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cartografías

Diario anímico.

Tengo un pequeño diario donde voy haciendo inventario de los días. En realidad son dos cuadernos, en el primero sólo aparece una fecha y un número de estrellas entre cero y cinco, no recuerdo el motivo de esa elección. En el segundo cuaderno apunto la fecha y algunas líneas que explican las estrellas otorgadas en el primer cuaderno.

Es un sistema innecesariamente complicado, soy consciente, pero me ayuda a analizar con más calma, a recordar las cosas antes de buscar la respuesta exacta. Porque la idea de todo esto es esa, recordar y analizar. Tirar un palo y que el estúpido perro de la memoria me traiga algo con sentido.

El nombre de los cuadernos en sus inicios era bastante aséptico, diario anímico. Con el paso de los años lo he llamado cartografía de mis miedos, porque esa es su segunda función.

De vez en cuando tomo el primer cuaderno, busco algún día que tenga al menos tres estrellas y vuelvo a recordar los motivos de lo que fue un buen día. Me gusta hacerlo antes de dormir, creo que me trae suerte a la hora de encontrar buenos sueños.

No tengo muchos días de tres estrellas. Si recorro hacia atrás tardo casi dos meses en encontrar las tres estrellitas dibujadas en amarillo. Un martes que parece bastante anodino en el calendario pero, si voy al segundo cuaderno, veo un par de líneas que explican el motivo.


El enchufe del baño.

El martes de las tres estrellas fue el día en que logré arreglar el enchufe del baño, el puñetero enchufe del baño. Un enchufe que no había usado nunca, que podía haber pasado toda una vida sin saber de su existencia.

Pero no, un día intente enchufar ahí la aspiradora y aquello estaba muerto, no había chispa redentora al otro lado. Allí me quedé, sin entender nada, con un cable en la mano y apagando y encendiendo la pobre aspiradora a la que hacía responsable de todas mis desgracias.

A veces siento que todo, incluso el más mínimo obstáculo me bloquea hasta impedirme dar el más diminuto paso. El menor problema me hace desear volver a la cama, hundirme bajo las sábanas y no salir hasta que alguien se acurruque a mi lado y me mienta diciéndome que todo saldrá bien.

Entonces hice lo que he visto hacer a los adultos responsables durante toda mi vida: llamar al seguro del hogar. Mis amigos tienen una habilidad innata para lograr que el seguro les arregle sin coste las cosas más inverosímiles, es algo increíble, un auténtico súperpoder. Un súperpoder que no tengo, por eso mis ambiciones eran mucho más terrenales: sólo quería que me enviasen a un experto en enchufes y pagarlo de mi bolsillo.

Parecía sencillo, ¿verdad?, estuve cinco días esperando la llamada del que ya imaginaba como el mejor electricista de todo el país buscando desesperado un hueco en su agenda.

Ante la ausencia de noticias, me arme de valor, reuní hasta la última pizca de fuerza de voluntad y me enfrenté al “señor de la ferretería”. El porqué sigo aguantando a un señor tan mayor como impertinente es otro de esos misterios que no quiero resolver, pero siempre que tengo un problema acabo allí, enfrentando a ese rostro ceñudo de marioneta, sus malos modos y su perenne olor a cigarrillo mojado.

Después de muchos avances y retrocesos me explicó que no me hacía falta un enchufe, sólo la caja de dentro: una cajita de plástico bastante fea y llena de cables. Sobre esa caja tan fea, en una metáfora perfecta sobre como somos las personas, se colocaban los embellecedores que dan forma al enchufe y tapan todo lo desagradable del interior.


El espíritu de mi padre.

Armado de un destornillador, una luz auxiliar y con todos los interruptores quitados en el cuadro eléctrico de la casa, me dispuse a invocar el espíritu de mi padre. Siempre que recuerdo a mi padre lo veo con alguna herramienta en la mano y rascándose la barbilla con gesto pensativo. Cualquier cosa que tuviese tornillos era susceptible de acabar desmontada en la alfombra con motivos florales del salón. Era como si a aquellas plantas tan extrañas de la alfombra les hubiesen brotado de repente tuercas, tornillos y muelles a modo de extraños frutos.

Mi padre no siempre lograba arreglar las cosas. Es más, sospecho que su tasa de aciertos era más bien nimia, lo que era de verdad mágico en mi padre es que nunca se daba por vencido. Cuando el cacharro desmontado era incapaz de recobrar su forma original mi padre se encogía de hombros y decía, bueno, al menos hemos aprendido un montón de cosas, y me guiñaba un ojo.

