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    el río

    El abuelo y la nieta (¿es su nieta?) han dejado a un lado los aparejos de pesca y observan en silencio un río que es el mismo río para ambos. Sin embargo cada uno de ellos observa un río diferente. El río de la nieta (sí, es su nieta, acabo de decidirme) es apenas un manantial que acaba de brotar de la tierra y tiene un inmenso territorio aún por descubrir. No es aún un río, es apenas un hilillo de mercurio que irá tomando fuerza y seguridad cuando descienda por la colina, rumbo hacia el valle donde conocerá los…

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    los otros caballo-hombre

    En la anterior entrada hablaba de la maldición de los caballo-hombre pero, ¿quién sabe?, supongo que los protagonistas podrían haber sido tranquilamente esos dos burritos de ahí arriba. Quizás incluso con más merecimiento, hay pocos animales que se merezcan más…

  • leer,  mirar,  Otros mundos

    los caballo-hombre

    Mi leyenda irlandesa preferida es la que cuenta la historia sobre las personas que se convierten en caballos salvajes cuando la luna tiñe de plata el mar. Y ya, esa es toda la historia. No es un relato de terror,…

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    premoniciones

    El niño que podía ver el futuro se ha arrancado los ojos para escapar de esa fina línea que separa los dones de las maldiciones. La balanza de los dioses, bailando en equilibrio a un lado y otro regalos que…

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    encuentros en la niebla

    Tres figuras solitarias emergen entre la niebla como cartas que no hemos elegido en la baraja de un adivino. Tres cartas para definir tu destino. No hace falta nada más para completar ese inmenso tapiz en blanco que siempre acabamos…

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    cartografías

    . Diario anímico. Tengo un pequeño diario donde voy haciendo inventario de los días. En realidad son dos cuadernos, en el primero sólo aparece una fecha y un número de estrellas entre cero y cinco, no recuerdo el motivo de…

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    la casa del fin del mundo

    Construimos una casa en el fin del mundo. Un lugar apacible donde nadie podría encontrarnos, una extensión de tierra aún sin escribir a la espera de nuestros torpes codos emborronando la tarea que nos habíamos encomendado. Allí, entre los restos…