leer,  mirar

una tumba extraña

Hombres de Dios levantaron aquellas piedras en honor de aquel al que rezaban cada día, otros hombres, con otros Dioses, derrumbaron todo aquello y sólo dejaron desolación a su paso. Ese fue su triste legado: muros arrumbados recortados incompletos entre la niebla, restos de lo que fueron puertas devoradas por la hierba, y rostros grabados en piedra sin orejas ni narices. A lo lejos, una escalera que no lleva a ninguna parte perdida entre el abrazo mortal de las enredaderas.

Nadie quiso volver a vivir allí cuando se fueron los invasores en sus extraños barcos con cabezas de animales tallados en las quillas. La abadía, aún terreno sagrado para esos hombres, acabó convertida en cementerio: en los patios, alrededor de las columnas caídas y ante el altar fueron surgiendo tumbas. Lapidas colocadas sin orden, aprovechando los pequeños huecos al abrigo de los muros, protegidos aún por aquel Dios que, sin embargo, había consentido toda esa destrucción.

La abadía y esas tumbas son hoy una atracción turística más. Pagas una entrada, recibes un folleto y te desplazas obediente a través de un pequeño pasillo con asientos y máquinas expendedoras antes de salir al exterior.

Una de esas tumbas se encuentra en una posición extraña: justo bajo el dintel de una puerta que da paso a lo que, según indica el mapa, debió ser la rectoría. Es imposible no cruzar la puerta sin pisar sobre la lapida.

Cientos, miles de pasos cada día caminando sobre esa tumba.

Me agacho ante ella y leo el breve epitafio: “here yatch the Boby of James xxxxxx Who Died Aged XXXX years love by his Mother XXXX“.

Más misterios. El nombre del difunto, el de la madre y su año de nacimiento tachados con maniática precisión por un concienzudo cantero. Otro pequeño insulto, la falta de ortografía que convierte el Body de la lápida en un absurdo “Boby”.

Qué terrible agravio cometerías, joven James, para ver borrado cualquier rastro de tu tumba. Algún pecado mortal, tuyo o más probablemente de tu madre, que te negaría el descanso eterno.

Aquel Dios al que rezaban no permitía segundas oportunidades. Llevamos con nosotros la memoria de los muertos. Como en una lenta procesión de difuntos, entregamos los recuerdos a los que llegan detrás, quienes se encargarán de llevar, a su vez, nuestro recuerdo. Al mancillar tu nombre te borraron del mundo de los vivos, te hicieron desaparecer para siempre y te condenaron a ser pisado eternamente sin poder encontrar un descanso ni en este mundo, ni en aquel al que creías estar destinado.

Deslizo el dedo sobre la lapida intentando adivinar las letras borradas. Mi fe es diferente a la de aquellos hombres, se basa en la ciencia, en la lógica. Pienso en un escáner, en ultrasonidos… No, no creo que haya nada capaz de arrancar a la piedra sus secretos.

Elevo la vista por encima de la tumba. Sobre la pared, un rubicundo angelote me mira con los mofletes hinchados. Lo puedo leer en sus ojos: conoce perfectamente el secreto de la tumba pero nunca me los dirá. Supongo que no llegas lejos en la jerarquía celestial si vas contando lo que no debe ser contado.

Me levanto finalmente de la tumba y limpio las manos manchadas de tierra en los vaqueros. Entonces me doy cuenta: alguien me mira fijamente desde la otra esquina de la habitación. Por su postura sospecho que debe llevar un buen rato haciéndolo. Lleva una chaqueta azul y al cuello una de las identificaciones que llevan los encargados de guardar aquel lugar.

Nos miramos por un instante y, casi al unisono, los dos bajamos la mirada de vuelta la extraña tumba.

Veo algo parecido al temor en sus ojos.

Por un momento parece decidido a dar un paso hacia mi, pero en el último instante algo le detiene y sale corriendo en dirección contraria. Tardo demasiado en reaccionar y cuando voy en su busca, se ha convertido en una sombra entre los viejos muros de piedra.

El ángel de los bermejos mofletes observa la escena sin salir de su silencio y casi me parece ver una sonrisa asomar a sus labios.

21 Comments

  • laacantha

    Creo que los cementerios son lugares más inquetantes en plan imaginativo. En ciertas ocaciones estando en algun cementerio siempre tengo ese deseo inconsiente de dar un paseo entre tumbas , leo lo escrito en las lapidas, veo las fotos y los adornos y imagino un montón de historias. No me invade ni tristeza, ni miedo, sino el asmbro ante el misterio de la vida. Tu bello e inquetante texto es una historia muy parecida a las historias que imaginamos paseando por los cementerios. Muchas gracias y un abrazo.

