leer,  mirar

un puerta a un lugar mejor

Sigo volviendo al mar y sigo fascinándome con el simple acto de pararme a su lado y hacer fotos mientras siento esa tranquila presencia que late constante a mi lado.

Observo el mar como quien espera algo. Como si una vez, siendo niño, hubiese contemplado salir de sus entrañas una extraña y benevolente criatura que me hizo entrega de un preciado don y ahora, ya un adulto y con ese don desaparecido, espere una y otra vez que se repita el viejo truco de magia.

Quizás la explicación a esa fascinación se deba al haber nacido en una ciudad sin mar. Siempre valoramos más las ausencias, el hueco entre los dientes que no podemos dejar de hurgar hasta hacernos sangrar.

El mar funciona como una puerta que siempre me lleva a un lugar mejor, más feliz. Hay algo en su su ronca respiración, en su manera de estar que me reconforta… y me limpia.

Esta vez me he alejado un poco de la orilla, hasta las afueras del puerto donde encontré algunos barcos fuera de su elemento.

Extraños y varados como esqueletos de tiempos pasados. Estructuras incomprensibles y totalmente inútiles al haber perdido su misión esperaban el olvido definitivo tirados en esa extensión de cemento. Juguetes arrojados sobre la alfombra por un dios caprichoso y cruel, he anotado en el cuaderno.

¿Un recordatorio del cambio climático que seca una esquina del planeta y anega la contraria?, ¿del paso del tiempo?

La mar nunca se hace esas preguntas, es una criatura anclada al presente, sin pasado y sin futuro. Ahí seguirá cuando ya no quede nadie para hacer fotografías y no le importará nuestra ausencia porque ni tan siquiera habrá sabido de nuestra existencia.

31 Comments

  • elrefugiodelasceta

    Tus fotos me fascinan, especialmente la del barco.
    Como habitante de una ciudad costera, habiendo nacido en la misma, te digo que el mar surte el mismo efecto por su presencia como por su ausencia. A pesar de ser una barrera natural y un límite, a mí me provoca la sensación de libertad. Un territorio en el que el hombre no puede construir, exento de nuestro sedentarismo. La vista descansa cuando se pierde en el horizonte y la mente se vacía. El mar ofrece una seguridad en la huida, saber que podemos zarpar. Más allá de la tierra. ¡Saludos!

  • Beauséant

    Gracias, BONSAI CON BAYONETA, lo bueno de ir siempre con una cámara es que a veces encuentras cosas 🙂

    La del barco me pareció casi obligatorio hacerla, ELREFUGIODELASCETA, cuando veo barcos en tierra suele ser algún tipo de taller, hay más barcos, hay maquinaria, se nota que es un taller, pero estos estaban tirados en un aparcamiento y con muy mal aspecto. Me parecieron totalmente fuera de su elemento…
    Es extraño, pero tienes razón, si lo piensas bien no hay nada más fuera de nuestro elemento que el mar y, sin embargo, siempre nos habla de libertad, de aventuras, ¿verdad? Quizás sea por eso, porque nos da la posibilidad de una huida, ni más ni menos, una huida… Eso ya es mucho, ¿verdad?

  • Cora

    Supongo que las fotografías son tuyas, son preciosas, yo hace tiempo que no saco la reflex y me encanta hacer fotos de larga exposición del mar… el mar nos da la vida y así nos inspira

    Un abrazo y bonito día

    Cora

  • José Luis

    Siempre magníficas tus fotos. Y la edición de la imagen con la puerta te ha quedado fantástica.
    Un post completo y siempre bueno, con alguna importante pregunta para reflexionar y una coclusión final de maestro, en la que estoy totalmente de acuerdo.
    Un saludo, Beauséant.

  • Angeles

    No cabe duda: el mar te inspira, ¡y de qué bella manera!
    Y claro, me he acordado de Fitzcarraldo.

    Saludos!