Mi padre era capaz de convertir sus derrotas en aprendizaje, no me digáis que eso no es pura magia.

Creo que fue gracias al espíritu de mi padre, pero aquel martes logré hacer funcionar el enchufe.

Puede parecer algo sencillo, algo que hace la gente todos los días sin apenas reflexionar. Pero cuando cualquier pequeño obstáculo amenaza con hundirte, cuando cualquier excusa te sirve para no salir de la cama, el cambiar un enchufe provoca que el día tenga tres estrellas.

Ya hace más de dos meses de aquello.


¿Y cuatro estrellas?

Me he dado cuenta que mi nivel básico de funcionamiento son dos estrellas. Con dos estrellas he podido ir a trabajar, no he discutido con nadie y es, en general un día normal. Por debajo de dos no son días, son borrones negros en los que apenas recuerdo nada, algunas anotaciones llenas de furia, casi siempre contra mi persona. ¿Qué pasa cuando te conoces a ti mismo y no te gusta lo que ves?, eso nunca te lo explican, ¿verdad?.

¿Y cuatro estrellas?

Para encontrar un día de cuatro estrellas tendría que irme atrás, muy atrás. Tendría que llegar hasta el territorio en donde aún estaba ella presente en esas anotaciones, y ese es terreno prohibido, nunca he llegado tan atrás. Nunca lo haré.

¿Recordáis eso de enfrentaros a vuestros miedos?, es mentira, una estupidez. No sirve de nada, tus miedos te conocen mucho mejor que tu mismo, saben perfectamente como llevarte a la casilla de salida.

No, a los miedos no hay que enfrentarlos, hay que cartografiarlos, censarlos, ponerles un faro enorme, de forma que cuando te acerques a diez kilómetros de ellos puedas dar la vuelta a toda máquina sin hacerte preguntas.

Enfrentarse a tus miedos, ¿en qué estaría pensado el primero chalado que dijo semejante tontería? Seguro que sus miedos eran pequeños y manejables, si se hubiese encontrado un miedo de verdad nunca habría convertido semejante despropósito en un mantra de los libros de autoayuda.

Faros, faros es lo que se necesita. Hacedme caso, he estado ahí antes y he visto hundidos a mis mejores barcos en ese vano intento de abrazar el abismo.

18 Comments

  • Maria

    Me es grato volver a leerte, Beauséant. es verdad que debemos enfrentarnos a los miedos, es de la mejor manera de salir de ellos. Me gusta esa frase que has dicho: que hay que cartografiarlos, censarlos…

    Me recuerdas cuando era una adolescente y escribía diarios. Es una manera de desahogarse, y de darse cuenta de las cosas que haces bien o mal durante el día. Es una manera muy bonita de reflexionar.

    También me has traído a la memoria a mi padre, él sabía hacer de todo en casa siempre estaba con el taladro en la mano. Qué dificil es encontrar a alguien que te arregle las cosas jajajaja.

    Un abrazo.

  • Joselu

    Soy un diarista contumaz desde mis doce años. Dedico muchas horas del día a escribir mi diario de modo que cada día sea de alguna manera singular, bien por la realidad de lo que ha pasado -bastante nimio-, bien por mis lecturas que convierten los días en extraordinarios por las reflexiones a que dan lugar. Mi vida es un texto que elaboro como Penélope su tapiz, y destejo por la noche, para iniciar un nuevo día. No sabría clasificar mis días en estrellas porque mi planteamiento del diario no es ese. En realidad todo es más bien plano y anodino, hay pocos motivos que lleven a sentir que algo ha sido fuera de lo común o tener tres o cuatro estrellas. Mi propósito con el diario es transformar la abrumadora tibieza de la vida en algo que merezca la pena. Desafortunadamente, cuando tiempo después lo releo, siento que nada de aquello que me hizo experimentar emociones o desalientos, me hace vibrar del mismo modo. Siento que estaré escribiendo un diario hasta el día de mi muerte, y tras ella ¿quién sabe?Miles de páginas de anodinos días quedarán para mis herederas que ignorarán porque en realidad toda vida no esconde sino sucesión de días sin fin. Es una pasión, aunque sin estrellas.

