el amor en los tiempos de la ortografía

El banco ataúd-guarda en su corazón de granito el último estertor del verano.
En su interior quedan los besos apresurados, las promesas incumplidas, el roce de cuerpos ávidos que creyeron nacer para fundirse en la completitud del otro. Un mágico caleidoscopio que, al girar, nos entrega una figura completa en vez de fractales rotos: un dorado atardecer, un caballo de color blanco con las crines al viento, un pueblo dormido bajo la nieve… Imágenes de pura felicidad arquetípica, porque para los amantes, conjurar la palabra amor es erigir una barricada contra todo el dolor que habita en el universo.
Así de fuertes se sentían al entrelazar sus manos y sus miradas sobre aquel banco. Así de fuerte era lo que sentían en su interior. Todo lo podían, nada les daba miedo de ese futuro incierto al que se asomaban con una sonrisa y los pies colgando sobre el alero.
Semanas después, alguien volverá a su país de origen en un vuelo de bajo coste; otro alguien regresará a casa en un tren nocturno.
Eso será todo.
No volverán a verse en lo que queda de sus aún largas existencias. Sin embargo, décadas más tarde los dos volverán, casi al unisono, a esa misma ciudad en busca de ese mismo banco ya desaparecido, a ese recuerdo casi olvidado en el que buscarán todo lo que ya dieron por perdido, como quien regresa sobre sus pasos buscando las llaves de casa caídas en la nieve.
Sus pasos no se cruzarán por unas pocas horas, o quizás sí. Quizás se encuentren en alguna de esas calles que parecían hechas para ellos, pero no sabrán reconocer lo que el tiempo ha hecho con el otro.
Somos fantasmas atrapados en instantes fugaces, regresamos una y otra vez a esos momentos en los que todo parecía tener sentido, en los que el caleidoscopio nos entregó, por fin, algo a lo que aferrarnos. Pero lo hacemos tarde y mal, con las manos vacías, con el corazón hecho un puro remiendo de decepciones, incapaces de hacer nada con todas las piezas que hemos juntado a largo del camino.
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ChicoDeLaCaja

20 Comments
BDEB
Creo que dejamos esos momentos a la espera de otros mejores y con el tiempo nos damos cuenta que aquellos eran los buenos y que se tenían que haber aprovechado, pero como bien dices, es tarde. Así que no queda otra que vivir el ahora, porque el pasado son solo recuerdos que no volverán, podrían llegar momentos parecidos, iguales creo que no.
Me encanta Beauseant.
Un abrazo.
alessandrinimaria
Parece un camino largo que se pierde en nuestra mente, pero sabemos encontrar ese instante de placer y amor, siempre buscamos aquello que amamos, simple y humanos creemos tener tiempo, pero se nos acorta día a día.
Abrazo
Joiel
El banco conserva los recuerdos, pero también las palabras que no aprendieron a ser pronunciadas cuando todavía significaban algo.
Eva
Mi concepto del tiempo es un tanto circular. Todos los momentos, los que fueron felices y los que no, siguen en nosotros. Puede que echemos de menos otras edades y vivencias, pero las vivimos, al igual que ahora nos tocan otras en las que pensaremos mañana. Hay algo mágico en esa vuelta a escenarios pasados, como una brecha que se abre y nos lleva de vuelta a una parte de nosotros mismos que nunca se ha ido.
Laacantha
Con el paso del tiempo los recuerdos se trnsforman al lado bueno , los momentos bellos se hacen todavía más bellos (eso nos hacen llorar por no aprovechar aquel momento) y los momentos malos se hacen menos malos (parece que no fue para tanto). Es decir que los recuerdos nos alivian la vida. Gracias por el texto conmovedor. Un abrazo.
Gabi C S
Qué pesimista… ¿ porque tienen que haber quitado el banco?😜
Las cosas tienen sentido en su tiempo. Lo de cruzarse y no reconocerse hubiera tenido su punto , y además no sabemos seguro si no pasó en realidad.
Abrazooo
elrefugiodelasceta
Las cosas van a cambiar. Vivir el momento y dejar ir, a pesar de las faltas de ortografía, que desde mi presente punto de vista no son tales sino más bien una demostración de precisamente lo anterior. Hablar en presente del indicativo indica que a cada momento me enamoro, aunque solo sea en este banco.
Sigo diciendo que me parece hermoso el banco-lápida y su epitafio.
beauseant
Es como ese juego de cartas, BDEB, en el que debes aproximarte a un número exacto sin pasarte. Si pides muchas cartas, te pasas y pierdes, si pides pocas, seguramente te quedes lejos del objetivo. No podemos quedarnos atrapados en el pasado, hasta yo lo sé, porque entonces no avanzamos lastrados por los miedos del ayer,
No hay tiempo, así es, alessandrinimaria, nunca tenemos todo el tiempo que queremos, corremos como galgos y nunca llegamos a ver la liebre. Amamos, sentimos, somos humanos y hacemos lo que podemos.
