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los últimos bañistas

Los últimos bañistas del verano se agrupan desangelados como supervivientes de una secta que llegaron tarde al suicido colectivo. Deambulan por la orilla con los hombros caídos, masticando recuerdos, mirando la punta de sus pies aún descalzos, como si allí estuviera escrito algo importante que han olvidado.

Frente a ellos, aguarda el último baño de un verano que creyeron interminable. Una luz dorada se deshace sobre el horizonte y, en sus destellos, flotan las promesas que hicieron cuando esa luz áurea era una promesa de eternidad. Grandes palabras que ahora, bajo el filo del crepúsculo, deben encontrar un final que nadie quiere escribir.

El agua, que hace semanas era cómplice de risas y juegos, convertida en un espejo frío que devuelve una versión más pálida, más fea e incompleta, de sí mismos. El mar, es ahora un reflejo oscuro que devora el sol y, con él, la última hebra de calor.

Esos momentos que creyeron eternos se evaporan y son barridos por la resaca de los días, fugaces como el mismo verano. Los rostros que antes se cruzaban con despreocupación bajo la brisa del mar se inclinan ahora, tímidos, avergonzados, como si la luz del atardecer expusiera algo que ya no existe: un adiós que no se atreve a serlo del todo.

Pocas cosas resisten el escrutinio de la luz tungsteno del invierno. Las promesas de eternidad, las miradas cargadas de futuro, las palabras inflamadas… ahora son ecos tibios en algún rincón olvidado de la memoria.

Al caer la tarde, los últimos bañistas del verano despiden el último rayo de sol con una tristeza silenciosa. Se giran hacia el ocaso sin despedirse. Saben que la próxima vez que miren al mar lo harán bajo el peso de abrigos y bufandas, cargando esa nostalgia obstinada que nunca termina de abandonar sus corazones.


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33 Comments

  • BDEB

    Esos últimos bañistas se resisten a despedirse del verano y aquí es el verano el que se resiste a marcharse.
    Mientras unos lo miran con tristeza a otros nos encanta esta temporada para pasear en el mar, silencioso, vacío pero a la vez tan lleno.
    Aquí un grupo de bañistas son fijos todo el año, todos los domingos verano o invierno se adentran en él como si fuera un ritual.

  • Joiel

    El agua no olvida lo que el verano ocasiona a su gelidez. Los bañistas, testigos de excepción con un liviano peso a cuestas.

  • tonYerik

    Me imagino que será el otoño porque desde hace unos días ando recolectando algunas fotos para dar la bienvenida al presunto fresquillo soleado que debería, aunque ahora parece que si, por fin, se quiere asomar. O seguramente se me ocurrió la idea al mirar la copa de uno delos arboles habituales en mi recorrido que empiezan a amarillear y que me dio la idea.
    Pero es muy cierto, solo que a mi es cuando mas me gusta ir a mirar el agua y cuanto peor tiempo más. Uno es que es así de “cenizo” que dicen mis paisanos.

  • la chica triste de la parada de autobús

    “Con la certeza de que el tiempo de las lágrimas ya vuelve…”

    Precioso texto, artista. Me he visto ahí, en la orilla, mientras se me metía algo en el ojo. Cuántas esperanzas depositamos en efímeros veranos que nunca están a la altura. Se hace agridulce la emoción 😉

  • Mento

    Mientras te leía he pensado que esos deben ser bañistas de pacotilla. Porque yo que me considero una bañista empedernida, no entiendo de estaciones si de meterme al mar de trata. 😉

  • Beauséant

    Quizás ambos, BDEB, el verano y los bañistas, no quieran despedirse. Como esas comidas de amigos donde pasas más tiempo diciendo adiós que comiendo 🙂
    Las zonas turisticas con mar fuera de temporada me encantan, tienen un aire triste, de algo perdido, que me las hace mágicas.. y el mar, claro, ya tranquilo sin gente, pudiendo contemplarse con calma.

    Los bañistas tristes, Joiel, el mar, por fin, tranquilo pudiendo ser lo que en verdad es, esa criatura un poco huraña.

    Muchas gracias, Bonsai con Bayoneta, te lo agradezco.

    Siempre hay otro verano, eso es verdad, Miquel Cartisano, pero es peligroso presuponer que siempre podremos disfrutarlos. La vida cambia, nos lleva y nos trae, sin avisar.

    Qué maravilla de vídeo, gracias, debe ser una sensación maravillosa. Siempre que viajo en avión intento ponerme en la ventanilla, ese momento en que nos convertimos en maquetas, las caistas, los ríos, las carreteras, me parce maravilloso.

    El invierno anda con el calendario estropeado, tienes razón, tonYerik, yo también he estado afinando la cámara, pero parece que no encuentro nada que hacer con ella.. aún. A mi me gusta el mar en invierno, me gusta, en general, el invierno, parece que la vida contiene la respiración y todo se pausa y nos permite, por un momento, ver su verdadero rostro.