  • María

    Y yo sigo mirando tus increíbles fotografías y sintiendo que conozco esta costa, estos paisajes pero aquí no me atrevo a decir nada, porque todo está rodeado de este fantasmagórico e impresionante ambiente ( a parte del increíble montaje de la puerta ) y no lo identifico… aunque tengo la misma sensación que cuando tienes una palabra en la punta de la lengua y no te sale : ) El mar, junto con el cielo son los dos paisajes más increíbles de los que podemos disfrutar los humanos. El mar además, a mi particularmente, me lo cura todo, no sé exactamente si es ver su inmensidad, el movimiento de las olas o esa brisa que llega, pero media hora mirándolo desde una roca sin más y es como si me hubieran masajeado el cerebro, todos los agobios y preocupaciones desparecen o por lo menos no atenazan cuando te vas como cuando llegas. Sin embargo nunca espero nada frente a él, también yo nací tierra adentro. Soy bastante impresionable y recuerdo, creo con 3 o 4 años, la primera vez que lo vi, fue el Cantábrico en la costa Lucense donde íbamos a veranear y mi madre siempre cuenta que corrí por la playa como una loca, me quedé pasmada mirándolo y no había quien me sacara de allí: ) sigo igual, por mi, viviría eternamente mirándolo ensimismada, puede ser que sintiera esa puerta que te transporta a un lugar mejor de la que hablas, no lo sé. A mi más que los barcos de tus fotografías siempre me impresionan los cielos que capturas, verdaderas maravillas con esos dramáticos nubarrones o esa imagen final difuminada como con calima en el horizonte y de pronto el estruendo de ese brillo del sol sobre el agua ¡ increíble de verdad! Mil gracias

    Un abrazo fortísimo y que el mar te abra sus puertas y te regale todo lo que mereces ; )

  • Toro Salvaje

    Qué fotos!!!
    Aplauso.

    Es normal que el mar fascine.
    O a alguien le parece normal esa enorme cantidad de agua salada atrapada por la gravedad y de la cual venimos todos?

    Saludos.

  • Beauséant

    Así es, Citu, y da igual la época del año, en invierno te encuentras un mar diferente al que contemplas en verano…

    Sí, Cora, la idea es usar siempre fotos y textos originales. A veces me cuadraría mejor usar fotos de otros lados, pero es una regla que preferimos no romper, de momento 🙂 Siempre que voy al mar, tarde o temprano, acabo haciendo alguna foto de larga exposición, me gusta mucho el efecto aunque algunos puristas lo encuentren un poco exagerado. Muchas gracias!!

    Un verano más, Cabrónidas, o un verano menos, no tengo muy claro hacia dónde apuntar el contador, la verdad…

    Confiese mi ignorancia, Ángeles, eres un pozo de datos interesantes. No entendí la referencia a Fitzcarraldo, así que he mirado en internet y me habla de una película.. Cuenta, cuenta, no nos dejes con la duda 🙂

    Subyugar, interesante elección, Anonymous, no lo habría usado, pero ahora que lo mencionas, sí, tengo que darte la razón, el mar nos subyuga.

    Esta vez no puedo ayudarte mucho, María, he tomado unas cuántas fotografías marinas que tenía. A mi me pasa algo parecido con las fotografías de paisajes marinos, que me parece haber estado en todas 🙂 En este caso debes tener razón porque la mayoría son de allí arriba, de Galicia, siempre hago fotos al mar, pero en el caso de Galicia es algo casi obligatorio, tiene algo que me atrae mucho, quizás por eso que dices, por los cielos del norte, por esos cielos que siempre parecen guardar una tormenta en su interior.

    Mi forma de ser es algo más inquieta, así que me cuesta pararme mucho rato ante el mar, supongo que por eso hago fotografías, es una excusa para poder estar allí un buen rato “sin hacer nada”… tendría que preguntarles a mis padres sobre la primera vez que vi el mar, tendría que preguntarles muchas cosas a mis padres, somos una familia construida sobre silencios, nos comunicamos con gestos y mirados, casi nunca usamos las palabras…

    Un abrazo enorme, sospecho que la vida, más que traernos lo que merecemos, nos trae lo que no hemos sabido esquivar, pero estaré pendiente y aceptaré lo que venga 😉

    Y, Toro Salvaje, si encima eres un terraplanista, la sorpresa debe ser doble, ya me dirás 🙂 Pero sí, es verdad, parece una locura, toda esa cantidad de agua, en una esfera que gira mientras se mueve por el universo y en su interior un puñado de personas haciendo fotos a ese agua… una locura…
    Muchas gracias!!