Ni más, ni menos, Joiel, la vida nos va dando las respuestas, el conocimiento y la fuerza cuando ya no sirven de nada. Nos empeñamos entonces en transmitir todo eso a los que llegan detrás, pero nunca hacemos caso a esas cosas, ¿verdad?
Es un poco feo autocitarse, Eva, pero tu comentario es, ni más ni menos, que algo que escribí no hace mucho, https://www.elartistadelalambre.net/los-viajes-en-la-vida/ la vida como algo circular, pero no exactamente circular, una espiral, vuelves a los mismos lugares, pero eres otra persona, ¿no te parece?
Gracias a ti, Laacantha, es complicado meter en poco espacio todo lo que me viene a la cabeza, así que me alegra mucho haber conectado. Los recuerdos no alivian nada, es una frase dura, pero quizás sea cierta, yo vuelvo siempre a esos recuerdos y, es cierto, no vuelvo mejor de ellos. Además son falsos, tenemos a idealizar el pasado.
El ayuntamiento cambia los bancos cada poco, Gabi C S, a veces no quieren que los usen de cama los vagabundos, otras veces quieren madera… supongo que alguien en el ayuntamiento tiene una empresa de mobiliario urbano 😉 A mi creo que me ha pasado, he vuelto a los viejos lugares y me ha cruzado con personas que no me han reconocido y, es más, también creo que yo no las reconocí.. quizás seamos todos fantasmas vagando por los mismos lugares.
Las cosas van a cambiar, elrefugiodelasceta, eso es lo primero que tendría que aceptar, ¿verdad? Que las cosas cambian, bajo mis pies, ante mis narices y que, por supuesto, a las cosas les da igual si estoy o no de acuerdo, Ellas van a cambiar, es cosa mía ir con ellas, o dejar que me arrastren. No había pensado lo del presente como un estado continúo del que aún no ha salido, eso sería bonito, ¿verdad? Pasar con esa persona cogida del brazo quince, veinte, treinta años después y seguir viendo ese cartel sabiendo que aún es verdad.
tonYerik
Paso cada mañana por ese banco y es curioso, porque no ha desaparecido del todo. Han remodelado la calle, incluso han trasplantado un arco (De San Andrés, se llama) que ahora abre la entrada a la siguiente y en las obras ya del banco prácticamente solo asoma la superficie y tres dedos de su base, pero al menos aun puedo sentarme un rato.
No hace mucho subi la ultima foto.
Citu
Uno tiende a recordar un pasado más feliz . Te mando un beso.
ConejoOdiaGuordpres
Sí.
Pedro M Martínez
Es eso, la emoción. Tiene que emocionarte (y si no, no). Las palabras tienen que emocionarte (no sorprenderte, no distanciarte, no epatarte, no, emocionarte). La historia apenas importa, sí como se cuenta, el banco, la nieve, los amantes, por encima la emoción. De eso sabe mucho Lydia Davis.
Cabrónidas
Lo bueno de sentarse en un banco es que cuando quieras te levantas. El día que pillemos el ataúd no podremos hacer como hacemos con el banco.
Etienne
La vida es un montón de encrucijadas, donde nos decidimos por solo una opción y dejamos de lado infinitas posibilidades, por la que creemos mejor, por la que nos sale en ese momento. Y la vivimos como si fuera única, sin pensar que las que descartamos podrían haber sido mejores. Si no lo hiciéramos así, entonces crece la duda y es poderosa…
Los niños quisimos crecer rápido, nos parecía que nos perdíamos mucho de la vida de los adultos y tarde nos cayó la realidad encima, cuando ya no era posible volver atrás.
Volver, volvemos al lugar donde creímos ser felices pero ya lo vemos ajado, derruido o modificado y nos falta lo más importante: el otro alguien. Por eso, dicen que hay que evitar volver.
Yo me mudé de mi pueblo e hice familia en una gran ciudad; cada tanto vuelvo pero ver ciertas decadencias y ver la propia reflejada en las pupilas del que se quedó, no es gratificante. El tiempo pasó, circular o mejor, espiralado de forma tal que podemos rever con otra conciencia los eventos ocurridos y darnos cuenta de que ese tiempo siempre fue mejor porque eramos libres.
Me cuesta verlo como un epitafio, más bien como un grafitti rebelde, una demostración de que nos importaba el amor.
Beauséant
Siempre hay un banco de esos en nuestras vidas, ¿verdad?, tonYerik, por mucho que se empeñen los ayuntamientos en hacerlos desaparecer.
Aunque sea falso, Citu, siempre intentamos recordar las cosas mejor de lo que fueron.
