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he vuelto a los viejos lugares

Aquellos años pasaron fugaces y extraños como el movimiento de un reloj estropeado cuyas manecillas giraron tan deprisa que acabaron desaparecidas, devoradas en su propia espiral de tiempo y olvido.

No recuerdo las fechas exactas. Mi memoria no tiene calendario, sólo fugaces borrones de instantes que se repiten en un bucle de fotogramas fijos.

Aquellos músicos borrachos, atrapados para siempre en un estribillo sin final… los ridículos daiquiris que no dejaban de desfilar por la barra de aquel bar cercano al aeropuerto lleno de hombres, casi siempre hombres, trajeados y cenicientos que se emborrachaban con ciega determinación mientras iban camino del negocio de sus vidas, del accidente inevitable o del tercer divorcio. Aquel bar que acabaron cerrando, desaparecido, ahogado en el tiempo como casi todo lo demás.

Aún soy capaz de recordar todo aquello, pero hoy es bruma y pronto será olvido. Cada día olvido más detalles y voy inventando otros que llenan y desplazan a los originales. Supongo que a eso se reduce la vida, a un olvido consciente.

Más recuerdos recurrentes: el final de la noche en el aparcamiento vacío del centro comercial de la periferia escuchando éxitos de los ochenta que salían por las torres del aparcamiento mientras no dejábamos de llenar el cenicero del coche de tu padre. Entre la niebla de los cristales desfilaba una lenta procesión de fantasmas, ¿del futuro?, ¿del pasado? Da igual, otras parejas, con hijos, felices a la salida del cine, con vidas, con un plan infalible entre las manos.

Nosotros no. Nosotros éramos los niños tristes hijos de padres tristes. Herederos universales de sus sueños no realizados y de todas las promesas incumplidas. Una pesada carga que nunca asumimos, que no quisimos ni aceptamos.

Días grises como una foto de Capa, esperando la revolución que nunca hicimos, la rebeldía que nunca conjuramos más que en unas palabras que ni tan siquiera eran nuestras. Demasiado jóvenes para ondear la bandera de rendición, pero cansados y a punto de bajar los brazos agotados como boxeadores al final de su carrera.

Tú, con la maleta siempre a medio hacer. Yo, enterrado entre las montañas de libros de aquella carrera que acabaría por devorarme. Acurrucados, asustados y viendo pasar fantasmas por el parabrisas de aquel coche que olía como tu padre. Pasando frío en el aparcamiento por miedo a gastar gasolina, aquella extensión oscura de asfalto sin final, indescifrable para los pequeños faros del coche.

El futuro era esa metáfora y esos eran sus elementos: el aparcamiento, los faros, el frío, esa oscuridad que podía atraparte si dejabas de correr… Y también las manos, esas manos que daban cuerda a nuestras vidas, que nos llevaban y nos traían, que cerraban puertas y abrían ventanas que no daban a parte alguna.

Esas manos invisibles del destino, esas manecillas enloquecidas que no dejaban de girar.

He vuelto a los viejos lugares. Los relojes han seguido acumulando tiempo en sus negras entrañas.

Me gustaría pensar que todo tiene algún sentido, que esas manos intentaban cuidarme, que tejían un enorme tapiz que sólo con tiempo y distancia descubriría su forma final. Tiempo y distancia, los elementos del futuro.

Pero lo cierto es que por las noches conduzco sin rumbo y siempre vuelvo como un ladrón a la escena del crimen. A cualquiera de esos aparcamientos que siguen igual de fríos y aún más vacíos.

Quizás ahora sea yo el fantasma reflejado en los sueños de otras personas.

Es tarde, siempre es tarde. El tiempo lo ha devorado todo, no hay tapiz, ni puertas, ni ventanas. Lo cierto es que ya no queda consuelo en nada.

