leer,  mirar

la ballena azul

Nada más entrar al museo te reciben los restos de un impresionante cetáceo que cuelga ingrávido del techo como si fuese una delicada bailarina deslizándose feliz entre bancos de peces y masas de plancton fluorescente.

La ballena azul, como todos sabemos, estaba diciendo en ese momento el guía, debe su nombre al extraño color de sus huesos que emiten ese tono de azul cansado. En el caso de este ejemplar, aquí el guía se gira y abre las manos hacia el esqueleto que cuelga sobre nuestras cabezas, fue descubierto cuando las máquinas devoraban la montaña sobre la que se pretendía construir el nuevo museo y , por ese motivo, se decidió conservarlo en la misma posición y lugar en que apareció.

El guía, con gesto teatral, baja las manos y se gira casi haciendo una reverencia hacia su entregado público. El grupo se apiña alrededor como un puñado de polluelos desamparados en busca de su madre y se pierde por una de las enormes arcadas del edificio.

Yo salgo corriendo entusiasmado para explicarle a mi acompañante todo lo que he aprendido en ese breve rato, pero cuando llego a su lado compruebo que me espera con un eterno mohín de disgusto dibujado en el rostro.

Nunca interpreto bien sus gestos. Ignoro si su malestar es por mi ausencia o, por el contrario, se debe a mi presencia, y cuanto más explicaciones invento más parece alejarse de mi lado. He organizado este viaje con la meticulosidad de un grupo de asalto anfibio desembarcando en territorio enemigo y, aún así, siento que he fallado en todo. El metro lo encontró atestado, el mercadillo de antigüedades le pareció falso y aburrido, el museo polvoriento, ¡polvoriento!.. pero, sospecho, ninguna de esas piezas habría fallado en mi ausencia.

Es mi presencia la que estropea e impregna todo con el color de la derrota. Empiezo a sentirme como una incómoda mancha de humedad en la pared.

Ella sigue ahí quieta y apoyada sobre la barandilla como una acuarela de un feliz día de verano. Con su eterno gesto de disgusto, con el vuelo de la falda movido por las corrientes de aire del vestíbulo que hacen aletear mi pobre corazón cada vez que el trozo de tela deja ver un poco más de lo que me merezco. Por encima nuestro flota el invitado silencioso, la ballena, testigo de la pequeña tragedia humana desarrollada a sus pies y que parece feliz. Feliz en su enorme inmensidad, feliz siendo una pobre marioneta sujeta por unos hilos invisibles.

Voy hacia ella, siempre voy hacia ella, y le repito lo que acabo de escuchar al guía, la construcción del edificio, el color de los huesos. Se lo cuento todo y ella me recibe en silencio sin mirarme hasta que, ansioso, pregunto, ¿qué te parece? No puedo evitarlo, soy un indigno salvaje que entrega cuencas de colores en ofrenda a un Dios menor y ofendido. Ella sigue sin mirarme pero sonríe, ella sonríe. Me parece, contesta tras un largo silencio, me parece que te lo has inventando todo, entonces se gira hacia mi y ahora sí, ahora me mira, y añade, de la misma forma que me has inventando a durante todos estos años.

Y allí me quedé, a solas con la ballena. Dos pobres marionetas sin voluntad colgando de hilos invisibles.

Aquí dejo el resto del viaje:

31 Comments

  • अनत्ता 光 心

    Las fotos son prodigiosas, magníficas. El esqueleto de la ballena precioso, impresionante. Parece estar volando, o surcando las profundidades con un movimiento ondulante (porque también parece una gigantesca serpiente). Me ha dado pena su muerte, pobre animal. Su finitud, su muerte, nuestra muerte, nuestra inevitable mortalidad o fin.
    El relato es magistral. Transmite todo ese desencanto o infelicidad, esa inquietud por agradar a esa pequeña déspota indiferente. Ese desvivirse ofreciendo cuencas de colores para agradar, para hacerla feliz. Pobre corazón que sufre esa indiferencia.
    Y el final. Ja, es brutal. La imaginación al poder, los mecanismos de la mente para sortear la dolorosa soledad. Qué impresionante cuento con su hada mágica pero algo maléfica…
    Me ha encantado.