  • Joselu

    Tu texto es un buen relato ante la tumba de James cuya edad nunca sabremos, ni su apellido ni el nombre de su madre. La historia es sugerente y nos hace preguntarnos por esos datos, más que si hubieran estado expresados sin tachaduras. Los huecos, los vacíos, las ausencias son más decisivos que los volúmenes y las presencias. Nos reclaman y nos intrigan. Intuimos historias de un modo más inquietante que si nos dan toda la información. Decir todo no es la mejor forma de interesar. Abrazo.

  • Beauséant

    Así es, Laacantha, los cementerios son territorios de la imaginación… me gusta escribir sobre ellos, pero no dan miedo, son un lugar de historias atrapadas entre dos fechas. Al joven la tumba le borraron el futuro y el pasado. Me alegra que te haya gustado, alguien tenía que hablar de James, ?verdad?

    Justo, Joselu, lo que más llama la atención siempre las ausencias, las cosas fuera de lugar. Son como el hueco entre los dientes que no puedes dejar de escarbar con la lengua… la imaginación enseguida inventa algo porque necesita cerrar ese hueco para estar tranquila. La verdad, sospecho, nunca la sabremos…

  • Ángeles

    Esta lápida es de lo más intrigante, y no solo por las tachaduras. Creo que en la primera línea dice “Here lyeth”, una forma arcaica de “lies”. En la tercera línea parece que pone “Do” en vez de “on”, la preposición que introduce la fecha (“died on the…) y a continuación la fecha tachada. Si te fijas, encima de la tachadura se intuye la “th” con que en inglés se indica el ordinal (the 13th; the 15th, etc). Y me parece que la última línea dice “Erected by his mother”, es decir, la lápida “colocada” o la tumba “erigida” por su madre.

    Es decir, esos errores (boby por body y do por on, si mi interpretación fuese correcta), dan a entender que quien grabó las palabras no era muy ducho en el oficio.

    Por otro lado, lo que dices sobre pisar la lápida de la tumba me ha hecho pensar en las lápidas que hay en el suelo de muchas catedrales, y que pisamos todos sin remedio al caminar por ellas. Eso se hacía como muestra de humildad por parte de la persona allí enterrada.

    Bueno, aparte de mis elucubraciones de detective cutre 😀 me ha encantado ese otro misterio que añades tú, el de esa figura que te mira y desaparece convertida en una sombra.
    También me ha gustado tu mirada sobre la mirada de ese ángel, que no es menos enigmático que todo lo demás.

    Saludos, y disculpa el fárrago.

  • María

    Tienes que tener en cuenta, que los druidas sajones, mucho más los monjes cristianos, contaban con unos dioses mucho más enclenques que los poderosos vikingos, ¿ qué iba a hacer el pobre San Patricio contra Thor? Invitarle a una pinta de cerveza. Seguro que fue él, en un arrebato de ira el que se lo cargó todo que a martillazo limpio, siendo así, mejor no intervenir en peleas de dioses y dejarlo estar ; ) Respecto a esta curiosa tumba y al enigma de su inscripción, siento ser tan prosaica pero mucho me temo que lo más probable es que la tachadura se deba a que bajo esa tumba ya no yacen los resto nadie.. Quizá la familia airada ante el estropicio de inscripción se llevó a su difunto a otra parte y ese angelote, testigo de todo, se quedó con esa cara de… “a mi que me registren”… Mejor dejo de decirte tonterías, si Ángeles se disculpa por la extensión de su comentario, yo debería tener un poco de vergüenza y silenciarme para siempre, sorry! : ) Tú no, tu sigue haciéndonos viajar al nivel de los dioses. Un beso!

  • Beauséant

    Me has dejado con el culo torcido con la investigación, ÁNGELES, ni en un siglo habría logrado llegar tan lejos 🙂 No sólo repudiaron del pobre James, encima, contrataron al cantero más chapucero que encontraron. Que vale que en aquellos años lo de leer y escribir no sería lo más común, pero el hombre estaría harto de hacer lapidas, debería saberse los símbolos de memoria aunque ignorase su significado, ¿no? Vamos, que fue falta de voluntad y punto 🙂

    Lo de las tumbas, es cierto, son un símbolo de humildad, pero en el caso de esta abadía (la de Sligo, olvidé ponerlo), creo que ocurrió lo que he narrado, que el ser destruida seguí siendo terreno sagrado, así que la reconvirtieron en cementerio. Es algo muy habitual en Irlanda, tumbas desperdigadas entre restos de edificios.

