leer,  mirar

el río

El abuelo y la nieta (¿es su nieta?) han dejado a un lado los aparejos de pesca y observan en silencio un río que es el mismo río para ambos. Sin embargo cada uno de ellos observa un río diferente.

El río de la nieta (sí, es su nieta, acabo de decidirme) es apenas un manantial que acaba de brotar de la tierra y tiene un inmenso territorio aún por descubrir. No es aún un río, es apenas un hilillo de mercurio que irá tomando fuerza y seguridad cuando descienda por la colina, rumbo hacia el valle donde conocerá los inmensos campos de trigo, el salitre en la piel de los niños que chapotean alegres en verano y también la suciedad exudada por la depuradora erigida a los pies de la ciudad. Todo ello, lo bueno y lo malo, formarán parte de un camino que acaba de empezar.

El río del abuelo ya ha trazado todo ese territorio y se ha convertido en un ancho caudal muy próximo al mar. Ya no tiene la misma fuerza que unos kilómetros más arriba, cierto, pero a cambio disfruta de una apacible serenidad sobre la que se mecen unos barquitos que parecen de papel.

Ya no habrá sobresaltos en el camino del abuelo, sólo un lento discurrir hasta su meta final. Una meta a la que ya ha dejado de tenerle miedo y sólo le despierta una tibia curiosidad.

Los viejos siempre pensamos que todo era mejor en el pasado porque lo era. Nuestros cuerpos respondían al primer impulso, las canciones de la radio hablaban de nuestras problemas y toda nuestra vida era un inmensa línea recta hasta la meta final. En algún momento, torpes bailarines, perdimos el paso, nos expulsaron de la corriente del tiempo y empezamos a contemplar las cosas desde el exterior con una mezcla de asombro, miedo y rabia. Nos queda el orgullo, el último bastión de los viejos, pero es un pobre consuelo a cambio de no entender nada de lo que te rodea.

En un lateral de la fotografía dejé entrar un poste salvavidas que se erige como una ofrenda sagrada al Dios Ahogado. Han clavado uno de esos postes, amarillos y con un capillita en lo alto, en cada río, cada lago y cada masa de agua de Irlanda.

Cada uno de esos postes fue alzado por un hombre anciano como el de la fotografía. No puede ser de otra forma: los jóvenes nunca piensan en su propia mortalidad.

30 Comments

  • Toro Salvaje

    La vida nos va expulsando de todas partes.
    He visto el declive de mi abuelo, tan fuerte y poderoso, de mis tíos, de mis padres… me parecieron todos extremadamente injustos.
    El mío ya ha empezado y cada vez será más intenso.
    No hay consuelo para tan inmensa tragedia personal.
    NI la aceptación consigue mitigarla.

    Saludos.

  • kasioles

    La niña tiene todo un mundo por descubrir, la vida le sonríe, es una forma de ir formando su experiencia.
    El abuelo refleja el declinar de la vida, ya lo ha visto todo o casi todo, ya nada le puede sorprender, pese a ello, siempre queda ese hilillo de esperanza que nos aferra a seguir disfrutando de este tramo final que, al igual que el río, inevitablemente nos arrastra hacia el mar.
    Como siempre, es un placer leerte.
    Cariños y buen domingo.
    kasioles

  • अनत्ता 光 心

    Buenas metáforas sobre la vida y la extraordinaria similitud con el curso de un río. La manera en que vivamos, sintamos y veamos ese río creo que guarda una gran similitud también con la expresión o la dicotomía “ver el vaso medio lleno o ver el vaso medio vacío”. En cuanto a cómo vemos las cosas, la vida. Sí, porque podríamos decir “ver o tener el río aún por recorrer” o “ver o tener el río ya recorrido”. O “el río en su nacimiento” o “el río en su desembocadura”.
    Y la metáfora o paralelismo del río desembocando en algo mucho más grande, el océano, tiene un enorme poder y da que pensar.
    Supongo que en literatura y otros campos se habrá empleado el río como metáfora de la vida muchas veces. En el cine también. Por lo menos en uno de mis libros de referencia, el extraordinario Siddhartha de Hermann Hesse así ocurre. Ahí tenemos la figura del barquero, que al observar y aceptar con paciencia y sabiduría las cosas tal como suceden o vienen, el fluir del río, se convierte en un sabio y maestro espiritual.
    Muy buena foto. Qué curioso lo del salvavidas.
    Te dejo con otro río que es de los que han marcado mi vida poderosamente. La metáfora de la vida misma, los torbellinos, las pasiones.
    Namaste.

    We’d go down to the river
    And into the river we’d dive
    Oh, down to the river we’d ride
    Then I got Mary pregnant
    And man, that was all she wrote
    And for my nineteenth birthday
    I got a union card and a wedding coat
    We went down to the courthouse
    And the judge put it all to rest
    No wedding day smiles, no walk down the aisle
    No flowers, no wedding dress

  • अनत्ता 光 心

    Dos apuntes más para tocar un poco las narices…
    -No creo que ninguna vida sea una línea recta. Más si pensamos en términos de ríos. Tengo una mavillosa foto en mi casa donde se ve el serpenteante Amazonas.
    -¿Cuándo uno se siente realmente expulsado de la corriente del tiempo? Mientras estemos vivos… a no ser que pensemos que ya no tenemos nada significativo que hacer. Que estamos “en los minutos basura”, superfluos y absurdos. Y mira que me parece con mala baba la expresión que acabo de usar (de hecho no veo las cosas así).

