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rituales

Llevo una semana desayunando en el mismo bar y ya he logrado esa complicidad que sólo tienes en los sitios en los que te has convertido en una cara conocida. El camarero me saluda con la cabeza al verme llegar y ya nos sabemos nuestros nombres, que es lo máximo que estoy dispuesto a compartir con desconocidos.

Me acerco a la barra y hago el mismo chiste de todos los días pidiéndole los sacramentos y algo de beber. Él sonríe como si fuese algo gracioso y finge ponerme el café en un mellado vaso de cristal antes de usar una taza desportillada y desvaída como un urinario público demasiado usado.

El camarero y yo funcionamos con un duo de cómicos bien engrasado… o una pareja cansada camino del divorcio. Nos movemos en esa fina, difusa y peligrosa línea que separa el drama de la comedia.

Me dejo caer sobre el taburete con un suspiro que siempre parece el mismo suspiro y dejo la misma cantidad de dinero sobre la barra: el desayuno y un generoso redondeo hacia arriba.

El ritual de todos los días.

Creo firmemente en esos pequeños gestos que de alguna forma nos anclan al presente. Los humanos no nos matamos porque hemos creado rituales, palabras y señales. Compartí mi vida con un perro durante diez años al que daba los buenos días y siempre, sin fallar ni una vez, me respondía con un ladrido. Decidme que no es algo maravilloso, entregar algo sabiendo que encontrarás respuesta al otro lado.

Después el perro se murió, claro, porque esa es otra lección que no debemos olvidar: no podemos dar nada por sentado. Lo único que diferencia el antídoto del veneno es la dosis.

Recojo el desayuno que agradezco con un gesto y me deslizo hasta el fondo del bar. Hoy tenemos compañía: un tipo enorme, con una gruesa chaqueta de cuero que lleva puesta a pesar del calor y bajo la que se intuyen un buen puñado de músculos y tendones en tensión. Entre las manos, casi desaparecida, se adivina una jarra de cerveza de generosas dimensiones.

El tipo de persona que prefieres tener siempre en tu equipo.

Cuando me acerco descubro unos ojos estrechos y miopes que parecen cubrir con tristeza todo lo que tocan. No hacen juego con el resto del cuerpo, son los ojos de otra persona, una persona que ha ido a otros lugares y luchado en otras batallas. Su hirsuta mata de cabellos rizados esta delimitada por unas gruesas patillas que juguetean traviesas con la comisura de sus labios.

¿Qué fue de las patillas? De alguna manera desaparecieron del paisaje urbano, dejaron de ser algo aceptable socialmente.

El tipo levanta la vista de la cerveza que brilla ambarina bajo la luz de los focos, me saluda con la cabeza y me pregunta que hago en la ciudad porque, de alguna manera, ha adivinado mi condición de extranjero; no me extrañaría que en esta ciudad tan pequeña todo el mundo se conozca. Le señalo la carpeta que llevo bajo el brazo y le respondo con un escueto, recorro el país resolviendo problemas para un puñado de jefes que ni tan siquiera saben que tienen problemas.

El tipo asiente satisfecho y, aunque no he preguntado, me dice que él es marinero. Marino mercante, añade como si fuese una categoría diferente y fuese importante diferenciarla del resto de marinos que habitan en el mar.

Una ciudad extraña para ser marinero, respondo pensando en voz alta, aquí no tienen mar. El tipo ladea la cabeza como si hubiese recibido la señal esperada y añade: sin embargo es un lugar perfecto para naufragar.

Es una pena encontrarme de paso en la ciudad. Este lugar podría convertirse en mi refugio favorito del mundo.

La foto de esta semana, soy consciente, no tiene mucho que ver con el texto. Pero era esa la vista desde la ventana de la ventana cuando lo escribí y, además, ese coche abandonado me parecía un perfecto ejemplo de “naufragio en tierra”.

23 Comments

  • Patricia Plaza

    A veces son los rituales precisamente los que nos protegen del naufragio, y otras veces demasiados rituales son los que nos llevan a naufragar de aburrimiento.
    Me ha parecido brutal la diferencia entre antídoto y veneno, y la descripción de esos ojos “que no hacen juego”, como cuando nos quitamos las mascarillas y de repente eran las caras las que no hacían juego con los ojos.
    Fantástica entrada.

  • अनत्ता 光 心

    “Es un lugar perfecto para naufragar”. La frase es redonda.
    Por la descripción de ese marinero, y sobre todo por su mirada, parecería que la tristeza, las experiencias y la dureza de la vida han hecho vías de agua hasta llegar a su alma.
    Parece que hay que loguearse en el blog… Comentaste que habías hecho unos retoques…
    Soy y no soy (meras palabras, huecas) अनत्ता 光 心.

