una casa junto al mar
Ulises regresa a Ítaca en clase turista. Transbordador de los diecinueve horas, diez minutos de retraso, anuncia la megafonía entre el graznido atareado de las gaviotas.
El barco ya casi ha tocado tierra, al fondo se vislumbra un paisaje de grúas y excavadoras que, en un extraño truco de magia, han hecho desaparecer las suaves colinas que bajaban hasta la playa para besar al mar. Tampoco hay rastro del huerto de naranjas al lado del puerto que recibía con su aroma a todos los viajeros que llegaban. En su lugar se yergue altivo un imponente hotel, Hotel El Naranjo, sostiene un enorme cartelón a la entrada y, para demostrarlo, un solitario naranjo atrapado en una maceta junto a la puerta giratoria de acceso.
Ulises, el parco, el de los mil ingenios, traga toda la rabia y su sabor amargo hace deslizar una solitaria lágrima por unas mejillas que la reciben con sorpresa. Una lágrima que cae sobre aquel rostro curtido como una gota de agua sobre la tierra yerma.
Tiempo atrás el adivino de Tiresias había masticado las raíces sagradas que sólo brotaban cuando el sol y la luna se encontraban en el horizonte y había proyectado su tercer ojo hacia el incierto futuro de Odiseo. Olvídate de tu hogar, había dicho el Oráculo con mirada alucinada. No puedes regresar a Ítaca, ya sólo es parte de tu pasado. Allí no queda nada para ti.
Odiseo, fuerte y noble, todo pundonor, interpretó esas palabras como si fuesen un reto a su voluntad y golpeó el pecho con la espada bramando y retando a los viejos y los nuevos dioses a impedírselo.
El adivino, que había logrado llegar a anciano sabiendo cuando cerrar la boca, se limitó a mover la cabeza en silencio. Regresarás a Ítaca, pobre iluso, porque ese es tu destino, pensó el Oráculo, pero la Ítaca que anhelas ya no existe, ahora es bruma y pronto será olvido.
No quiere seguir viendo ese paisaje ni atrapado en funestos pensamientos, decide Ulises, y se desliza por una escalera hacia las entrañas del barco rumbo a la cafetería atendida por un solitario camarero que tiene a la serpiente Uróboros tatuada en el antebrazo y que le recuerda a Ulises a otro joven, casi un niño, que murió en sus brazos bajo las ardientes murallas de Troya.
Pide un café, solo, y de su garganta brota un nombre que hacía siglos no había vuelto a pronunciar, que ni tan siquiera estaba seguro de poder hacerlo hasta que lo conjuró en las sombras de su boca. Penélope, murmura Ulises con voz ronca, ¿sabes de quién hablo?. El camarero le mira a los ojos sin reconocerlo, asiente con la cabeza y confirma sus sospechas.
Penélope no había esperado su regreso, ¿por qué habría de hacerlo?, piensa Ulises tras escuchar el relato del chico del tatuaje. Él quería la fama y la gloria, y ella dos perros y una casa junto al mar. Él, que su nombre fuese recordado y temido, ella abrazarse a la rutina de los días, unos niños correteando risueños, la labor de costura en el regazo a medio terminar…
Ulises apura el café y sigue escuchando al camarero que mueve la bayeta sobre la barra. Sí, claro que la conocía, todo el mundo conoce a Penélope en la isla, una mujer muy simpática y querida. Había vendido casi todo para poder pagar las deudas y ahora vivía al otro lado de la isla, lejos de los turistas. Sí, tiene dos perros, Argos y Egeo. Sí, vivía en una casa junto al mar.
Descendió del barco a un sol que le resultó desconocido, no era el sol que había dejado a sus espaldas hacía ya, ¿cuántos años?. Las calles, las gentes, todos los bares y tiendas que eran trampas para turistas situados en la subida del puerto.
Tuvo que volver a mirar el billete del barco para asegurarse que había llegado a casa.
Lo decidió en ese instante, su cuerpo empezó a moverse antes de que el propio pensamiento tuviese tiempo a surgir. Regresó a la agradable sombra del embarcadero y se dirigió a la mujer, escondida como una adivina tras un cristal en el puesto de información.