  • अनत्ता 光 心

    Por cierto…
    “Tres cachalotes han aparecido sin vida en menos de una semana en Bali, Indonesia”.
    Qué pena, qué desgracia, qué desastre. No se saben las causas pero hay varias posibilidades. Han apuntado también a la ingesta masiva de plásticos, que es una verdadera catástrofe muy real.

  • Etienne

    Che, si has de inventarte una compañera de viaje, que sea más amigable y que tenga gustos similares a los tuyos, sino, para rechazos y gestos despectivos me quedo con la rotunda realidad. Yo, por lo menos me los invento aduladores y siempre están de acuerdo con mis sugerencias y así salen viajes entretenidos y sin disgustos, jaja!
    Es un invento, es decir, cómo vamos a nombrarla ballena azul si el nombre depende del color de algo que no se ve enseguida? Estoy de acuerdo con ella, es un embuste. ¿Acaso no serás vos el personaje inventado de la vida de alguien más?

  • Toro Salvaje

    Qué bien has descrito esa lucha contra lo imposible.
    Ese fallo continuo de la razón contra la veleta caprichosa de los sentimientos.
    Ese momento en que la lógica y el esfuerzo han de rendirse ante la evidencia de su injusto fracaso.

  • Fackel

    Me has hecho pensar en la incomodidad de ser acompañado de alguien que no tiene la misma pasión que tú. Me ha sucedido. De hecho, aunque vaya con alguien que guste museos o exposiciones prefiero la distancia y ver a mis anchas. Luego ya se verá si se comenta y se extraen conclusiones. Pero otras veces uno necesita explayar sus emociones ante un cuadro o un objeto con alguien, y hasta me ha sucedido haberme explayado con un desconocido, con otro visitante accidental.

    No obstante, y aunque nos devore un poco esa clase de desdén del acompañante, hay que entender que no todos pueden ni saben participar de nuestras visiones, ni de la actitud de escucha, ni de las emociones que suscitan nuestros particulares descubrimientos.

    Por cierto, tampoco soporto ver un museo a la carrera y ver cómo miran pero no ven los paseantes de una sala que no los interesados. Salud y me ha gustado tu relato reflexión, me identifico.

  • Diego

    Beauséant, a mí me ocurrió algo parecido. Tuve una novia hace años. Al principio me la llevaba en mis excursiones por la naturaleza, y disfrutaba como yo de subir aquella montaña, de descubrir aquel pájaro, o ese insecto, o esa rara planta, o de comer el bocata de tortilla junto al ibón del pirineo. Casi con la lagrimilla de la emoción en el ojo. Poco a poco se fue hartando de tanta naturaleza y de mí, hasta que un día, a media subida por una ladera que le parecía insoportable, me hizo una pedorreta, me exhibió su dedo medio en un gesto inequívoco, y se largó a tomar cañas con alguien menos apasionado.
    Y es que somos unos incomprendidos (o unos “palizas”…)

  • Beauséant

    Sospecho que no habrá mayor problema en hacerlo 😉 , Alfred

    Muchas gracias, अनत्ता 光 心, fue una de las primeras cosas que pensé al ver el esqueleto, la soledad que transmitía. Lo mismo si hubiesen sido dos me habría parecido menos solitario, no lo sé. Lo siguiente que pensé era cómo podría haber llegado allí, todo el recorrido hasta acabar en aquel museo… el resto de la historia, sospecho, que nació con esa imagen en la cabeza, lo breve de la vida, la cantidad de esfuerzo que gastamos en batallas perdidas. Por eso decidí cerrarlo de un plumazo, con la esperanza de que el protagonista fuese capaz de inventarse algo mejor para la siguiente, aunque no apostaría por ello.