  • अनत्ता 光 心

    Oye… por cierto… lo de la carpetita e ir viajando en un trabajo donde arreglas problemas misteriosos de tus jefes suena totalmente a película de mafiosos, a uno de esos personajes encarnados por Al Pacino, Joe Pesci o alguien de ese estilo. Suena a explicación dada cuando en realidad no quieres aclarar de qué tipo de trabajo se trata.

  • Toro Salvaje

    Por Ley Divina las mascotas deberían vivir el mismo tiempo que sus amos.
    No sé en qué pensaba el Creador… suponiendo que exista.

    Naufragar es el destino de todos.

    Saludos.

  • El asceta

    Pues, querido, ese coche desvencijado merece un primer plano en blanco y negro. Sus abolladuras seguro que son perfectas.
    Por cierto, ¿No conoces la eterna pugna entre la marina mercante y la de recreo? Hay una enemistad latente entre ambas. Claro, es que eres de secano… Tengo un amigo capitán de barco, Magallanes, y justo el otro día lo mencionó (por eso lo sé porque importar, me importa lo que ya sabes). En cualquier caso, supongo que por eso lo puntualizó el grandullón.

    Los rituales son una muleta de la que nos servimos para tener la sensación de seguridad y, de alguna manera, el piloto automático nos evita pensar, aunque de la misma forma lo que nos da funcionalidad sin demasiado derroche energético también nos quita vida cuando se transforma en neurosis.

    ¿Dónde quedaron las patillas? En el mismo lugar que el anárquico perchero de izquierdas, a la entrada del templo de la tranquilidad. Eso que llaman “ser adulto” o ¿era más bien “ser adusto”?
    No estoy segura, todavía corro con mis patillas de enana. Un abrazo!

  • Beauséant

    Gracias, PATRICIA PLAZA, ese es el truco de siempre, intentar encontrar el punto medio o ahogarse en él. Creo que son necesairos como la rutina, porque necesitamos tener siempre un mapa, una lista de tareas, aunque luego no la hagamos ni caso 🙂

    Los años, अनत्ता 光 心, nos hacen perder vista, pero también algo peor: la mirada. Son los ojos los que reciben todo y en ellos se adivina el cansancio, la tristeza, pero también la alegría o la esperanza… lo que sea que hayamos encontrado en el camino.
    Sobre el blog, sospecho que está adquiriendo consciencia propia, reconozco que me da un poco de miedo 🙂
    Lo del trabajo, sí, me parece que al protagonista la pasa un poco lo que a mi. Le cuesta dar explicaciones porque, sospecha, aburre a todo el mundo cuando da demasiados datos, así que al final es mejor usar una sola frase que, además, da un aire de misterio a trabajos absurdos y burocráticos.

    Esa gente me encanta, JOSÉ A. GARCÍA, tienen al agua al cuello y te dicen que no, que están en la playa tomando el sol, que el agua que casi les ahoga te la acabas de inventar sólo por fastidiar 🙂

    Pues, TORO SALVAJE, no sabría decirte en qué andaba pensando, pero viendo como funciona el mundo casi me parece una falta de respeto hacia él creer en Dios 🙂

    Pensé lo mismo sobre el coche, EL ASCETA, pero era un terreno vallado con un montón de carteles de aviso y tampoco llevaba una lente en la cámara que me permitiese acercarme… me pudo la cobardía 🙂
    “Marina mercante y de recreo”, me encanta esa frase porque hay como un tono de desprecio ahí, ¿no te parece? Lo tuyo no es marina, lo tuyo es entretenimiento.. lo mismo podría decir un profesional de las cosas que escribo o de las fotos que compongo 🙂
    Piloto automático, eso es. Como el entrenamiento en los militares, te dan un montón de reglas y las repites muchas veces hasta que te salen solas con la esperanza de que cuando ocurra algo malo serán ellas quiénes tomen el control de la situación. El problema es que tengo cierta tendencia al anarquismo y mandar a paseo a las cosas en el segundo intento… Supongo que lo de ser adulto es algo que aún no lo tengo dominado… tampoco tengo claro que quiera dominarlo
    Un abrazo

  • Cabrónidas

    Rituales, cuando no costumbres y prioridades. Desde la cubierta el paisaje debe ser espectacular, aunque no veo del todo mal, e incluso necesario, atracar en tierra firme de vez en cuando, o naufragar. Claro está, en la barra de algún bar, como ya cantó el maestro Rosendo.