    Muchas gracias por el contexto. Siempre te lo digo, así que lo repetiré, me gusta mucho cuando estrujas a las palabras para saber de dónde vienen y lo que han significado con el paso del tiempo… La evolución del vocabulario dice mucho sobre las personas que fuimos y, sospecho, que seremos.

    Un abrazo enorme


    Nada, nada, MARÍA, hoy no te daré la razón, me niego en redondo. Es lunes, un puñetero Lunes, hemos venido aquí a imaginar y construir quimeras en el aire, nada de ser prosaicas ni de aplicar la lógica. Esa tumba tiene un misterio en su interior y de ahí no me sacas. Ahora mismo buscamos un billete para Irlanda si quieres, nos ponemos un pasamontañas y en la próxima noche sin luna saqueamos la tumba para ver que contiene.. Aunque la mirada del ángel me da bastante respeto.

    En lo que si te doy la razón es lo de los dioses, teníamos a los griegos con su salseo a nivel prensa de corazón, a los vikingos dando tortazos, a los celtas con sus movidas místicas… y nos hemos quedado con un puñado de sosainas que aceptan el castigo y ponen la otra mejilla. Es imposible sacar una historia de ahí, no me fastidies.. Que sí, que la biblia es una historia, pero ya me dirás, la resumes en una servilleta 🙂

    Y no, nada de disculpas por los comentarios y su longitud.. si son lo mejor que tenemos por aquí

    Otro abrazo, enorme también 🙂

  • Alfred

    Lo que saben lo callan, los secretos de los muertos, son eso, secretos.
    Puede que en el caso que haya alguín ahí, no se merezca constar con su nombre, si hizo algo que molesto a alguién que vivió más que él.

    Saludos.

  • अनत्ता 光 心

    James, dentro de su tristeza y su tormento, siente una ráfaga de alegría, como si un rayo de sol de repente traspasara su lápida. Extrañamente puede percibir y sentir cómo una persona se ha detenido sobre su tumba, se ha agachado por unos momentos y se ha quedado observando con genuino interés, masticando sus averiguaciones y sus cavilaciones. Ese viajero alberga bondad en su corazón, no le cabe duda, y por eso plasmará en un hermoso y enigmático relato sus tribulaciones y las desgracias que le llevaron a yacer allí. James duda por un momento —¿demasiado hermoso para ser verdad?—, pero el rostro mofletudo de piedra le dice con la mirada “sí, estás en lo cierto, tus sensaciones no andan erradas”. Y James se siente aliviado, ligero y libre. Tiene la increíble sensación de que incluso la muerte física tiene visos de irrealidad, que no está muerto del todo. Siente que vuela en la imaginación de unos cuantos lectores, como si fuera una paloma.
    Y James se siente rescatado del olvido, aunque sea momentáneamente, de la noche negra y eterna. Dentro de lo que cabe, ahora descansa un poco más en paz.
    Namaste.

  • tonYerik

    Los humanos nacen todos iguales, luego cuando van crecindo viene la religion y pone a unos contra los otros.

    A ver si el tipo dela chqueta ¿azul? era un fantasma.

    Salud.

  • Beauséant

    Me dio la sensación, ALFRED, que tuvo algo que ver con la madre.. en mi cabeza al menos, pensé en un hijo fuera del matrimonio… pero, claro, pertenece a la imaginación. Si tomaron tantas molestias en borrar su nombre, no creo que queden muchos datos.


    Maravilloso epilogo, अनत्ता 光 心, incluso para una persona tan alejada de la metafísica como yo. Muchos fantasmas se quedan atrapados en este mundo porque han dejado deudas pendientes, lo que hace tiempo describí como las almas tenues, https://www.elartistadelalambre.net/almas-tenues/.

    Si con esta pequeña entrada dejamos que el alma, o lo que sea que James haya dejado atrás, logre descansar, no puedo pedir nada más… Supongo que la historia está llena de estas pequeñas vidas, ¿verdad? Anónimas, borradas de los libros y los registros, sería bonito hacer una especie de atlas de todas ellas.