24 Comments

  • Gabiliante

    Parece que ya haya llegado la Nsvidsd. La melancolía ataca y las ausencias de hacen más presentes.
    El frio trae el recuerdo de aquellos aparcamientos y lo que queda de ellos. Los recuerdos se tuercen y se rellenan
    En la primera foto aún quedan muchas fichas por caer y el reloj de manecillas veloces se ha convertido en una báscula. Tenemos tiempo para retorcer y exprimir más los recuerdos para que solo quede lo bueno
    Abrazoo

  • José A. García

    Nunca fui partidario de la idea de regresar, siempre hacia adelante, desde una nada hacia otra nada, intercambiando detalles, abandonando conversaciones, dejando partes de uno mismo en el camino, esforzándome por olvidar lo que quiero recordar.

    Saludos,
    J.

  • Toro Salvaje

    Yo también vuelvo a los viejos lugares.
    Y me desangro por dentro.
    Pero no puedo evitarlo porque siento que lo más auténtico de mí todavía resuena por allí.
    Es como si el que soy ahora no fuera más que espantapájaros con mil zurcidos que no sabe ya ni que pensar.
    Y vuelvo a donde creí saberlo todo aunque no supiera nada.
    Donde brillaba entre las calles perdidas de un barrio humilde.
    Ahora he cambiado de barrio pero ya no brillo.
    Ahora me apago en un laberinto de días sin sentido.

  • tonYerik

    Es curioso peo yo en los ochenta volví a empezar a pesar de pillarme algo pasado, pero ella era de esa época, la mía venia de los incipientes setenta, mas bien de los sesenta y…
    Pensé que nuestros relojes iban a contratiempo. Ella me convenció de que podrían ir al tiempo. Lo que ocurre es que ahora es tiempo de desganas y sobre todo de descuento.
    Pero no quiero pensar. Ahora al menos no.

    Salud

  • अनत्ता 光 心

    He empezado a leer y una idea y una sensación han ido tomando forma, cada vez más y más claras: el relato parece la letra de una canción del gran Bruce Springsteen. Primero, parecido a “The River”. Después recordando a “Born to Run”. Una mezcla de ambas. Y después leo “por las noches conduzco sin rumbo”. Confirmado, porque tiene un tema titulado “Drive All Night”, que va de eso.
    La lejana juventud, donde todo está por hacer. El peso de la vida, la bofetada de realidad, las dificultades, las desilusiones, los sueños truncados.
    Vaya, has sido increíblemente benevolente. Esta vez no has incluido ningún “pudrirse de mierda”.
    Me parece que en general es absurdo e improductivo volver hacia atrás. Lo más probable es que solo cause dolor, frustración, nostalgia. Aunque la gama de emociones sin duda es enorme.

  • अनत्ता 光 心

    Te comento algo que nada tiene que ver con esta entrada. Por curiosidad, porque indirectamente te atañe y porque vete a saber si a alguien que lo lea puede servirle de ayuda o guía. ¿Recuerdas aquellos sempiternos problemas que tenía para logearme en tu blog? Pues ya los he resuelto. Todo vino porque estos días pasados, leyendo entradas en diferentes blogs de Blogger, quería comentar y me invitaban a comentar con la cuenta de Google, pero al querer hacerlo me decía que no era posible. No había manera. Qué raro (aunque en algunos sí podía). Al final, después de varios días y mirar un poco la ayuda y explicaciones, volviendo a investigar (con un poco de tozudez) me voy donde me dicen que revise mi navegador. Y ahí estaba el problema: tenía desactivada la opción “permitir las cookies de terceros”, y eso no me permitía interactuar y comentar, por ejemplo, al no poder logearme con mi cuenta. Total, activé las cookies y al instante puede logearme con Google (el perfil de blogger, en realidad) mientras que aquí puedo comentar sin logearme pues aparezco con mi perfil de WP, y antes no. Aleluya hermanos, menos mal… y bendita tozudez.

  • beauseant

    Me quedo con el coranzoncito, BONSAI CON BAYONETA, muchas gracias 🙂

    Las navidades, los cumpleaños, fechas muy dadas a la introspección, es verdad. Aunque yo nunca he necesitado calendarios para pegar los ojos al retrovisor, un defecto endémico de mi personalidad. No me había fijado en la báscula, quizás sea la que pese las fichas caídas y las que queden por caer y decida si nos da una oportunidad… creo que me ha gustado tu visión, sí.

