un paisaje al fondo, el texto

Viajo a un norte que quizás ni siquiera sea un norte geográfico. Cuando enlazas aeropuertos, estaciones y áreas de servicio, resulta complicado calibrar la brújula interior. Hago fotos en cada lugar que son como actas notariales contra la desmemoria. Paisajes urbanos, lugares extraños que guardo mientras sueño con un horizonte diferente, un paisaje al fondo, el lugar donde empezar una nueva vida. Ese es mi pensamiento recurrente, el murmullo que no logro acallar.
Llego a los lugares, recibo una cohorte de penitentes. Me tienen un miedo ancestral, lo noto en la manera de sentarse con el culo en la orilla de la silla, en la bovina insistencia de mirar la punta de sus zapatos. Agitan las manos, ofrecen explicaciones que no he pedido. Se saben culpables, pero desconocen el motivo.


Algunos son muy jóvenes, parecen fuera de lugar entre el decrépito decorado. No entienden nada: abrieron la gran puerta de su Futuro Prometedor y entraron de lleno en una picadora de carne. Están enfadados, terriblemente enfadados, pero no logran hacer nada útil con esa rabia. No les culpo, son los hijos tristes de los padres tristes que tampoco hicieron nada. Los vástagos airados y tristes que vislumbran su futuro y sostienen indignados el ticket de compra exigiendo la devolución.
Anoto hechos, anoto datos objetivos, nada más, les digo. Empujo esos datos, convertidos en una hoja de cálculo, por el tracto digestivo de la gran fiera corporativa que los convertirá en números, porcentajes que serán vomitados en la próxima junta de accionistas. Nadie escapa de ese proceso, les aseguro, a veces, mi nombre también aparece en ese viaje, ¿Qué sentido tiene enfadarse con el leviatán que te va a devorar?, ¿De verdad crees que te odia?. Ni tan siquiera sabe nuestros nombres.


El último penitente del día es joven, pero no demasiado, una edad imprecisa, digamos. Cabello de un rubio luminoso, y corto, muy corto, unos ojos azules, eslavos, que me hacen soñar con campos de trigo en algún país báltico. Una mandíbula cuadrada que parece llegar a los sitios antes que él. Le falta un diente pero no parece importarle, no lo tapa cuando habla. Habla mucho, con su enorme cabezota ladeada intentando amachambrar la estructura de sus palabras. Enseguida me recordó a esos perros, enormes y huraños, que cuidaban del ganado en mis recuerdos de infancia.
Me habla, todos lo hacen, me cuentan sus historias, presenta el inventario de su vida esperando un gesto, una caricia, algo que le salve. Su historia habla de una guerra lejana, de todas las cosas que dejó atrás para llegar hasta aquí, hasta esta silla gastada de color azul, en una nave industrial en la periferia de cualquier parte. Quizás el diente que falta forme parte de esa lista de cosas perdidas, no me atrevo a preguntar.
Se marcha de la habitación, deja un extraño vacío. La temperatura parece bajar unos grados, las cosas recuperan su escala. Hago una pausa, miro en el móvil las fotos que hice antes de comer, no hay un paisaje al fondo en ellas, no hay nada en ellas.


Contemplo la lista que llevo tres días redactando: nombres, entrevistas, las columnas perfectamente alineadas. Miro de nuevo la puerta por donde se acaba de marchar el chico rubio de ojos azules al que le falta un diente. Sin ser del todo consciente, marco la línea con sus datos y hago desaparecer su nombre de la lista.
Somos lo que pudimos salvar del naufragio, nos definen las cosas que pudimos hacer pero no hicimos, aunque hubiese sido más sencillo, o cómodo, hacerlas. Un atisbo de decencia, quizás de orgullo. Ocurre algo similar con las fotografías, se explican por las cosas que no aparecen en ellas.
Apago la luz de la mesilla, dejo que la ola del cansancio acumulado me golpee. Quiero soñar con esos ojos azules y con un paisaje al fondo. Dos cuerpos enredados, húmedos de salitre y con el tono dorado que da el sol a los cuerpos ociosos, mirando sin miedo a un horizonte sin ninguna guerra en la distancia.
No recuerdo adónde tengo que ir mañana. Tampoco importa demasiado, siempre es el mismo lugar. Al norte, siempre al norte.

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un paisaje al fondo, en progreso...