Un billete para el primer barco que salga de aquí, exigió con su antigua voz de mando, y la mujer asintió como si supiese perfectamente lo que necesitaba.
26 Comments
El asceta
Esos viajes al pasado que nos confrontan con lo que ya murió…¿son realmente necesarios? Mmmmm… ¡Un billete de vuelta por favor!
Diego
Conozco a unA Ulises que, buscando su Ítaca original, ha huido en una nave espacial hasta el exoplaneta 581g. Quizás allí no haya llegado aún la nefasta influencia del autodenominado Homo sapiens.
José Luis González Varela
Los regresos son siempre dolorosos. Lo veo cuando regreso a la Zaragoza que en mis ojos es la de mi infancia, un territorio mítico que ahora es un cascarón vacío y del que quiero huir en cuanto pongo los pies allí.
Toro Salvaje
Qué bueno!!!
Buenísimo.
Me he sentido ese Ulises tantas veces en los últimos años.
Siempre regreso a donde fui y siempre encuentro la falta de todo.
Allí me espera la nada más desgarradora y aún así, aún sabiéndolo vuelvo y vuelvo… esperando encontrar lo que jamás volverá.
Saludos.
Mucha
DIEGO
November 13, 2023 At 12:12 Pm
Conozco a unA Ulises que, buscando su Ítaca original, ha huido en una nave espacial hasta el exoplaneta 581g. Quizás allí no haya llegado aún la nefasta influencia del autodenominado Homo sapiens.
Un blog donde el sarcasmo se covierte en realidad
Con gente como el que comenta un hombre de labios finitos lleno de sarcasmo dentro de él y odios que el mismo no puede aceptar
“El viejo Diego”
laacantha
Es buenisimo lo que tu has escrito. ..nunca vuelas a un lugar donde estabas feliz , para no estropear la bonita imagen que guardas en tu mente. “No se puede entrar dos veces a las mismas aguas del rio” pero intentamos e intentamos.
Precioso, un placer leerte. Un abrazo.
अनत्ता 光 心
Un relato descorazonador. Real como la vida misma. ¿Para qué volver, en el fondo? Todo cambia, es devenir constante, y muchas veces la repetición de una vida o de una felicidad pasada es sencillamente imposible.
Beauséant
Supongo que es como repetir del helado, EL ASCETA, no es necesario, y hasta puede ser contraproducente pero, ¿quién se resiste?
Espero, DIEGO, que borre todos los planos y la forma de llegar allí, de lo contrario pronto aparecer un influencer para grabar un vídeo y estropearlo todo 😉
Muchas gracias, TORO SALVAJE, no queda nada para nosotros en esos lugares, lo sabemos, pero siempre intentamos volver a verlos con los ojos de entonces, de cuando todo estaba bien y sabíamos el lugar que ocupábamos en el gran circo del mundo.
Pero volvemos, como dice LAACANTHA, volvemos una y otra vez, el río ha cambiado, nuestros ojos han cambiado. Pero regresamos esperando que aparezca el mago, y que repita el truco y que esta vez de verdad funcione…
Un ejercicio extraño, ¿verdad, अनत्ता 光 心 ? El repetir los viejos patrones esperando resultados diferentes. Somos parte de una corriente que cambia constantemente de dirección y, sin embargo, queremos puntos inmutables a los que poder aferrarnos. Algo en nuestras pequeñas mentes grita por ese poquito de estabilidad…
tonYerik
Salí y volvi aunque sin esperar encontrarme nada que no supiera. Pero la verdad es que nunca me senti de un lugar en concreto. Mas bien cuando lo pienso solo piensoen globo azul. Sera por eso que no entiendo a los de los trapos de colores.
Sigo vagando setenta años despues y sigo mirando el cielo, la hierba y las gotas de agua sobre ese verde.
Salud.
