leer,  mirar

abogado felino

Cuando regreso a casa siempre me encuentro un pequeño comité de bienvenida aguardando mi llegada. La primera en aparecer es la negrita que aguarda con la pose de un batman adorable en lo alto de la escalera. Desde esa atalaya a salvo de la oscuridad me llama insistente y preocupada pero sin atreverse a bajar; es un batman con nictofobia.

La tigresa me espera subida en el mueble donde dejo las llaves esperando paciente a que vacíe los bolsillos y baje la cabeza para devolverme un cabezazo a modo de saludo, uno solo. Me recuerda a las palmadas que me daba mi padre en la espalda cuando había algo que celebrar, una forma de decirme me alegro de verte, pero no nos pasemos. Nunca fuimos de tocarnos mucho en mi familia.

En las últimas semanas el clan ha crecido. El gato de la vecina aparece puntual a la hora de la cena y nos observa con la cara desahuciada de un huérfano dickensiano observando a través del cristal un banquete navideño al que no ha sido invitado.

Cuando se deja ver hago lo único que concibo en esas circunstancias: acercarle un cuenco con comida que, tras una serie de espectaculares retrocesos y mínimos avances, devora con la cabeza apuntando en una dirección y el culo en la contraria, listo para la huida.

Al octavo día y el décimo cuenco de comida nos hicimos amigos.

Ayer, el repartidor de Amazon me ha dejado un paquete para la vecina, la dueña legítima del gato. No quería hacerme cargo de la caja que parecía mirarme amenazadora, pero el repartidor parecía un Sísifo vencido por las infinitas tareas que no dejaba de asignarle la pantalla que llevaba entre las manos. Al final, qué remedio, he tomado la caja entre mis manos y firmado con el dedo sobre esa pantalla que ha sonreído satisfecha ante el sacrificio.

Por la tarde me he acercado a terminar la entrega y cuando mi vecina ha abierto la puerta ahí estaba el puñetero gato. En vez de mostrarme toda la indiferencia que es capaz de mostrar un felino, me ha traicionado y ha salido a enroscarse entre mis pies y enseñarme esa tripa que llevo semanas alimentado.

La vecina ha mirado al gato, al paquete entre mis manos y después ha posado unos ojos fríos y diamantinos sobre mi. Veo que ya os conocéis, ha murmurado mientras su ceño cobraba vida propia y tomaba la forma de un signo de interrogación. Un ceño intimidante, no podía dejar de mirarlo.

He empezado a balbucear una explicación que ha terminado sonando como una disculpa. Que no había sido nada, que alguna vez le daba de comer, mentira, son todas las puñeteras noches. Que ella seguía siendo la única dueña y que los gatos pueden sentir aprecio por más personas, pero nada como el amor que sienten por sus dueños, faltaría más …. El gato me miraba siguiendo mis explicaciones con el movimiento del rabo y me pareció ver que estaba sonriendo. El muy desgraciado.

La vecina ha levantado la mano para cortar mi balbuceo incoherente y su ceño se ha bajado como una persiana formando un signo de exclamación. Me ha quitado el paquete de las manos y, justo antes de darme un portazo en las narices, ha soltado un: hablas exactamente igual que mi exmarido. Con toda la fuerza y la rabia puesta en ese ex.

Creo que debería ir buscando un buen abogado felino experto en divorcios traumáticos y adopciones rápidas.


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21 Comments

  • Gabiliante

    Teniendo a batman en casa, ¿necesitas ayuda para mantener las fronteras infranqueables?
    Yo no tengo gato ni he tenido nunca (sunwue yo les gusto), pero por lo que he oido, el gato elige al dueño, que no es lo mismo que su jefe. Pero bueno, tu sabras mas. Por aqui( los blogs literarios) hay mucho gatofilos.
    Saludosss

  • tonYerik

    Cuidadin, cuidadin… Los gatos adoptan a quien quieren y ya no podrás librarte de él. Yo en ms paseos matutinos paso cada día por la casa de Pizarro, donde merodea una manada de siameses y anteayer se decidieron por fin a venir a hacerme eso mismo que te ocurrió a ti. Conste que jamás les he dado de comer. Como mucho cierto día mantuve a raya con mi bastón al macho alfa que por cierto es un tanto dictadorzuelo y que no deja acercarse a la comida a ninguno de los otros hasta que prácticamente ha terminado con ella.
    ¡Je! Si se pudiera dar una hostia con la mirada ese día, ese gato . . .