  • Beauséant

    La prudencia, ALFRED, y con la prudencia muchas veces llega el miedo… El miedo no es malo, claro, pero a veces paraliza.


    Tampoco creo en la aceptación, TORO SALVAJE, es demasiado brutal como para acceptarse. Pero sí creo que le vas perdiendo el mido, resignación si lo prefieres, no sé. Lo malo es el desmoronarse, el irse cayendo a pedazos como un coche viejo.


    Así es, KASIOLES, el hilillo de esperanza y el acompañar su nieta en ese camino. No parece mucho, pero en el fondo es algo muy grande.


    El río, अनत्ता 光 心, ha sido siempre una metáfora de la vida, así es. Desde los griegos, claro. Aunque yo pensaba en otra novela al escribir la entrada, el corazón de las tinieblas. Ahí sale un río, y ese río es casi un protagonista más de la historia. En la novela, como bien apuntas, una cuestión de perspectiva, no es lo mismo situarse al inicio que al final del mismo. El camino recorrido no enseña muchas cosas, por desgracia no siempre sabemos que hacer con ellas.

    Y, claro, no es la línea recta, nunca lo es, ni los rios, ni la vida, pero cuando eres joven ese no lo sabes, ¿no te parece? Hace falta recorrer ese río para saber que los ríos sólo son rectos en los dibujos infantiles.

    Me has tocado la patata con la canción, es una de mis favoritas, por lo que cuenta, y por lo que se intuye. Gracias.

  • gabiliante

    El abuelo vaquero no me parece tan próximo a la desembocadura como tu dices. Lleva sombrero vaquero y no boina; un viejo lleva boina, ¿ no?
    Me recuerda al Jeff bridges de valor de ley.
    También discrepo en que los salvavidas en las pajareras las hayan plantado los viejos , y menos este; no cabe. Justo le iria para que le sirva de anillo.
    En todo lo demás coincido; no vamos a discrepar siempre
    La niña no necesita mucho nuestra atención. Ya tendrá oportunidad de necesitarla.
    Abrazooo

  • María

    Lo siento, pero voy a ser una disidente total – le voy a coger gustillo a esto- jajaja me tiene pinta de ser su padre ; ) y no por el matiz de boina o sombrero que apunta GABILANTE, que tb suma ¡ fíjate lo erguido que está! Los abuelos suelen estar derrumbados sobre sí mismos, claro que también puede ser un abuelo joven. Y aunque como metáfora quede precioso y los ríos hayan sido usados desde siempre como símbolos de juventud y vejez, la realidad se impone siempre. Hay jóvenes que parecen viejos, viejos que son más jóvenes que muchos viejos, jóvenes que jamás llegan a viejos y viejos que tienen muchísima más energía y caudal que muchos jóvenes que se estancan y remansan llenándose de ranas sin llegar a ver jamás el mar : ) lo único que es cierto es que su velocidad disminuye con el tiempo, eso es verdad. Tampoco creo que tengan que ver, ni vivir ríos diferentes ¿por qué no recorrer el mismo río juntos, al menos durante un tiempo? Si te fijas, a la derecha del abuelopadre, la hierba está aplastada, seguro que es una entrada para barcos – en los barcos van varias personas que recorren el río juntos – por eso tienen ahí el poste con el salvavidas y… ¿ cómo que eres( sois) viejo(s)? Quien tiene bitácoras como las vuestras no puede ser viejo.. lo que os falta es perspectiva, creo que es un problema de enfoque, ir mirando hacia atrás constantemente hace que no se perciba el presente con nitidez, ni se aprecie su brillo y esplendor al estar mirando siempre hacia atrás, además de que hacer eso genera tortícolis. Cuando la vejez se impone a los bestia, ni siquiera se vive en el pasado, se vive en el día de la marmota, según acabas de vivir algo, lo olvidas, sólo existe el ahora instante y pasado remoto, no existe el pasado inmediato, ni el futuro. Así que creo que mucho mejor que ser ríos, ser agua. Ya sabes, eso de ..be water, my friend! Exactamente igual pero siempre diferente ; ) Un beso!

  • Cabrónidas

    Por supuesto que ven ríos diferentes. El abuelo, por joven que se sienta y por mucho que no renuncie a ser el niño que fue, es ya un adulto entrado en años; está contaminado y ni recuerda lo que es tener inocencia. La nieta, siguiendo con el parentesco, todavía alberga pureza. Si la muerte llega de modo natural, cuando el abuelo no esté, la nieta ya no volverá a ese río. Y ya de adulta ni siquiera se reconocerá en ese río que, quién sabe, al igual acaba por secarse hasta morir, como su inocencia.

  • Milena

    Para mí la relación abuel@/niet@ es la relación más perfecta que existe. Tuve esa experiencia cuando fui nieta, y la tengo ahora de abuela. Es un amor tan extenso que ambos pisan la gloria; la comunicación es perfecta, sin aristas, a veces no hacen falta ni palabras… es felicidad. Y todo eso lo veo reflejado en tu fotografía.

  • Beauséant

    Es un sombrero impermeable, GABILIANTE, algo muy útil en aquellas latitudes. Allí, con tanta lluvia, la boina se acabaría convirtiendo en una lapa húmeda bastante incómoda. Aunque, ahí estamos de acuerdo, tiene un aire a Jeff Bridges, es verdad, que ha envejecido estupendamente, pero anda ya por encima de los setenta años, dime si no va para abuelo 🙂

    La niña emprende ahora su camino, quizás crea que no necesitará ayuda alguna, pero al final a todo el mundo le viene bien algo de ayuda.


