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el camino de vuelta

La radio anunciaba el tercer o cuarto Apocalipsis del mes, esta vez conjurada en forma de nevada. Nos miramos sin saber qué hacer y acabamos desviándonos en la primera área de servicio para llenar el deposito del coche, comprar agua embotellada y unas generosas dosis de bollería industrial repleta de azucares. La muerte nos atraparía, sí, pero gordos y felices.

Acudimos en busca de consejo a un viejo mapa de carreteras que vivía en la guantera pero no hablaba nuestro idioma. No había forma de ubicarse en aquella maraña de líneas, pliegues y mensajes cifrados en la que todo parecía demasiado importante como para poder tomarlo en serio.

Desesperados, invocamos a los nuevos dioses con sus pantallas brillantes y sus gepeses en busca de la mejor ruta posible entre los dragones y abismos que custodiaban nuestro sino. En unos segundos respondieron a nuestras plegarias y nos entregaron una ruta que aceptamos sin rechistar. No hay nada más tranquilizador que dejar tu destino en manos de fuerzas incomprensibles.

La ruta decidida, el depósito lleno, el camino ante nuestros ojos.

En ese momento ha empezado a nevar.

Unos copos gordos y tristes que nos miraban desde el asfalto con cara de sorpresa.

Te veía conducir con las manos crispadas y los ojos clavados en el asfalto intentando descifrar todas las señales ocultas. Las zonas con agua que podían convertirse en hielo, los límites de la carretera difusos entre la nieve que empezaba a reclamar su lugar.

Yo iba a tu lado, en silencio y con la cámara de fotos en el regazo. Tenía la firme intención de obtener la última fotografía antes del fin del mundo.

Enseguida comprendí lo absurdo de esa idea, sería una foto que no vería nadie porque… no quedaría nadie para verla.

Aún así no he guardado la cámara, de alguna forma su peso me reconfortaba.

Hacer fotos parece que le da sentido a todo, aunque sea un sentido falso. Algo que hemos construido de manera forzada a modo de explicación, algo que no acaba de convencernos del todo pero que nos ayuda a continuar con nuestras vidas.

Sí, es exactamente igual a la forma que han elegido muchas personas de relacionarse con Dios.

16 Comments

  • Gabiliante

    Si hubiera desaparecido la cámara, se habrían juntado tus manos y parecería que rezas. Muy bueno lo del habitante de la guantera. Leer un mapa hoy en día es como buscar el significado de una palabra en un diccionario de papel. Voy a leer el anterior a este. Como este rodeado de un páramo nevado, voy a pensar que tienes una fijación con la nieve.
    Saludosss

  • Luz

    Uf, un relato brutal, de los que no necesitas la nieve para que se te ponga la piel de gallina.
    Y la necesidad de seguir con el objetivo captando el momento, pase lo que pase. Guau!
    Muchos detalles que describen tanto también y la foto. Cómo es pudiste sacarla…

  • tonYerik

    me has recordado un 24 de diciembre en que se me escoño el pc y me tuve que ir terminar el trabajo a cien kilómetros y se me puso a nevar a lo bestia, cuando aquí nunca lo hace así.
    En fin el meteoro a veces acojona.

  • Alma

    ¿Será por eso que no hago fotos? …cada vez que (me) digo de hacer alguna, luego la cancelo o de la máquina o del móvil; la borro simplemente… me parece como que nunca logran capturar lo que yo estoy viendo y, menos aún, lo que me provoca, siento, a través de mis ojos… más allá de ser una irremediable atea.

    Prometí que pasaba y aquí estoy, siempre me dejan pensando tus palabras y eso me gusta… un beso.

  • Beauséant

    Es muy buena esa apreciación del rezo, GABILIANTE, ojala se me hubiese ocurrido para ponerla 🙂 Me siguen gustando los mapas y los diccionarios, pero es verdad que cada vez son más fetiches que algo útil…
    Y sí, toca nieve, aunque el termómetro ya va diciendo que queda menos, deja que la aproveche 😉

    En los caminos de vuelta, LUZ, siempre pienso ese tipo de cosas un poco raras, me da por hacer repaso de mi vida, por ver si las cosas están en orden… y no, nunca lo están, siempre hay hilillo fuera de lugar del que voy tirando y tirando para no llegar a parte alguna. Quizás por eso siempre llevo la cámara cerca, a veces hay suerte y aparece algo que pide una foto a gritos y te ayuda a dejar de pensar.