    Tres cachalotes muertos, pero no hace falta algo tan grande para darse cuenta, apenas veo abejas entre las flores del barrio, los gorriones casi han desaparecido en favor de unos mirlos negros que te miran atravesado… el calor, el calor que ya tenemos en esta época del año… todo son pistas, pero somos detectives ciegos que no quieren reconocer quien es el asesino.

    Ya sabes, Etienne, hay personas que disfrutan sufriendo, si les dieses la más mínima oportunidad de ser felices saldrían corriendo. Ella es cruel, pero tienes razón, ser cruel no quiere decir que mientas, quizás quiera decir lo contrario, que no sabes mentir. Y sí, puestos a mentir, todos somos una mentira en la mente de alguien, ¿verdad?

    Pero nos cuesta, Toro Salvaje, nos empeñamos en que las cosas deben funcionar. No asumimos que su fallo no quiere decir que sea nuestro fallo. Hay cosas que no funcionan, piezas que nunca encajarán y debemos saber vivir con ello… al menos intentarlo.

    Creo, Fackel, que en la vida es muy importante saber que hay cosas que deben hacerse en soledad. No hay nada peor que tener una pasión, algo que te haga saltar el corazón y, cuando vas a entregarlo a alguien importante, que lo mire con desprecio. Es horrible esa sensación de incomprensión, pero creo que funciona en las dos direcciones, es decir, seguro que muchas veces hemos fallado a alguien que nos quiso dar algo importante y no supimos entenderlo o verlo.

    Es un poco lo que comentaba ahí arriba, Diego, que quizás el fallo sea en las dos direcciones. A veces te toca jugar a ser el incomprendido y otras el “incomprensor” (no creo que esa palabra exista, pero ya me entiendes). Ella no entendía tu pasión por un montón de piedras y le emocionaba más descubrir un bar nuevo con unas tapas estupendas… yo estaría en tu equipo, odio los bares, pero…. Qué complicado es ese juego de encajar con alguien, ¿verdad?

    Lo peor, Cabrónidas, es que te creo plenamente, si quieres compartir alguna aquí tienes hueco para desahogarte 🙂

  • Gabiliante

    Esto sí. Esto sí que me parece un dragón como dios manda.
    La vedad es que impresiona y yo tampoco me creo que sea azul, y no me importa demasiado la explicación, pero si no es azul, está bien que lo hayan pintado. Quizás tu foto lo resalta tu foto pero lo cierto es que impresiona.
    Llevar ña ilusión a alguien y que te la desprecien, es imperdonable. La ilusión vale y cuesta mucho. Me importa un huevo que al otro no ñe interese; y no voy a ponerme en su lugar. Más vale solo, ya nos lo cuentas a nosotros.
    Además cuando es es tan fácil cambiar de pareja.
    Nos has llevado en volandas hasta el final, como si fuéramos una ballena azul.
    Abrazoo

  • Jo

    Yo lo voy a decirte algo.
    mientras que Seurat trataba la pintura con fría objetividad, el arte para Van Gogh era un torrente de emociones.
    Así habemos mucha gente. muy seurats o muy Vincents
    🙁
    por otro lado pienso en esos los amores imposibles que están imposibilitados para desarrollarse plenamente en ningún otro territorio que no sea la imaginación
    </3

