las paredes en (cierta parte de) Irlanda
A cierta parte de Irlanda le negaron su lugar en los libros de historia que, conviene no olvidarlo, siempre han sido escritos por los vencedores. Golpe a golpe, letra a letra, entre fanfarrias e himnos, los vencedores construyen la versión oficial de los hechos, la única que recordaremos.
Esa parte de Irlanda sin un lugar en los libros de historia decidió escribir su propio relato en las paredes. En todas las paredes.
Una decisión tan sencilla como inteligente: para leer un libro de historia, debemos acudir a esas criaturas casi extintas que son las bibliotecas del barrio. Y, una vez allí toca enfrentarse a la gorgona bibliotecaria, que guarda con la avaricia de un dragón todo el conocimiento del mundo, para que nos oriente hacia la estantería correcta. Una vez localizada, debemos alcanzar un libro polvoriento y, además, leerlo.
Las paredes, en cambio, no requieren tanto esfuerzo. Las paredes siempre están ahí. En el camino al trabajo, al supermercado… en el día a día el mensaje grabado en la pintura fresca va calando en tu interior, excavando silenciosas galerías en el subconsciente.
Antes de que te des cuenta haces tuyas las historias y las vidas escritas en las paredes.
Son los relatos que tu padre te contaba con paciencia mientras le tomabas de la mano, y que algún día tú mismo les contarás a tus hijos, que te mirarán con esa mezcla de admiración y extrañeza que los hijos dirigen a sus padres. La forma en que miramos a los dioses hasta que descubrimos que no existen.
Porque eso es lo que hacemos siempre las personas: explicar el lugar que ocupamos en el mundo. La tradición oral es el idioma de los vencidos. La voz de los que no nacieron para ser escuchados.
Las paredes en cierta parte de Irlanda son el ejemplo perfecto de que puedes ganar la guerra y, aún así, perder el relato de la historia.
21 Comments
अनत्ता 光 心
Diría que un exceso de memoria, de recuerdos y de historia la inmensa mayoría de veces (por no decir siempre) —y creo que esto vale tanto para individuos como para pueblos y naciones— es malo, perjudicial, contraproducente y hasta tóxico. ¿Por qué? Porque es el caldo de cultivo, el lodazal, el terreno ponzoñoso donde están arraigados el odio, el fanatismo, el rencor, las ansias de venganza, el orgullo, las heridas, los traumas, las afrentas, las peleas y disputas, las guerras, el dolor, el sufrimiento; ligado a los egos, tanto individuales como colectivos, los egos siempre heridos. Etcétera. ¿No te parece? Todo eso está ahí enraizado.
Enraizado en la maldita historia… a la que se le da tanta importancia.
En los malditos recuerdos… a los que se les da tanta importancia.
En la maldita memoria… a la que se le da tanta importancia.
En el maldito pasado… al que se le da tanta importancia.
En la maldita identidad… a la que se le da tanta importancia.
De verdad, de verdad que no entiendo esa importancia concedida… en lugar de hacer tabla rasa y liberarse, afrontar la vida con la mirada y el corazón limpios. Y así va el mundo, así funcionan los humanos, diríase que atados por el miedo, el odio sempiterno y el rencor insuperable.
Basta con mirar hacia Irlanda…
Basta con mirar hacia Oriente Medio…
Vendrá cualquier persona, muy culta o instruida, vendrá cualquier historiador, vendrán muchas personas, supuestamente cargadas de lógica y sentido común, a decirme que…
“La historia y la memoria son extremadamente importantes. ¿Qué haríamos, que seríamos sin ellos?”.
Y empezarán a (o seguirán) hablando de la historia, la memoria… que si los vencedores, que si los vencidos, que si la “verdad”, que si la “versión correcta”, que si la razón, que si los buenos y los malos… bla bla bla… más de lo mismo, siempre lo mismo.
Y entonces… doy media vuelta y desaparezco. Sigo mi camino y no gasto energías inútiles.
José A. García
En ciertos lugares del mundo las paredes hablan mucho más que las personas.