    Así es, JOSÉ A. GARCÍA, nos vamos dejando partes nuestras en cada curva del camino. Por eso nos cuesta tanto volver a confiar, tener esa bendita inocencia que te deja disfrutar de las cosas sin andar pensando la de veces que salimos llenos de golpes…

    Conozco esa sensación, TORO SALVAJE, la de que lo bueno que tenías ya paso y no supiste nada hacer con ello, que te has quedado sin nada que ofrecer y vuelves mil veces a esos lugares, como un boxeador retirado y arruinado que mira en vídeo mil veces su mejor y único combate.

    Ese es otro problema de los relojes, TONYERIK, que no siempre van acompasados. Siempre parece que llegamos demasiado tarde o demasiado pronto a algunas cosas. Hay un montón de “y sí” planeando sobre nuestras vidas y las que nunca daremos respuestas…. Quizás tenga razón, अनत्ता 光 心, y es mejor no pensar mucho en ello.

    No soy muy fan de Bruce, अनत्ता 光 心, pero sí conozco la del río y, sí, es verdad, hay cierto paralelismo entre ambas, aunque claro, Bruce es Bruce 🙂 Supongo que son sentimientos más o menos normales, señales de stop en las que todo el mundo tiene que pararse en algún momento.. bueno, no todo el mundo, hay mucho loco que va siempre con el pie sobre el acelerador sin pensar mucho, pero nunca he sido de esas personas. Y no, no he soltado un pudrirse de mierda.. ahora que no nos lee nadie creo que no fue justo poner esa frase, quizás debería haberla tachado, no usarla en el título… aquí sólo hay nostalgia, no hay ningún pudrirse 🙂
    Me alegra mucho que hayas podido entrar sin problema, aunque no te lo creas era un problema al que le daba vueltas, tenía la esperanza, un poco tonta, de que se arreglase con alguna actualización… Tu navegador creo que te ha intentado sobre-proteger en exceso 🙂 El mío parece bastante indiferente a las cosas que hago, supongo que leerá las cosas que escribo y pensará que todo lo que me ocurra me lo tengo merecido 🙂

    Gracias a todos por vuestros comentarios, es un placer poder leerlos.

  • अनत्ता 光 心

    “Son sentimientos más o menos normales, señales de stop en las que todo el mundo tiene que pararse en algún momento.. bueno, no todo el mundo, hay mucho loco que va siempre con el pie sobre el acelerador sin pensar mucho”.
    Esto que has escrito es muy bueno y muy cierto. Una vez me soltaron una frase que me hizo mucha gracia y que siempre recuerdo (y pensé “vaya tela”): “Yo no miro para atrás ni para coger impulso”.

  • Cabrónidas

    Creo que ya lo he dicho antes: el pasado es nuestra carta de presentación y nos guste o no hablará siempre por nosotros. Por qué no volver a los viejos lugares, para lo que sea, si lo creemos conveniente. Avanzar, sí; para acabar todos en el mismo sitio. Así que supongo que lo importante es cómo hacemos el recorrido. Está claro que el pasado no lo podemos cambiar. Tampoco sabemos qué coño nos puede pasar mañana. De hecho, solo somos dueños de nuestro presente inmediato, y a veces ni eso.