  • tonYerik

    Pues yo que a ratos soy un miedica compulsivo que al final aprendio a golpes a tirar me lo pense, incluso compre dos libretas deesas que llevan la pasta negra brillante y el lomo rojo y…
    Siguen en un cajon vacias como las compre.
    Luego (yo soy anterior a los ordenatas) vinieron estos cacharros y me construi una bitacora en un lugar que se saturaba un dia si y otro dia tambien y mpece a escribir o mejor a quejarme. Es el recurso del pataleo llevado a los unos y ceros. Por ahí sigue toda abandonada ella. Pero eso si en uno de los discos duros que tengo por ahí perdidos hay una carpeta que dice en la portada; “Mis cosas que me gustan” yo le pongo asteriscos o signos de suma, incluso turnandose entre ellos.
    Asú soy a veces de retorcido.

    Y sí, me gustan los faros.

    Pero en plan esoterico.

  • gabiliante

    lo de enfrentarse a los miedos fue el mismo de “salir de la zona de confort”.
    El miércoles pasado lo intente; vi casi toda una película de pie al lado del sofá vacío. Al final sucumbi.me pareció un buen final para una peli de mierda.
    Si un día matas a alguien a quien odias, te recomiendo que aunque le pongas 5 estrellas, no especifiques el motivo. Es más; te recomiendo que mientas en el disrio; te servirá de coartada.
    Este mes, el concurso del tintero de oro, es sobre espíritus. podías enviar este, aunque no te guste participar en eso de retos. Pero este ya lo tienes escrito.
    Abrazooo

  • Toro Salvaje

    Escribí un diario en mi adolescencia.
    Un diario que guardaba en un lugar “inaccesible y seguro”… eso creía yo.
    Un día discutiendo con mi padre, me dijo: … Ah, y en el diario se pone la verdad!!!….
    En ese momento mi endeble armazón de confianza en el círculo familiar se derrumbó.
    Ha pasado mucho tiempo desde aquel día.
    La vida ha confirmado mis peores sospechas tanto en relación a la familia como a los amigos, conocidos y demás.

    Saludos.

  • Beauséant

    No puedes hacer que desaparezcan los miedos, MARIA, pero sí puedes cercarlos y ponerles una señal de peligro 🙂 De alguna manera los diarios son una forma de hacer la cartografía de todos esos miedos. A base de estudiarlos aprendes a reconocerlos y evitarlos en la medida de lo posible.

    En mi familia siempre hemos sido muy torpes en las tareas manuales. Con el tiempo me he dado cuenta que lo mejor es tener el teléfono de alguien que sepa 😉

    Un abrazo


    Esa es otra buena misión de un diario, JOSELU, “transformar la abrumadora tibieza de la vida en algo que merezca la pena”, pero también me pasa eso que comentas: las experiencias, una vez escritas, parecen perder parte de su chispa, ¿verdad? Como si el paso al papel les quitase el aliento vital, siempre he pensado que era culpa mía, que no usaba las palabras adecuadas. Escribir debe ser parecido a hacer una taxidermia con los momentos, es complicado que sigan pareciendo vivos 🙂

    En el caso de los diarios tampoco importa mucho, como dices, es una labor de hacer y deshacer, una y otra vez, hasta que todo tenga sentido..


    Toda bitácora que se precie, TONYERIK, comienza como un cuadernos de quejas 🙂 Luego la cosa siempre evoluciona, o involuciona, y se van abarcando más situaciones. Creo que todas las personas somos un poco retorcidas cuando entramos en el terreno personal, ¿no te parece? Nos volvemos celosas de eso que hemos escrito, lo modificamos y cambiamos en función del momento y del estado de ánimo. Lo importante es intentar entenderse, no que nos entiendan los demás.


    No sé si te he seguido bien, GABILIANTE, ¿qué película era?, he buscado en imdb, pero no aparece nada con ese título. Miento, hablan de una serie rusa un tanto rara, no creo que haya sido esa.. Aunque me gusta esa idea de ir poniendo cinco estrellas a malas películas o restaurantes horribles para confundir a la gente 🙂

    Quizás haya ciertas cosas que es mejor verlas en compañía, ¿no parece?