30 Comments
Kansas
Las fotos son un mundo interior por descubrir, revelan y tal como dices en un párrafo, lo que hay más allá, y la gracia está , en que mi imaginación vuela cuando las veo. Texto e imágenes perfectamente ensambladas. La verdad es que me estoy haciendo adicta a este rincón..
Un saludo
BDEB
Una de las mejores cosas de las fotografías es que cada uno le puede dar el significado que nos llega, quizás por eso el texto está en el fondo, para que las interpretemos a nuestra manera y en alguna ocasión puede que hasta coincidamos con quien la ha tomado.
Lo que más me gusta es cuando me hacen dudar de “con qué quedarme” si la imagen o las letras, creo que en esta ocasión casan de maravilla y el texto debe acompañar “al lado” al paisaje.
Un abrazo Beauseant.
Eva
A menudo tus textos me dejan un poco triste o pensativa, pero triste. Imagino esa escena que cuentas de los penitentes y su futuro, engullidos por el Leviatán que ignora su nombre, y me pongo mala. Me gustaría tener palabras alternativas que mejoren el panorama, pero no siempre salen. Toca buscarlas, perderse en los azules, en los momentos, en los libros y hasta en los espacios vacíos.
Joiel
Imágenes y palabras sin culpa, en eterna penitencia.
POETAS EN LA NOCHE
Qué manera tan profunda y bonita de contar lo que duele. Hay algo en tus palabras que atraviesa, como una herida que aún sangra pero no ha perdido la esperanza de cicatrizar con belleza. Ese norte que persigues, aunque incierto, también parece una brújula moral, la de quien todavía se conmueve, todavía sueña, y todavía elige, aunque sea en silencio, un gesto de humanidad.
Ojalá ese paisaje al fondo te encuentre pronto. O quizás ya lo llevas contigo, en cada foto, en cada nombre que decides no olvidar.
Un abrazo de los que abrigan el corazón, Beauséant.🌷
Karen M. Paramio
Llevo un mes escasa de palabras, pero cargada de sentimientos, por eso tu entrada de hoy se merece al menos un ❤️
Gracias.
José A. García
De una forma u otra siempre hay que seguir hace ese norte que nos marcamos.
Julio Cortázar y Carol Dunlop estarían de acuerdo con esta entrada.
Saludos,
J.
Beauséant
Las fotografías, KANSAS, siempre funcionan como una puerta, pero son puertas, que como los libros de los que hablábamos antes, mutan, se transforman. Cada persona encuentra algo tras esa puerta, algunas no encuentran nada. Incluso, una misma persona puede encontrar dos cosas diferentes si las abre en dos momentos diferentes… Unas criaturas mágicas, sin duda.. Muchas gracias por tus palabras, viendo la cantidad de letras que acumulas cada semana, es un honor forma parte de ellas, gracias, mil gracias.
Empecé a juntar fotos y textos, BDEB, un poco por eso que dices, por intentar terminar de “darles forma”. Sentía que mis palabras siempre se quedaban cortas y que mis fotos nunca se explicaban, más bien balbucean. Al juntarlas intento que todo tenga un poco más de sentido, pero lo bueno es eso, que mi interpretación es sólo una de las muchas. Me alegra mucho que te hayan gustado así, juntas, era un texto extraño y unas fotos que, de lejos, son inconexas, en mi cabeza todo encajaba, pero…
Hay tristeza en la vida, Eva, demasiada tristeza para intentar acabar con ella, ya sabes, como vaciar el mar con las manos. No podemos acabar con ella, pero podemos hacer lo que dices, buscar esos momentos de luz, en los libros, en las sonrisas, en la música, en cualquier cosa que te haga olvidar el mundo real…
No lo había pensado, Joiel, quizás las unas sean el castigo de las otras, podría ser, ¿verdad?
Qué bonita imagen, POETAS EN LA NOCHE, gracias por traerla y hacerlo, además, a esos intentos que traigo… Las heridas no deben ocultarse, ¿verdad? Cuentan una historia, explican partes de nuestras vidas. Ocultarlas bajo un velo es esconder un trozo de nuestras vidas.. la fotografía, el escribir, es una forma de darle golpecitos a la brújula para ver si logra orientarse. Aún creo en las palabras, tengo fe en la fotografía, creo que pueden hacernos mejores, que sólo debemos dejar que entren en nuestras vidas. Al fondo habrá un paisaje, sólo hay que seguir en su búsqueda. Un abrazo.