  • Diego

    Mi ritual mañanero es como el del protagonista de tu espléndido relato, solo que yo le añado un churro, que no deja de ser otro náufrago en la taza de café. La carpeta que lleva bajo el brazo supongo que es otro ritual…
    Y lleva razón el marinero (mercante, que no se nos cabree), hoy hay más náufragos en tierra firme que en el mar. Habrá que volver a naufragar en los océanos, aunque nos ahoguemos…

  • María

    jaja esta vez has jugado al despiste con todo…( no solo con la fotografía : )
    Empezaste dibujando una escena cotidiana, de un día cualquiera, con el ritual consagrado entre camarero y cliente … y sí, ese ritual de entregar algo y que siempre ( o casi siempre) haya respuesta al otro lado, es parte de la magia maravillosa que disfrutamos en este medio ¿ no te parece? ; ) … ¡ de pronto! Tatatachán… aparecen unas patillas y una gruesa chaqueta de cuero en escena y… ¡todo da un vuelco! Tú te vas al fondo del bar ¿quién desayuna y se va al fondo ? jaja va a ser verdad q estabas de incógnito, esperando para cerrar algún negocio turbio, de esos que siempre se cierran en un rincón apartado del fondo .. ¿ sabes qué papel te va? el del personaje que de aquel “abogado reparador” que interpretaba Clooney en Michael Clayton, si no has visto esta peli, búscala. Creo que encajas en ese personaje como un guante jaja En fin que me voy…estábamos en que de pronto emerge en escena el marinero errante y si habías dibujado a la perfección la escena con el camarero, esta ¡ para enmarcar! jaja no sé que pócima estarás bebiendo pero te superas día a día y sí, esa imagen de ese auto “clásico enorme” destartalado con la baderita de España en ramitos de flores delante .. jaja le va de maravilla a este naufragio que tú has llevado a tan buen puerto. Me ha encantado! No sé cómo he podido sobrevivir estos meses sin tus historias ; ) Beso grande!

  • Beauséant

    Desde la cubierta todo es maravilloso, CABRÓNIDAS, hasta que llega la tormenta y entonces todos queremos naufragar,en un bar, sí, a ser posible en un bar.

    Esas cosas que hacemos sin pensar, DIEGO, creo que son las que más nos definen. Se aprende mucho de las personas cuando las observas sin que se den cuenta. Dónde ponen las cosas, el cuidado que ponen al hacerlo… esos detalles.

    Sospecho, TONYERIK, que eso no se elige. Nadie marca en el calendario el día de su naufragio… bueno, alguno habrá.

    Soy yo quién tiene que darte las gracias por tus comentarios, MARÍA, siempre haces los textos más grandes, mejores de lo que salieron de mi cabeza… Fui tomando notas casi en el orden que has contado, luego dejé la historia aparcada porque no tenía fotos. Hace años no me hubiese importado ir sin foto, pero ahora no, ahora todas las historias llevan foto 🙂
    Siempre he querido ser esa persona que cierra negocios turbios en un bar, pero la educación de mis padres, ay la educación de mis padres… ha influido más de lo que quiero reconocer, como mucho puedo robar una taza o un salero.. y, si lo hago, me siento tan culpable que los acabo devolviendo.. La película me suena, pero la apunto, ya lo creo…
    Pero el protagonista, el verdadero protagonista, debería ser el camarero, el pobre lo que tiene que aguantar.. debería hacer una historia sobre él llegando a casa y hablando con su mujer o, mejor, en otro bar donde, por una vez, el sea el cliente…
    Un abrazo enorme.

  • Milena

    Me gusta la palabra ritual, y lo que conlleva… la rutina es más automática, menos disfrutada.
    Unos personajes muy interesantes, todos.
    Y Náufrago es otra fantástica palabra…
    La foto, también, hace que vague la imaginación…
    Muy sugerente todo, muy cinematográfico.

  • José Luis González Varela

    He viajado mucho solo, pero una constante en mis viajes aunque sean de cinco días a cualquier lugar del mundo es encontrar un bar o un café donde crear una rutina a modo de ritual. Y allí vuelvo a estar buenos ratos viendo el ambiente, al paisanaje. Me tomo un café o una cerveza o una copa de vino -según el momento del día- y me dedico a escribir mis impresiones de la ciudad o del país en que esté. Me agrada ir conociendo a la gente, a los camareros, así que entiendo bien esos rituales y esas conversaciones improvisadas con algún cliente o con los camareros. Yo me muevo -viajo- para encontrar un sitio donde quedarme quieto. Es mi máxima viajera. Un cordial saludo.

  • Maria

    La vida es un constante ritual. Todos nos aferramos a ellos. Observamos. A veces hablamos de menos. Otras veces de más. Igual que podemos ser naúfragos también salimos a flote.

    No importa que la fotografía no pegue con el tema. Ya sabes que también viene bien despirtar un poco, además, las fotos no deberían estar siempre compaginadas.

    Un placer leerte, Beauséant. A ver si esta vez sale el nombre.