  • María

    No hay nada más frustrante que compartir entusiasmo por algo, con quien no lo siente. Toda la alegría que sientes se esfumara, viendo el gesto insípido de quien tienes delante. Es algo que me cuesta comprender porque a la inversa, incluso aunque algo no me interese lo más mínimo, me esfuerzo por acompañar a quien comparte algo conmigo con entusiasmo y mira que he aguantado ladrillos jaja y no es que mienta, es que me dejo contagiar por el entusiasmo, como si te regalaran algo, da igual si te gusta o no, agradeces la ilusión que el otro ha puesto, por eso nunca comprenderé como algunos matan eso sin piedad. Igual que las ballenas ¿cómo se puede matar a un animal tan magnífico? Como si volaras una isla en medio del océano ¿de verdad todos los humanos estamos hechos de lo mismo? porque me miro y a veces me siento marciana perdida : ) No te esfuerces más, tiene razón ETIENNE, ya puestos a inventar, que sea alguien que te haga sentir bien, no que te amargue el viaje; ) Eso sí, lo de los huesos ( que tú has coloreado de maravilla) es tan invento, como lo de que apareció en el monte donde se construyó el museo jaja se llama Hope y apareció varada en las costas irlandesas y se les ocurrió colocarla en le vestíbulo del museo como recordatorio de la fragilidad de la vida y la responsabilidad que tenemos para con nuestro planeta ( lo leí hace tiempo en alguna parte)… pero fíjate, si yo estuviera allí y me vinieras contando esto te diría con los ojos como platos ¿ de verdad? ; ) luego, cuando se te hubiera pasado la emoción emocionante te diría ¿cuánto le has pagado a tu guía? .. te ha estafado jajaja Las fotografía como siempre espectaculares ¡! ¿Sabes a lo que me ha recordado la de abajo? A una peli de Harry Potter por el tipo de edificio y lo fantasmagórico del enoorme esqueleto flotante ; )

    Muchos besos BEAU!

  • Anonymous

    Me encanta cómo la magia se convierte en algo cotidiano, dos extraños, tan diferentes ellos, a los que el mundo exterior y sus rarezas incomprensibles deja de importarles.

  • Maia

    Y yo que en un gesto maternal -ve tú a saber si fue maternal- te/me visualicé ofreciéndote mi pecho para el descanso de tu desamparada cabeza y alma, hasta llegar al final, -casi que te mando un beso-.

  • Beauséant

    Creo, GABILIANTE, que dejamos de ser niños el mismo día que nos rompen la ilusión por algo. El día que entregas una de esas cuencas de cristal a un dios menos y vengativo y te las rechaza sin motivo. Ese día se rompe algo por dentro que no hay forma de volver a pegar en su lugar. Lo de la facilidad de cambiar de pareja, no sabría decirte, algunas personas parece que lo tienen más fácil que otras 😉

    Me gusta esa línea que has trazado, JO, a un lado los Seurats y al otro los Vicents, tan sufridos los dos. Creo que tengo claro de que lado me posicionaría, ¿y tú?

    Shit happens, que dicen en las islas, T&E, las cosas vienen como vienen y hay que jugar la mano que te ha tocado.

    Así es, MARÍA, repito lo que he puesto ahí arriba por si acaso no lo lees 😉 “dejamos de ser niños el mismo día que nos rompen la ilusión por algo. El día que entregas una de esas cuencas de cristal a un dios menos y vengativo y te las rechaza sin motivo. Ese día se rompe algo por dentro que no hay forma de volver a pegar en su lugar…” A mi me pasa algo parecido a lo que comentas, a veces veo vídeos o escucho con atención conversaciones sólo por el entusiasmo de la otra persona. De alguna forma me digo que si alguien ha dedicado tanto esfuerzo a algo, ese algo debe ser, de alguna manera importante.
    Supongo que tiene que ver con la empatia, no lo sé, es como lo de matar una ballena, no sé, llegar a un sitio, encontrar un animal y que lo primero que pienses sea arponearlo, dispararlo o envenenarlo para ponerlo de adorno en tu salón… no lo entiendo, la verdad. Es más, no lo quiero entender, ahí se termina mi paciencia.
    Me has roto la historia con la historia real de la ballena, pero te lo agradezco, reconozco que no sabía la historia real y no tuve la previsión de buscarla en el museo.. Hope es un bonito nombre, ¿verdad? Lo mismo el guía no quiso estafarme, me acoplé a un grupo que no era el mio en un idioma que no entendía… tengo la mala costumbre de inventarme explicaciones cuando no entiendo algo… También pensé en el salón de Harry Potter y algún extraño hechizo cuando lo vi.. me alegra ver que tenemos esa conexión para ver ese tipo de cosas 🙂

    La magia existe, ANONYMOUS, hay que salir a buscarla y, a veces no queda más remedio que inventarla, pero existe 😉

    Muchas gracias, CITU, a veces creo que las cosas que imaginamos tienen más fuerza que las reales.