    Gracias por la sugerencia, ya sabes que me gusta ver las convocatorias desde fuera…


    Ahí el problema, TORO SALVAJE, estaba en tu progenitor, mi opinión sobre él me la voy a guardar por educación, pero ese tipo de cosas nunca deben hacerse a un hijo porque algo se rompe cuando se quiebra esa confianza. Y no creo que ese tipo de brechas puedan repararse nunca, o no del todo al menos… Aunque, claro, eso lo sabes perfectamente.. Mis desvaríos casi siempre han estado en un ordenador y con contraseña… aunque, la verdad, no creo que a nadie le hayan importado nunca mucho 🙂

  • laacantha

    Dejé hace tiempo analizar, integrar y desintegrar mis errores igual como mis logros con la idea de perfeccionar ,aunque sea un poco, mi personalidad. ¡Y no ha pasado nada! Sigo la misma , pero más feliz. Un abrazo.

  • María

    ¡¡ Cartografía de mis miedos!! jajaja les demasiado poder BEAU. Es verdad que enfrentarlos según cómo sean no funciona, por eso digo que les das demasiado poder, cuanto más piensas y más te recreas en ellos más crecen, lo mejor es torearlos, jugar al despiste y un día de tanto despistarlos, se pierden por ahí y no te molestan más, si les haces mucho caso se hacen los dueños del territorio ; ) Como tu primera fotografía ¡Que bonita! ese territorio cartografiado por la brisa dibujando olas en la arena y las nubes, con el faro de guardián de la operación : ) Así que haces reseñas de tus días como si fueran compras…Total satisfacción, ninguna o satisfacción media, pero con estrellas : ) Hay que ser muy ordenado y organizado para hacer algo así, a mi me sería imposible, al final pondría las estrellitas a bulto jajaja y conseguir cambiar un enchufe tiene su mérito, los pequeños éxitos son los que más satisfacción nos producen porque somos conscientes de ellos. También soy una absoluta negada en cuestiones de bricolaje, una vez me puse a arreglar un flexo en el colegio mayor y fundí la instalación eléctrica de toda la planta jajaja así que mi enhorabuena y tu padre, sin duda un tipo inteligente y sí, pura magia lo que él hacía. La derrota no existe si eres capaz de encontrar un premio de consolación y aprender, siempre es un buen premio. Peeero lo que no puedes permitir es que las cuatro estrellas hayan quedado relegadas al pasado ¿ cómo es posible? Nadie es imprescindible en nuestra vida, debes curarte eso, sólo tú puedes y para empezar… Medita despacio, segurísimo hay alegrones que no has contabilizado, aquí mismo, cada vez que una de tus maravillosas imágenes nos dejan absolutamente extasiados, creo que voy a mandarte una foto de mi cara, a veces, cuando abro el ordenador y me engulle alguna ¡Un beso de cinco estrellas! ; )

  • El asceta

    Artista! Me he reído un buen rato con tu clasificación vital. Yo tengo los verbos en español clasificados con estrellas. Una estrella es solo un poco irregular, dos estrellas es un mucho irregular, tres estrellas es un hijo de la grandisima irregular. Solo hay un verbo de tres estrellas: el verbo SER. Ser es una grandisima putada pero además es el único camino hacia el cual se puede “ir tirando”. ¿Eres de los que no se levantan de la cama ante las adversidades? Créeme que los hay que no se meten en la cama ante las desgracias, sino al contrario. Y enfrentarse a los miedos… pues hay miedos muy oscuros y, aun así, se puede uno encarar con una brizna de luz, así que aunque nadie te haya dicho lo que hay al otro lado, nada puede ser tan horrendo. A(r)marse de valor, mucha compasión por uno mismo y quizás alguien que nos acompañe un trecho. Pero todo es una elección y un camino que anda aquel que está preparado para ello. En cualquier caso, maravilloso escrito, más abundante que a lo que nos tienes acostumbrado. Me gusta!

  • Beauséant

    Busquemos buenos faros, sí, ALFRED y, en caso de no tenerlos, quizás haya que construirlos.


    Una actitud sabia, LAACANTHA, si vemos la vida como una competición en la que siempre tenemos que superar nuestras marcas anteriores acabaremos totalmente agotados y sin conseguir nada. Es complicado verse con algo de cariño, ¿verdad?