    Tendría que consultarte cada texto que escribo, la chica triste de la parada de autobús, para terminarlos todos con una frase de Lapido, ¿te imaginas? Mira que yo soy de la secta, pero no llego a tu nivel de conocimiento 🙂

    Las cosas que esperamos nunca parecen estar a la altura, por eso ha que seguir buscándolas sin descanso. Es en esa búsqueda donde todo cobra sentido. ¿No te parece?

    Lo mismo los miembros de la secta que faltan, se metieron en el agua, Mento, porque estaba endiabladamente fría 🙂 Pero te creo, seguro que, al menos, te habrías descalzado y habrías avanzado, firme la proa hasta el horizonte, hasta esa promesa de luz que se vislumbra al final, ¿verdad?
    Un abrazo

  • Gabi C S

    Y los paseantes de playa otoñales?
    Los que evitan el verano porque no son tan ágiles, o no quieren serlo, como para padres sorteando cuerpos, pelotas, “tesoros”enterrados, etc
    Los veo hasta hoy en el paseo maritimo, sin invadir la arena porque aun no es su momento, pero colocados en sus tacos, superada ya la posición de ” preparados”, ya en la posición de “listos”, esperando el pistoletazo de salida.
    Abrazooo

  • Gabi C S

    Ahora me aborda la idea de que alguno de esos bañistas podría ser convertible, pero no sé si es posible ser tan voluble.

  • अनत्ता 光 心

    ¿Luz tungsteno? Qué buena metáfora. Últimamente sufrimos calores tan insoportables (de hecho, letales para mucha gente), que el hecho de que refresque y bajen las temperaturas ya es todo un alivio, un descanso.
    ¿Frío aquí en Barcelona? Nada de nada, en todo caso “fresco”, a lo sumo. El sábado puse una segunda manta en la cama (no descarto aguantar así hasta la primavera, cuando no hace tanto te pelabas de frío por las noches… ). Y mucha gente aún va en camiseta corta por la calle, incluyendo al que escribe.
    Endless summer.
    Vivir el momento y dejarse de nostalgias… díselo a esos bañistas. Fuera telarañas de la cabeza, que ya va siendo hora, ¿no crees?

  • Mento

    Verdad, verdadera… soy de entrar hasta el fondo si no encuentro la salida. Así que imagina de lo que soy capaz de sumergirme si sigo mis instintos… 😜

  • Beauséant

    La vida misma, Gabi C S, cuando un lugar es abandonado enseguida es ocupado por otros organismos.. por supuesto que hay agentes dobles, unos por ser así de volubles, otros porque son espías que aguardan el momento en que las temperaturas permitan volver a reclamar lo que creen que les pertenece.

    Muchas gracias, Mónica Frau, cuando hago una foto siempre intento explicármela. Hago la foto porque algo hace click en mi cerebro y, una vez hecha, es cuando intento analizar ese algo, si lo hiciese al revés, me perdería la foto. Te agradezco mucho que lo aprecies porque a veces siento que hablo en voz alta 🙂

    Tengo mi mejor abrigo listo en el armario, अनत्ता 光 心, pero se resiste a salir de ahí. Voy poniendo capas, en especial a primera hora, pero es verdad que lo hago más por el calendario que porque sea necesario.. llevo mal los adornos navideños que ya empiezan a brotar con este tiempo (en realidad los llevo mal siempre) Los bañistas no pueden quejarse, sí, cada vez tienen más días de playa.

    Seguro que Juanito iría a buscarte al fin del mundo si eso ocurriese, Mento, iría y volvería las veces que hiciesen falta, ¿verdad?

  • Eva

    Cuando el verano se va y los bañistas suspiran, salimos de la madriguera las criaturas del otoño, disfrutando de caminos y senderos. En la naturaleza el otoño es una fiesta, rojos y marrones, verdes y amarillos, qué belleza el color de los árboles, descubrir las primeras setas, la explosión de frutos, sinfonía de olores y sabores… hasta el verano necesita vacaciones Beauseant, ya volverá.

  • Toro Salvaje

    Aquí todavía se resisten a abandonar.
    Ayer estaba jugando a voleibol y algunos incluso nadaban.
    Pero todo llega a su fin…
    Creo que está semana se rendirán.

    Saludos.

  • Beauséant

    Como criatura otoñal que soy, Eva, no puedo estar más de acuerdo 🙂 Me encanta salir a la montaña en Otoño. Desde que pones un pie en la tierra y te encuentras las gotas de rocío cubriendo el camino, un manto rojo y amarillo de hojas y todos los olores del invierno… Incluso en las zonas de playa, que pueden parecer un poco tristes con tanto comercio y tanta casa cerrada, pero que te muestran su verdadera esencia.. El verano siempre me parece algo impostado, poco natural.