अनत्ता 光 心
Se puede volver, no hay problema alguno en eso. El problema es saber aceptar todos los cambios que se han producido, la realidad tal cual es. La realidad está compuesta por innumerables elementos, variables, cosas… casi todas ellas cambiarán, algunas un poco, otras mucho. Cuando ya el cuadro es irreconocible (caso del relato)… Si uno consigue esa aceptación, que también es una mirada ecuánime, objetiva, incluso científica. Entonces puedes seguir siendo feliz, si eres flexible, fluyes y no te aferras obstinadamente. Por ejemplo, habrá personas o lugares que habrán cambiado poco, te conectarán con el pasado y pueden reconfortarte (pero vives en el presente, ahí está la cuestión). Dentro del cambio global… y habrá otras que ya habrán cambiado sin remedio, por ejemplo tu salud o tu edad… Y así funcionan las cosas. Si idealizas algo pasado que no volverá (esa relación) estarás condenado a sufrir, te pegarás el batacazo constante contra la realidad, te arrastrarás como un gusano…
En fin, nada que no sepamos en el fondo, la vida nos lo enseña.
Namaste.
Beauséant
Sentirse de un lugar, TONYERIK, a poco que lo pienses, es un poco absurdo. Al menos sentir esa pertenencia de algo que no ha dejado de ser un accidente. Al final formas parte de la gente con la que conmpartes tu vida, eres del lugar donde te has sentido a gusto… agitar banderas con orgullo es algo que siempre me ha parecido un poco extraño, sí, concidimos 😉
Gracias por ampliar el comentario, अनत्ता 光 心, sentía curiosidad por seguir tu hilo mental 😉 Idealizar, creo que en esa palabra se encuentra todo el meollo. Idealizamos las cosas de manera, muchas veces, absurda y exagerada. Nos pasa mucho a la gente mayor, antes todo era mejor, la juventud ahora, etc, etc… en el fondo las cosas no son como las recordamos, recordamos que erámos más jóvenes, que no nos dolía nada y, claro, entonces todo era mejor, por pura comparación lo era 🙂 La otra palabra clave es esa, aceptar. Aceptar que el río fluye y que es absurdo pensar que puedes volver a bañarte en el mismo río, y también que es absurdo decir, el agua antes era mejor… Y algo incluso peor: pensar que ha cambiado sólo para fastidiarte 🙂
Pero, claro, para unir esas dos palabras, hace falta mucho tiempo, hace falta reflexionar y comprender lo poquita cosa que somos y lo importante que es recordar los pequeños momentos en que todo parecía encajar. Es un camino que, como la Ítaca del texto, es siempre un camino a medio recorrer, un trabajo sin realizar del todo.. pero estoy en ello 🙂
Un abrazo
María
jaja El primer error que comete Ulises, es querer regresar a Ítaca, porque ya no existe, el segundo no darse protección solar o subirse los calcetines porque tiene quemadas las piernas y el tercero, llevar mascarilla mirando al mar ; ) Has hundido en la miseria al pobre Homero, tan contento él reuniendo felizmente a su Odiseo con su Penélope, por cierto ¿ se ha comprado un perro nuevo en ausencia de Ulises? Porque el fiel Argos salió a recibir a Ulises pero ¿ Egeo? Bueno, ahora en serio. Creo que intentar recuperar los momentos felices del pasado, siempre es un error, el pasado pasó, se trata de construir recuerdos felices en presente, para recordarlos en el futuro, pero nunca para intentar volver a ellos. Un beso! Y cuidado con los equilibrios , recuerda llevar siempre una pértiga que te ayude , la cámara te la cuelgas para dejar las manos libre : )
laacantha
“..El repetir los viejos patrones esperando resultados diferentes. Somos parte de una corriente que cambia constantemente de dirección y, sin embargo, queremos puntos inmutables a los que poder aferrarnos. Algo en nuestras pequeñas mentes grita por ese poquito de estabilidad…” ¡BRAVO!