Mil gracias, Karen M. Paramio, lo recibo con todo el cariño del mundo.. a veces no salen las palabras, se quedan atascadas en ese nudo que nos hace la realidad, las noticias… la vida. Luego, sin darnos cuenta, un día salen, salen todas las palabras…
Eso he llegado a tomar como lema, José A. García, puede que te equivoques, que te arrepientas, o que las cosas, las puñeteras cosas, no salgan como deberían, pero si sigues tu brújula, si escuchas a esa vocecita que llevamos dentro, creo que las cosas salen mejor. De alguna forma no te traicionas, ¿verdad? Palabras mayores has mencionado, he crecido a su sombra, y creo que nunca saldré de ella. Gracias
ConejoOdiaGuordpres
Puf, leer esto con canciones de “Hey Ocean!”. No digo más, necesito vacaciones (más).
Mannelig
Dice el filósofo que de lo que no se puede hablar hay que callar. Y no sé qué podría decir con suficiente justicia de esta maravillosa crónica en palabras e imágenes. Tendré que conformarme con eso: maravillosa…
Citu
Profunda reflexión. Nos concentramos tanto en ir a un lugar mejor ebn lugar de hacer que buestro hogar lo sea. te mando un beso
Mónica Frau
Lo envidio la tarea ni la suerte a este personaje. Tener que decidir sobre el destino de vidas ajenas no está dentro de mis sueños o aspiraciones más gratas. Un abrazo
Mónica Frau
Perdón, quise poner “no”, no “lo”
Beauséant
Me gusta mucho que cada persona ponga la banda sonora que le guste a lo que escribo, ConejoOdiaGuordpres, yo hago lo mismo cuando os leo, y cuando escribo.
Mil gracias, Mannelig, siempre me dicen que soy una persona muy callada y creo que es por eso, que creo que tengo poco que decir. Gracias por tus palabras, un abrazo.
Buscar la felicidad, Citu, fuera de lo que somos, nunca suele acabar bien. Queremos que alguien nos salve, que alguien nos entienda, cuando no somos capaces de perdonar y entendernos.
Hay situaciones, Mónica Frau, de alguna manera, sobrevenidas. Llegas a ellas sin tener muy claro cómo. Vas asumiendo responsabilidades, vas aceptando cosas y, cuando quieres darte cuenta, te has convertido en aquello que no querías…
Angeles
Vivir en contra de uno mismo debe ser una frustración constante, muy dificil de sobrellevar, sobre todo si no sabes cómo salir de ahí. O, peor aún, si sabes que no puedes salir de ahí.
Las fotos, una vez más, muy evocadoras…
Etienne
Es difícil separar las sensaciones, es decir, yo se´que soy un legajo o un número en una nómina infinita y trato de no ponerlo personal. El sistema, anónimo y cruel, te descarta sin demasiadas explicaciones. Y yo, que he madrugado, dejado de lado fechas importantes, he hecho más de lo que nunca jamás me pidieron, me cuesta no mandarlos al mismísimo demonio cuando dicen que no es personal.
Las fotos inflaman ese sentimiento de tristeza, soledad e infinitud; las palabras ahondan aquello de que solos venimos y solos nos vamos.
El sistema no tiene la culpa dicen, fue creado por hombres, digo yo.
kasioles
Sabes que me gusta tu espacio, me gusta como escribes y sobre todo, comprobar que eres una persona que jamás perderá su norte aunque le falte la brújula.
Tanto las fotos como tu texto son de primera página en cualquier periódico. Felicitaciones.
Cariños y buena semana, la última de mayo, el tiempo va que vuela.
Kasioles
Beauséant
A eso se suma, Angeles, que muchas veces, tampoco sabes cómo has llegado ahí. Y así pasa, que te encuentras con el ticket de compra exigiendo la devolución de algo que no recuerdas haber comprado… Una frustración constante, cierto.
Un abrazo.
Las fotos reflejan cierto estado de ánimo, Etienne, son porosas a los sentimientos de quien sujeta la cámara. Trato de no sentir rabia contra un sistema que no conoce ni mi nombre, intento aceptar sus designios como el hombre primitivo aceptaba las lluvias, las guerras… A veces cuesta, a veces parece que todo es personal… Nada más lejos de la realidad.