    Muchas gracias por la conclusión que le has dado a la historia, me ha parecido hermosa, muy hermosa


    Opino igual, TORO SALVAJE, incluso para personas que no fueron un ejemplo en vida, creo que los muertos deberían respetarse, no sé, quizás tengo algo que ver con mis abandonadas raíces cristianas.

    Conozco la película que mencionas, quién sabe, lo mismo en unos años alguien con más medios e inteligencia que yo, se pone a escarbar en la tumba de James y llegamos a una conclusión. Quizás un heredero al trono que molestaba, quizás alguien que intentó alzarse contra la tiranía… O, claro, quizás un desgraciado que hizo la vida imposible a otros muchos…


    Sospecho igual, TONYERIK, que son las religiones las que lo estropean todo. Las religiones y la herencia que recibimos… cuando pones unos niños a jugar pueden llevarse bien o mal, pero nunca lo hacen guiados por el color de la piel o las religiones.

  • Nino

    Hola, Beauséant:
    Interesantes y sugerentes tu texto y fotografías, gracias.
    Esos invasores se fueron, pero hemos llegado otros que, como yo, no ponemos en riesgo nuestras vidas para invadir sus costas y adentrarnos en sus secretos. Costas y secretos que me siguen siendo extraños al carecer mi vista de la capacidad recreadora que tiene el cincel de tu mirada.
    No rindo culto a los muertos (ni siquiera a los propios) y soy inculto en temas funerarios. Los cementerios me resultan campos ignorados más que santos.
    ¡Un abrazo!

  • Diego

    Inquietante relato… Digno de Edgar Allan Poe. Al menos sabemos que se llamaba James, que murió a una edad y que tenía una madre. El angelote sonriente seguro que podría resolver el enigma.´O la misteriosa sombra que huyó ante tu preencia 🙂

  • alessandrini maría del rosario

    El texto es muy bueno, el ser humano no lo es, es sínico, es brutal, es incorrecto y cambiante, no dire que todos son iguales, pero que hay de todo sí. Soy creyente, creo en Dios, en la ciencia en la vida y la muerte. La ciencia puede hacer muchas cosas descubrir muchísimas más, pero no dejemos de mirar por un momento nuestro planeta, la vida, en toda su magnitud, no lo concibió la ciencia. Hay un ser supremo creamos o no. No soy religiosa, los hombres mienten yo creo en Dios. Gracias

  • Beauséant

    Gracias a ti, NINO.. en mi caso los únicos territorios que oso invadir son los que conquisto con la imaginación 🙂 Soy una de esas personas que rehuyen la pelea siempre que pueden. Lo hago, incluso, cuando creo que puedo ganar… Lo de meterme en un barco que es una cáscara de nuez para ver que hay en la otra esquina del mundo es algo que no entra en mi cabeza.

    Los cementerios si me gustan, pero no les doy más importancia que a cualquier otro monumento. Un lugar lleno de historias, donde es fácil imaginar relatos y donde puedes pasear un rato descubriendo nombres y trazando paralelismos entre los apellidos, pero poco más, no creo que los muertos hayan dejado nada para los vivos.


    Mi naturaleza cobarde, DIEGO, no me hace querer llegar más lejos de ahí 🙂 No le debemos nada a James, quizás sea mejor que su secreto siga escondido en la sonrisa de ese ángel y en los misteriosos guardianes de su tumba.


    A veces, ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO, parece que nos dieron todo, las herramientas y la inteligencia para hacer las cosas bien, para vivir en armonía, para no destrozarlo todo y, en vez de hacer eso que era lo sencillo, nos dejamos arrastrar por los celos, las envidias… Es descorazonador contemplar como cada día nos empeñamos en hacer del mundo un lugar un poco peor… A veces creo que, viendo como anda el mundo, sería una ofensa para Dios creer en él y hacerle responsable de todo.

  • El asceta

    Dicen que incluso los secretos que tratamos de enterrar vuelven con la reencarnación de nuestra progenie. Da igual, llevamos en el ADN esos pecados y los pasamos en herencia a los siguientes. Las almas reencarnadas eligen imitar a las de aquellos ancestros que peor lo llevaron porque el humano, lo quieras o no, trata de limpiar la sangre de su linaje. No me digas tú que no somos buenos samaritanos… No podemos escapar de los secretos… díselo al próximo vigilante de seguridad, todo acaba saliendo a la luz. Un abrazo.