  • María

    He leído tu entrada – tus dos, entradas – y he sentido cómo te despachurra el corazón los recuerdos, la nostalgia por el pasado vivido que ya no está, no sé, a mi me ocurre algo que no sé por qué me sucede, pero es real, olvido todos los momentos infelices que he vivido …a veces hasta me los recuerdan las personas de mi entorno que alucinan con mi memoria.. pero es que es así. Sin embargo los recuerdos deliciosos, esos en los que te acurrucas cuando no estás bien, esos refugios cálidos cuando todo está frío alrededor, esos… siempre están ahí, tan vívidos como si fueran reales. A lo mejor tienes que hacer limpieza general y airear tus neuronas ; ) no te agarres a lo que te hace sufrir, no vuelvas de donde no vas a salir mejor que entraste… ¿sabes un lugar al que jamás he vuelto? Mi cole hasta los 14 años y ¿ sabes por qué? fui tan feliz, pero tan feliz que no quiero ver la realidad de hoy, por si se me esfuman mis recuerdos…( al salir de allí e ir al instituto lo pasé fatal, aun recuerdo primero de BUP como uno de los peores años de mi vida fíjate jajaja) siempre he sido muy infantil ( puede que aun lo siga siendo ) para mi fue un shock dejar de jugar en el patio, empezar a hablar de chicos cuando a mi me traían al fresco, todas mis amigas en una historia y yo perdida…me sentía una marciana en el mundo, solo deseaba llegar a casa para meterme en la cama y que se terminara el día…No sé BEAU, me ha parecido preciosa tu entrada y las fotografías… algunas parecen postales navideñas .. me pareces alguien muy sensible que además sufres como un cosaco ¡menuda pareja hacéis tú y TORO! bueeno.. él aun muchísimo más que tú ( espero que no se me enfade, sabe que lo digo con todo mi cariño ; ) por cierto que coincido con WHAT, es cierto que tu entrada recuerda esos temas de Bruce, que por cierto a mi tb me rechifla; ) lo vi hace unos años en Barcelona y con casi 70 años, nos destrozó a todos botando como locos y él, tan pancho en el escenario! … solo que a ti en vez de con chupa de cuero y una motaza, te imagino en gabardina, más a lo Bogart ; )

    Un abrazo muy muy fuerte y ánimo! La vida a veces pega giros inesperados que nos pone la cabeza del revés ; )

  • Beauséant

    Me encanta esa frase, अनत्ता 光 心, me parece un lema vital perfecto, lo pondría en mi epitafio si fuese cierto 🙂

    No creo que sea malo eso de regresar, CABRÓNIDAS, el problema es cuando ese regreso se convierte en la única realidad de tu vida. Cuando pasas más tiempo revisitando y analizando que viviendo. Es peligro porque, además, cuando regresamos a esos lugares no regresamos de verdad, volvemos a una imagen idealizada de ese momento… me gustaría poder escapar de lo que soy y de mis contradiciones 🙂

    Como le comentaba a CABRÓNIDAS ahí arriba, creo es que es un mecanismo de defensa, MARÍA, nuestro cerebro, como un conserje aplicado que quiere orden en el edificio, nos engaña para hacernos pensar que las cosas ocurrieron de una forma que nos resulte agradable, ese lugar cálido al que regresar… Cada vez que recordarnos algo lo inventamos, lo adaptamos a lo que somos ahora, a lo que nos gustaría haber sido y lo mezclamos con otro montón de situaciones… No guardo grandes recuerdos de mi infancia, a veces oigo hablar de cosas de mi pasado y pienso que eso debió de ocurrirle a otra persona.. La sensación de no encajar siempre la he tenido presente, al principio me esforzaba para que eso no ocurriese, pero creo que en algún momento bajé los brazos y pensé, para qué, ¿qué importa?
    TORO SALVAJE siempre es mi compañero de naufragio, es verdad, creo que ambos estaríamos muy a gusto en ese bar cerca del aeropuerto, iré con mi mejor gabardina, te esperaremos sentados en la barra y con la mirada perdida…. Un abrazo muy grande.

  • Joselu

    Relato que me atrae y cautiva por el estilo, las imágenes recurrentes, por la tristeza que lo recorre y que me llega a permear y me hace compartir parte de ese estado de dolor del ánimo ante el retorno al pasado. Yo sí que he guardo recuerdos de mi infancia, e incluso he escrito un largo texto sobre ella, entre los cuatro y los seis años que culmina con mi primera comunión antes de los siete. Para mí, mi infancia es el eje medular de mi vida. Comparto contigo la sensación de no encajar. Yo tampoco encajo, pero, como dices, qué importa, cada uno es el que es…

  • evavill

    Nostálgico texto.
    No sé si esas familias que contemplábais y os parecían felices lo serían de verdad.
    Las fotos muy sugerentes y originales.

