el inicio del mundo

Nuestro mundo, todo lo que conocemos, la tierra misma que pisamos, es apenas un recién llegado al cosmos que ha comenzado a dar sus primeros y titubeantes pasos. Mucho antes de nuestro tiempo, antes incluso de la existencia del propio tiempo, fue la era de los titanes: una raza de gigantes primigenios. Criaturas cuya escala se encuentra fuera de nuestra compresión, henchidas de orgullo y un poder inimaginable, pero ciegas y sordas al sufrimiento ajeno Su único anhelo era engendrar guerras, intrigas y venganzas sin fin.
Tan absortos estaban en sus eternas disputas que apenas dejaron rastro de su existencia; olvidaron legar algo más que desolación. Nada memorable, ni piedras talladas, ni alfabeto alguno, ningún hilo del que poder tirar: sólo el surco profundo de la destrucción allí donde posaron su atención.
Y entonces, se desvanecieron, sin más, un chasquido de dedos cósmico y la nada. Sólo dejaron atrás sus colosales restos petrificados, pero nuestra civilización, que sin saberlo camina sobre sus huellas, es incapaz de verlos.
Confundimos sus cuerpos inertes con montañas, extrañas ondulaciones del terreno, islas que emergen del mar como bestias dormidas. Aquella cordillera que nos evoca una mujer dormida, ese rostro ceñudo que desafía al sol desde un acantilado, un contorno demasiado preciso, una forma que no encaja del todo con el azar geológico.
Algo, una chispa del subconsciente, nos dice que las cosas no son lo que parecen, que hay algo más latiendo bajo la superficie. Pero somos incapaces de ensamblar las piezas y pronto las dudas se disipan. Es más fácil así: olvidar, no pensar, ignorar la pieza que tenemos en la mano y que no tiene un lugar en el puzle de nuestra realidad.
Estamos condenados a construir incansables sobre ruinas que no reconocemos, repitiendo ciclos que creemos nuevos. Mientras, los gigantes caídos, ocultos bajo capas de tierra y olvido, esperan a que el tiempo nos haga entender.
Los titanes no desaparecieron sin más. Evolucionaron, se adaptaron, se convirtieron en la propia tierra que hoy hollamos. Y ahora, están despertando. Su legado no es solo la destrucción que dejaron, sino también una advertencia escrita bajo nuestros pies: “si no aprendéis de nuestros errores, si persistís ciegos ante vuestra arrogancia, estaréis condenados: vuestro destino será el mismo que el nuestro”.

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los miedos

20 Comments
José A. García
Cuando dejamos de pensar el mundo mitológicamente, este perdió todo sentido. No tengo pruebas, tampoco tengo dudas.
Saludos,
J.
POETAS EN LA NOCHE
Qué bonito y estremecedor recordatorio de lo pequeños que somos y de lo frágil que es todo cuanto creemos eterno.
Hay una tristeza profunda en esas huellas invisibles… y también una llamada a la humildad que no deberíamos ignorar.
Un abrazo Beauséant.🌷
darkzombie799422b6f0
Es seguramente que nos hemos acomodado y de pronto unos lunáticos con ínfulas de Titanes (que por cierto ni saben que es eso) han llegado y puesto el despertador. Pero tan solo van a ser ciclos. Más o menos largos, porque los durmientes tienen la mala costumbre de despertar y sacar toda la mala hostia que lleva el ser humano dentro, la otra cara que más de uno de estos locos pensaban que la comodidad había hecho desaparecer.
Eva
Pero junto a los gigantes dormidos juegan los niños. Seguramente cuando crezcan repetirán los mismos errores que comete el ser humano generación tras generación porque en nuestra naturaleza está el aprender demasiado tarde, cuando nuestro tiempo se agota. Lo saben los titanes, pero miran con sus ojos de piedra a los niños, deseando ser como ellos y olvidar.
Preciosas fotos y texto, Beauseant
Beauséant
Dejamos de ver la magia en lo que nos rodea, José A. García y, sí, ahí se fastidió todo, cuando empezamos a medir a tasar y pedir explicaciones para cada cosa que nos pasa.