Siqueiros estaría más que feliz con estas imágenes.
Saludos,
J.
अनत्ता 光 心
Las fotos están muy bien y los murales están muy bien hechos, son “alucinantes”.
Está claro que por esos lares les dan una importancia capital. Para ellos es una forma de recordar y no olvidar (de nuevo más de lo mismo, eso enlaza con todo lo dicho).
Creo que ese Fidel Castro o Che Guevara ha quedado demasiado favorecido.
Namaste.
Etienne
Yo siempre pensé que es importante estudiar el pasado, lo que nos forma y nos constituye, eso creo.
Lo que no quiere decir que repitamos actos que con la perspectiva del tiempo nos parecen erróneos. Pero como todo eso depende del cristal cultural ideológico de quien lo interpreta, tiene amplio margen de volver a salir mal.
Yo siempre creí que hay tantas verdades como personas involucradas en el hecho hay y trato de no tomar nada por cierto ni de ignorarlo. Hay que anteponer el respeto al otro en todo esto.
Abrazo!
Mucha
que dolor tienes tanto odio adentro que me asustas
Besito y un abrazo
Mucha
Beauséant
De nuevo, अनत्ता 光 心, has seguido la línea de mis pensamientos. Tengo en borradores la siguiente entrada sobre esos murales y mi razonamiento es algo similar al que propones en tu comentario. ¿Es posible lograr la paz sin el olvido? Al final convertimos el no olvidar, la memoria, en una pesada losa que vamos pasando a las generaciones siguientes que la aceptarán sin saber el motivo.
Claro, dirán algunos, no debemos olvidar lo ocurrido, y es cierto, pero centrarse en las afrentas, en el dolor sufrido, aunque justo, impide que brote nada sano de ahí.
Nos ocurre algo parecido en España, tuvimos la peor guerra posible, una guerra civil, y hemos sido incapaces de construir algo útil sobre ese dolor.. No tengo una respuesta sencilla sobre cómo se podría hacer, pero es terrible que no seamos capaces de intentarlo.
Y, claro, esos murales tampoco pretenden reflejar una realidad. Son, como dices, murales con mensajes idealizados, simplificados al máximo para ser efectistas y efectivos. Tienen un poco la misma misión que los altares de las iglesias, con esos cristos y vírgenes hieráticos, perfectos en su sufrimiento.
He intentando ser un poco aséptico en las fotografías y en el relato, simplemente documentar aquello sin meter el dedo de mi juicio para emborronarlo todo 😉
En algunos lugares del mundo las personas no pueden hablar, José A. García, y lo mismo pasa con los muertos. Es entonces cuando las palabras sirven de recuerdo.. hasta donde queramos llevar ese recuerdo y la importancia que le demos, dependerá de cada sociedad.
Es verdad que muchos de ellos tienen un aire a Siqueiros, no lo había pensado… aunque, claro, con menos arte, ¿no?
Me pasa algo parecido, Etienne, pero entonces corremos el riesgo de ser demasiado, ¿equidistantes? (no me gusta mucho esa palabra, pero no tengo otra ahora mismo) Si miras de lejos casi cualquier injusticia del mundo, puedes encontrar una justificación y nunca tomar partido… Ahí me muevo un poco en el imperativo categórico de Kant, pero ni tan siquiera tengo claro si sigue siendo válido para el mundo actual.. quizás por eso sigo escribiendo sobre estos temas, a modo de linterna 😉
No es dolor, MUCHA, es quemazón, no te asustes, solo me hago daño a mi, no a los demás 😉
Eva
¿Sabes? de todo este relato, que está ubicado en Irlanda, pero podría estar en muchas otras partes, me quedo con la expresión espontánea del que, bien con ese dibujo en la pared, o mirando a los ojos y contando a sus hijos, a sus nietos, el trocito de historia que le tocó vivir, establece un puente de comunicación con los que no estaban allí. Nunca he necesitado situarme en uno u otro lado. He recordado a mis abuelos y a mis padres, a tantas generaciones de voces perdidas que nos transmitieron lo que para ellos fue real. He recordado el muro de Berlín, sus murales, las viejas pintadas de mi barrio, y hasta un poema escrito en el suelo… y he sentido nostalgia de las voces que ya no estarán nunca más.