  • María

    Wuau espectaculares fotografías. Me ocurre lo mismo cuando estoy frente al mar, una vez al año. Porque yo soy de interior. Y creo que como lo tenemos tan lejos, es por eso que tanto se añora al mar. Me gusta escuchar su sonido, me gusta como tú lo has llamado “ronca respiración”. Y observar ese oleaje a mí me relaja. Igual cuando miro al horizonte. Me maravilla tanta inmensidad. Tanta belleza. Por eso necesito encontrarme con el mar. Cada año. Para poder beber desde los ojos ese agua tan salado. Me encanta hacer capturar esa danza con el iris de mis ojos y con la cámara.

    He estado hoy en el mar. Aquí contigo, disfrutando de esta entrada tan mágica. Me ha relajado un montón. Me ha encantado, Beauséant. Un placer.

    Un abrazo.

  • tonYerik

    Quizás nos fascina mas por haber nacido tan lejos de el. Como ya es costumbre en mi vida lo descubrí muy, muy tarde. Posiblemente porque me horroriza la visión de tanta gente que se decide a ir de vacaciones ahí.
    Pero siempre tuve el dese secreto de que algún día iría cuando hace mal tiempo y suele estar malhumorado, y así lo hice y pasee sintiendo el agua en la cara y el viento al abrigo de una cazadora de plumas.
    Luego lo volví a ver ya en colores chillones pero ya no me importó porque lo había tenido para mi casi en solitario gris y lleno de nubarrones.

  • Juvenal Nunes

    Realmente, temos tendência para valorizar mais aquilo que não temos.
    O mar, sendo embora um elemento hostil para o ser humano, é sempre atrativo e fascinante.
    Abraço de amizade.
    Juvenal Nunes

  • Angeles

    Jeje, pues han sido las fotos de los barcos en tierra las que me han hecho pensar en la película, que, por cierto, te recomiendo. Creo que aunque sólo sea por la fotografía, por las imágenes del barco en plena selva, te gustaría.

  • Milena

    Impresionantes fotografías, y tu texto ad hoc.
    “La mar nunca se hace esas preguntas, es una criatura anclada al presente, sin pasado y sin futuro. Ahí seguirá cuando ya no quede nadie para hacer fotografías y no le importará nuestra ausencia porque ni tan siquiera habrá sabido de nuestra existencia.”… es un colofón perfecto… llega la sensación de tocar el infinito, de diluirse en él… de ser una simple gota en el océano… el mar nos viene siempre grande… Bravo, me ha encantado

  • Alí Reyes

    Acabas de escribir las reflexiones que, por lo menos a mí, me han venido en algunas ocasiones en que he estado al lado del mar. Incluso, llegué a escribir un cuento breve donde hablo de las cosas que el mar devuelve. Pero lo más transcendente es eso de que él permanecerá cuando nosotros como especie dejemos de estar aquí. El problema es que con eso de las gigantescas islas de plástico, estamos dejando una evidencia no muy grata.

  • Beauséant

    Me alegra que hayamos visto el mar, MARÍA, mis visitas también suelen ser anuales y rara vez me da por bañarme, me vale con pasearlo, pensarlo desde la distancia. Hay cosas que veo una vez al año que van perdiendo su magia porque ya las conoces y han perdido su magia, pero con el mar aún no me ha ocurrido, cada estación es diferente, los cielos lo cambian, el estado anímico con el que te enfrentas a él también cambia… es una criatura viva.

    Las fotos del mar, TONYERIK, casi siempre son en invierno, cuando, como dices, lo encuentras de mal humor y parece dispuesto a darte un mordisco. Las playas sin gente, el cielo amenazando lluvia, ahí es cuando el mar es más mar.. el mar de verano lleno de gente es otra criatura diferente.

    Es cierto, JUVENAL NUNES, el que sea un elemento hostil lo hace más interesante, da igual la fuerza y la tecnología con la que te enfrentes, siempre hay una posibilidad de no salir vivos del encuentro.