Beauséant
A mi me pareció entrañable ese Ulises de la foto, MARÍA, no quería un triunfador para el relato, necesitaba alguien cansado, alguien vencido, alguien que ha pasado demasiado tiempo persiguiendo algo que no existía y, por el camino, ha perdido otro montón de cosas que eran reales, que las tenía ahí mismo. Nos empeñamos en buscar la felicidad en sitios muy extraños para comprobar que el mapa estaba al revés 🙂
Sobre los perros, son listos, MARÍA, bien lo sabes, sabían quién había vuelto, pero decidieron ser fieles a la persona que nunca los había abandonado. Creo que hicieron bien, ¿no te aprece?
Me gusta eso de: “construir recuerdos felices en presente, para recordarlos en el futuro”, me recuerda a eso que voy diciendo siempre de levantar barricadas contra el olvido…
Ah, y yo podré caerme y partirme una pierna, pero la cámara no la soltaré nunca 🙂
Muchas gracias, LAACANTHA, en mi cabeza sonaba muy bien, pero no tenía claro si me estaba explicando… Me gusta mucho lo de tener un blog porque los comentarios ayudan a desarrollar más las ideas… un abrazo
Cabrónidas
Dicen que lo único nuestro es el presente y que sólo somos el tiempo que nos queda. Pero siempre es el pasado el que habla por nosotros, incluso cuando ya no estemos.
Frodo
Y eso que lo decía una y otra vez el finado Heráclito.
De todas maneras nos cuesta creer eso, y repetimos a Ulies una y otra vez, incluso como el tango con la frente marchita.
Estuve desaparecido unos días (si es que soy el mismo el que regresó), justamente hice un pequeo viaje de vacaciones.
Abrazo grande.
María
Lo sé, me pareció entender eso al verlo. Ese personaje -entrañable por otra parte, tienes razón- representa al típico “perdedor” que regresa a casa buscando el consuelo/cobijo que no ha encontrado lejos. Vuelve para agarrarse a algo, a “su” recuerdo, “su Ítaca” que abandonó en busca de algo mejor que no ha encontrado, pero a medida que va acercándose se da cuenta que nada es lo que era. Tú dibujas de maravilla esa sensación de espanto que incluso le impide acercarse hasta su Penélope – al menos en tu relato parece que ni va a verla- yo creo que en el fondo piensa -no le puedo hacer esto, bastante ha pasado ya la pobre para que ahora aparezca yo a ponerle su mundo patas arriba de nuevo- ese que tanto le ha costado enderezar en su ausencia. Hasta te diría que me parece generoso por su parte, huye por él, porque nada es lo que era, ni lo que esperaba, pero creo que tb por consideración a ella, no se merece que le imponga su presencia ahora que ella está tranquila con su vida. Los perros son siempre fieles a quien los cuida, siempre. Otra cosa es que pase el tiempo que pase, si has tenido mucho trato con ellos, te reconocen. Un beso trapecista! ; )
Jo
Yo opino que…..
ese lugar del que tanto a uno le cuesta salir… no debería uno intentar volver jamas…. jajajaja
😛 am´siempre la historia de ulises y a veces fantaseaba con un antiguo novio…
que donde era una tragedia yo veía amor puro
jaja
nada mnos qu em mercia unos jitomatazos! 😛
jajaja
Mayte Dalianegra
Ah, Odiseo no sale de su asombro y ya ni su viejo Argos lo reconoce, porque está en la playa jugando a la pelota con los turistas, en vez de agonizar sobre un montón de estiércol. Penélope ya no se dedica a tejer y destejer, que eso está demodé, y ha aceptado una vida más globalizada, que de eso se trata, que los viejos mitos son solamente eso, mitos.
Evidentemente, Ítaca ya no es lo que era, aunque, como dijera Cavafis:
“…Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte…”
Singular relato, muy original, una vuelta de tuerca al clásico de los clásicos. Mi enhorabuena por tu buen hacer.
Esta vez parece que he recalado en un post reciente, porque el otro día te leí uno de la pasada primavera, el de las fotos de tazas con pétalos de orquídeas. Bueno, aunque no fuese reciente, era también magnífico y original.
Saludos y feliz finde.