Siempre evocadoras tus palabras, Beausant
laacantha
“Diría que un exceso de memoria, de recuerdos y de historia la inmensa mayoría de veces (por no decir siempre) —y creo que esto vale tanto para individuos como para pueblos y naciones— es malo…”
¿Vaya tela! he dicho yo , al leer eso.
En realidad tiene cierta razón अनत्ता 光 心 . Es que siempre dicen que la Historiha hay que recordarla para no repetir los errores del pasado . ¡Ojo! no funciona… seguimos con los mismos errores multiplicando y agrandandolos. Me gustó el comentario por ser tan poco convencional .
Yo no tengo ninguna opinión sobre la necesidad de memorizar todo , estoy perdida tanto en el nivel personal como en el nivel global , porque siempre existen tantas versiones de los hechos cuantas había protagonistas .¿Quien lleva razón? Un abrazo.
Beauséant
Muchas gracias por tus palabras, EVA, dejamos muy pocas cosas a nuestro paso. Al menos las personas “normales”, nos vamos y quedan las historias que contamos, algunas fotografías y, con suerte, habrá alguien que nos recuerde y alargue un poco más el olvido. Ese puente de comunicación que has descrito de una manera tan bonita, porque al final se trata de eso, ¿verdad? de hacer puentes, de intentar llegar “al otro lado”, a otra persona.
Las paredes siempre han formado parte de esa necesidad de contar historias, desde la prehistoria, con esos monigotes que cazan bisontes, las figuras románicas sin perspectiva ninguna.. hasta el más tonto y feo de los grafitis trata de eso, de intentar escapar del olvido.
Lo dicho, me ha gustado como has extendido el significado de la entrada, gracias.
“Vaya tela”, suele ser la frase habitual ante los comentarios de अनत्ता 光 心 , laacantha, suele resumir de manera muy certera lo que a mi me lleva muchas palabras (y fotografías), en parte porque me pierde la estética 😉 A mi también me parece una mentira eso de no repetir los errores. Suena muy bien, sería lo deseable, pero esta claro que no hacemos ni caso.. quizás sea mejor aplicar la desmemoria a todo, no tener rencores ni aspiraciones, vivir empezando desde cero cada día, ¿es posible?
¿Quién lleva razón?, esa es fácil, el ganador.
gabiliante
Tanto como duren tan limpios y brillantes, incluso iluminados, durará el ¿ rencor?
A medida que se vayan cubriendo de polvo, y se funda la iluminación sin reposición, podremos oír practicando la búsqueda de sinónimos en distintas graduaciones.
Y no creo que haya otra opción. Eso de decretar que mañana hará buen tiempo… no sé, no sé…
Abrazooo
अनत्ता 光 心
Estuve pensando después en esto un poco. Mis reflexiones contestan también a lo que dices… Es muy radical pensar, sostener o decir que podemos eliminar, borrar, suprimir los recuerdos totalmente y con ellos el pasado (apagar la memoria del todo). Algo que roza lo imposible y que además no sé ni si puede demostrarse de forma irrefutable. Necesitaríamos de la ciencia, de la neurología para corroborar que no quedan huellas o registro en las neuronas de las experiencias y del pasado, pues eso es en el fondo. No sé ni si puede certificarse ni si una persona puede olvidar al 100%, del todo. Pero plantearlo así no me parece del todo eficiente… “borrar, eliminar, olvidar del todo”. Aun usando la famosa analogía de la pizarra y que borramos, el borrón y cuenta nueva. Tampoco deberíamos imaginarnos que vamos con cubo, mocho, lejía y potentes desinfectantes a limpiar una sala y dejarla sin gérmenes. No, no creo que funcione así con los recuerdos. Creo que deberíamos plantearlo como una especie de reciclaje, de purificación, de depuración. Igual que una depuradora hace su trabajo, depura y deja las aguas aptas para el consumo, quitando todas las sustancias tóxicas y perjudiciales. Pues igual. En realidad se trata de un trabajo o gestión para evitar lo que dices: que los recuerdos, el pasado se conviertan en una pesada losa para las generaciones futuras. No debería ser así. En el fondo esto es un trabajo de sanación, curación, superación, camino espiritual, terapia… etc. “Sanación” es un buen término. Depuramos las aguas sucias, pero no hacemos desaparecer las aguas. Es eliminar pero no de forma radical, borrando, sino depurando la toxicidad, el dolor, el sufrimiento, la rabia, las ansias de venganza, los traumas, etc. También dices “centrarse en las afrentas, en el dolor sufrido, aunque justo, impide que brote nada sano de ahí”. Exacto, es eso, lo mismo.