    Un abrazo.

  • Jo

    y bueno.. viendolo bien esos rituales a veces siento que nos pueden salvar de momentop.
    quizá el tedio, la soledad. el aburrimiento.. el hastio o hasta el encierro..
    que haría yo sin rituales … jeje seguramente tendria una vida mas desordenada de la que ya de por si me quejo,
    🙂

    me gusta comosiempre la descripción y tan cuidadoso de los detalles en la narración.
    casi imagino el ambiente, los objjetos y las forografias que son imperdibles…
    imperdibles.

  • Etienne

    Creo que los rituales son anclajes (vamos con las referencias marinas) a lugares o manías que nos hacen sentir en lugares conocidos, dejamos las aventuras de exploración a gente más osada.
    Mientras que los extranjeros tienen a mi entender dos aspectos que los diferencian del local, la curiosidad del que ve cosas cotidianas por primera vez y la torpeza del que camina mirando para arriba. Fáciles de identificar en la muchedumbre y difícil de imitar para alguien que no es capaz de ver el caracter único de un frente al que ve dos veces todos los días…

  • laacantha

    Los seres humanos somos animales de costumbre y quizá los españoles son más de rituales que los demás. Es mi sensación. Si un español toma el cafe con leche y una magdalena, va a tomarlo todos los desayunos hasta muerte …jajjaj Que los churros se puede comer solamente de madrugada (saliendo de discoteca) o en el desayuno me flipó al llegar a España ¿ y porque no a la hora que me apetezca? El problema de los rusos es que no solemos tener rituales y es nuestro punto débil como una nación. Perdón , por desviarme, los rituales organizan ,en cierto modo, nuestra vida desastrosa. Un abrazo.

  • Beauséant

    Gracias, MILENA, siempre intento dar un estilo cinematográfico a lo que escribo, me gusta que tenga ritmo, no siempre sale 😉 Es cierto que la rutina te hace disfrutar menos, pero creo que es necesaria muchas veces, ¿verdad? No todo pueden ser cambios y sorpresas, no lo soportaría.

    Me gusta mucho tu máxima, JOSÉ LUIS GONZÁLEZ VARELA, viajar para encontrar un lugar donde estar… cuando viajo me gusta mucho hablar con todo el mundo, aunque también lo hago cuando no viajo. Creo que es posible aprender cosas de cualquier persona.. si pudiese tener un don sería ese, el de poder hablar todos los idiomas del mundo, estaría bien, ¿verdad?

    Salir a flote, MARIA, así es… a veces la vida parece empeñada en llevarnos al fondo, pero casi siempre aparece un corchito que nos saca a flote, ¿verdad? Ni tan siquiera necesitamos mucho para seguir flotando. He visto tu nombre, parece que todo funciona, esperemos que eso sea un ritual y dure mucho 😉

    Los rituales, JO, pueden llevar al hastío, al aburrimiento, pero para mi son cosas diferentes. Un ritual es, para mi, una pausa en la tormenta. Pararse antes de tomar el aire haciendo algo que haces siempre… claro, si todo lo que haces son rituales… sí, ahí puedes caer en todo eso… aunque, ya sabes, un poco de aburrimiento no siempre es malo. Del aburrimiento siempre salen cosas interesantes, ¿verdad? Gracias por tus palabras ..

    Una de las cosas que me gustan de la fotografía, ETIENNE, es que te permite ver todo por primera vez, aunque sea algo que ves a diario. Cuando pegas un ojo al visor, lo de siempre se convierte en algo nuevo.

    Es una idea interesante, LAACANTHA, los españoles siempre hemos sido muy de hacer grupo, de juntarnos mucho y de identificarnos a través de los rituales. Y es curioso que digas eso, porque creo que en España estamos perdiendo eso, cada vez somos más individualistas, estamos perdiendo esa pertenencia, nos creemos únicos y especiales… Así que no, no te has desviado del tema, más bien me has dejado pensando 🙂

  • nino

    Hola, Beauséant:
    Tu blog es un lugar amigo para hacer puerto. Lo es en momentos en los que deseas poner los pies en tierra y alejarte de las tormentas rutinarias. Lo es cuando buscas encontrar compañía durante tu travesía solitaria por los malares del destino.
    Gracias por ofrecer buen puerto, Beauséant.

  • Beauséant

    Supongo que eso es normal, MUCHA, los hermanos mellizos al final se acaban pareciendo, ¿no?

    Muchas gracias, NINO, este pequeño rincón es, para mi, también una especie de refugio en la tormenta. Cuando el mundo real grita demasiado, siempre busco el consuelo de llegar aquí y encontrarme con otros naúfragos perdidos en la tormenta.
    Un abrazo.

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