    Salud

  • beauseant

    Aquí somos un poco (un mucho) gatófilos, GABILIANTE, incluso tienen su propia sección, https://www.elartistadelalambre.net/tag/michos/ Y tienes razón, un gato es más un compañero de piso que otra cosa 🙂

    Me temo que tienes razón, TONYERIK, por eso andaba buscando un buen abogado experto en esos temas, un abogado felino, claro. Es extraño lo de los gatos, ¿verdad? Muchas veces, sobre todo los de la calle, buscan comida, pero a veces simplemente parecen elegir a una persona para acercarse y sólo ellos saben el motivo. Me alegra que le hayas decidido disputar el puesto de macho alfa al jefe de la tribu 🙂

  • Luz

    Qué gatos maravillosos, esa negrita, uf.
    Y vaya el lio en que te han metido el gato de la vecina y Amazon, que por cierto, creo que el gato sabe muy bien lo que hace buscando un servidor más amable y quizás seguro. Jo, es que tu vecina no te merece, eh. Yo que tú tomaría una serie de precauciones.

  • Toro Salvaje

    El próximo paquete de Amazon puede ser un explosivo camuflado.
    Esa vecina tiene pinta de no perdonar.
    No cojas más paquetes a su nombre.

    Saludos.

  • Alfred Comerma Prat

    Que no me gusten los gatos no implica que no sepa captar su inteligencia para saber a que sombra acogerse, lo cual ya te indica a que distancia de la vecina te debes de mantener.

  • Beauséant

    Me parece un buen sistema de negocio, TORO SALVAJE, paquetes bomba para vecinos molestos. El problema es cuando el vecino molesto es uno mismo 🙂

    Un servidor, LUZ, creo que lo has descrito a la perfección, me parece que sabe demasiado ese gato, sí.

    Hasta la fecha, ALFRED COMERMA PRAT, el gato me ha parecido más sincero 🙂 Es un egoísta pero lo deja claro y, además, sabe manipularme… creo que me quedo con el gato.

  • mag

    Me encantan los gatos. Yo también tuve en su día una gata negra con una mancha blanca en la frente. Le puse Corpus Christi, Corpus al final porque nació ese día 🙂 Suelen ser muy de sus casas que no de sus dueños que no es lo mismo.

    Respecto a tu relato, creo entender bien al gato solo que él no puede divorciarse, en este caso, coge las de de Villadiego y se marcha a tu casa.
    Me ha encantado la forma de narrar la historia, con esos puntos de ironía. Me imagino al protagonista, sus gestos, los gatos… He disfrutado mucho.
    Un beso enorme.

  • laacantha

    No soy partidaria de tener los animales en piso , los tuve por pura  casualidad , la cual se prolongó hasta catorce años. En lo general es un desastre :  el olor , el pelo, los vómitos, el veterinario, la integridad de  los muebles ,  cables y  zapatos ,las quejas de los vecinos por sus ladridos y maullidos, los paseos obligatorios y no digo nada sobre la pesadilla de los viajes cuando pagas por un mes de su acogida una suma eqivalente al pago de todo el viaje . Intentan dormir en tu cama  y ocupan tu sillón preferido . . Es decir, ¡no se os ocurra meter a algun animal en su piso!

           Peroooo…cuando abro la puerta y ellos los dos me estan esperando en el pasillo , con los ojos de tanta confianza y admiración, cuando no me dejan ni poner el bolso ni quitar los zapatos saltando, ladrando, maullando , besandome y contando sus cosas , entonces me doy cuenta de que así , incondicionalmente , sin esperar nada a cambio y con tanta confianza , no tuve nunca ni una relación amorosa . Sienten mi estado de animo ,   se accurucan al lado cuando me siento triste, saltan  conmigo cuando pongo la música y bailo. Os juro , que entienden todo que les cuento, además en dos idiomas, es totalmente sorprendente.