    En esto tienes razón, hay miedos que son tan poderosos como queramos hacerlos. Pasa lo mismo con los monstruos de nuestra infancia, ¿verdad? Es el niño quién los vuelve reales.. Me gustaba la primera foto por eso, porque parecía un mar de arena y, por lo tanto, el faro sería una especie de faro inútil pero, por otro lado, ese mar de arena puede ser peligroso y por eso necesitaba un faro…

    Me gusta la idea de poder puntuar los días como si fuese una compra. Ahora sólo tengo que encontrar el procedimiento de devolución 🙂 Quizás sea el momento de cambiar un poco el sistema de puntuación o, mejor, quemar en la hoguera tanta información inútil y aprender a vivir cada día como una especie de hoja en blanco. Sin victorias ni derrotas, simplemente vivir de la mejor manera posible…

    ¿Ves?, si lo que tengo que hacer lo tengo muy claro, pero luego viene todo el lío de hacer lo que me digo. Ahí ya lo estropeo todo 🙂

    Guardaré, eso sí, esas cinco estrellas tuyas al texto como si fuese uno de mis días buenos… Muchas, gracias, como siempre 🙂


    Estoy pensando, EL ASCETA, que podemos empezar a ponerle estrellas ahora mismo a todo los que nos rodea, ¿qué te parece? Pero no estrellas guardadas en un cuaderno, nada de eso. Estrellas reales, ir a la papelería, comprar estrellas doradas y pegarlas en la frente de las personas, de las cosas… de los amantes, de todo, ¿te imaginas? Lo siento, cariño, hoy son dos estrellas 🙂

    Nadie nos dice lo que queda al otro lado de nuestros miedos, creo que ahí reside la clave, ¿no te parece aterrador? Es verdad que, puesto en perspectiva, seguro que no es gran cosa, pero no veo el sentido de arriesgarse con algo cuando puedes ignorarlo…

    Suelo tener cierta verborrea literaria, no creas. Pero siempre que subo cosas por aquí hago un proceso de poda porque creo que nadie tendría paciencia para aguantarlas. Muchas de las historias enlazadas eran, es sus inicios, la misma historia Así que me alegro que te haya gustado:)

  • Amapola Azzul

    Faros, 100% de acuerdo, es lo mejor.

    Me gusta la idea de las estrellas, yo suelo escribir más cuando estoy mal .

    Supongo que habría que celebrar más la vida, pero está llena de belleza pero también de dolor, y a veces sufrimiento.

    Besos.