  • Beauséant

    No podría escribir nada de esos años, JOSELU, es una página en blanco que he ido rellenado con recuerdos prestados y anécdotas escuchadas que, la verdad, no tengo claro que sean reales.Ni alegría, ni dolor ni nada, no hay memoria en mis recuerdos… Sobre lo de encajar, creo que lo único bueno de envejecer es eso, que dejas de intentar perseguir esa quimera, ya no te engañas, ya no mientes, al menos se sufre menos.

    Esa es la clave, EVAVILL, que a veces contemplamos y añoramos cosas que no son lo que pensamos, pasamos mucho tiempo persiguiendo fantasmas, jirones de realidades que no llegamos a entender. Escribir sobre ello es otra forma de intentar atraparlos.

    Mi versión, अनत्ता 光 心, creo que sacada de los tebeos de Calvin and Hobbes, es: envejecer es obligatorio, madurar es optativo 😉

    Hola, ALÍ REYES, si lo comentas por algún tipo de problema con el sistema de comentarios, creo que lleva bastante tiempo estando estable. El problema es cuánto más luchas con el spam más posiblidades tienes de estropear algo, espero que no haya sido tu caso.

    A veces es doloroso, a veces placentero, CITU, para mi siempre es extraño. Esa sensación de no debería de hacer algo, pero lo hago.

  • Jo

    ¿Uno vuelve a los sitios que ha sido feliz? O es la.pura nostalgia de acodarse en el pasado.
    No se si son dias tristesbo inviernos tristes…
    No lo sé si el pasado era mas seguro…
    Es que ¿sabes? Para mi el futuro no existe

  • Beauséant

    Entiendo eso que dices, JO, para mi el futuro es como las luces de las bicicletas antiguas, que usaban una dinamo. Apenas daban luz, no veías más que un poquito del camino y cuando querías darte cuenta ya lo habías recorrido, para mi el futuro es ese trocito de camino que te dejan ver por un ratito, y cuando te quieres dar cuenta ya lo has convertido en presente…. o te has caído por culpa de alguna rama cruzada en el camino 😉

  • magadeqamar

    No siempre es malo regresar a los lugares pasados. A veces son rayos de luz que nos iluminan pero, otras, son como viejos fantasmas que reviven recuerdos oscuros. El futuro es un camino de huellas en blanco, o en transparente. Cada uno las coloreará como bien pueda pero, siempre, paso a paso.
    Un beso enorme, Beauséant.
    Aprovecho para desearte unos días tranquilos y que puedas disfrutarlos.
    Por cierto, la foto última está llena de ternura y de esperanza porque no hay agujas en el reloj y el tiempo está rodeado de flores de almendro o de falso cerezo 🙂

  • Beauséant

    Al final lo que importa es lo que hacemos con lo que tenemos, ¿verdad? Podemos poner colores, podemos teñirlo todo de negro.. aunque no siempre podemos decidir, a veces la foto del rompecabezas tiene el tono gris de una foto de Cappa.

    Sobre la última foto, gracias por el comentario. Para mi la ausencia de agujas en un reloj puede significar tanto esa esperanza que comentas como un tiempo ya pasado… supongo que es lo que decíamos ahí arriba, podemos decidir lo que queremos ver…

    Un abrazo.

  • Alfred

    Creo que la mayoría de las veces, regresar es constatar lo perdido. El tiempo lo devora todo, incluido los buenos recuerdos.
    Un abrazo y feliz año.

  • Beauséant

    El tiempo lo pudre todo, lo devora como dices, los recuerdos, bueno, creo que los recuerdos los distorsionamos, los convertimos en algo mejor.. no lo sé, cada vez me invento más cosas que nunca pasaron…

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