  • jo

    Voy a tratar de no decir dramas jeje. En mi pais ultimamente haybun fenómenontriste de que en algunosnpoblados el crimen desaparece a lasnpersonas… Es unntema complicado …
    Pero si debe ser tristebesonde ser borrado totalmente por algo .

    Justo el presidente de minpaisnpor razones de ego y del que dirán…. Opto por cambiar datos de esas personas desaparecidas.
    Que. Triste que nadie tenga unnsitio donde descansar donde te vayan a llorar o quiza escriban de ti y te recuerden.

  • Beauséant

    Los secretos de la familia siempre acaban saliendo a la luz, es cierto, EL ASCETA, la mierda del padre siempre cae en los hijos. Es como una mancha que no puede quitarse… También, muchsa veces, nos empeñamos en querer conocer esos secretos, no lo sé, quizás sea un error, ¿no te parece? A veces pienso que no hay que contarlo todo, que ciertos conocimientos no nos aportan nada, que habría sido mejor quedarse con esa figura paterna idelizada, o con esa madre que siempre tuvo todos sus actos calculados y sin arrepentimientos.

    Intento ser buen samaritano, pero no creo que lo haya logrado.. Es cierto que, comparado con la maldad del mundo, soy apenas una de esas ovejitas irlandesas que han salido por aquí no hace mucho 😉


    Pues ya es una pena morir por la violencia de otros, JO, como para que encima tus datos, tu historia y tu crimen sean borrados. Es algo que intentan todos los presidentes, en Europa pasó algo parecido con los datos de la pandemia sin ir más lejos.. Los muertos se olvidan demasiado rápido, nos cuesta obtener algún conocimiento de su sufrimiento.

  • Frodo

    Extraña lápida te has encontrado, querido Beau.
    REcuerdo aquel chiste de los Simpson donde varios zombies deben volver a sus tumbas y en la de John Smith hay dos zombies discutiendo “yo soy John Smith” “Pero yo soy el de 1755” “oh perdón”.
    Los cementerios, las lápidas, intentan aferar aquello que parece que se va a perder para siempre. ¡Ahora necesitamos saber muy bien quién es ese James, por favor!

    Abrazo grande!

  • Alí Reyes

    Este texto es un poema histórico filosófico enmarcado en prosa. Ni más ni menos.
    ~~~
    Tal como dice LAACANTHA, una de las cosas que más me gusta visitar de las ciudades, son sus cementerios y, mientras más antiguos, mejor. Y ojo, esto lo dice alguien que espera que sus restros sean cremados para usar las cenizas para fertilizar unos arbolitos que sembramos en el bosque. En fin, te decía que me gusta andar por los cementerios. Cuando estaba en mi ciudad, Coro, en Venezuela, y tenía que ir al centro, a la hora del regreso, que siempre era en la tarde, lo hacía caminando hacia el oeste, con el crepúsculo al frente de mí, y para ello buscaba hacerlo cruzando el cementerio municipal por un boquete discimulado que los ladrones de tumbas habían hecho en una calle ciega. Ya adentro, entre cáctus, acacias del desierto y tumbas de lo más variopintas… comenzaba a viajar del pasado al futuro … Me encantaba. Cuántas veces me pregunté cómo fue la vida de ese nombre de la lápida, las fechas… en fin. Pero yo, a diferencia tuya, creo, no solo en la vida después de la vida, sino en la existencia de Dios como garantía de ello. Luego podemos hablar de eso. El caso es que esta entrada me llegó al alma… Guauu Gata… se me “aguarapan” los ojos cada vez que vienen a mi mente estos recuerdos.
    Gracias por este texto.

  • Beauséant

    Me quedé con muchas ganas de averiguar más sobre la historia, FRODO, seguro que al final la explicación es más prosaica, como apuntaba MARIA, pero, ¿quién quiere apegarse a la realidad?


    Muchísimas gracias, ALÍ REYES, por tus palabras y por la historia que nos has traído. Me has hecho recordar que los cementerios son fruto de los habitantes de la tierra. En Irlanda los cementerios tienen niebla, bruma y árboles, en tu país los cementerios tienen cactus y acacias… También las cruces, claro, los símbolos, las frases que coronan las lapidas. Cada país tiene sus iconografía y eso forma parte de la historia que nos contamos cuando paseamos entre las tumbas.. Y, sí, es un poco contradictorio, no quiero que mis restos queden en una de esas tumbas y no, no creo que tengamos segundas oportunidades ahí arriba. A veces me gustaría hacerlo, pero…

    Un abrazo

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