    Disiente, MARÍA, disiente todo lo que quieras, faltaría más 🙂 Hay abuelos y abuelos, no soy muy fan del progreso, pero sí creo que ahora envejecemos mucho mejor. Aunque ese envejecer mejor, a veces, nos haga realizar cosas impropias de la edad 😉 Y, claro, por un lado tenemos la edad mental y por otra la física… conocí a un abuelete muy simpático que miraba obnubilado a las adolescentes que salían de la Universidad y siempre me decía, no puedo evitarlo, mis ojos siguen teniendo veinte años.

    No había pensado lo del barco. Me estropeas el relato, pero me dejas una imagen muy bonita. Un barco con paradas, ¿verdad? Algunos llegan de nuevas, otros se bajan, no hacemos todo el recorrido con todo el mundo, pero todos dejan un poso, un algo, tras de sí.

    Yo siempre he sido una persona mayor, las hijos e hijos de padres tristes siempre acaban con ese pose de tristeza. No es algo que podamos evitar, el blog sirve de espita, de muro de contención para no dejar que esa tristeza invada el resto de nuestras vidas… Mejor ser agua, sin duda, el agua se adapta, no hace preguntas, sólo fluye y lo hace siempre en una dirección, que precisamente por ser única, es siempre la correcta.

    Disiente, disiente sin miedo, se agradece

    Un abrazo


    Contaminación, CABRÓNIDAS, es una palabra dura, pero exacta. Como la depuradora que entrará la niña en su recorrido, sus aguas ya no serán las mismas. Forma parte del camino, claro, y se aprende algo, pero…

    De alguna forma hemos llegado a la misma conclusión, la tuya es aún más dura, aunque, sospecho que certera. Es complicado escapar de lo que nos espera, ¿verdad?

  • María

    Buuffff ¡ no puedo con vosotros! Parecéis el club de los poetas muertos, pero sin su entusiasmo. Estáis sumidos en una impresión tan desoladora de la vida que sí, me declaro disidente perpetua de eso – con vuestro permiso- aunque quisiera, mi naturaleza no me lo permite. Por eso comprendo perfectamente que mi forma de ver la vida os produzca urticaria, a mi me sería imposible vivir impregnada de tanta negrura constantemente, estaría todo el día bajo la ducha y mira que me gusta ya : ) La vejez, como la inocencia, el pesimismo o el entusiasmo es una actitud ante la vida, no depende ni de los años, ni de los genes, ni siquiera de la vida que viva cada uno.. la verdad, no sé de qué depende, porque mi madre es así, como vosotros, incluso peor y yo salí las antípodas, a lo mejor soy adoptada y nunca me lo han dicho ; ) Sólo sé que yo seré la centenaria más joven de mi asilo, si llego, claro, que tampoco tengo demasiado interés : ) otro beso!

  • Joselu

    El río es imagen poética de la vida en multitud de textos literarios y filosóficos, pero más bien es metáfora de la conciencia y es aquí donde quiero hacer hincapié. La conciencia es una suerte de misterio, aunque abordado tangencialmente por la neurociencia que se enfrenta al Gran problema sin solución. El río de la conciencia es el que todos llevamos en nuestro mundo interior. Y la conciencia es una multiplicidad de chispazos y de ráfagas muchas veces inconexas que convertimos nosotros en relatos. Nos gusta ver las vidas con alguna coherencia y de ahí que nos encanten las historias, pero dicha coherencia no es real. El yo es una ficción y la conciencia del mismo una pura ilusión. El niño tiene en su conciencia todavía poco trabajada chispas de imágenes, de emociones y de sentimientos -no es lo mismo-. Y el viejo tiene otras, diferentes, no sé si más cansadas -eso ya implicaría construir un relato, pero no hay relato real- . El río del niño es uno y el río del viejo es otro, pero del mismo modo que el río de dos viejos son diferentes y el río de dos niños son distintos. Todos los ríos son alucinaciones. La vida no es un río, aunque nos parezca poética la imagen. Dale al viejo unos hongos psilocibios o LSD y volverá a tener los chispazos de cuando era niño y el río volverá a refulgir como nuevo. Pura ilusión de la mente. La mente es una máquina de ilusiones fascinante.

  • laacantha

    Pues, se dicen que lo peor de la vejez es que te sientes joven. Segun los comentarios poca gente estan de acuerdo con esa sentencia . Creo que valorar la vejez ( me refiero de la vejez auténtica, para hoy en día es de más de 90 años) del punto de vista de las personas jovenes como somos, no es poiticamente correcto. Observando a los viejos nosotros solamente imaginamos lo que nos va a pasar , pensamos con la mente que tenemos ahora . Pero la mente igual se transforma y se adapta a la edad y las circunstancias . Creo que no voy a pensar ( si voy a poder) en mis 90 años( si llegaré) igual que ahora. Es decir, que el diablo no es tan feo como lo pintan. Lo peor que puede pasar son las enfermedades , pero nadie lo sabe y por ello no hace falta calentar la cabeza con las preocupaciones, todos somos mortales al fin y al cabo. Disfrutar la vida lo en lo que se pueda. Un texto bellisimo. Un abrazo.

  • tonYerik

    Claro, es que nosotros vamos descontando, me imagino que también algo por eso lo del poste. Lo que ocurre es que mas de una vez la cabeza no se quiere enterar de la edad del contenedor y es cuando te enteras de que eso que terminas de hacer duele físicamente un montón. Pero lo vuelves a intentar o hacer. Si no… Que aburrimiento. ¿No?