    Tu historia, TONYERIK, tiene un punto épico que no tiene la mía… a mi la nieve siempre me pilla por sorpresa, la verdad, nunca tengo claro lo qué tengo que hacer en su presencia.. y mucho menos con un coche entre las manos.

    Muchas gracias, ALMA, por pasarte, así me gusta 😉 ¿sabes?, me pasa lo mismo con las fotos, pero en mi caso siempre me obligo a retocarlas y publicarlas. Como siempre falta algo pongo los textos, al final salen dos criaturas imperfectas que se sirven de muleta mutuamente y son un poco menos malas …

  • Cabrónidas

    A mí me has recordado a toda esa gente que se tira a la carretera cuando se avecina un temporal de nieve y se quedan atascados esperando el rescate.

  • Beauséant

    Auch, CABRÓNIDAS, ese comentario me ha dolido, aunque algo de razón llevas 🙂 No sé, salimos con un sol radiante y sin ningún aviso y volvimos con nieve y el apocalipsis en las radios. Incluso adelantamos la vuelta por ese motivo…

    Supongo que es difícil prepararse para todo y a veces toca eso, cerrar los ojos y esperar que las cosas salgan bien.

  • Toro Salvaje

    Hacer fotos tiene algo de milagroso, no te parece?
    Eso de capturar tiempos no puede considerarse cualquier cosa.
    A mí me sigue pareciendo magia.
    Pero bueno… yo es que soy así… muy de emociones.

    Tantos apocalipsis anunciados a diario no pueden ser buenos.
    Al final tanta información ha servido para tenernos bien controlados.

    Saludos.

  • evavill

    Todos tenemos alguna especie de refugio. Y si no lo tenemos lo buscamos con desesperación.
    Son muy bonitas tus fotos y como no ha habido apocalipsis podemos disfrutarlas.

  • beauseant

    La verdad es que sí, TORO SALVAJE, una puñetera magia que no siempre sale, a mi me lo pareció desde la primera foto que hice y mira que llevo ya unas cuantas. Cuando alguna sale bien intento replicar el hechizo pero no suele funcionar dos veces.. Más controlados, más tristes, más abrumados ante tanta responsabilidad individual ante mierdas que no hemos buscado ni pedido.

    No lo había pensado, EVAVILL, pero el que estemos aquí hablando de esas fotos es una buena noticia 🙂 Toda la vida buscando un refugio, ¿verdad?

  • Jo

    Yo creo que el sacar fotos tiene magia y no cualquiera tiene el ojo para poder captar ciertas imágenes. A veces ciertamente las buscas…. otras en su mayoria son cosas fortuitas y no ensayadas… la luz, el viento, el clima yodo juega a veces a favor o en contra

  • Carmen Troncoso

    Querido Beauseant, nunca he estado en eso de la nieve, pero se lee amenazador y las fotos son recuerdos de momentos, que me gustan con personas en ellas, y si la cosa va para acabo de mundo, nada que hacer, me gusto el tono de apremio del relato, abrazos amigo

  • Krudo

    Me pasa algo tsn extraño cada que te leo, me hiciste recordar al estar con aquella mina, si bien no era el fin del mundo cada salida era como si lo fuera, no había fotos, solo había una incertidumbre, mi pensamiento era “no importa que el mundo se acabe, estoy a tu lado”.

    Te dejo un abrazo con aroma a nostalgia.

  • Beauséant

    A veces persigues las fotos, JO, y otras, como bien dices, vienen sin avisar.. por eso bueno tener la cámara siempre preparada, ¿verdad?

    Gracias, ALESSANDRINIMARIA, al cámara siempre encendida y con el dedo cerca del disparo, ese es mi lema 🙂

    La vida es extraña, MUCHA, sabes que te lleva a hacia algún lado pero sólo sabes el destino, que es la muerte inevitable, el resto del camino es un misterio.

    Yo tampoco tengo mucha costumbre de estar en la nieve, CARMEN TRONCOSO, y sí, creo que esa es la palabra que la define, nunca termino de acostumbrarme a ella, me produce siempre inquietud, apremio, que es lo que ha salido en el relato.

    Creo que en este sitio destilamos mucha nostalgia, KRUDO, sin nombrarla siempre termina apareciendo. Cada vez que escribo lo hago pensando en esos sitios y esos lugares de los que hablas… Lugares a los que ya no volveremos o en lo que quizás nunca estuvimos, como comentaba hace un par de entradas… Un abrazo.

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