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Die kurze zeit

El redactor jefe de esta página me ha recordado que ya va para tres meses que me pagaron las dietas del último viaje y aún no he entregado ninguna crónica sobre el mismo. ¿O acaso os creías, hijos míos, que este derroche de literatura y buen gusto lo hacíamos gratis? No señor, nada de eso, gracias a estas y similares líneas me pago con holgura los cacahuetes que me como a escondidas debajo de mi mesa, mientras intento escaparme de entregar este trabajo.

Hacer un relato sobre un viaje es algo sencillo: coges una guía de viajes, robas unas cuantas fotos de Internet, y reciclas alguna vieja historia para adaptarla a la ciudad en cuestión; ni tan siquiera hace falta estar allí. Pero en este caso el montar una historia es una tarea complicada. Veréis, cuando uno llega a una ciudad sólo le lleva tres minutos saber si se encuentra en una ciudad con mar. Será por los numerosos carteles que te abocan sin remedio a la arena, por la profusión de monumentos desparramados a lo largo del paseo marítimo, o por el adolescente licenciado en drogas duras que se pasea con elegantes bermudas y el torso desnudo en cualquier lado y fecha del año. Desconozco el motivo, pero es casi imposible no vararse en la arena mirando a esa cosa azul e incomprensible, la Thalatha añorada por los griegos, porque todo los pasos dados te acaban llevando precisamente ahí.

Con Barcelona no es así, lo único que te habla del mar es una mancha azulada al fondo del mapa turístico que te regalan cuando te ven cara de estar perdido. El resto de la ciudad vive de espaldas al mar. Sus monumentos, las calles con sus peatones, la pátina de pose bohemia con el que han disfrazado muchas zonas… Todo parece diseñado para obviar el salitre y los rudos aparejos de pescadores. Quizás porque Colón, subido ahí en su alto pedestal, nos recuerda ese cruel momento de la historia en que las reglas sencillas y comprensibles para entender nuestro mundo dejaron de tener sentido.

En el curso de dos horas que me dieron ante de empezar este trabajo me explicaron que este tipo de afirmaciones deben ser demostradas. Pero no me ha sido posible, querido jefe, porque encontrar un Barcelonés autentico en Barcelona es casi tan complicado como encontrar un Madrileño de verdad en Madrid.

Además me han pedido que ponga algunas fotos con edificios de Dalí (supongo que será Gaudí), algunas bicis y esas chorradas que mi cámara se empeña en sacar viaje tras viaje. Aquí las dejo, si pulsan sobre ellas crecen hasta límites insospechados (quizás un poco menos)…

¿Qué tal, mi amado jefe? ¿me he ganado mi bolsa de cacahuetes?


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14 Comments

  • la chica triste de la parada de autobús

    Yo tampoco entiendo que una ciudad tenga mar y lo ignore… será porque a mi parada de autobús llega el olor a salitre del que sólo me acuerdo cuando lo echo de menos. El salitre del thalatta… le tengo cariño a esa palabra, supongo que porque era la favorita de mi profesor de griego, aquel hombre que tanto me enseñó, entre otras cosas a apreciar el saber.
    Bueno, que me lío: una vez más suscribo sus palabras, M. Beau.

    PD: hoy he comprado dos postales en las que sale tu (nuestra) farola solitaria. La de todos, más bien, propios y ajenos.

  • Miriam G.

    Es cierto Barcelona tiene mar, pero poco. A Málaga le pasa también, pero creo que en menor medida, el clima es tan jodidamente bueno que la gente saca las chanclas en Febrero. Yo claro, me resisto.

    Un beso, Miriam G.

  • gwynette

    Mi caaasa ! 🙂
    ..que agradable me resulta reconocer el paisanaje visto por otros ojos, y que buen fotógrafo eres, caray ! 🙂
    ..ha mejorado bastante la relación de Barcelona y el mar, cierto que la ciudad se creó de espaldas a él, pero cuando las olimpíadas, adecentaron más de 5 kilómetros de playas y en cuanto llega el buen tiempo el people baja masivamente “a mar”, al mar urbanizado, y las distintas playas se convierten en una auténtica “carnicería 🙂 Abarrotao!!! 🙁

    Besos

  • Nepomuk

    Bueno… No es un misterio por resolver. La ciudad fagocita. No sólo el mar, o la montaña. Fagocita sueños, personas y colores. Y siempre toca elegir. O te dejas fagotizar, o huyes.

    Y no te engañes. La inmensa mayoría se queda allí. Al pasto de los tiburones de color cemento. Debe ser que también fagocita voluntades.

  • a veces yo

    Te has ganado los cachuetes. Y, sí, cuando visité Barcelona también tuve la impresión de que en cierto modo vivía de espaldas al mar. Pero lo cierto es que el murmullo de las olas aguarda a quien quiera escucharlo. Y Barcelona es un ciudad fantástica. Saluditos.