Mil gracias por tus palabras, kasioles, siempre me ha dado miedo perder la brújula, convertirme en algo que no sea capaz de reconocer. Muchas veces es fácil perderse, sentir envidia de las decisiones fáciles.. escribir es una forma de recordarme que ese no es el camino. Te lo agradezco mucho.. Un abrazo enorme.
carlos
Qué bien escrito. Se ve. Debieran filmarlo. Pura imagen y varios impecables introspectivos off. Prosa muy muy lograda, amigo.
Abrazo admirado hasta vos.
Miquel Cartisano
Todas las fotos dicen algo. Cuando no son banales, como es este caso, además nos deja la impronta de lo que nos quiere decir quien las toma. Habla la foto y habla la persona que las hace., aunque los que las miramos podamos extraer cada uno una lectura diferente.
Todas me dan indicios de soledad, ya ves. Hay algo en ellas que me lo indican, aunque no podría definir el qué.
Salut
Toro Salvaje
Picadoras de carne.
Unas más, otras menos pero todas acaban convirtiendo al humano en un despojo.
Saludos.
toYerik
Me imagino que estoy ya en un estadio en el que el aburrimiento es más un descanso momentáneo que tedio.
Lo mio es fijación con el oeste y no se realmente por qué. Sin embargo sigo tirando fotos y de vez en cuando al mirar alguna me sorprende ¿por qué?
Cada vez odio mas viajar por corto que sea el trayecto.
Salud.
Judit
Esas fotos tan bonitas, tomadas desde lejos, como el sentimiento que uno debe poner a ese trabajo, dónde uno nota la desolación o desilusión del que tiene delante. Cómo esa cancha vacía, ese descampado. Ya no hay continuidad, no hay ningún tipo de compromiso; ni del trabajador y menos de la empresa. Eres un número, una estadística. No sirves: fuera.
Lo mejor es no tomarlo personal. Ni de un lado ni del otro. Ahora el mundo funciona así.
No puedes hacer nada, sólo escuchar. Cómo escuchas los paisajes que ves. Que te hablan al oído sin que te des cuenta y se enlazan con tus historias. Tan reales.
Quizás son tristes, pero esto es la vida. La tristeza está en todas partes, hasta en las imágenes más bonitas de tus fotos. En cada casa, cada pared, cada ventana, cada suelo empedrado, de tierra, cada pavimento, cada iglesia que nos muestras.
Luego en esa belleza, en tus escritos,uno es feliz. Porque es genial leerte Beauseant 😍
Cabrónidas
Observo dos contrastes en algunas fotos. Ambos son definitorios e innegables, y hablan de nosotros más de lo que nos pensamos. Uno es la opulencia del monumento a Alfonso XII, por ejemplo. Como si así fuera más respetable; como si tuviéramos que agachar la cabeza, sentir cierta subyugación… Las otras dos fotos (fachada azul una; fachada roja con rótulo incompleto la otra) son las de la modestia e incluso la pobreza. El hacer lo que se pueda con lo que se tiene porque no hay más. Y más necesarias, probablemente, que el puto monumento.
Anna casanovas català
Hola gracias por tu visita preciosas las fotos podrías imaginar que estas en ellas
Cuidate mucho
Neuriwoman
Un viaje continuo a un norte tan inquietante como la vida misma, todos lugares de paso excepto el tanatorio del fondo de la foto que será final del camino para muchos. Abrazos
Beauséant
Gracias, Carlos, a veces salen cosas de las entrañas. Agradezco tus palabras, siempre aspiro a escribir de la manera más visual posible.
He sentido algo parecido, Miquel Cartisano, son fotos tomadas en diferentes momentos pero que, vistas en conjunto, parecían tener ese nexo común del que hablas. Claro, depende de los ojos que lo miran, al acompañarlas con letras parece que estoy tomando de la mano a quien las mira para ir por un camino concreto. No me gustan las fotos con demasiadas explicaciones, parece que te limitan.
Muchas gracias
Es su trabajo, Toro Salvaje, sacar la esencia, lo que se puede aprovechar en forma de rendimiento del trabajo, y deshacerse de la pulpa inservible. Entiendo que es su misión, lo que me cuesta entender es que lo aceptemos.
El aburrimiento, toYerik, es una herramienta muy poderosa. Nos incita a hacer cosas nuevas, a buscar… a pelear. Por desgracia no siempre sabemos qué hacer con él, me alegra que no sea tu caso. Lo de las fotos, es sencillo, si pones la cámara en un trípode y haces la misma foto durante muchos días, alugna será especial, y no sabrás el motivo.. quizás sea magia.