  • अनत्ता 光 心

    Hablas aquí de muchas cosas y la verdad es que pienso miles de cosas al respecto de algunas de ellas. Se dibuja un panorama general, por todo lo que cuentas, que desde luego pone en evidencia algo que hace tiempo que tengo muy claro: que somos realmente muy distintos. En mentalidad, carácter, etc. Por ejemplo en el tema de encarar las dificultades de la vida, sean colosales o nimias. Me voy a guardar muchas cosas en el tintero, entonces. Por varios motivos. Porque me saldría otro comentario kilométrico. Porque puede salir algo (o puedo ser) ciertamente contundente, directo, muy bruto, insensible, incluso resultar desagradable o hiriente. Soy consciente de ello. Por tanto, como no quiero escribir otro rapapolvo o sermón, solo diré algunas cosas. No es que piense cosas terribles, sino que suelo tener la impresión al comentar de que estoy haciendo una deconstrucción a lo bestia, y me sabe mal.
    Nunca he escrito o llevado diarios. Mucha gente debe hacerlo. Si les sirve de ayuda, o simplemente les apetece o les gusta escribir, o les aporta sentido para como dices entender y analizar sus vidas y las cosas que hacen y que pasan, pues es muy respetable.
    El “recuperar” ciertos días para reflexionar sobre ello, para “intentar entender” o algo parecido, dices… Bueno, aquí hay dos puntos sensibles. Uno, que creo tienes cierta obsesión con el pasado, con andar a recuperarlo o traer recuerdos y recrearte en ello. En mi caso personal, no hago eso. Con los años mi mirada y mi mente se han ido volviendo más y más quietas y serenas (en serio) y si los recuerdos acuden, pues acuden. No suelo hacer por sistema una “extracción” como quien saca petróleo del suelo. A veces sí, claro, todos lo hacemos. Pero tengo claro que el pasado es el pasado, que el tiempo es un continuum y entonces como digo mi mirada está quieta. Me vienen cosas, claro. Echo de menos cosas, claro. Pero no me recreo ni mucho menos mortifico en la nostalgia. Hablo por mí ahora.
    ¡¡¡¡¡¡El pasado ya no existe!!!!!! El pasado es… imágenes grabadas en tu mente, date cuenta de esto. Humo, una ilusión.
    Cuando has dicho “el estúpido perro de la memoria” inmediatamente he pensado en “la mona loca” o “la loca de la casa” que es, por supuesto, nuestra mente parlanchina, racional, discursiva, la que fabrica pensamientos y juicios. Date cuenta que esa mente, y que la memoria muy especialmente, actúan de pegamento para dar una aparente cohesión a la ilusión de un yo con su historia autobiográfica.
    El segundo punto sensible, dicho así a bocajarro: Piensas demasiado, racionalizas demasiado. Parece que quieras encontrar explicaciones lógicas y racionales para todo, y muchas veces es dificilísimo hacer esto, pues las cosas pueden suceder con miles de motivos que las empujan (la causalidad, la interdependencia de todo). E incluso cualquier emoción nuestra, cualquier acto o decisión puede tener detrás muchos motivos combinados, no uno solo. Ya te lo dije un día y estuviste esencialmente de acuerdo: “un exceso de consideraciones, de explicaciones e interpretaciones racionales”. En suma, piensas demasiado. Perdona que suelte este juicio o esta frase tan sobada, pero es que esto, para encarar la vida de una forma o de otra, es absolutamente CRUCIAL. Es bastante lo que viene a decir LAACANTHA. Aceptar… aceptar las cosas tal como vienen y como pasan. Eso no quiere decir ni conformismo ni resignación ni derrotismo ni quedarse de brazos caídos o cruzados.
    En relación a todo esto… “cartografiar los miedos”. Buff. Esto da para mucho. Como bien dice MARÍA, así les estás dando más entidad, consistencia o importancia. Haciendo la bola de nieve más grande. No te compro la idea, para nada. Ni cartografiar, ni censar ni leches. No sé si con cartografiar quieres decir colocar unas señales de peligro o advertencia para ya ni acercarse, ni de lejos. Pues a esto voy a contestar que la mala noticia es que aquello de lo que huimos, o aquello que evitamos confrontar, es lo que nos va a estar persiguiendo, obsesionando, afectando, atemorizando. Que no ho veus, fill meu, que és així de fàcil?
    Deben mirarse de cara los miedos. Sí, lo siento. Como esas plumas que flotan en el aire y no tienen consistencia. Hazte una sencilla pregunta: si un terapeuta hiciera el sencillo ejercicio de que escribiéramos de forma breve y clara cuáles son nuestros miedos principales, en realidad… ¿qué crees que saldría? ¿Qué escribiríamos? Es obvio, muchos miedos que tenemos en mente (y en común), pero principalmente girarían en torno al desaparecer, la nada, el olvido… LA MUERTE, en el fondo. ¿O no? Pero nada tan terrible, aunque hay otros miedos. Muchos. Miedo a ser torturado brutalmente hasta la muerte, por ejemplo (eso no me gustaría). Miedo al sufrimiento físico, obvio. Pero si te montas películas con miedos absurdos que encima añades a los básicos… pues buff, vaya panorama. Lo dejo aquí.
    Ah, sí… me dejo un clásico entre los clásicos: miedo a amar y a que te dejen tirado o te den la patada. Pero es que amar es para los valientes. ¿Desconfiar a ultranza y no abrirse nunca? Qué triste.
    Para terminar: lo que más me ha alucinado y sorprendido es lo de asignar puntuaciones a los días. Jamás se me pasaría por la cabeza, ni haría ni he hecho. Si a ti te sirve o te ayuda, o con ello encuentras sentido o explicación a las cosas que vives, vale. Es respetable. No creo que mucha gente haga eso, en realidad. Siento decirlo, pero a mí puntuar los días me parece terrible, entre otras cosas. Porque tú mismo entonces estás creando tu propia cárcel mental, tu jaula, tus límites, tus condicionamientos, etc. ¿No lo ves? Es de nuevo todo ese armazón racional que de hecho es innecesario. Me da la sensación de que con eso persigas tenerlo todo muy controlado, organizado y perfectamente explicado y ordenado con lógica. Si es que eso es posible, que a mí me parece bastante absurdo. Pero repito, esas son mis impresiones y nuestras formas de ser son diferentes. También me parece que hacer eso es como tender a valorar la vida a la baja, con un perfil bajo que esconde muchas cosas detrás.
    Pero lo dejo aquí… ya me he extendido más de lo previsto (recortando). Y lo siento si lo dicho parece duro o por momentos escuece. Para que se entienda lo de “crearse uno mismo una jaula mental” voy a contraponer dos cosas…
    “No tengo muchos días de tres estrellas”. Pues…
    “Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra un acto y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino”.
    (Ralph Waldo Emerson).