    Pues anotada queda, ANGELES, tus recomendaciones siempre me llevan a sitios 😉

    El mar nos viene siempre grande, una gran verdad, MILENA, era esa la sensación que quería transmitir, lo inabarcable e incomprensible que resulta… muchas gracias por tus palabras 🙂

    Eso me temo, ALÍ REYES, que el relato con las cosas que el mar devuelve seguramente incluya gran parte de la basura que le hemos dado. Siempre tratamos mal a aquello de lo que depende nuestra supervivencia, supongo que eso lo dice todo sobre nuestra especie. Espero leer algún día ese relato…

  • Diego

    Beauséant, tus fotos me han recordado a los barcos varados en lo que fue el mar de Aral, hay casi desaparecido. Impresiona saber que un día navegaron por aquellas aguas. Hoy son el testimonio acusador de lo que puede hacer la avaricia humana. A mí hay dos paisajes que me apasionan: el mar y la montaña. Lo del mar es lógico: todos venimos de él y al mirarlo se remueven nuestros genes más primitivos. La montaña y el mar son los dos únicos lugares en los que he encontrado mi soledad más deseada. Siempre me cuesta nadar de vuelta a la orilla de la playa, o bajar del cerro al bullicio de la ciudad.

  • María

    Me vas a permitir, al hilo de la sugerencia de ÁNGELES, del recuerdo que le han traído tus imágenes de la preciosa película de Fitzcarraldo, que te cuente que es la historia de un sueño. Fitzcarraldo es un excéntrico y megalómano hombre de negocios obsesionado con la ópera. A lo largo de su vida, ha ido perdiendo su prestigio y fortuna en empresas descabelladas sin futuro y al final de sus días se le ocurre la rocambolesca idea de construir un teatro de ópera a orillas del Amazonas, para financiar este sueño, se dedica al comercio del caucho. Creo que a ÁNGELES lo que le ha recordado esta película , son tus barcos varados en tierra, porque para construir esta ópera, lo que se le ocurre es sacar del río un gran barco fluvial y transportarlo montaña arriba hasta la cima, para llegar al caucho que él supone le hará millonario. Imagínate un barco de vapor trepando por una montaña o navegando por el Amazonas en medio de la selva, mientras en un gramófono suenan óperas de Verdi o Puccini en la voz de Caruso…sin duda deberías buscarla y verla, merece mucho la pena, al menos eso creo yo, una aventura épica que por cierto, no solo es lo que narra la película, su rodaje se convirtió en el más demencial de la historia del cine.
    Por cierto, tiene una fotografía preciosa ¿a que he despertado aun más tu curiosidad? : )

    Abrazo fuerte!!

  • Beauséant

    Cuando hice las fotos DIEGO, pensaba también en esas imágenes del mar de Aral, mucho más espectaculares, pero parecidas en su contexto. También me acordé de España, el mar menor, que tiene pinta que acabará de la misma forma.

    Pues entre lo que ha dicho ÁNGELES y lo que has añadido, MARÍA, no me queda otra que verla 🙂 Perdedores encantadores, la búsqueda de un sueño imposible y una fotografía preciosa… no creo que se pueda pedir más a una película… o a una vida, ya puestos. Las vidas persiguiendo sueños imposibles son un poco tristes, pero tristes de una manera hermosa… al menos para las personas que las ven desde fuera, desde dentro, bueno, es otra cosa, ¿verdad? Un abrazo enorme…

  • Doctor Krapp

    Solo lo sorpresivo nos emociona o así parece. Yo veo el mar a lo lejos desde mi ventana pero no lo siento, quizás por su familiaridad. Nadie valora lo que tiene cerca hasta que lo pierde de forma definitiva.
    Hermosas fotos, vivo cerca de una nave de reparación de barcos y entiendo lo que conmueven esos esqueletos fuera de lugar.

