otras banderas

He vuelto a caminar por el parque, esta vez sin la presencia serena del niño a mi lado. Los pies, que guardan su propia memoria, me han devuelto sin dudarlo al mismo sendero que recorrimos juntos.
Apartando la capa de hojas recién caídas -nuevas, llenas de color y aún palpitantes de vida- he descubierto un secreto. Bajo la luminosa piel del otoño, ha surgido un estrato oculto: un camposanto de banderas derrotadas. La naturaleza ya las ha reclamado en su ciclo eterno de morir-renacer. La lluvia, los insectos, la propia tierra las han despojado de su carne, como si hubieran sido el festín de un ejército invisible.
Pero en su desnudez conservan una magia distinta, una belleza ósea. Ya no son color, son estructura. Un encaje frágil y translúcido al que se aferran pequeños restos de vida. Son mapas de carreteras imposibles, dibujados con la tinta del tiempo: el mapa que todos vamos trazando al vivir. Cada nervadura es una decisión tomada; cada punto negro, un desvío que nunca seguimos. Carreteras sin retorno, el vacío aterrador tras nuestros actos… autoestopistas recogidos en las vidas de otras personas, apenas un instante antes de ser abandonados en la próxima área de servicio.
He vuelto a nuestro banco de piedra, como si cumpliera con un rito. Las he desplegado sobre el frío asiento y he fotografiado su esqueleto, una por una.
Pienso que al niño le gustará verlas. Quizá en esta filigrana de nervios, en este mapa de lo que ya fue, sea capaz de intuir la forma de un futuro aún por escribir.

Related
Discover more from El artista del alambre
Subscribe to get the latest posts sent to your email.
23 Comments
Joiel
Tras la degradación, llegará el momento de la siembra. Los ciclos son caprichosos, cambiando los colores de los bucles.
Mónica Frau
“Cada nervadura es una decisión tomada; cada punto negro, un desvío que nunca seguimos. Carreteras sin retorno, el vacío aterrador tras nuestros actos…” pura poesía. Conmueve esa comparación de la hoja muerta con el mapa de nuestros propios actos. Un abrazo
Milena
Me dejas atónita con tus preciosas y precisas fotografías…
Bello encaje van mostrando las hojas caídas…
Al niño le encantaría verlas, sin duda!
evavill
Me admira la belleza de la Naturaleza hasta cuando se descompone.
Y tus fotos también me admiran.
Ojalá vuelvas a encontrarte con ese niño tan majo.
Kansas
Tienen tus fotos, todas, ese punto que imaginas una historia más allá de las imágenes, no solo construyes una historia en torno a ellas, sino que tienen la opción de que podamos construir una nosotros, tienen espacio. Las dos fotos de esta entrada, me gustan especialmente por eso. Hay ventanas 🙂
María
Es cierto q son magníficas estas hojas BEAU, sólo a ti se te podía haber ocurrido salvarlas y convertirlas en protagonistas de esta preciosa historia o casi mejor, filosofía de vida. Creo recordar, q los japoneses las tallan con la misma precisión y sutileza q la propia naturaleza q además las remata como una escultura policromada, con esos tonos azulados. Si la última hoja refleja , el mapa vital de alguien, desde luego tuvo una vida muy azarosa y tremendamente frustrante con tanto agujero, me temo q termino suicidándose, tiene toda la pinta ; )
Seguro q sí las viera tu pequeñajo del otro día, alucinaría, sería precioso ver como unas manitas tan pequeñas sujetan con sumo cuidado algo tan frágil , casi lo veo a qué era rubito jaja perdóname , a estas horas no hago más q desvariar , un beso BEAU , buenas noches!
Citu
Lindas hojas. te mando un beso.
Toro Salvaje
Nosotros también somos esas hojas… pero no queremos aceptarlo.
Saludos.