  • Cabrónidas

    Yo siempre he pensado, así en global, que el miedo es el garante de la injusticia. En lo personal, hay que hacerse amigo de nuestros miedos porque no nos van a dejar nunca.

  • Beauséant

    Me pasa algo parecido, AMAPOLA AZZUL, supongo que es lo normal, escribir cuando estamos mal, cuando tenemos una herida que nos pica. Es otra forma de cartografias los miedos, ¿no te parece? Ponerlos por escrito, así parece que dan menos miedo.

    Aunque pueda parecer contradictorio, eso no me impide disfrutar, y reconocer, los momentos buenos que nos da la vida. Que, puestos en una balanza, en mi caso sospecho que deberían ser mayoría, lo que pasa es que hacen menos ruido que los malos y pasan desapercibidos.


    Estoy leyendo una novela ahora mismo, , que creo que te sacaría de quicio 🙂 Se trata de “Las tempestálidas”,, trata sobre el pasado, sobre la obsesión con el pasado de una forma enfermiza. Llega incluso a producirse un referendum en Europa para vivir en el pasado… Según Olga Tokarczuk «Una monografía literaria del don humano más delicado de todos: el sentido del tiempo y del paso del tiempo. Pocas veces llegan a nuestras manos libros tan locos y maravillosos como este».
    El protagonista no lo dice, pero tiene toda la pinta de llevar un diario y, sospecho, de puntuar los días 🙂

    Tampoco me siento muy culpable por esa obsesión. Creo que no me hace daño, lo digo en serio, como te digo siempre hay mucho de literatura, pero también, de escribir las cosas que me inquietan con el fin de que me dejen de molestar. Las pongo en papel y parecen quedarse quitas como si las hubiesen disecado.

    Lo de enfrentarse a los miedos, no sabría que decirte, la verdad. Sinceramente creo que hay cosas a las que es mejor poner una señal de peligro y pasar lo más lejos de ellas, ¿no te parece? Es verdad que los problemas del día a día no parecen gran cosa, pero si de verdad te molestan como para estropearte el día, es mejor evitarlos. Tarde muchos años en tener licencia para conducir porque la primera vez que lo intenté se me juntaron demasiadas cosas y no pude seguir. La sola idea de enfrentarme otra vez a eso me enfermaba, así que no lo hice, huí de ello… Años, muchos años más tarde, me lo volví a plantear y vi que no me daba miedo, así que quite la señal de peligro y conseguí sacarlo a la primera. Lo que quiero decir con esa explicación tan farragosa es que la cartografía del territorio de los miedos cambia con el tiempo. Por eso envío de vez en cuando a mis mejores cartógrafos para ver si hay que cambiar algo 🙂

    Y sí, pienso demasiado, ya lo creo, pienso tanto que nunca llego a ninguna conclusión en nada de lo que pienso 🙂 Pero, de nuevo, hay mucho de literatura en lo que escribo, no me hagas mucho caso.. aunque agradezco tu preocupación,. Tus comentarios, más o menos duros, indican una preocupación hacia mi persona que no veo en casi nada de lo que me rodea.

    Un abrazo.


    A veces es complicado escribirlo, CITU, a veces duele y otras ayuda.. Va por momentos, en algunos deja de tener sentido.


    Hay que hacer amistad con los miedos, CABRÓNIDAS, y lo mismo con los fantasmas. Ellos no se marchan, sí, mejor que hagan compañía.

  • Diego

    Yo nunca he escrito un diario. Pero creo que todos los que escribimos en un blog no hacemos sino expresar periódicamente en él nuestros pensamientos, ideas, ocurrencias, frustraciones… En cierto modo, nuestro blog es como un diario “aplazado”, en el que también podríamos calificar con estrellas cada una de nuestras entradas.

    Yo fui “bricolero” durante una época de mi vida, un amigo me enseñó los rudimentos de la fontanería, albañilería y electricidad. He hecho varias chapuzas en las que, por exceso de materiales, yo califico como la “arqueología del futuro”, son obras indestructibles 😊

    Como dijo Woody Allen, “el miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro”. Nuestros miedos también son indestructibles, aunque en ocasiones no haya más remedio que afrontarlos, a pesar de la señal evidente de los faros que los anuncian.

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