    Las estaciones tienen su momento, Citu, es verdad, y con ellas las personas que bailamos a su son.

    Es cierto, José A. García, una sensación entre la vergüenza y no tener muy claro qué hacer, ¿verdad?

    Creo que les queda poco tiempo, Toro Salvaje, algunos, incluso, lo harán porque se sienten obligados. Seguro que pasan frío con la ropa de deporte, pero tienen que fingir que aún no se les ha acabado el tiempo 😉

  • evavill

    Los veranos están siendo últimamente tan bestias que no me da ninguna pena que se vayan, más bien me da miedo que vuelvan.
    Es verdad que su luz es muy alegre, pero también me encanta la del otoño, aunque dure menos.

  • Diego

    No hay que desesperarse. Ya falta menos para que el sol de primavera vuelva a calentar las aguas marinas, hasta que se haga soportable nadar en ellas, y recuperar de ese modo la sensación de libertad que esta afición proporciona. Mientras tanto, para no perder la forma ni la afición, tendremos que conformarnos con la piscina de invierno y sus idas y venidas infinitas siguiendo la raya del fondo. No es lo mismo, pero es lo que toca.

  • Cabrónidas

    Estoy seguro de que el mar se alegra mucho de la llegada del otoño y de que vayan llegando las bajas temperaturas. Eso significa menos gente haciendo sus necesidades evacuadoras en él.

  • Beauséant

    Me pasa algo parecido, evavill, que cuando empieza a asomarse el verano al calendario, sufro por anticipado. Contra el frío parece que siempre hay más opciones, pero contra el calor…

    Tampoco hay que caer en la locura, Diego, podemos dedicar las tardes invernales a leer, comer chocolate con churros y contemplar al agua de los ríos. Ya sabes, tomar fuerzas y calorías para cuando aparezca el calor 😉

    Menos gente, Cabrónidas, menos mierda, así, en general.. pues sí, porque madre mía que poco cariño le tenemos al pobre.

  • Neuriwoman

    Qué texto tan hermoso… tiene una melancolía luminosa, de esas que duelen pero acarician al mismo tiempo. Con la hondura y la cadencia de un final de película: el verano se apaga, y con él, una parte de nosotros. Abrazo

  • carlos

    Los últimos, como tantas veces antes, con la misma pesadumbre de cuando niños los domingos al atardecer para al otro día tener que ir al colegio…
    Abrazo sin sombrero. Me encantó!!

  • Maria

    Me ha encantado el texto, cómo lo has ido narrando y las metáforas tan bonitas que has utilizado, Beauséant, y esa fotografía que compartes.

    La verdad es que creemos que el verano no se va a terminar nunca, pero todo tiene su principio y su final. Cuando voy a la playa en vacaciones, el primer día estoy tan feliz sabiendo que todavía me quedan días por disfrutar. Pero el último día, qué pena me da, pensar que ya no volveré a disfrutar del mar ni de la playa. Porque yo lo tengo lejos y voy una vez al año. Quiénes lo tienen cerca, aunque no se puedan bañar, pueden disfrutar de las vistas, y eso es maravilloso.

    De momento, disfrutaremos de las vistas que tenemos delante, en el presente, y luego, ya vendrán otras ¿verdad Beauséant? porque todo tiene un principo y un final. Pero debemos ser positivos y pensar que también es bonito disfrutar de otras cosas. Como aquí, ahora, en tu compañía.

    Un placer haber estado disfrutando de tu entrada.

    Que pases un feliz mes de noviembre.

    Un abrazo.

  • Alí Reyes

    Leerte a ti hablando de este tema, es entender por qué al verano se lo asocia a la juventud, porque aquí no estás hablando de una estación anual sino DE NUESTRAS VIDAS, ni más ni menos.

    Esto me hace acordar las canciones de verano de nuestra juventud que, en mi caso, que vivía en Venezuela, donde no existen estaciones, esas canciones pasaron a representar los recuerdos de mi propia vida y ahora la evidencia de que alguna vez fui joven…risas

    Creo que tu texto se resume en esta oración “un adiós que no se atreve a serlo del todo.”.