También nos vale el símil de la conducción. La mayoría de la gente encontraría absurdo y totalmente inadecuado, imprudente e ineficiente que fuéramos conduciendo un coche y mirando por el retrovisor todo el tiempo… o muchísimas veces, más de las estrictamente necesarias. Por eso tampoco deberíamos hacer eso con el pasado, estar ahí machacando, rememorando, recreando, dale y dale… como decimos los catalanes, “remenant la merda amb un pal”. Por eso por ejemplo no comenté nada en aquella entrada tuya sobre la nostalgia, la memoria (la playa con los tres personajes)… pues no acabo de entender esa especie de fijación u obsesión con el pasado, con estar mirando por el retrovisor tanto y tanto. El pasado… ya ha PASADO, ya no está, es humo, se esfumó y nunca volverá. No entiendo por qué le das tanta importancia… es un tema absolutamente recurrente en tus entradas… 😀y perdona, eres muy libre de escribir sobre lo que te plazca y como te plazca.
Date cuenta que una persona es su pasado en la medida que ella quiera, una vez es consciente de todas estas dinámicas y de que puede hacer algo, de que no es un mero monigote a merced de sus procesos bioquímicos o su psicología… o sus traumas. Siempre hay margen de acción… para la sanación, justamente. Claro, hablo por mí. Hay gente a la que parece gustarles la oscuridad, el sufrimiento, el masoquismo, el estancarse… parecen presos del miedo o la parálisis o un ansia inexplicable por torturarse y castigarse. Siempre remito a la lúcida reflexión de Krishnamurti: “el yo es el pasado, el observador es el pasado”. Esta afirmación es muy radical, puesto que los humanos somos una mezcla de los infinitos factores que componen la realidad. Así que somos una mezcla del pasado y de este momento presente. Ni al 100% una cosa ni la otra… una mezcla.
Date cuenta de que una persona que ha alcanzado un grado importante de despertar (y esto quizá sonará extraño o de entrada no se entienda), una persona así solo piensa cuando quiere pensar y solo recuerda cuando quiere recordar. Es decir, piensa o recuerda de forma proactiva o voluntaria cuando quiere hacerlo, pero no se deja arrastrar por ejemplo por los recuerdos, a menos que se abandone a ello. Una persona así se centra en otros aspectos: en la atención, en la observación, en la ecuanimidad (el que te afecten lo menos posible las cosas), en el vivir en el ahora, en la inteligencia pura y dura (no en el pensamiento, que es otra cosa). Esto no quiere decir que nunca aparezcan pensamientos o recuerdos en su mente. Sí, eso sucede constantemente, pero ya no te dejas arrastrar, o cada vez con más rapidez y eficiencia sales de esa “ensoñación” en la que has caído. No sé si me estoy explicando. Una persona así ha disipado de forma muy notable sus telarañas mentales, esa faceta de estar cayendo cada dos por tres en las elucubraciones y las ensoñaciones… o las imaginaciones. A ver, yo no estoy diciendo que haya nada malo en todo eso… sino en estar en esos estados más de lo debido. Si quieres despertar has de ejercitar la atención y disipar telarañas. Y toda esta forma de funcionar disipa o trasciende de forma muy eficiente el tema del pasado y los recuerdos. Digo todo esto porque si ya es extremadamente difícil ejercitar esto como individuos, ya no hablemos a nivel de pueblos o naciones. Además… un presidente es una persona, un individuo… y los miembros de un gobierno son individuos, y todas las personas que puedan ejercer un gran poder, en corporaciones, ejércitos… donde sea. Si estas personas funcionan en base a emociones como la ambición, el egoísmo, las ansias de venganza, el rencor y el odio… el estar revirtiendo al pasado constantemente y querer devolver las afrentas que nos han causado… ¿cómo cojones vamos a funcionar de forma sana como sociedad? Es imposible.