  • अनत्ता 光 心

    Voy a dar la chapa un poco (bastante) y pido disculpas de antemano…
    De nuevo magnífico y maravilloso el comentario de JOSELU. La coincidencia o afinidad con mi forma de ver al ser humano es prácticamente total. Suscribo todo lo que dice, totalmente. Podría haber salido de mi pluma…

    “La conciencia es una suerte de misterio, aunque abordado tangencialmente por la neurociencia que se enfrenta al Gran problema sin solución. El río de la conciencia es el que todos llevamos en nuestro mundo interior. Y la conciencia es una multiplicidad de chispazos y de ráfagas muchas veces inconexas que convertimos nosotros en relatos. Nos gusta ver las vidas con alguna coherencia y de ahí que nos encanten las historias, pero dicha coherencia no es real. El yo es una ficción y la conciencia del mismo una pura ilusión”. Correcto, exacto, al 100% de acuerdo.
    “Todos los ríos son alucinaciones. La vida no es un río, aunque nos parezca poética la imagen. (…) Pura ilusión de la mente. La mente es una máquina de ilusiones fascinante”. Correcto, exacto, al 100% de acuerdo.

    Es más, me voy ahora a mi última entrada, “La parábola de la flecha” (si a alguien le interesa, puedo facilitar el link). Esto escribí el otro día:

    “Ser es el gran Misterio, por tanto. Al menos para mí y seguro que para mucha otra gente. Aunque, por otro lado, a muchas personas les puede parecer que no hay ningún misterio que resolver y que plantearse este tipo de preguntas es estéril y absurdo… marear la perdiz, perderse en abstracciones metafísicas. Mi sensación es que quizá lo ven o piensan así porque lo enfocan desde la esfera del pensamiento y de la identidad individual, el ego o imagen mental que nos formamos”.
    “Realmente esta Conciencia, impersonal y a la vez transpersonal, es el gran misterio. Para la ciencia en general y la neurociencia en particular, también para la filosofía y la metafísica”.
    “Ser es el gran misterio, y «arrancarse la flecha» es lograr entenderlo y resolverlo. ¿Qué es este Ser, cuál es su naturaleza y verdadero origen? (…) Así que resolver este gran Misterio es «arrancarse la flecha». Enfrentarse o encarar el gran Misterio de Ser y hacerse la que a mi juicio es la pregunta más fundamental: ¿quién o qué soy en realidad?”.
    No es que quiera hacerme publicidad descaradamente (disculpas)… es que la coincidencia me parece casi total.
    Namaste.

  • अनत्ता 光 心

    No deja de ser curioso que el budismo denomine al ser humano y sus multiples vidas, y a esa Conciencia como “corrientes de vida”.
    Pero hablemos del río. Como metáfora de la vida pero también del tiempo, cómo no. Porque el río fluye y fluir es sinónimo de paso del tiempo, de pasado, presente y futuro. Ah, pero gran misterio: en realidad vivimos en un eterno momento presente. Así que no es descabellado decir que el río ha sido, es y será al mismo tiempo. Ha fluido, fluye, está fluyendo y fluirá al mismo tiempo, en todos sus puntos. El tiempo es casi simultáneo, si ampliamos el foco. ¿Es real, o mera ilusión, mera construcción humana? ¿El tiempo es circular, es un eterno ahora pese a sus momentos fragmentados? Pues creo que sí, que tiene toda la pinta.
    Ampliemos el foco aún más. No nos limitemos a hablar de ríos y corrientes. Hablemos de lo que es un río: agua, ya que se ha mencionado el “be water, my friend” (excelente, esto es taoísmo puro). En realidad los ríos no son más que meros aspectos, o momentos, de todo el ciclo del agua. Es el agua la verdadera protagonista en todo su ciclo: ríos, lluvia, evaporación, mares, nubes, nieve… se da todo al mismo tiempo, simultáneamente. El río no es otra cosa que una forma, como lo son las olas. Y de hecho si ampliamos más el foco, son todos los ciclos de la naturaleza, pues no podemos desligar los ríos o el agua de los bosques, los animales, los cielos o incluso los humanos.
    Concluyo con una serie de párrafos maravillosos que ilustran todo esto e invitan a abrir el foco más allá de, por ejemplo, los ríos:
    “Si eres poeta, verás claramente que hay una nube flotando en esta hoja de papel. Sin nube, no hay lluvia; sin lluvia, los árboles no pueden crecer; y sin árboles, no podemos hacer papel. La nube es esencial para que el papel exista. Si la nube no está aquí, la hoja de papel tampoco puede estar aquí. Podemos decir que la nube y el papel son interdependientes (inter-son). “Interser” es una palabra que todavía no está en el diccionario, pero si combinamos el prefijo “inter-” con el verbo “ser”, tenemos un verbo nuevo, “inter-ser”.

    Si miramos esta hoja de papel aún más profundamente, podemos ver en ella la luz del sol. Si la luz del sol no estuviera ahí, el bosque no podría crecer. De hecho, nada podría crecer. Ni siquiera nosotros podemos crecer sin la luz del sol. Entonces sabemos que la luz del sol también está en esta hoja de papel. El papel y la luz inter-son”.
    “Antes de tu concepción, ya estabas allí, tal vez la mitad de tu padre, la mitad de tu madre. Porque de la nada, nunca podemos convertirnos en algo. ¿Puedes nombrar alguna cosa que alguna vez fue nada? ¿Una nube? ¿Crees que una nube puede nacer de la nada? Antes de convertirse en una nube, era agua, tal vez fluyó como un río. No fue una nada. ¿Estás de acuerdo?

