leer,  mirar

ochomiles

Arrastro la maleta por el aeropuerto como si de un cadáver se tratase… mitad solemnidad mitad asco, tú ya sabes. Es curioso que después de tantos años, de tantos viajes, aún no haya aprendido a hacer el equipaje. La gente. El trasiego. La sensación de disponer de una vida en continuo tránsito.

Contrapongo. Me siento. Hay un tipo, de profesión aventurero, a mi lado. En la tele parece más rubio, más grande, más aventurero. Siempre he sido una mierda calculando distancias. New York delayed. De puta madre. ¿Si esta historia llega a buen fin sentiré algo parecido a lo que siente este señor cuando llega a una cumbre de ocho mil metros? Éxtasis. O no. Tal vez sólo la satisfacción de dar por acabado algo que nunca debió de empezar. No habrá nadie al otro lado. Nadie en esa otra terminal a miles de kilómetros de esta por la que ahora arrastro mi maleta-ataúd.

No conviene esperar demasiado esta vez. A decir verdad, nunca conviene. Las recompensas y los aplausos son para los que suben un ochomil a pelo, no para los que utilizamos helicópteros y oxígeno. No para los que ponemos redes para amortiguar la caída. Apoyo las manos en el banco. Me agarro al borde. Percibo el vértigo en la boca del estómago. El aventurero rubio me mira. Azules. Sus ojos. Como si no conociese el sudor del corredor de fondo. Como si no supiese de mi esfuerzo por ascender esta montaña que construimos un día sin pensar que en algún momento habríamos de ascenderla. Absurdo. Doloroso. Como romper melones a cabezazos. Como un vendedor de máquinas de escribir en Silicon Valley.

Tengo vocación de pasaporte… ¿nunca te lo había dicho?

El tipo se levanta. Se aleja de mi. No sé su nombre. El aventurero rubio. Él no sabe que yo también soy aventurera. Alguien sin oficio ni beneficio que trepa por las rocas de montañas escarpadas y otea el aire para intuir las tormentas venideras. Él no lo sabe pero… tal vez esta sea mi última gran aventura, mi último ochomil. Debería apurar la luz de mis ojos, memorizar cada uno de mis gestos porque esta vez, por última vez, yo escogeré dónde y cuándo seré derrotada…

17 Comments

  • UNA _Vida_Mundana

    Tus últimas entradas, tan nómadas, me reavivan las ganas de viajar… unas ganas que nunca murieron, pero que se vieron necesariamente anestesiadas por la maternidad. Yo también tenía vocación de pasaporte… ¡Qué hermoso sintagma nominal!

  • Gabiliante

    Acabar una fase de la vida no siempre es malo, pero cas siempre es cansado, y cuando no, agotador. Y cada vez mas, sobre todo si la perspectiva hacia delante no es mas alentadora que la perspectiva hacia atras.
    Y aprovecha la ocasion para pedirle un autografo a Planeta Calleja
    Abrazoo

  • laacantha

    “No conviene esperar demasiado esta vez. A decir verdad, nunca conviene.”
    ¡Nunca conviene!
    Y nunca pensar en cuando seamos derotados y si es la última o penúltima aventura . Un abrazo

  • Beauséant

    Creo que tampoco importa mucho, ., lo de las derrotas digo, vale, te han derrotado y, ¿qué?, por lo general la vida sigue casi igual, con alguna herida más y con la esperanza de haber aprendido algo con esa derrota (esa parte tengo que trabajarla un poco más) 😉

    No me gusta ese uso del pasado, UNA _VIDA_MUNDANA, seguro que es algo que tienes aparcado y no olvidado… ¿sabes? no soy tan nómada, pero gracias a este pequeño rincón puedo viajar con la imaginación antes de volver a la vida real…

    Así es, GABILIANTE, agotador, cierras una puerta y parece que nunca la cierras del todo, que te has dejado una rendija, o que alguien piensa que no esta muy cerrada del todo. A veces eres tu misma la que se convence de no haberla cerrado del todo y…. en fin un lío… Y no, no soy mucho de autógrafos, por un lado por respeto y por otro, bueno, quizás por orgullo, por no reconocer que he reconocido a la otra persona, ya sabes, orgullo, qué tontería, pero…

    Nunca conviene, laacantha, así, el problema es cómo saber hasta dónde esperar, si esperas mucho, malo, si esperas poco… en fin, ya sabes. Pero sí, una derrota no es un final… Un abrazo

  • Alfred Comerma Prat

    Una vez conocida la derrota en diversos frentes, esperas que la vida traiga alguna alegría para compensar, pero la realidad es que la lucha continua.