El tema del pasado, la historia y la memoria se ve muy claro en las naciones y Estados. Vale, un país es en buena medida su pasado, o su identidad nace de ahí. No se puede borrar o eliminar el pasado y la historia. Enlazo con lo que me habéis dicho…
Decís “vaya tela” por lo que he manifestado. Pero si me habéis leído bien, he dicho “el exceso de memoria es malo, tóxico”… no he dicho a secas “la memoria es mala”. Hay una diferencia de matiz fundamental. No tengo nada en contra del pasado, de la memoria, del recordar… nada de esto es en sí mismo malo. Lo malo está en el componente tóxico asociado al pasado, es decir, en todas esas emociones negativas que quedan ahí enquistadas básicamente porque nos han hecho daño, nos han herido, nos han atacado, nos han oprimido, nos han humillado, etc., etc. Esto se ve constantemente con las naciones y la historia. Por eso “el exceso” de memoria es otra forma de decir “el mirar más de la cuenta por el retrovisor, o más de lo debido o de lo que sería razonable o sano”. Y esto aplica a pueblos e individuos. Si no hay en cierta manera un borrón y cuenta nueva, aunque sea simbólico, una voluntad de mirar hacia adelante, el dar una oportunidad al perdón y a la paz, entonces no hay nada que hacer. Se ve esto con los países aliados y Alemania tras la última guerra, o con Japón y los EE. UU., pese a todo el daño que se hicieron. O se ve en sociedades golpeadas por el terrorismo, como la propia Irlanda. Debe haber un superar el pasado, que es muy diferente de olvidar o eliminar (imposible). ¿Me estoy explicando? Entonces, si lo pensamos bien este superar es en realidad un proceso de sanación a nivel colectivo. No estamos eliminando el pasado en un sentido radical sino depurando, haciendo limpieza de la mierda, la toxicidad, los odios, los rencores.
Por eso todas estas dinámicas en pueblos que han sufrido de recordar los episodios de confrontación, las afrentas, los golpes… todo eso… todas estas dinámicas van en la dirección contraria, no ayudan. Vale, es comprensible: por ejemplo si un pueblo ha sido oprimido o maltratado por otro o por un poder, es lógico el recordarlo y dejar constancia. Pero después tiene que llegar la superación, el perdón, la sanación. Porque si no, la humanidad nunca avanzará, se quedará estancada en el odio y en el ojo por ojo. Si todo esto no se hace de verdad, a nivel interior, el “aprender del pasado para no repetir los errores” se queda en una frase bonita.
Y no, parece que no aprendemos. Estamos volviendo al radicalismo, al auge de la extrema derecha, los totalitarismos y el fascismo, cada vez más claramente. Fascismo y totalitarismos camuflados de “democracia”… pero si nos están recortando derechos y libertades entonces nos están jodiendo.