Joselu
Camino sin el rumor pequeño del niño, pero el parque aún murmura sus pasos en mi memoria; los mismos que delinean el contorno invisible de la vida sobre la hojarasca. Bajo el barniz dorado del otoño, me recibo las reliquias: hojas socavadas y vencidas, mapas sin regreso, esqueletos poéticos del tiempo. Hay en su fragilidad una belleza insólita, como si lo devorado y lo ausente revelará rutas truncadas, deseos no transitados. Son filigranas del destino, ateridas sobre la piedra fría. Allí las extiendo—futuros posibles asomando entre venas rotas—y creo ver en su transparencia todo lo que aún aguarda por ser escrito.
Eres un artista.
Saludos.
Neuriwoman
Hojas caídas y renacidas bajo tu lente, continuando con su parte del ciclo vital y mostrando sus heridas sin ningún pudor. Quizá hojas con alma que invitaron a la tuya a reparar en su existencia, porque todo la tiene y algún día también nosotros seremos hojas caídas que se transforman en el sustrato. Gracias por tan entrañable reflexión.
Angeles
Un texto maravilloso y unas fotografías espectaculares.
Te felicito.
Beauséant
El nacer-renacer, Joiel, la vida son ciclos, los pasos que damos no son los primeros ni serán los últimos…
Un mapa sin recorrer, Mónica Frau, pero con las líneas ya marcadas, esperando las decisiones que lo hagan real… Muchas gracias por tus palabras.
Vaya, Milena, gracias, precisas y preciosas, son palabras muy grandes… El niño aún puede sorprenderse ante el mundo que le rodea.
Me gusta mucho observar ese trabajo silencioso de la naturaleza, evavill, como todo parece formar parte de un sistema más grande que trabaja en la sombra… Me alegra que te gusten las fotos, pongo todo mi empeño en ellas, incluso en las que no salen como deberían.
Volvemos a las ventanas, Kansas, 😉 No lo había pensado, en vez de un mapa con caminos por recorrer, pueden ser ventanitas donde podemos asomarnos y ver un trocito de nuestro futuro… o nuestro pasado. Me gusta esa idea, gracias…
Seguro que son los japoneses, María, si alguien es capaz de tallar una hoja, sólo puede ser un japonés, ¿verdad? Me fascina la energía que son capaces de poner en esas cosas.. La última hoja, quién sabe, lo mismo tuvo una vida muy divertida,una estrella del rock o algo así, lo probó todo, siguió todos los caminos y murió feliz… ¿te parece que lo dejemos así?, no quiero contarle al niño rubio una historia triste 😉
Muchas gracias, Citu
Somos esas hojas, Toro Salvaje, así es, el tiempo nos va devorando y deja a su paso ese rastro de caminos y bifurcaciones.
Me encanta esa casi poesía que has creado, Joselu, ese ritmo otoñal de tus letras, las hojas vencidas aún tienen mucho que decirnos, sólo tenemos que agacharnos y escucharlas .Has captado a la perfección lo que pretendía y lo has dejado más bonito, eso si es un arte 🙂
Admitir que formamos parte de un sistema,¿verdad?, Neuriwoman, que de alguna forma seremos ese sustrato que será absorbido y convertido en otra cosa.. no sé si un alma, pero sí una especie de hilo conductor que nos une.. Me gusta, gracias 🙂
Muchas gracias, Angeles, viniendo de ti son grandes palabras….
tonYerik
Pero son bellas en su decadencia. Alguna duerme así entre las paginas de algún libro.
Salud.
Miquel Cartisano
Se aproxima todo a un encaje filosófico, incluso las respuestas, que no a una entrada de blog. Pero no a una entrada filosófica “normal”, porque en realidad hay que acotarla a una entrada metafísica. No ha lugar al empirismo lógico, ni a los positivistas, ni tan siquiera a los grandes existencialistas, dejo de lado a Sartre, me refiero a Kierkegaard. Esta es una entrada para Mounier, Marcel o Chardín.
Me ha gustado mucho.
Mis felicitaciones.
Salut
Miquel Cartisano
Con tu permiso te he colocado en “Personas que me aportan”, a la derecha del bloc.
