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El equilibrio tiene forma de delgada lÃnea roja por la que resulta imposible caminar. Lo supiste hace años. Un lunes, quizá. O el sábado aquel que presentiste por primera vez que el fin de semana serÃa tan largo y tan tenso como la cinta que deberÃas cruzar para llegar a meta. A ti siempre te afloró a los ojos. La tristeza. Ese brillo intenso que convertÃa tus pupilas en dos perlas deslumbrantemente negras. Era tan perturbador mirarte y verte derramar nostalgia por algo que nunca serÃa. Nostalgia y arrogancia. Tu mirada altiva lo murmuraba a gritos. Ni querÃas ni necesitabas braceros para llevar a puerto aquel barco. Y nunca me atrevà a contradecirte. Incluso triste, el concepto de dignidad se superlativizaba en ti y resultaba violento presentar a tus ojos otra verdad distinta a la que tú defendÃas. ParecÃa un insulto al buen gusto, a una norma básica de educación.
Nunca lo lograste. El equilibrio. Nunca conseguiste dar un paseo sobre la lÃnea roja sin abalanzarte finalmente al lado derecho. Al lado de los que aún ganando, pierden. De los que, a sabiendas, juegan partidos amañados. De los que cruzan todas las metas cuando las medallas ya se han acabado.  Cuando ya no queda nadie para verlo.
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9 Comments
Athe
Anda ¿pero es que el equilibrio existe?
Besitos
doctorvitamorte
La arrogancia no conoce de equilibrios.
Cosechadel66
El equilibrio consiste en saber caerse hacia los dos lados.
Carpe Diem
Ybris
El equilibrio nunca se consigue. Quizás ni sea deseable.
Porque es digno caer hacia el lado de la dignidad aunque ya no haya nadie para verlo.
Abrazos.
virgi
Es que esa lÃnea nos la inventamos. En realidad, mejor ni nombrarla. Yo me considero una desequilibrada.
Besitos, a un lado y a otro.
Denavegantes
Muchas veces caminamos sobre una fina cuerda, imitando a un equilibrista al que un soplo inesperado lo hace dudar, o incluso caer, del mismo modo que otro soplo, lo restituye en su equilibrio. Asà caminamos por una fina linea, casi invisible afectada por los vientos. Aunque todos tenemos nuestro propio número de circo.
Vanessa
La tristeza convierte a las pupilas en dos perlas negras…Pero me pregunto de qué color será la nostalgia,… cuál será ese color tan poderoso que ni siquiera la arrogancia puede disimularlo.
Besos.
Vanessa
No todos juegan partidos para ganar. Ni todos llegan a una meta para colgarse medallas…
Salomé
Y pensar que yo siempre he querido ser funambulista…
😉