    Saludos

  • Neogeminis

    Extraordinaria imagen que me hace confirmar que también yo suelo -ante é- palpar esa fascinación que tan claramente transmites. Un abrazo

  • Anonymous

    Siempre he vivido cerca del mar . Me gusta el de Mardel Plata en la Argentina es un mar frío sin bichos con rocas.Aqí en un mar con algas oscuras de una playa sucia…. en Miami el mar es caliente con bichos que pican y te hacen salir corriendo Hace poco me pasó Aguas vivas…

  • Frodo

    Es muy cierto eso de que al no vivir uno cera del mar, cuando va lo disfruta intensamente. A mí por lo menos me ocurre, porque si bien vivo en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, no es lo mismo el Río de La Plata, que a veces parece un mar (pero claramente no lo es), que La Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires, con mar.
    Creo que estoy a una distancia muy prudencial como para llegar a extrañarlo y disfrutarlo así como dices.

    Tremendas fotos, como siempre. Si la última la hubiese visto antes me habría servido como referncia para aquel acrílico ya viejo que alguna vez hice:
    https://frodorock.blogspot.com/2016/10/romance-en-napoles.html

    Abrazos

  • Beauséant

    Paso algo parecido cuando viene alguien de visita a tu ciudad, Doctor Krapp, de repente te descubren sitios nuevos y lugares maravillosos que no conoces o que no eres capaz de ver con nuevos ojos. Si hubiese tenido esos barcos de camino al trabajo y los viese todos los días lo mismo no los habría fotografiado, o lo hubiese hecho sin que hubiesen dado lugar al texto. Es una pena, pero sí, sólo valoramos las cosas que perdimos.

    Gracias, Neogeminis, escribir es transmitir, o al menos intentarlo… no siempre sale bien 😉

    Me gustan esos mares, Mucha, esos mares un poco agrestes, que parecen decirte que no eres bienvenido y que son para pasearlos, para verlos un poco en la distancia pero no para meterse dentro. Quedan mejor en las fotos y las historias… Un abrazo.

    Me ha encantado la pintura que me has adjuntado, es una metáfora maravillosa y muy bien hecha, me gusta la composición, los colores… todo. Hasta me ha parecido reconocer la bahía de Nápoles en ella 😉
    Es bueno eso de vivir a medio camino, lo suficientemente lejos para añorarlo y lo bastante cerca para poder acercarte casi cuando quieras, ¿verdad?

  • Anonymous

    El mar tiene algo hipnótico y ajeno. Hermoso. Ajeno, precisamente porque a él o ella (la mar, como decía el poeta) los humanos le importamos poco. Le estamos haciendo mucho daño, pero me da la sensación de que nos mira por encima del hombro. Ahí estuvo antes de que el primer Homo pisara este planeta y ahí seguirá cuando ya no quede recuerdo de nosotros.

    Creo que la fascinación hacia el mar es de todos, tanto de los que habitan en la costa como en interior. Pero creo que la añoranza y, en algunas personas, casi desesperación por ver el mar, es más de los que viven en ciudades sin mar. Esa idea, la primera vez que pisé una ciudad de interior, me parecía inconcebible, tenía la idea de que en alguna parte llegaría a ver el mar.

    Cuando vives en una ciudad costera sabes que está ahí y que lo puedes ver cuando quiera. Creo que yo, viviendo en la costa veo el mar menos que muchos de interior que vienen cada verano. Y creo que la playa es mucho más bonita y real en invierno, cuando los miles de turistas se han marchado y nos han dejado solos a la arena, a las olas, a las conchas, a las piedras pulidas, a las algas, a la mar y a nosotros…

    Preciosas imágenes. Fascinantes.

    MJ

  • Beauséant

    Me encantan las ciudades de costa en invierno, MJ, para mi son más auténticas. Me gusta el mar con frío, un mar que no invita al baño, pero sí a la reflexión, a sentirlo palpitar al lado.. todo parece más limpio, más real… No me gusta mucho bañarme en el mar, a veces lo veo como una especie de intromisión, no sabría explicarlo, la verdad… Entiendo perfectamente a esos primeros humanos que nada más esa extensión de agua salda lo primero que pensaron fue en intentar cruzarla con precarias embarcaciones…

    Y es cierto, a la naturaleza no le importamos, nunca lograremos destruirla, o no del todo, sólo lograremos destruir nuestra raza. El día después de que hayamos desaparecido, contaminado todos los maros y estropeado la atomosfera, la naturaleza s pondrá de nuevo a trabajar. En unos miles de años, un suspiro para ella, todo volverá a ponerse en marcha, esta vez sin nuestra presencia.

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