    Jo, MAIA, eso siempre viene bien, a veces las ideas pesan más que la cabeza y no hay forma de encontrar un acomodo en parte alguna.. muchas gracias 🙂

  • Doctor Krapp

    El entusiasmo es más profundo cuando puede compartirse con los demás. No otra cosa es el entusiasmo de los aficionados en un estadio. Cuando no es así y los demás no entienden tu película, la cosa se pone mal y al final te empequeñeces porque al poco que creas que la otra persona es importante en tu vida o valores su criterio, piensas que lo tuyo es un simple arrebato infantil o poco meditado.
    Saludos

  • María

    jaja bueno, yo no creo que dejemos de ser niños por eso, de hecho es parte de la vida aprender a ilusionarte aunque el entorno se empeñe en quitártela. Lo que sucede es que hay personas tóxicas que se dedican a desilusionar a las personas y no es que lo hagan adrede, es que dentro de ellos no hay capacidad de compartir la lisión o la alegría de los demás. A mi me hace súper feliz ver a alguien alegre, aunque no vaya conmigo me alegra, es como lo de sonreír, qué cuesta regalar sonrisas, nada, pues hay gente que parece que va siempre con la nube negra encima. No sé si es por empatía o porque me resulta inebitable compartir la ilusión de alguien, es lo más contagioso si te dejas. Como cuando alguien se apasiona contando algo lo está disfrutando tanto que eres tonto si no lo disfrutas con él, al final es puro egoísmo y a la vez es agradecimiento por el esfuerzo que ese alguien pone al trasmitirtelo. Mi hermano por ejemplo, cuando te habla de geología supone que tú entiendes de lo que te habla y no entiendes naada de nada, pero lo cuenta con tal pasión que aunque te suelte un rollo sobre las fosas tectónicas o algo semejante complejísimo, yo le sigo atentísima e incluso le pregunto porque de verdad quiero entender aunque en el fondo me digaa mi misma.. vaaaya lío!! ¿quién me mandaría preguntar?
    Todos somos mucho más semejantes de lo que suponemos con nuestras enormes diferencias, lo que está claro es que a todo el mundo le gusta que le presten atención, es la manera que tenemos de hacer sentir especiales a los demás, por eso no comprendo que a algunos les cueste algo tan fácil ; ) Lo que tu haces con las explicaciones que no compredes, lo hago yo con las letras de las canciones que no recuerdo, la mitad de ellas me las invento jajaja AQUÍ te dejo la historia de la instalación de HOPE la he buscado y ha aparecido al instante ; )

    Más besos!!

  • José Luis

    Le has dado vida a esa ballena. Nos haces partícipes en tu texto de la magia de las palabras que abren las puertas a la imaginación.
    Saludos, Bauséant.

  • Myriam

    La foto es muy buena, como todas las tuyas. Como ya te dije,en mi próxima ida a Londres, después de leer tus introspecciones de esta serie completa, creo que miraré la ciudad de una forma diferente. Bueno, en realidad cada vez que vuelvo a una ciudad, no soy la misma y a veo con otros ojos, pero me refiero a que tendré presente tu mirada en mi apreciación. Extraordinaria serie. Un abrazo. .

  • Beauséant

    Empequeñecerse, sí, DOCTOR KRAPP, lo has descrito perfectamente. Lo triste es que puedes acabar abandonando lo que es una pasión que realmente te mueve simplemente por esa falta de comprensión alrededor. Supongo que todos somos culpables de hacerlo en mayor o menor medida, aunque en mi caso creo que tengo cuidado de no pisar sueños ajenos.