Beauséant
Muy buena reflexión, CABRÓNIDAS, lo que nos define es lo que fuimos, pero lo que tenemos que pelear es el presente. Pelearlo con un ojo puesto en el pasado y otro en el futuro, una tarea bien complicada.
Los viajes, FRODO, aunque sean por placer y cuenten con todas las comodidades, nos cambian. Incluso aunque no hayas salido de las instalaciones o de la habitación. El FRODO que ha vuelto es otra persona, el tiempo nos dirá si peor o mejor 😉
Para que fuese un héore completo, MARÍA, tenía que existir una renuncia, ¿no te parece? En eso creo que consiste el trabajo de un héroe 🙂 Por eso le hice dar la vuelta, la renuncia máxima, el no dar ese paso que puede arreglar tu vida y estropear la de otros muchos.. Alguien con otras inclinaciones podría haberse visto tentado a buscar un final más feliz, pero el Ulises de la foto no parecía una persona que fuese a terminar siendo feliz en su casa junto al mar y con dos perros. Seguro que habría encontrado la forma de arruinarlo todo… mejor no dar el paso y así no romper nada, ¿no?
Mi naturaleza pácifica me dice, JO, que si tanto te cuesta salir…no salgas 🙂 Me ha encantado tu frase, dos personas miran el mismo cuadro y ven cosas diferentes, ya sabes.
Muchas gracias, MAYTE DALIANEGRA, por traer esos versos tan apropiados. Ulises es, para mi, una fuente de inspiración constante, y eso que creo que nunca he llegado a comprender, al menos por completo, la Iliada ni la Odisea. Penélope es una mujer inteligente, sabe avanzar, no lucha contra un futuro que tiene perdido…
Sí, has caído en la entrada más reciente. Tengo ahí puesto, arriba del todo, un carrusel con entradas que se muestran aleatorias por si alguien quiere algo de azar en su vida 🙂
Un abrazo.
Mucha
Me encantas
besos
Mayte Dalianegra
La conclusión de Cavafis (o Kavafis) sobre “La Odisea”, la que nos muestra en su célebre poema “Ítaca”, es que lo importante no es Ítaca, sino el viaje, la propia odisea, puesto que la ítaca del regreso es el fin del viaje, o sea, la muerte. Realiza un paralelismo mediante el cual Ítaca es el nacimiento y la muerte, y la odisea es el viaje de la vida, por eso nos dice que hay que intentar que el viaje sea largo y que se acumulen muchas experiencias durante el mismo. Eso es lo que para este gran poeta significó “La Odisea”, pero para cada uno de nosotros puede tener un significado, una lectura diferente. Saludos.
Citu
Me gusto el relato . La forma como cuentas el relato de Ulises. Cunado uno ha estado tanto tiempo fuera ya no es su hogar. Te mando un beso.
Beauséant
Ahí me he perdido, MUCHA, pero gracias.
Eso es algo que nos pasa muy a menudo, MAYTE DALIANEGRA, no empeñamos demasiado en el destino, en llegar a algún lado y nos olvidamos del proceso, del viaje en sí mismo. Porque es en el viaje donde aprendemos, donde nos convertimos en algo diferente y, con algo de suerte, en algo mejor. El destino, el destino final, es para todos el mismo, asi es.. mejor no tenre prisa por llegar.
Un abrazo.
Tuve un amiga, CITU, que estuvo muchos años viviendo fuera y, dab igual el tiempo que estuviese, siempre sería un extranjero. Cuando regresó a su casa sucedió eso, que tampoco era su casa ya… Se sentía un extranjero en cualquier lado… Aunque, me confesó unos años más tarde, no era una sensación del todo mala 🙂
Un abrazo 🙂
Al
¡¡ Joperes !! ¡¡ Qué tragicomedia más lúcida !! XDD!!
Lo dicho: De cada escrito tuyo… un vídeo clip, o… hasta un corto.
Enhorabuena… por quincuagésima vez.
Beauséant
Es curioso que digas eso, AL, porque hay cosas que escribo que las veo con fotogramas y eso influye en la forma de escribir que te obliga a ponerle otro ritmo… aasí que, de nuevo, gracias, muchas gracias 🙂