  • Beauséant

    la chica triste de la parada de autobús: Es una hermosa palabra, de esas que puedes dejar flotando en el paladar viendo como se despedaza poco poco contra los dientes.. ¿Sabes? Me gustaría ver esa farola en los ojos de otros.. ¿Te animas a enseñarla?

    Es cierto Miriam G. pero, al menos yo la veo, hay una diferencia, en Málaga querían playan y la pusieron ahí, la robaron al mar con malas artes 😉 En Barcelona la tienen como quien tiene una planta que nunca cuida.. Todo subjetivo, claro, porque como dice gwynette gracias a las olimpiadas han ido comprendiendo que la mar es algo que no se puede despreciar así como así… Y si alguna foto parece buena es más gracias a la magia del mundo digital que permite veinte tomas de la misma realidad hasta encontrar la adecuada 😉

    Cierto Nepomuk no es ningún misterio, pero ¿no sería bonito que no fuese así? Ya ves, hoy nos hemos cambiado los papeles 🙂

    Si la mar vieja contigo, a veces yo , no importa donde te encuentres: siempre se puede oir… Gracias por la merienda…

  • Sá

    ¿Leiste en alguna guía que Barcelona vivía de espaldas al mar? 🙂 porque antes eso era cierto, pero si vuelves un día vete directamente a la Barceloneta y empieza a andar los kilómetros de playa que se alargan hasta el Poble Nou.
    Está lleno de gente, andando, en patines, en bicicleta, al sol, paseando… la recuperación del mar ha sido precisamente de las cosas más “evidentes” en la ciudad…
    Coincido sin embargo que es difícil encontrar un barcelonés en ciertas partes de la ciudad… está plagado de turistas…

  • Ybris

    Pocas veces he estado en Barcelona y, tienes razón, con Barcelona el mar es poco más que una lejana mancha azul.
    Volveré en cuanto pueda a remediar ese fallo.

    Un abrazo.

  • Wanda

    No tiene pérdida, tiras Ramblas abajo y llegas al mar en 15 minutos de paseo. Eso si, Ramblas arriba toda la ciudad vive de espaldas al mar, y Barcelona es muy grande. Tiene unas espaldas enormes esta ciudad 🙂
    Muy bonitas las fotos, me hubiera gustado ver alguna del casco antiguo, aunque posiblemente esas cervezas en fila no estén muy lejos del Raval 😉
    Tus cacahuetes garantizados, seguro 😀

  • prazsky

    Decía Melville que cuando los hombres caminaban melancólicos, sin rumbo, siempre acaban en el mar. Las ciudades portuarias deben estar llenas de hombres perdidos.

    Oye, yo quiero un trabajo como el tuyo.

  • Brisa

    Tengo una preguntita Beauséant ¿Seguro que después de tanto tiempo, no has copiado tu crónica de otra anterior o tomada de San Googlee sin fijarte en la fecha ??? 😉 jejeje. Para mí, que te has quedado sin cacahuetesssss 🙂 Bromas aparte, coincido totalmente con Sá, en su comentario. Creo que el mar se vive en Barcelona, que está presente en nuestra vida y que se cuidan sus playas, aunque suelen estar excesivamente concurridas, y eso suele comportar algún problema. Otra cosa es el tema de encontrar un Barcelonés auténtico en Barcelona… 🙂
    Las fotos eso sí, son chulísimasss ¡¡¡¡¡ Graciasss ¡¡
    Un abrazoo

  • Beauséant

    Sabía yo, Sá , que me buscaba un problema al decir eso 🙂 He hablado con gente de Barcelona, y me han dicho eso mismo, que la cosa ha mejorado mucho que, como dice Brisa ahora todo comienza a girar alrededor de ellas.. Pero, no sé, creo que aún hay algo que no me acaba de cuadrar en todo eso.. Seguro que la próxima vez que me vuelva me arrepiento de mis palabras 🙂 Lo de los turistas, eso si, me declaro plenamente culpable de ser uno de ellos 😉 Lo mismo hasta convencemos a Ybris para que se venga con nosotros, es capaz de sacar poesías de la nada, así que seguramente su crónica sería mucho más entrañable.

    Gracias Wanda me habrían venido bien esas indicaciones hace unos meses.. Las botellas no te puedo asegurar de dónde eran, pero no son cerveza, son retsina, una horrible bebida griega que queda mejor en las fotos que en el estomágo…

    Si es palabra Melville, prazsky, entonces no queda nada que añadir.. Supongo que en todas las ciudades grandes hay gente perdida y sin rumbo, lo jodido es que donde yo vivo están condenados a vagar sin encontrar ese viejo mar que parece esperarte siempre como una amante agradecida… Y si, no es mal trabajo, lástima de los azotes y las duchas de agua fría… Si quieres les entrego tu CV …

  • Pi

    ¿dónde estaba la suma, maldita sea!!!!? te he escrito un comentario largo y se me ha borrado por la SUMAAAAAA!!!!!!…..
    un abrazo, beausant!!! me gusta tu blogggggg!!!!

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