Termino ya… por más importancia que se le quiera dar al pasado y la memoria, hay que tener muy presente que el pasado ya ha pasado y ya no está aquí, más que en las consecuencias que se han derivado… y en nuestras mentes. La vida ES DEVENIR, un constante fluir, y deberíamos despertar en este sentido. Lo que te ha pasado hace una hora, hace 5 minutos, hace un minuto… ES PASADO, ya no está. Si te picó un mosquito hace 5 minutos, o alguien te hizo un like hace 5 minutos… ya es una experiencia pasada, aunque haya pasado hace 20 segundos. Vale, dadle toda la importancia al pasado que queráis… pero es humo. Cuenta el presente y el mirar hacia adelante, pues el pasado de poco te servirá en realidad. Puede parecer un planteamiento muy radical. Entonces… integramos el pasado de una forma natural y fluida, no de una forma machacona y repetitiva. Hay mucha diferencia. Sencillamente está ahí, en el fondo de nuestra mente o memoria, pero no hace falta que estemos trayéndolo al primer plano constantemente. Y de hecho así lo hacemos normalmente, menos los que “viven en el pasado” o están volviendo a él de forma obsesiva… no sé si decir también patológica.
Perdonad la enorme extensión. Un abrazo.
अनत्ता 光 心
También me gusta la forma en que lo ha expresado Eva, el establecer esos puentes de comunicación con el pasado, con las generaciones pasadas, con los que ya no están. Eva, si lees esto, vuelvo al “yo te llevo dentro, hasta la raíz” (Natalia Lafourcade). Es eso. Eso es bonito. No hay nada malo en todo ello, y las paredes y los murales son una manera de hacerse recordar. Pero vuelvo a decir… integrar el pasado de forma armónica, razonable y sana, para después”superarlo” y mirar hacia adelante, que es como tiene que ser. Y esto no quiere decir vivir con amnesia, porque eso es fatal, es pegarse un tiro en el pie. Huyamos de los planteamientos extremos, siempre.
Coincido con Eva también en que no me identifico en absoluto con esto: “eso es lo que hacemos siempre las personas: explicar el lugar que ocupamos en el mundo”. Yo no hago eso, al menos no lo veo así. Mi yo a nivel convencional y social está muy borrado, porque no necesito demostrar nada a nadie, que soy esto o lo otro. Ahora bien, sí concedo importancia a mi “yo” real y por ejemplo dejo aquí escritos mis puntos de vista. Pero no para explicar qué lugar ocupo. No lo veo así exactamente, aunque se me puede decir que sí, que en realidad me estoy posicionando al dar mis opiniones. Cuestión de enfoques.
Toro Salvaje
Hay más verdades en las paredes que en los libros de historia.
La historia la escriben los ganadores y se escriben muy bien a sí mismos.
Saludos.
Cabrónidas
Ya sabes, Beauséant, te he dicho esto varias veces. El pasado, guste más guste menos, siempre hablará por nosotros: ahí se queda y es imborrable. Esas pintadas se van a repetir en otros muros de otros lugares en épocas futuras, estoy seguro. El humano no aprende una mierda y es una forma de vida jodida y defectuosa. No hay remedio: basta con echar un vistazo al mundo; al actual y al de hace un siglo. Los problemas de fondo siguen ahí, seculares. Y ahí seguirán tanto tiempo como perdure nuestra raza. Y ahora, para que nadie se piense que me gusta abundar en el pesimismo, me voy a escuchar un disco de Regaliz, que el de Parchís lo he perdido.:)
Milena
Las paredes nos cuentan tanto! Son el reflejo de lo acontecido, de lo que acontece…
Es lo que nos impacta, cada día somos más visuales, lo visto es lo más consumido.
Aunque como todo, requiere tener un criterio propio…
Maria
Escribir o dibujar en las paredes es otra forma de expresarse, no es ni menos ni más. Y todo tiene su verdad o su surrealismo. Como en los libros. Se refleja lo que uno piensa, lo que acontece, lo que desata.
Me gusta mirar a las paredes cuando veo tienen grafittis, suelo capturarlo con el móvil, es arte.
Según lo vemos y nos llega es lo que refleja nuestro interior.
Un abrazo.
Beauséant
Bueno, gabiliante, el rencor es como los muebles, muchas veces los heredas y, además, debes pulirlos y limpiarlos de vez en cuando. LOs murales, muchos de ellos, son láminas encima del muro que van actualizando o arreglando y, el resto de ellos, los conservan bastante a menudo. Si el olvido depende de que esos murales sean eso, olvido, entonces pasará aún mucho tiempo, me temo.