    Buenos días para todos.

          

  • Beauséant

    Al pobre gato no le pidieron su opinión, me parece a mi, CABRÓNIDAS, creo que habría estado de acuerdo contigo.

    Gracias, MAG, no quería ponerme en plan serio con el texto, pero es verdad que, en las separaciones, los niños y los animales, sobre todo los animales, suelen llevarse la peor parte. A veces nos los quiere nadie o los usan como arma arrojadiza. Por suerte algunos animales saben buscarse la vida.

    El pobre ya tenía bastante con la puñetera pantalla, UNA_VIDA_MUNDANA, pero sí, la última vez que hago favores 🙂

    Según te estaba leyendo, LAACANTHA, iba añadiendo mentalmente un pero a cada una de esas objeciones. Las dos gatas llegaron por casualidad, el día que me falten quizás no haya más animales en casa, no lo sé, según te escribo esto la negrita duerme a mi lado ronroneando de puro gusto y creo que eso compensa todo, me dice que te de recuerdos 😉

  • Krudo

    Un gusto leerte, siempre ocupo un tiempo para hacerlo, no me gusta leerte a las prisas ya qué siempre me pones a pensar o a recordar y esta vez lo hiciste muy bien, nunca he tenido mascotas personales pero un perro de un tío donde venia de vacaciones (ahora vivo acá) le daba de comer (y eso que le tengo mucho miedo a los perros y este era de talla mediana tirándole a grande) hicimos tan buen match qué cuando estaba yo borracho me encontraba donde estuviera e iba por mí, a veces le compraba tacos cuando yo comía para que su espera fuera más llevadera, cuando falleció el perro mi tío me marcó por teléfono y yo solté varias lágrimas, no era mi perro pero nos habíamos llevado muy bien, mi tío me dijo que era mi culpa de la muerte del perro ya qué yo estuve a punto de un accidente fatal en el auto, prácticamente a dos segundos y me decía que el perro dio la vida por mí.

    Te dejo un abrazo muy pero muy fuerte, gracias de nueva cuenta por hacerme recordar.

  • Beauséant

    Si fuese un gato no me creería tu historia, pero a un perro sí le veo capaz de hacer ese tipo de cosas, lo hemos visto muchas veces en otras muchas situaciones, ¿verdad? Cómo decía por ahí arriba, un gato es más un compañero de piso, le puedes tomar cariño y pueden ayudarte mucho, pero un amor incondicional… en el fondo quizás sea menos enfermizo lo del gato, ¿no?

    Un abrazo.

  • Mucha de la Torre

    hola tanto tiempo bello amigo
    después de haber tenido un stroke la vida te cambia\
    No puedo entenderte pero te conozco se como escribes
    y piensas a diario Te dejo un abrazo desde momentos no fáciles como los que estoy pasando ahora

  • Beauséant

    Siento mucho leer esas noticias, MUCHA DE LA TORRE, espero que todo vaya lo mejor posible, ánimo…

    No tiene buena pinta, no, JOSÉ A. GARCÍA, creo que ya he estado ahí antes 😉

  • Beauséant

    Es toda una pantera, ¿verdad? Y sí, es verdad, a veces las soluciones son sencillas, pero cuando te toca cambiar algo que llevas dentro es más sencillo culpar a los demás, ¿verdad?

  • Carmen Troncoso

    Tan lindisimo tu gato, que se lo he mostrado a todos en mi casa, los amo incondicionalmente pero no tengo, por razones de que me muevo mucho de una ciudad a otra, pero aprovecho de acariciar a cuanto minimo pasa cerca, tengo pendiente tener uno y me encanto la entrada, y creo que si, los dueños de los gatos suelen ser mas celosos de los gatos que ellos mismos, jajaja, abrazos cariñosos para ti Beauseant

  • Beauséant

    En mi disco duro, CARMEN TRONCOSO, tengo muchas fotos de gatos callejeros de todas las ciudades que he visitado. En cuanto me acerco a un gato y parece minimamente amistoso me acerco a saludar. Incluso les compró comida si estoy varios días en el lugar… Recuerdo hace años en el sur de España uno que entraba y salía del apartamento cuando le apetecía…

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