    No podemos concebir el nacimiento de nada. Solo hay continuación. Por favor, mira hacia atrás aún más y verás que no sólo existes en tu padre y tu madre, sino que también existes en tus abuelos y tus bisabuelos. Cuando observo más profundamente, puedo ver que en una vida anterior fui una nube. Esto no es poesía; es ciencia ¿Por qué digo que en una vida anterior fui una nube? Porque todavía soy una nube. Sin la nube, no puedo estar aquí. Yo soy la nube, el río y el aire en este momento, así que sé que en el pasado he sido una nube, un río y el aire. Y fui una roca. Fui los minerales en el agua. Esta no es una cuestión de creencia en la reencarnación. Esta es la historia de la vida en la Tierra”.
    “La nube en el cielo tampoco tendrá miedo. Cuando llegue el momento, la nube se convertirá en lluvia. Es divertido convertirse en lluvia, caer, cantar y convertirse en parte del río Mississippi, el Amazonas o el Mekong, o caer sobre las verduras y convertirse luego en parte de un ser humano. Es una aventura muy emocionante. La nube sabe que si cae a la Tierra podría convertirse en parte del océano. Así pues la nube no tiene miedo. Tan sólo los humanos tienen miedo.

    Una ola en el océano tiene un comienzo y un final, un nacimiento y una muerte. (…) Una ola es una forma que ha sido posible gracias a la existencia del viento y el agua. Si una ola sólo ve su forma, con su principio y su final, tendrá miedo del nacimiento y la muerte. Pero si la ola ve que es agua y se identifica con el agua, entonces se emancipará del nacimiento y la muerte. Cada ola nace y va a morir, pero el agua está libre de nacimiento y de muerte”.
    (Thich Nhat Hanh, monje y maestro budista vietnamita)

    La vejez es una cuestión mental en altísimo grado, y también de actitud ante la vida, de ganas, de ilusiones, de energía, independientemente de que nuestros cuerpos envejezcan, se deterioren y mueran. Precisamente muchas personas son viejas de espíritu pese a la edad biológica. Por otro lado, no es descabellado decir que un signo bastante inequívoco de que eres viejo de espíritu es que estás mirando hacia atrás ya siempre o la mayor parte del tiempo. Así que no tiene que ver con el fluir ni con el viaje que realizamos, porque siempre tenemos un trecho frente a nosotros. Se trata de actitud mayormente.
    Todo esto es ley de vida. Envejecer, morir… por mucha urticaria o rechazo que pueda generar (o dolor), el verbo aceptar es fundamental, porque no nos queda otra. Lo siento, quiero y decido y prefiero ejercer una actitud que vaya más allá del derrotismo, el pesimismo, la negrura, la negatividad, la queja, la lamentación, el victimismo, el dolor, “el mundo es un valle de lágrimas” y todas esas actitudes de personas que en mi fuero interno me hacen pensar “joder, telita, es la alegría de la huerta”. Aun intentando respetar a todo el mundo, pues no todos somos iguales. Todo dicho sin ánimo de ofender.
    Namaste.

  • Beauséant

    Oh capitán, mi capitán, MARÍA, 🙂 Eres el único resquicio de luz en nuestras submarinas y tristes existencias 🙂 Mira que no podía yo con la película esa de los poetas, creo que no me pilló en la edad correcta, ni mental ni física, ya puestos. Oigo mucho eso de la “actitud ante la vida” y es cierto, es cierto en una gran parte.. pero, no sé, la realidad es tozuda, siempre se acaba imponiendo sobre nuestros cuerpos y sobre nuestras ideas. Llega un momento en el que, simplemente, no puedes ir todo lo lejos que te gustaría, ¿no te parece? No se el resto de los esforzados compañeros que pasan por aquí pero, en mi caso, la actitud es la de un optimismo desencantado. Peleo por lograr lo mejor, pero nunca lo espero.. Es un punto medio entre tu felicidad y el poder salir de la ducha 🙂 Que, oye, me gustaría tener la tuya, pero nada, hija, que no sale.


    Una metafora, cierto, JOSELU, una simplificación, como hacemos con todos los términos demasiado complejos, los reducimos para poder masticarlos. Necesitamos esa coherencia de la que hablas, de lo contrario nuestra vida sería un caos de momentos sin ningún hilo conductor. El río nos permite unirlos en ese hilo de mercurio, hice esto, ocurrió aquello, del punto A al punto B. A mi me gustan esas metáforas porque me permiten, por un lado, escribir, y por el otro enfrentarme a la realidad con aluguna herramienta.. ¿Es una ilusión?, estoy de acuerdo, pero cuando ilusión es compartida y seguida por una multitud acabamos por hacerla real. Aunque, sí, creo que el LSD debería ser una droga legal, y lo digo totalmente en serio, nos permitiría mejores metáforas y, con suerte, mejores realidades 🙂


    No sé la edad que tienes, LAACANTHA y, mucho menos, la que sientes en tu interior. Es verdad que ahora el envejecer es algo diferente, creo que tenemos más calidad en la forma en la que lo hacemos. Pero también tiene un problema, que generamos niños eternos, personas que no maduramos o que no aceptamos el paso del tiempo. Eso también es peligroso, casi tanto como envejecer de manera prematura. Nos guste o no, llevamos una fecha de caducidad grabada en la frente… Pero estamos de acuerdo, debemos disfrutar el tiempo que nos den.. me da más miedo el cómo morir que el morir, no me gustan las enfermedades, nos arrebatan la humanidad.