Estamos de aucerdo entonces, ConejoOdiaGuordpres 😉
Aunque estoy lejos, muy lejos, de llegar a rozar con el dedo a ciertos autores, Pedro M Martínez, esa ha sido siempre mi guía, el norte que me marco cada vez que escribo algo. Me gusta que las palabras me tomen por la pechera y me zarandeen, la historia, la historia es lo de menos.
Bien visto, Cabrónidas, lo del banco es voluntario y, según la edad, más o menos complicado de levantarse, pero de lo otro, del de madera, no nos levanta, nunca mejor dicho, ni Dios, que bastante ocupado anda con todo lo que tiene encima de la mesa.
Un epitafio, un grafiti de rebeldía, Etienne, pueden llegar a ser lo mismo: un cierre de lo que fuimos. Es cerrar una puerta para, como bien, has descrito, abrir otras muchas, cada decisión que tomamos en la vida, o que la vida toma por nosotros, nos lleva a un lugar diferente. Nunca hay forma de saber si habría sido mejor hacer lo contrario, no hay forma de saberlo, pero siempre miramos con añoranza las cosas que no hicimos. Volver a esos lugares es una decisión terrible, han cambiado y nos recuerdan que nosotros también hemos cambiado. La vida nos zarandea demasiado, nos enseña demasiado y nadie sale más guapo de todo eso.. es mejor no regresar a esos lugares, escribe sobre ellos, imagina lo que quieras, pero no vuelvas.
अनत्ता 光 心
¿Por qué mencionas lo de la ortografía en el título? ¿Acaso hay alguna falta o uso indebido en la inscripción de ese banco?
Voy a hacer un chiste (malo) con doble sentido. Estaría por ver si la persona destinataria de esos sentimientos y esas palabras les da CRÉDITO o no… Sí, es malo, ja ja.
Beauséant
Es curioso, अनत्ता 光 心, por que elrefugiodelasceta hizo el mismo comentario sobre la ortografía, así que lo mismo me precipité en mis conclusiones, nada nuevo por otra parte 🙂 Desde mi punto de vista el texto debería ser “enamoré”, me choca ese presente en esa frase y contexto, me parece más propio de un extranjero intentando expresarse en un idioma que no domina, también, tengo que decirlo, me parecía más “literario”, por eso en el texto hablaba de alguien que volvía a su país de origen después de entonar promesas de eternidad hacia alguien que acababa de conocer… El chiste es malo, pero sí, viene totalmente al caso 🙂
María
A mí me conmueven estos arrebatos amorosos, estas ansias de perpetuar algo en letras donde sea y como sea, supongo q por esa necesidad tan humana de intentar q el olvido no lo engulla todo y sí, seguro q tienes razón y la ortografía le jugó una mala pasada porque dudo mucho q cada vez q vea esa piedra se enamore si la persona q la compartió en su día no está …o ¿quién sabe? Imagínate q quien escribió esa frase es un observador , una de esas personas rutinarias q se sienta siempre en el mismo lugar cada día a ver pasar la gente y se enamora cada día de lo q ve jaja..a lo mejor no hablamos de un enamorado ..hablamos de un poeta; ) Perdóname por llegar tarde a mi cita contigo ..( es q como hoy es en un banco del parque me lo parece ) siempre te miro por el rabillo del ojo cuando te veo aparecer , pero está vez se me complicó acercarme con tanta borrasca y vientos huracanados como nos atacan por estas tierras cada vez q intentaba acercarme me llevaba volando …ahora estoy agarrada todo lo fuerte q puedo pero me va a llevar volando otra vez…pero descuida, volveré , ya sabes q siempre vuelvo. Me encanta volver a tu banco y sentarme a charlar contigo viendo lo q tú quieras q veamos delante: ) un beso BEAU!
Beauséant
Sería muy cortaziano eso que dices, María, alguien que vuelve todos los días a ese banco para constatar que sigue siendo válido el texto que escribió 🙂 Me gusta mucho esa idea, aunque opino igual, creo que se le aturullaron la palabras en la punta de los dedos. No me gusta la gente que va dejando su huella en las paredes, aunque a veces me produzcan cierta ternura. Es algo que ha estado con la humanidad desde el principio, ¿verdad? Es curioso ver restos romanos con palabras escritas, en Pompeya hay unos cuántos con amenazas, “Samio a Cornelio: cuélgate“, un triste ““Atimeto me preñó“, o el clásico: “Satura estuvo aquí”
Me he acordado de ti estos días, he visto muchas noticias con reporteros jugándose la vida al lado del mar y sujetando un simple paraguas para conjurar el huracán. Incluso me ha parecido verte, cruzabas una calle llena de charcos, pero no los rodeabas, saltabas en ellos con unas estupendas botas de agua de color amarillo, ¿podría ser? Espero que todo vuelve a la normalidad, bueno, todo siempre vuelve a la normalidad, pero espero que lo haga contigo 😉
Un abrazo
María
Claro q era yo! no te diste cuenta , pero te saludaba con la mano ; )