Muchas gracias, POETAS EN LA NOCHE, todo lo que creemos eterno simplemente tiene un tiempo de vida mayor que el nuestro, simplemente, nos sobrevivirán, pero eso no les hace eternos, ¿verdad? Las cosas efímeras, como esa rosa, tienen mucho que enseñarnos.
Un abrazo.
Hay mucha rabia en tu comentario, darkzombie799422b6f0 y, aún peor: verdad. Pensamos que nuestra evolución, nuestra sagrada civilización nos protege de la locura de unos pocos y, ya ves, en manos de quién estamos y los discursos que predican desde sus púlpitos en forma de pantalla.
La vida no enseña muchas cosas, Eva, pero tiene la dudosa costumbre de hacerlo cuando ya no podemos hacer nada con lo aprendido. Es una especie de maldición griega, sí. Condenados a ver a otros repetir nuestros errores, incapaces de poder cambiar todo lo que hicimos mal. Los niños, los niños pueden salvarnos, si logran ignorar a los adultos, claro
Muchas gracias.. un abrazo.
Citu
Es una buena forma d e ver la mitologia y el mundo en general. Me gusto tu relato. Te mando un beso.
tonYerik
No se de donde coño ha salido ese nick dkzombie
Etienne
Salvando las distancias y obviando detalles, las evoluciones de casi todas las diferentes civilizaciones me hace acordar a la campana de Gauss, no? ese gráfico estadístico que visualmente arranca abajo, sube, toca un punto elevado y luego vuelve indefectiblemente a bajar.
Se ve que no aprendemos, que estamos “condenados” a repetir recorridos, como si fuera un circuito de carreras.
Lo que consuela es que para la inmensa mayoría será imposible de ver.
Toro Salvaje
Ahora que todo es digital y falla estrepitosamente… sería el momento para cambiar el futuro aburrido y aséptico que están implantando.
Al final seremos un encefalograma plano.
Saludos.
Beauséant
Muchas gracias, Citu, la mitología es siempre una buena forma de acercarse al mundo, ¿verdad?
Ya, tonYerik, pero quise respetar tu intimidad y lo dejé así aunque en el mail salía tu nombre. Pensé, si ahora quiere llamarse así, pues adelante 😉
Algo así, Etienne, aunque la campana se refiere a la estadística, que estamos todos apiñados en el medio con “outsiders” por los lados. Me has recordado a las diversas teorías sobre la existencia, o ausencia, de otras civilizaciones. si hay un gran filtro que las hace desparecer, si estamos a un lado u otro del mismo.. Lo cierto es que somos muy poca cosa, nuestra supervivencia como especie y como individuos nunca debemos darla por sentada.Y no, tienes razón, no aprendemos.
Estamos en ello, Toro Salvaje, en nada los blogs serán escritos por inteligencias artificiales que comentarán y se re alimentarán constantemente.
Neuriwoman
Hola, aunque tu texto nos hable de esa historia enterrada y olvidada, que a la vez es metáfora de nuestra propia historia. Y nos sugiera que lo que ignoramos nos condena, y que debemos aprender de los errores del pasado (nuestros o de civilizaciones anteriores) antes de que sea demasiado tarde, al final como sociedad seguimos haciendo oídos sordos como Ulises cuando se los tapó con cera para no escuchar a Parténope. Él salió ganando, nosotros perdiendo. Un abrazo
अनत्ता 光 心
Y tanto. Un gigante cerró los ojos por un momento y fíjate la que se lió.
Carlos Perrotti
Para enmarcar. Además de coincidir con tu mirada me animás a profundizar. Un lujo leerte, amigo.
Abrazo tan admirado como agradecido.