    Un abrazo.


    La vida es intentar, TONYERIK, cierto, intentar una y otra vez. Nadie garantiza los resultados, puedes fallar mil veces, pero no por eso hay que dejar de intentar.. Aunque el cuerpo ya no responda-


    Sabía, अनत्ता 光 心, que cuando apareciese la palabra conciencia, te lanzarías a por ella 🙂 Me resulto curioso ese paralelismo entre el texto y tu otro texto de la flecha. Nos ha pasado más veces, que abordamos el mismo tema desde puntos y estilos diferentes, y hasta contradictorios. Una de esas ráfagas que vamos sumando al total y al que llamamos vida, ese río que no existe, pero da algo de coherencia.

    Algunas personas no pueden ver un cajón desordenado, no soportan que todo ande desparramado, los clips con las facturas, ese boli viejo y mordido al lado de unos posit… Van al ikea, compran separadores, gomitas, de todo. Cuando abren el cajón lo quieren ver todo colocado… Esas personas hacen lo mismo con las vidas, las colocan en una línea recta, la flecha del tiempo, y van colocando eventos sobre ella. Entrecruzan esa línea con otras vidas.

    Al terminar se alejan satisfechas, miran el cuadro y dicen, sí, ahora todo tiene sentido.

    Para esas personas, el río tiene todo el sentido del mundo. No es muy diferente ese cuadro del que te hablo de las múltiples vidas.. Claro, es una simplificación, lo explicas bien, el presente lo vamos convirtiendo en pasado casi en tiempo real, nos vamos comiendo a mordiscos el futuro. El río sigue siendo una buena metáfora, se evapora, vuelve al inicio en forma de lluvia, es circular, es dinámico…

    Cada persona se enfrentará a ese río, a ese cuadro de vidas entrecruzadas de diferentes maneras. Abrumadas por las decisiones no tomadas, tristes por las ocasiones perdidas, o alegres por el camino recorrido, por todo lo aprendido. Nunca he considerado mi actitud ante la vida de un negativismo extremo, sé que no piensas así. Quizás mis límites y mis alegrías queden un poco más cerca que los tuyos, vuelen un poco más bajo 🙂

    La aceptación es importante, sí, pero a veces también es resignación, y eso me molesta un poco más… Como decía ahí arriba, creo que me preocupa más el cómo morir que el morir. Hay ciertas enfermedades que te destruyen, que te anulan por completo, no puedo aceptarlas y son algo que, al verlas a mi alrededor, las tengo muy presentes.

    Pero entiendo lo que dices y tu forma de afrontarlo. Nunca me verás criticar esa actitud, me gusta leer otros puntos de vista y, aunque no lo parezca aprendo. Cualquiera sabe lo que habrían sido mis letras si hubiese quitado los comentarios 🙂

    Un abrazo

  • अनत्ता 光 心

    Pues te diría (se me acaba de ocurrir) que junto al de María y alguno más (no me paso el día de blog en blog y desconozco mucho), tu blog es de los que más comentarios recibe… y más interesantes. Ya los quisiera para los míos, así que tremendamente afortunado eres.
    No es exactamente por la palabra “Conciencia”, que no deja de ser otro vocablo, sino por la enorme afinidad en los planteamientos, y porque se apunta a eso que va más allá de las individualidades. Una de las muchas cosas que me ha gustado del comentario de Joselu es cuando habla de que los ríos no existen en realidad y es la mente humana la que busca coherencia, creando historias. Es algo que tú también has comentado a veces. Si lo pensamos, esas historias creadas son las cosas que nos decimos a nosotros mismos, esos relatos, esas explicaciones, más o menos racionales. Sí, el ser humano necesita encontrar o buscar sentido, coherencia, el armar correctamente las piezas del puzzle, es como lo que dices de ordenar la cajita (¿necesidad incluso comulsiva de orden?). Y esas cosas que nos decimos están en íntima relación con el ego, el pensamiento y la mente racional (¿es todo lo mismo, en realidad?).
    Bueno, me gusta que abordemos temas desde puntos de vista complementarios y diferentes. Es enriquecedor, interesante, curioso. Si tantas veces te meto caña, por otra parte (y soy repetitivo y pesado) es porque me parece percibir dolor tras los textos, sufrimiento, infelicidad, etc. Como si pertenecieras un poco a ese club de “el mundo es un valle de lágrimas”. Lo siento. En realidad no te conozco y menos aún de tu vida y tu pasado.
    En cuanto a la aceptación (por cojones)… es que no sé qué alternativas nos quedan. Yo he tenido la fortuna de vivir una vida sin grandes desgracias ni problemas, la verdad, más allá de la muerte de algunos familiares. Me es fácil hablar frente a gente con problemas gordos, como pueden ser enfermedades graves, discusiones fuertes o lo que sea. Claro, uno puede rebelarse, explotar, volverse un amargado de campeonato, sufrir por los descosidos… hay muchas alternativas más o menos truculentas.
    Prefiero cultivar la positividad, por decirlo así, aparte de que en verdad me siento conectado a esa Luz interior, transpersonal (la siento, soy eso). Siempre lo he dicho, no vendrá de una vez más: believe it or not.
    El texto del monje budista me parece muy hermoso. Nos abre la perspectiva y creo que tiene mucha razón. Como siempre, todo está maravillosamente mezclado, inextrincablemente (formidable adverbio), basta con observar y reflexionar. Por eso… ¿existe un yo aislado del resto? Las olas… el agua.
    Un abrazo.