    Bien, para cerrar con un buen recuerdo de verano que le de un poco de múica…o nostalgia, a tu escrito, te voy a dejar esta entrada. Sé que te gustará

    https://tigrero-literario.blogspot.com/2020/07/vacaciones-de-verano-la-formula-v.html

  • María

    “Los últimos bañistas del verano se agrupan desangelados como supervivientes de una secta que llegaron tarde al suicido colectivo”. Qué imagen tan rotunda !!! Creo q es de lo mejor que te he leído , no este párrafo, toda la entrada “flotan las promesas que hicieron cuando esa luz áurea era una promesa de eternidad”, azul tungsteno, tristeza silenciosa …El otoño te inspira , mi querido BEAU! A mí antes me mataba de pena el otoño, a medida q aquí se nos ha ido secando un poquito, he ido apreciando y disfrutando su belleza. La playa para mí es intemporal, me gusta en todas las estaciones del año , en realidad , lo q de verdad me gusta, es el mar, sobre todo a esa hora crepuscular q parece refleja tu preciosa fotografía , es mi hora favorita …Parece cargado de nostalgia, no explota todo el texto de ella y sin embargo …Está vez estoy segurísima q es pura literatura jajaja segurísimo q te encanta el otoño cargado de ocres, hojas rojas y lluvia …No, no…seguro q tú eres un apasionado de las ventiscas …incluso hasta de nueve jajaja
    Un beso BEAU!

  • Lincol Martín

    Describes con gran sensibilidad el final del verano y la nostalgia que deja. Los bañistas representan el paso del tiempo y la pérdida de lo que fue alegre y cálido. Todo cambia: la luz, el mar y hasta las emociones. Es una reflexión melancólica sobre cómo los momentos felices son breves, y cómo al terminar, nos dejan una tristeza serena, casi inevitable.

    Que tengas un lindo día.
    Saludos.

  • Beauséant

    Eso que dices es muy lindo, Neuriwoman, a veces volvemos a esas cosas que duelen, pero que nos recuerdan algo importante, ¿verdad? El final del verano quizás sea eso, perdemos algo en cada paso de estación, algo de lo que somos.

    Muchas gracias, carlos, es una buena analogía. Esas pesadas tardes de Domingo en las que, de pronto, recordabas las cosas que no habías hecho, lo temores que te aguardaban en las interminables horas de clase…

    Es una forma sabia de afrontarlo, Maria, intentar recibir las cosas como vienen, sin pensar en su parte negativa. Yo veo el mar muy de vez en cuando, quizás por eso lo disfruto más, ¿no te parece? Lo mismo, al tenerlo siempre al lado, lo damos por sentado y deja de importarnos. Los cambios de las estaciones, los cambios en la vida, no podemos dar nada por sentado. Así que.. pues eso, disfrutar de lo que venga cuando es bueno, capear con lo malo cuando no quede más remedio, y tratar de buscar las pocas cosas buenas entre medias.
    Muchas gracias por tus palabras.

    Así es, Alí Reyes, es casi inevitable, ¿verdad? Asociar el paso de las estaciones al paso de la vida. Nunca me gustaron las canciones de verano, demasiado liviano para la persona adolescente que habitaba en mi 🙂 Voy a leer ahora el enlace, gracias 🙂

    Vaya, María, muchas gracias, no me esperaba unas palabras tan cálidas.. gracias. El Otoño me inspira, puede ser, aunque el otoño que tenemos ahora es un otoño extraño, diría que enfadado, ¿no te parece? Es mitad verano, mitad invierno, y depende del día encuentras una cosa o la contraria… No hay tanta quietud como lo recordaba, esa lluvia densa que caía con lentitud ahora cae a puñados. Pero sí, me gusta el Otoño, incluso me gusta el invierno y la nieve.. quizás en pequeñas dosis, no sé si podría vivir siempre en la nieve, debe ser agotador, mejor no pedirlo 😉

    Me encanta la playa a esa hora, queda poca gente, las sombras difuminan el mar, pero el sol sigue brillando como una pequeña promesa. Las fotos se complican un poco, así que es mejor dejar la cámara y disfrutarlo.

    Un abrazo

    Una tristeza serena, Lincol Martín, qué bonita frase, quizás es lo máximo a lo que podamos aspirar al envejecer, a una tristeza con rescoldos de las cosas buenas aún dando calor. Los últimos bañistas despiden el verano, pero también se despiden de esos extraños con los que compartieron un trozo de vida. Porque la vida nos lleva y nos trae, nos junta y nos separa, no hay eternidad.

  • Frodo

    La melancolía ha tomado por asalto tu texto y creo que no afloja en tu gran fotografía.
    Qué cosa estar un poco a destiempo, ni muchísimo ni a tiempo, haber llegado justo tarde es alo tremendo.

    Magistral entrada.
    Un abrazo, Beau

  • Beauséant

    Llegar a tiempo es maravilloso, tienes razón, Frodo, las piezas que encajan con un click, la música celestial en tu cabeza… qué poco dura, ¿verdad? qué pronto acaba el verano, y el invierno, y la vida….
    Muchas gracias, tengo mucho cariño a ese tipo de fotografías pero nunca sé si encuentran alguien al otro lado.. eso también es maravilloso, tener alguien al otro lado.

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