  • tonYerik

    Odio arrastrar maletas, pero soy demasiado comodón para no cargar con ellas. Y por otra parte tienen su morbo las estaciones y los aeropuertos. Al aventurero televisivo de turno por lo general no le hago ni caso. Dice mi compañera que soy muy raro. Otras que paso demasiado y que debería bajarme.
    Yo; – Que soy muy despistado (aunque de verdad, de verdad. Me importan un rábano).

  • Joiel

    La interrogante final es mi gran victoria como lector. Seguir respirando a pesar de todo, con la capacidad de exprimir cada detalle de la que hace gala la aventurera, asegura muchos otros viajes duren uno, dos segundos o quizá menos.

  • Carmen Troncoso

    Me vino a la mente que es la derrota al final, no lograr o no terminar algo o cambiar de rumbo, como hacen los aventureros y soltar y felicitarse de aun estar vivo, el texto me hizo cuestionarme querido amigo

  • Toro Salvaje

    Justo ayer me desperté entristecido pensando en las últimas veces de muchas cosas… me explico: gente que he dejado de ver y veía con asiduidad, sitios que frecuenté muchísimo y ya no existen, y más aún… el último partido de baloncesto, él último día en aquel cine de tan bonitos recuerdos, la última vez que vi a mi madre….
    Y me parece tan injusto visto desde ahora… cómo no percibí que aquella era la última vez de tantas cosas?
    No lo se.
    A veces pienso que los recuerdos deberían desaparecer también.
    Con el tiempo se van convirtiendo en hipotecas emocionales con tendencia perpetua a entristecer.

    Saludos.

  • Jo

    Toda aventurera, toma aviones, viaja, escala, hasta se despeina (poquito) pero no importa si no sabe hacer maletas… 😛

    luego esa palabra acá en mi país tiene otro referente
    que la verdad no pude evitar. (La Aventurera, película de 1950 con Ninón Sevilla) 😛 🙂

  • Beauséant

    Pues eso es verdad, CABRÓNIDAS, pero como la derrota sea de las gordas lo mismo no te levantas. SI puede ser pido una derrota de esas de las que te levantas, que como dice, ALFRED COMERMA PRAT, la vida continúa y seguro que esa derrota no es la última 😉

    No lo había pensado así, ALESSANDRINIMARIA, que a las derrotas a veces las llamamos. Pero es verdad, a veces parece que las vamos buscando… Gracias.

    A mi me gustan esos lugares, TONYERIK, casi siempre los asocio con las vacaciones o casi siempre voy de tiempo, lo suficiente para poder caminar por ellos y fijarme en otras personas… algunas conocidas, otras menos, pero todos metidos en sus pequeños mundos. Me gusta eso que dice, JOIEL, de exprimir los pequeños detalles, es como la fotografía macro, que puedes perder horas en unos pocos centímetros cuadrados, lo mismo pasa cuando te fijas en las personas, casi todas te cuentan una historia.

    En la vida de las personas normales y en la de los aventureros de profesión, CARMEN TRONCOSO, creo que el concepto de derrota o victoria va cambiando. Al principio buscas la fama, el lograr lo máximo y, según avanzan las cosas, con salir vivos ya te parece suficiente. La vida es eso, ir jugando con las cartas que te vienen.

    Porque volvemos a ellos una y otra vez, TORO SALVAJE, porque, y no lo digo como una crítica, no hemos (perdona que me incluya) sido capaces de hacer algo bonito con ellos, no hemos sabido mentirlos, convertirlos en una lección que aprendimos, en algo bonito que nos da calor. Son intentas congelados a los que vuelves en busca de unas respuestas que no pueden darte…Quizás fuese mejor el olvido, no lo sé, como el protagonista de aquel libro, Tokio ya no nos quiere.

    No conocía la película, JO, pero ya veo por donde va tu comentario 🙂 Aunque leyendo el argumento en la wikipedia la calificaría como aventurera por obligación, ¿no?

  • evavill

    Nunca conviene esperar demasiado, pero es inevitable esperar algo porque si no nos desanimamos.
    Se puede esperar sin demasiada esperanza.
    Hay muchos tipos de aventuras, no solo las oficiales y las que salen por la tele.

  • Beauséant

    Es, EVAVILL, como ese juego de cartas en el que esperas acercarte al siete y medio. Tan fácil es pasarse como quedarse corto… La vida es eso, esperar la carta correcta y cruzar los dedos porque sepamos jugarla bien…. Entre tanto, bien dices, hay más aventuras…

    Ahí lo has clavado, ANONYMOUS, algunas cosas serán malas, otras buenas y la mayoría ni una cosa ni la contraria…

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