje cuidado y destila tanta tristeza que hace tuyo el dolor ajeno.

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