  • Citu

    Me gusto la historia y como la desarrollas. El mundo pasa y todos aprendemos desde los más viejos a los más jovenes. Te mando un beso.

  • krudo

    Es tan cierto lo que dices, la edad nos da un plus de algo que las siguientes generaciones no pueden ver, pensé en algún momento que ibas a decir algo de Reggaeton y te iba a decir que los jovenes ya no conocen el sociego.
    La vida es así, una serie de recuerdos que ya en el presente muchas veces ya no tienen cábida.

    Te dejó un abrazo con el aroma del pasado.

  • María

    Te pido perdón por el ultimo comentario que te dejé! ¿ves? ese fue uno de esos comentarios que publico en automático, sin meditar un instante. Se de sobra -ahora, porque antes de estar en la blogosfera no lo había percibido jamás- que el positivismo no nace, se hace, salvo como en mi caso, que nacemos con esa predisposición, creo que es algo biológico. Jamás me he esforzado en ver el lado positivo nada, lo veo, lo siento y me agarro a él por puro instinto, no tengo que esforzarme en ser consciente de ello, lo soy, sin más. Para otras personas ser consciente de eso le resulta extremadamente difícil. Lo único que me ha molestado siempre es que se suponga que el positivismo o el vitalismo -que es como a mi me gusta llamarle- porque lo que haces es disfrutar de todo lo que te ofrece la vida, por pequeño que sea, es fruto de la inconsciencia o la superficialidad, todo lo contrario. Eres muy consciente de todo lo que sucede, bueno, malo, horrible y regular, pero enfocas en lo que te ayuda dentro, para salirte de lo peor que suceda fuera.

    Funciona como el oído, puedes escuchar la música de una orquesta en conjunto, a veces te gusta, a veces si tiene disonancias, puede que no, entonces te concentras en cada instrumento por separado, ese es el quid, enfocar en ese instrumento. Te concentras en su sonido y desaparece el resto. Con lo malo, lo que hace daño, lo que duele, haces igual. Te tienes que recolocar por dentro ¿qué te recoloca? El sufrimiento. Si sufro por algo, instintivamente me recoloco para salir de ahí buscando la forma en la que volver a sentirme bien. Por ejemplo, a la inversa, yo no huelo nada de nada, salvo disolvente de pinturas u olores fortísimo y para eso, levemente, por mucho que me esfuerce en percibir los olores soy incapaz, a los que sufrís tanto y de ahí esa desilusión y desánimo persistente, esa vuelta al pasado que os arrastra sin poder evitarlo, puede que os suceda algo parecido. No puedes encontrar el camino de salida, si no ves ninguno. En fin, que lo siento, cada uno hace lo que puede por vivir lo mejor que puede, lo sé, sólo que cuando ves sufrir a alguien que aprecias y supones puede evitarlo, nos volvemos muy pesados -bueno, yo, que toco de oído, WHAT no, que es concertista profesional ; )- sin ser conscientes que nadie que sufra, lo hace por gusto. En fin, perdón por duplicado, por apartarme del tema central de la entrada, de tu RÍO y por soltar lo que debería meditar antes de publicar.

    Soy de gatillo fácil, es otro de mis grandes defectos aquí. Un beso y discúlpame por todo por favor BEAU!

  • अनत्ता 光 心

    Qué va, María, de “concertista profesional” o “profesional” nada de nada… No lo acabo de pillar, supongo que guarda relación con lo que decías de enfocarse en escuchar los instrumentos que suenan bien, las cosas agradables y positivas de la vida. Supongo, da igual.
    A mí lo que “me recoloca” es la observación, la atención, la búsqueda (y práctica) de la serenidad. Como me dijo María un día, “hacer el vacío dentro de mí mismo” (como una lata de conservas).
    Te queremos, Beau, te apreciamos. Por eso nos preocupamos y sufrimos de rebote.
    Un abrazo a los dos.

  • Milena

    Hola Beauséant, ayer tuve problemas para poner mi comentario… pero veo que sí entró.

    Un río de lo más inspirador, con esa figura mayor y esa niña que lo observan pasar.

  • Beauséant

    La cantidad, y calidad de los comentarios aquí, अनत्ता 光 心, es uno de esos misterios que no quiero resolver, pero que me alegran un poco la semana. No soy una persona de las que se ponen a discutir los regalos, los acepto como vienen y cruzo los dedos por no perderlos 😉

    A mi me hizo gracia lo de que los ríos no existen porque me imagine esa frase fuera de contexto. Me vi en una reunión del trabajo, o en cualquier lado, diciendo: los ríos no existen. Me reí, pero estoy de acuerdo, todo es un constructo. Claro, venimos al mundo sin manual de instrucciones y lo vamos construyendo. Cada vez que señalamos una palabra, la hacemos real y le asignamos su lugar en el mundo. Para mi todo es lo mismo, todo es ordenar cajitas, hay cajitas externas y cajitas internas, nuestra conciencia o lo que sea que tengamos. Aunque me gustan mucho las reflexiones sobre el budismo, nunca llego tan lejos en mi día a día, creo que añade otra capa de complejidad para la que no creo estar preparado. Me pasa mucho también con los filósofos occidentales, que llega un momento que trazo una línea y digo, aquí me quedo.