Lo del decreto es buena idea, tenemos tantas leyes absurdas que esa parece hasta razonable 😉
Existe un libro, bueno, अनत्ता 光 心, existirán muchos sobre ese tema, que se llama tokio ya no nos quiere que hablaba de eso, de eliminar recuerdos de una manera selectiva. Claro, no acaba bien, el cerebro acababa siendo un queso de gruyere, creo que el proceso que indicas, el de depurar es muy gráfico y mucho más útil, No puedes mutilar, cercenar algo, debes integrarlo, asimilarlo en lo que eres, pero no dejar que te lastre… Me ha recordado al proceso de los ríos y las piedras, las van puliendo, las convierten en otra cosa sin destruirlas.
En cuanto has hablado del retrovisor he intuido por donde venías 🙂 Sí, yo soy es persona, la del retrovisor… En especial aquí, en mi pequeño rincón. En la vida real entiendo la inutilidad, la parálisis que te puede impedir hacer nada si estás todo el rato pendiente de ese cristalito mágico que enseña el pasado.
También me has recordado a otro libro, Las tempestálidas, donde cada nación decide en que época quiere vivir por ley. Es decir, toman el mejor momento de su pasado y deciden que siempre sea esa década, ¿qué te parece? Lo mismo tienes razón, y algunas naciones, en vez de elegir un buen momento, elegirían el peor para poder seguir odiándose. ¿Te imaginas?, españa atrapada siempre en la posguerra
Las personas de manera individual no somos capaces de un borrón y cuenta nueva, imagina las naciones, parece imposible, ¿verdad? Europa nos parece una construcción pácifica y nos llega la sangre hasta las rodillas, y no hemos aprendido nada. En cuanto te das la vuelta alguien agita una bandera.
No te disculpes por la longitud, me resultan interesantes estos temas aunque venga a ellos sin respuestas 😉
Ya que pagas por aparecer en la foto, Toro Salvaje, que menos que pedir salir guapo, ¿verdad?
Nada me gustaría más que llevarte la contraría, Cabrónidas, incluso alguien podría sacarte datos para decirte que estamos mejor ahora que hace medio siglo, quizás hasta sea cierto. Pero los patrones que comentaba अनत्ता 光 心, siguen ahí presentes. Lo mismo ahora el terror no es una trinchera en la frontera con Francia, pero a veces parece que los mercados cumplen esa función, que la economía hace el papel que cumplía el terror en el fascismo.
¿Tenemos solución?, pues, viendo que para llegar arriba debes ser una persona sin escrúpulos lo veo complicado. Las personas que creo que podrían intentarlo nunca llegarán a un puesto en el que puedan hacer algo real… digamos que el sistema se protege a sí mismo.
También hay que saber leerlas, Milena, las paredes son hijas de su tiempo, cuentan una historia, una de muchas, una que no aparece en los libros de historia, pero eso no las hace reales… un criterio propio, justo.
Lo has resumido muy bien, Maria, cuando levanté la cámara para hacer esas fotos, había más una intención estética que periodística. Me gustaban los colores, la composición, en algunos casos no entendía muy bien lo que pretendían contar, ni si sería “la verdad”… Estaba claro que tenían su mensaje y su alma, para mi eso fue suficiente para hacer una foto… Cada uno decide la foto que quiere hacer, el libro que lee.. ya sabes 😉
अनत्ता 光 心
Vaya, cuántas cosas en los libros, tomo nota. Qué original y graciosa la idea de ‘Las tempestálidas’ y lo que dices de España me ha hecho mucha gracia. Vaya tela, sí.
A veces me quedo un poco “preocupado” y “abochornado” después de comentar (nada grave, a lo hecho pecho) porque pienso que me he pasado pegando caña. Y me enrollo mucho.