María
Es q cuanto más grande es el cuerpo, menos ágil , más difícil de maniobrar y menos posibilidad de camuflaje, suma a eso la prepotencia de los q se creen poderosos y ya tienes el por qué titanes y dinosaurios abonan nuestros prados y sus perfiles cubiertos de tierra dibujan los cerros, cordilleras y demás orografía titánica jaja Qué estatuas mas increíbles! y qué bonito imaginar q paseamos sobre semidioses … Me gusta imaginar a qué se parecen los perfiles de las montañas , parece ido a las formas q tienen las nubes …Este texto tuyo deberían leerlo los súper poderosos actuales o los q sin serlo, creen q lo son, pronto abonarán los huertos y jardines porque sus dimensiones no dan para mucho más, pero… No aprendemos mi querido BEAU, ni siquiera lo intentamos, los humanos seguimos erre q erre girando al rededor de la misma noria y eso q somos pequeños e insignificantes , pero tenemos la cabeza taan dura q mejor estamparnos mil veces contra el mismo muro q cambiar de trayectoria o intentar saltarlo …no, ahí , golpeándonos hasta empotrarnos como percheros en la pared …Nada, q no se molesten en avisarnos los pobres titanes , se quedarán afónicos y nadie les escuchará.. quizá tendrán más éxito con las lombrices o…no, no, las cucarachas , ellas seguro q les vienen escuchando desde siempre q sobreviven a cualquier cataclismo , si no fueran tan asquersillas serían hasta admirables : ) Un beso! ..hoy con luz..mañana, a saber : )
Cabrónidas
Diría que los titanes y esos grandes dioses nos crearon jugando a los dados a ver qué salía. El resto es Historia, y del todo vomitiva.
Franco Puricelli
Muy bueno, se disfruta mucho la lectura y da para quedarse pensando. ¡Saludos!
Beauséant
Se supone que salió ganando, Neuriwoman pero, lo mismo, se pasó muchas noches soñando que había tomado otra decisión. Y así andamos los humanos, que nunca estamos conformes con las decisiones que tomamos y, además, odiamos los sacrificios para conseguir algo e largo plazo, lo queremos todo de manera inmediata. Lo que ignoramos nos condena, ni más ni menos.
Insinúas, acaso, अनत्ता 光 心, que vivimos dentro de los ojos de un gigante, y que cuando cerró los ojos nos quedamos a oscuras?? porque eso tendría mucho más sentido que algunas de las cosas que he escuchado 🙂
Gracias a ti, Carlos Perrotti, me alegra compartir algo y encontrar alguien al otro lado, gracias, es una sensación maravillosa.
Ni más ni menos, María, lo pequeños que somos, la cantidad de cosas que nos tumban y, ahí seguimos, incapaces de aprender aunque tan sólo por nuestra propia supervivencia. Desde fuera, a vista de extraterrestre, debemos de producir una mezcla de ternura y risa. Quizás los humanos seamos como cucarachas para ellos, cualquiera sabe, había un cuento de Asimov sobre una plaga de insectos que, adivina, resultaban ser los humanos.
Los poderosos podrían leer esto mil veces y les daría lo mismo, sólo les interesa aquello que les pueda dar dinero, seguro que encontrarían la forma de sacar dinero de este sitio, eso si me gustaría verlo, bueno no, pero ya me entiendes 🙂
Voy mucho a las montañas, no hablan, pero me dicen cosas, las formas que tienen, no todas son casuales, hay un mensaje ahí pero, tienes razón, ni aunque lo gritasen lo escucharíamos. Nuestra cabezonería nos ha permitido sobrevivir en casi cualquier lado, levantarnos de todos los golpes, pero ha devenido en orgullo, y esa puede ser nuestra perdición
Un abrazo.
Una apuesta que salió mal, Cabrónidas, el típico tatuaje que te haces y del que te arrepientes al día siguiente.
Mil gracias, Franco Puricelli, pienso mucho, demasiado, y rara vez llego a alguna conclusión, al compartirlo escucho otras voces y aprendo, siempre aprendo.
Alí Reyes
Construimos instalaciones sofisticadas sobre ruinas ancestrales, para que luego lo que hicimos también sea ruina donde otros construirán… caray.
Beauséant
Un ciclo eterno de creación/destrucción, ni más ni menos, Alí Reyes, y, en cada uno de esos pasos, nos creeremos los únicos, los elegidos y especiales.. ya ves.
Joiel
Creo que lo insignificante prefiere seguir siéndolo por obra y gracia de recuerdos atávicos donde lo imposible acabó teniendo fecha de caducidad.