    Gracias, MARÍA, me ha dado mucha peña la historia que enlazas, la verdad es que allí expuesta, en el vestíbulo enorme, impresiona y mucho. Por eso empecé así el relato, parecía estar nadando y me la quise imaginar feliz…
    Entiendo lo que dices de tu hermano, yo soy la típica persona pesada que cuando me presentan a alguien que tiene alguna profesión relacionada con algo artístico o técnico empiezo hacer preguntas de todo tipo. Siempre acabo pidiendo disculpas pero es algo que me sale… a mi acaba maravillando casi todo, desde como montar un enchufe hasta hacer ganchillo 🙂 Si lo piensas bien el mundo tiene esas pequeñas cosas que lo hacen un lugar maravilloso, la humanidad, con todas sus fallas, es extraordinaria, deberíamos tener eso más presente, ¿verdad?

    Me ha gustado darle un poco de vida, JOSÉ LUIS, y más con la historia que nos ha traído MARÍA, creo que se merecía ser la protagonista.

    Me ha encantado hacer la serie, MYRIAM, creo que me quedan un par de ellas pendientes, las fui escribiendo de mala manera en el viaje y ahora las voy recomponiendo 🙂 Si te animas en el siguiente viaje nos cuentas tu experiencia y comparamos notas, así será para mi como volver a ir 😉

  • Milena

    Qué buenas las fotos… ¿cómo has hecho para que se vea azul el esqueleto?
    ¿Tiene que ver la luz que entra por los ventanales?
    El relato que las acompaña, también magnífico. Compartir está sobrevalorado, nada como saber saborear los dulces momentos sin tener que coincidir, aunque uno esté acompañado, todos tenemos nuestras complicaciones…

  • Mucha de la Torre

    La mayoría -ojalá pudiera ser así en todos los casos- recordamos con cariño los tiempos felices de cuando éramos pequeños. Mantener viva la llama de nuestra infancia, cuando ha sido positiva, es una recarga de energía y salud interior. Nos tendría que pasar como en El curioso caso de Benjamin Button: nacer mayores y morir como bebés en los brazos de alguien que nos haya querido de verdad. ¿A que sí?

  • Mucha de la Torre

    Hola precioso Sos lo mejor del viejo Diego El genio de estos escritos Los aprecio
    Beso

  • Beauséant

    Es un punto de vista interesante, MILENA, quizás deberíamos buscar más en nuestro interior las cosas que nos motivan y simplemente hacerlas sin esperar nada de nadie.. a veces parece que siempre queremos proyectarnos hacia el exterior, ¿verdad? Sobre las fotos, no puedo mentir, el color azul es una pequeña mentirijilla, lo necesitaba para el relato, espero que sepas perdonarme.

    No había pensado de esa forma la historia de Benjamin, MUCHA DE LA TORRE, pero vista así no me parece una mala forma de acabar, la verdad, me has dado que pensar, así que gracias.. aunque sigo sin saber quién es ese tal Diego,

    Ay la indiferencia, JOSÉ A. GARCÍA, mira que parece sencilla, pero no siempre se encuentra cuando y donde debería. Parece que siempre se esconde cuando más la necesita o trabajar para otras personas.. pero la seguiré buscando, sí.

  • laacantha

    Y a mi me impresionó , en primer lugar, esa frase : “…y añade, de la misma forma que me has inventando a mí durante todos estos años.”
    Precioso y tan cierto. Siempre inventamos las personas que nos afectan de tal o de otra manera. El texto es una joya. Un abrazo.

  • Beauséant

    Así, LAACANTHA, quizás no inventemos de una manera tan directa como en el texto, pero sí inventamos. Creo que a veces vemos lo que queremos ver, vemos amor en la dependencia, cariño en los celos… es más sencillo cerrar los ojos que afrontar la realidad…

    Muchas gracias… Un abrazo enorme.

  • evavill

    Pero tú puedes hacer fotos y narrar la escena y la ballena (o su esqueleto) no. Esa es la diferencia. A no ser que la ballena también tenga un blog.

  • Beauséant

    Sospecho, EVAVILL, que esa ballena ha comprendido lo fútil de todos nuestros esfuerzos. En el computo global del universo nada de lo que hagamos quedará, todo desaparecerá. Sus huesos, se convertirán en polvo, estas palabras en ceros y unos sin sentido… Pero, mientras todo eso no llega, sigamos haciendo algo de ruido, ¿verdad?

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