Vaya, Judit, me has dejado una sonrisa. Nunca he aspirado a nada en nada de lo que hago, ni en las fotos ni en lo que escribo, intento hacer las cosas lo mejor posible, dar todo lo que llevo dentro, pero nunca tengo claro si eso tiene sentido para alguien más o si sólo estoy acumulando piezas sin orden. Me alegra saber que hay alguien al otro lado, que todo eso que acumulo crea enlaces… de esa forma, esa soledad, es menos soledad. Es extraño sentirse unido a personas a las que no has visto, a las que no has escuchado y que, sin embargo, parces conocer.
Hace mucho tiempo que me he apeado de ciertas peleas. Ya es tarde para intentar ser una pieza útil del sistema, trabajo, qué remedio, pero intento dar lo mínimo porque, para mi, lo importante son todas las cosas que hago fuera del trabajo.. ese acumular de piezas, las fotos, los escritos, el poder compartirlo con esos extraños que no son nada extraños.
Un abrazo
No lo había pensado, Cabrónidas, puse las fotos delante y las fui colocando hasta encontrar la forma que andaba buscando, pero sin tener muy claro qué es lo que estaba buscando. De manera inconsciente relacionamos, unimos y creamos vínculos, y no siempre es fácil entender la motivación. Es, además, curioso, porque es símbolo a la opulencia, se hizo en un momento en el que país no estaba para muchos gastos y hubo problemas con los materiales y con el suelo sobre el que se asentaban, representan, pues, una opulencia falsa, un orgullo de un país que ya sólo estaba en la imaginación del monarca de turno.
Hay que ser posibilista, hay que hacer lo que podamos con las herramientas que tengamos. Pelear, darlo todo, pero siempre sabiendo que la perfección nunca la lograremos.
Lograr eso, Anna casanovas català, trasladarte a las fotos, me parece algo maravilloso 🙂 Un abrazo.
Pensaba haber dejado esa foto, Neuriwoman, la del tanatorio, al final, el cierre de la serie.. luego me di cuenta que los tanatorios, para los vivos, son lugares de paso. Otro lugar al que nos lleva la vida, el de las despedidas, el de los cierres definitivos, pero un lugar de paso. Gracias.
Laacantha
“Somos lo que pudimos salvar del naufragio, nos definen las cosas que pudimos hacer pero no hicimos…” Pues , eso, la culpa continua -me refiero a mi- por no hacer lo debido. Me siento culpable por no haber mostrado mi amor a mis padres, por no saber mostrar mi amor a mis hijos , me siento culpable por muchas cosas que ya no se puede remediar. Y me siento culpable en ese momento por tener la terrible necesidad de contarte las explicaciones que nadie me ha pedido.
No se , si te das cuenta de lo bueno que escribes. Un abrazo
Frodo
Es un texto cargado de simboogía existencialista. Un análisis sesudo de la condición humana.
Como siempre, las fotos no se quedan atrás, son tan magistrales que me sorprende cómo tus relatos pueden llegar a competir.
No hay más tiempo que el que nos queda, y más espacio del que se puede capturar en una imagen.
Lo que queda por fuera.. apenas podemos insinuarlo
Me encantó.
Abrazos
Beauséant
Nunca hacemos lo debido, Laacantha, esa es la losa que siempre llevamos a nuestras espaldas. Una larga cadena de culpabalidad.. pero, ¿qué es hacer lo debido?, ¿cómo hacerlo cuando no tenemos toda la información? Juzgamos lo que fuimos desde el futuro lo que fuimos en el pasado, y eso no es justo, nunca salimos bien en esa foto. Creo que debemos repetir a modo de oración cada mañana algo como: lo hice lo mejor que pude con lo que tenía entonces, no soy culpable de nada… Lo mismo funciona.
Te agradezco tus palabras, a veces me agobio con tanto amontonar letras… hay días que las borraría todas
Gracias por verlas con tan buenos ojos, Frodo, a mis pobres letras digo. En el fondo no pretendían ser nada, salen del cansancio, de ver tantas cosas alrededor que no funcionan y, lo peor de todo, nuestros silencios, de alguna forma nos convierten en cómplices, ¿no? O sólo somos víctimas de ese leviatán.
Muchas gracias por traer algo de luz, pensar que todo esto pueda, no sé, ser útil para alguien, es mucho más de lo que esperaba lograr.
Un abrazo.