    Aún así, como te digo, me gustan esas reflexiones que traemos aquí porque, claro, esa línea se va moviendo, no me doy cuenta, pero se va moviendo. Cada día se aprende algo y no quiero dejar nunca de tener la mente abierta… ¿ves?, eso no es de una persona ceniza 🙂 Hay dolor, hay sufrimiento, supongo que en las cosas que escribo, en mi día a día, como dice la entrada, soy una persona adulta más o menos funcional. Cuando vengo aquí siento que entre tu y MARÍA tengo una terapia casi gratuita. Nunca, MARÍA, lo vuelvo a escribir por si acaso, te he tenido por una persona superficial, vitalismo, sí, me gusta esa palabra porque le da una descarga electrica al positivimo. Y sé que es un esfuerzo consciente, algo que trabajas en el día a día. Espero no haberte molestado con el comentario, a veces intento aflojar un poco las cosas que digo y tiro un poco de ironía, un poco de broma. Puedes venir aquí a tirarme de las orejas siempre que quieras, y si un día no quiero salir de la cama, te doy permiso para que pongas la música a todo volumen y me tires del edredón. Como te digo, la terapía me sienta myy bien.

    Supongo que la vida a veces es un poco dar manotazos en una habitación a oscuras buscando el interruptor. Al menos así es como me siento a veces, pero es algo que mantengo más o menos a raya, no quiero dejarme vencer ni llevar por la tristeza porque sé donde lleva ese camino. Escribir aquí es un poco una forma de colocar los demonios en una cajita, otra vez la cajita, y olvidarme de ellos 🙂

    Muchas gracias a los dos, he juntado la respuesta 🙂


    Para mi, CITU, eso es lo más importante, no dejar de aprender nunca… Un beso.


    Sería fácil, KRUDO, criticar cosas de los “jóvenes”, y a punto estuve de hacerlo… luego lo pensé, pensé en la música que yo escuchaba (y sigo escuhando), en lo que pensaban mis mayores, las cosas que leía.. No sé, quizás eran igual de criticables, ¿no te parece? Empezar a criticar todo lo que no se conoce me parece peligroso. Trabajo rodeado de gente bastante más joven que yo y un choque cultural constante, parecemos de planetas diferentes, pero cuando hago el esfuerzo creo que logro entenderles… Eso sí, el Reggaeton es basura 🙂


    Ha tenido unos días temperamentales el sitio, MILENA, como el río, que cada día es diferente y no siempre lleva el mismo agua 🙂 Muchas gracias por volver a pasarte… Sigamos contemplando los ríos…y los mares.

  • alessandrinimaria

    El río, su majestad, cuando corre por las sierras cordobesas, es la magia, la ilusión de poder refrescarte en tanta belleza, juntos a pescados que viven en él, muy linda foto y escrito.

  • Maria

    Bien cierto es, que cada uno, ve las cosas desde su perspectiva. De niños no se puede ver como un adulto. Los niños juegan con la imaginación, y todo está por descubrir. Una persona mayor ya lo ha descubierto casi todo. Y solo le queda la calma. La vida es una serie de secuencias. Y cada uno la vive y siente a su modo.

    Me ha gustado mucho este relato y el enfoque que le has dado.

    Un placer siempre leerte y reflexionar contigo.

    Un abrazo.

  • Diego

    Yo creo que la nieta y el abuelo ven la misma cosa, agua que corre. Otra cosa son los sentimientos que evoca en cada uno. Para la nieta, ese caudal constante puede ser un misterio, como lo son las nubes que también corren por el cielo. El abuelo seguro que le da una explicación, como le ha explicado sin duda el por qué del salvavidas. Para el abuelo, el río evocará otros pensamientos: de dónde viene el agua, en qué río o mar desemboca, si hay presas aguas arriba o aguas abajo, qué peces cobijará, quizás intente ver algún martín pescador o mirlo acuático merodeando por allí… Y luego se quedará semidormido.
    El río es único. Las visiones que cada uno tenemos de él, múltiples.

  • Beauséant

    Los ríos, ALESSANDRINIMARIA, definen el territorio, tienes razón, cuando recorren los mapas los transforman…
    Muchas gracias por acompañarme

    No tengo claro, MARÍA, si los mayores lo hemos descubierto todo o, simplemente, hemos perdido la curiosidad. El mundo sigue siendo una fuente de asombros continua, pero a veces fallan las fuerzas
    Cada uno vive con las cartas que le han tocado, eso es cierto, nos definen y marcan lo que seremos.

    Cierto, DIEGO, la cosa vista, la cosa nombrada, es la misma. Es la mirada quien lo cambia, y esa mirada depende del camino recorrido. Los adultos, cuando nos pregunta un niño, siempre intentamos dar explicaciones, pero muchas veces somos igual de ignorantes, o quizás peor, porque no preguntamos..
    Un abrazo

  • El asceta

    Con el tiempo se apaciguan las aguas y por eso se puede pescar, de ahí que el deporte de la tercera edad es la pesca. Si te gusta la pesca y tienes menos de 90 años, es que tienes alma de viejo.
    Me gusta eso de la desembocadura que causa curiosidad…¿Tú crees que la salida al mar puede cautivar? Será que uno se cansa llegando al final del camino, cuando el mundo en el que uno nace no se parece en nada al mundo en el que uno vive, supongo que el deseo de terminar se debe de hacer palpable. Ese descanso eterno parece una redención.

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