Tengas salut
Laacantha
Que placer leerte y ver tus fotos. Después de tus textos me hago melancólica y tengo la tendencia de barajar las hojas de mi vida , llorando por no acertar mucho , tomando decisiones . (sonriiiisa ) Un abrazo.
carlos
El mapa de lo que fue inevitablemente lleva a lo por venir… claro que se podrá uno desviar y perder en mil atajos… entre lo que sería o lo que hubiera sido… pero también inevitable será que su destino -aún no trazado o desconocido- va a cumplir…
Abrazo admirado!!
Cabrónidas
Estoy convencido de que al niño le gustará verlas. La pena es que cuando llegue el día en que disponga de móvil, ni se acordará de ellas.
Beauséant
En mi estantería hay muchas de esas, tonYerik,es verdad, me gusta encontrarlas años después, cuando ya las has olvidado.
Me has puesto al lado de grandes nombres, Miquel Cartisano, y te lo agradezco, pero croe que me vienen grande. Siempre me costó seguir la filosofía, culpo a los profesores que tuve porque, más tarde, si he logrado abrirme camino con algunos de ellos. He pasado de despreciar la filosofía a considerarla necesaria.
El empirismo lógico nos da un buen punto de partida para entender el mundo, para el día a día, digamos, pero a veces necesitamos guiarnos por ese algo interior, ¿verdad? Mounier abogaba por las personas, por desterrar el individualismo, sólo podemos salvarnos como una comunidad.. parecen tan lejanas sus palabras hoy en día, ¿verdad?
Será un verdadero honor figurar en tu blog, claro… muchas gracias.
En el fondo, Laacantha, no hay ni buenas ni malas decisiones, no sé si te ayuda o no 🙂 hay decisiones, caminos que se tomaron y se ramificaron en otros muchos. No hay forma de saber a dónde nos habrían llevado otras decisiones… Y eso lo digo yo, que tantas vueltas le doy a eso 😉
¿existe el destino?, carlos, o lo vamos construyendo con nuestras decisiones… creo que la vida es, sobre todo, azar, un azar que asusta y en el que tenemos que vivir.
Las pantallas son una cárcel, Cabrónidas, me gustaría pensar que el niño tendrá las herramientas suficientes para escapar de ella… complicado, lo sé.
Frodo
Qué simbólicas esas banderas.
Las metáforas que usas y esas hermosas fotos pintan el panorama de lo que está pasando por ese hemisferio.
Qué pensaría ese niño si viniera por aquí y viera los brotes y mis plantas de tomate ya en flor, en plena primavera.
Abrazos, Beau!
Jo
Que increíble el paisaje y ser testigo de nuevo del cambio de estación y con ellos otra historia…. Pero lo más increíble es cuando me haces observar y admirarme y encantarme por la vista y cómo el tiempo transforma todo
Diego
La Tierra reclama lo que le pertenece. Todos seremos Tierra cuando nos toque. Aunque nunca seremos como esa hoja, que no deja de perder belleza en su momento final, quizás porque es inocente, Me gustaría conocer la interpretación del niño al contemplarla, ojalá lo reencuentres en un próximo paseo.
Beauséant
Es una sensación extraña, por aquí el otoño casi ni existe, Frodo, pasamos del verano a un verano fresco y de ahí al invierno que nunca sabemos lo que traerá- Hemos roto la máquina del clima, eso seguro.
Muchas gracias, Jo, para mi es un privilegio poder fijarme en ciertas cosas y poder compartir con alguien a quien le interesa, que reflexiona sobre las mismas cosas y llega a las mismas u otras conclusiones, y viene aquí a compartirlas… para mi es maravilloso 🙂
Muy buena reflexión, Diego, esa hoja conserva su belleza en todo momento, quién pudiese decir lo mismo, ¿verdad? Sería bonito que el niño recordase ese momento con el paso de los años, que hiciese una foto parecida y hablase de ese momento.. mucho pedir, me temo.