Bueno, ya lo has visto. Era una reflexión general sobre hasta qué punto son importantes la historia, el pasado, la memoria… y hasta qué punto tiene sentido, utilidad estar rememorándolo muy a menudo, refiriéndose a él, mencionándolo, tomándolo como referencia… puede resultar cansino, contraproducente, peligroso, tóxico, como he dicho. Sobre todo cuando va asociado a cosas y emociones negativas, todo lo que se ha mencionado… odios, rencores, guerras, heridas y malos rollos de todo tipo. Con las naciones es complicadísimo, por no decir imposible.
Integrarlo, exactamente, como has dicho sin que nos lastre. Siempre está ahí, como he señalado, en el fondo de nuestras mentes. Por eso me parece bastante absurdo estar mirando hacia atrás constantemente. En cierto sentido (me acabo de acordar de esto) ocurre como decía Eugenio en un chiste: no, si no hace falta que lo llames… ya viene solo. La vida no se detiene y es necesario oxigenarse mental e interiormente.
Nino
Hola, Beauséant:
Tanto las fotografías como tu texto lo dicen todo.
Gracias por no silenciar tus palabras ni ocultar estas imágenes.
Un saludo.
Alí Reyes
“Las paredes en cierta parte de Irlanda son el ejemplo perfecto de que puedes ganar la guerra y, aún así, perder el relato de la historia”.
No me parece que sea así, creo más bien que el mejor ejemplo es la guerra civil espanola, la explicación es que la mayoría de la intelectualidad espanola estaba del lado de la República y ellos fueron los que escribieron la Historia. Lo digo porque casi todo lo que he leído acerca de esa guerra fue escrito por republicanos. en realidad los republicanos perdieron la guerra pero ganaron el relato para la posteridad
Beauséant
No suelo referenciar muchos libros, अनत्ता 光 心, porque parece un poco pedante, pero también he pensado que era una tontería explicar algo que ya explicó alguien mucho mejor que yo 🙂
En el caso de las naciones creo que el problema es mayor porque ya entran demasiados intereses. Y, como el caso de España o el de Irlanda del Norte, si le sumas que fue una guerra civil, la cosa se complica aún más. Ahí tienes por ejemplo a Alemania, que un poco a trompicones ha logrado reconstruir un relato común, aunque sujeto con pinzas… Italia, Francia, más o menos han logrado meter su pasado en una cajita y adornarlo de alguna manera.
España no lo ha logrado, no ha cerrado esa brecha y es posible que nunca lo haga. Y al final, pasa lo que dices, que la vida sigue y pierdes oportunidades, como individuo y como nación, si te has empeñado en no avanzar… y esto te lo digo yo, que conduzco con el ojo pegado al retrovisor 😉 Pero, como siempre te digo, lo hago, sobre todo, en la parte literaria, en mi vida real tengo un pequeña parte de mi que me da collejas cada vez que empiezo a desvariar con ciertos temas. Debería verme en mi vida real, soy una persona adulta perfectamente funcional… casi funcional 😉
Gracias a ti,NINO, creo que es un tema que España no hemos tratado mucho. Cuando ellos si participaron bastante en nuestra historia, en especial cada vez que andábamos a tiros con los ingleses, claro.
Eso es cierto, Alí Reyes, pero creo que en parte. La parte sublevada dejo claro desde el principio que no quería justificar nada con aquello de «¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!», que es toda una declaración de principios. Así que dejaron el relato en manos del bando perdedor, eso es cierto.
Pero, al menos en España, no veo que hayan perdido la historia. Hablas con muchas personas, lees ciertos artículos y te das cuenta que han empezado a socavar el legado dejado por los republicanos para empezar a instaurar el discurso de que Franco no era exactamente un dictador, que la guerra era inevitable por culpa de la república… es decir, creo que se han dado cuenta que estaban perdiendo la historia y han empezado a recuperarla.
Al menos en España, no sé la imagen que habrá fuera. Sin ir más lejos, en Francia, los republicanos españoles que entraron a liberar París, han recibido más homenajes que aquí, que ha sido cero. Por no hablar de las fosas…
Un tema muy complejo, ¿verdad?