leer,  mirar

Bagheera y Khan

Son dos gatas, una es un tigresa, la otra una pantera. Ambas llegaron de la calle y decidieron quedarse a compartir conmigo sus vidas, así de sencillo. Lo he comprobado muchas veces: existen gatos que buscan ser domésticos, el calor y la compañía, y otros que nunca entran en el redil, prefieren sus vidas breves y libres sin dar cuentas a nadie.

Esas dos formas de afrontar la vida me parecen igual de razonables. En los animales, pero sólo con los animales, ese tipo de decisiones siempre las respetamos. Con las personas no, cuando alguien se sale del camino trazado primero lo aplaudimos con sincero entusiasmo y luego deseamos verle caer. No podríamos soportar verle triunfar en aquello a lo que nunca nos atrevimos.

La gata atigrada elige con alma de actriz los momentos de sus apariciones. Desaparece casi todo el día en rincones que sólo ella conoce y se deja ver para aprovechar el calor de las sábanas en las primeras horas de la mañana, o para buscar un regazo en los momentos de televisión.

La negrita es la que me sigue a todas partes. Al principio, tan pequeña ella, con unos ojos enormes y hambrientos por saberlo todo. Ahora con el gesto ceñudo de quien sabe demasiadas cosas y nada la convence. Quizás esas dos cosas, sabiduría y tristeza, vayan unidas.

En mi orgullo pensaba que me veía como un pequeño dios. Un ente milagroso encargado de su alimentación y juego a cambio de entregarme dosis de cariño escenificadas en pequeños rituales. Empiezo a sospechar que no es así, que existe una preocupación genuina hacia mi persona en tanto seguir mis pasos por la casa.

A veces estoy ante el ordenador y un correo o una revisión me hacen maldecir. Últimamente maldigo demasiado, en frases cortas y en un murmullo, como si tuviese miedo de ser escuchada en la soledad de esta casa que me devuelve un eco extraño que no logro ubicar.

En cuanto ella, la negrita, me escucha maldecir aparece corriendo para mirarme con gesto ceñudo que parece querer preguntarme algo que no se atreve a conjurar con maullidos. Me mira y se sube a la mesa, no es muy ágil y todo su cuerpo parece querer arrastarla de vuelta al suelo, pero nunca se rinde y siempre logra hacer cumbre. Una vez arriba evalúa el terreno hasta localizar algún objeto, cualquier cosa, y lo arroja al suelo con un gesto rápido y preciso.

Entonces sonrío, no importa lo que haya tirado contra el suelo, sonrío. Casi siempre es la primera y la última sonrisa del día.

17 Comments

  • LUZ

    Cuánta debilidad podemos tener hacia un gato, nos hace suyo, indudablemente. Puede realizar lo quiere que detrás de una posible queja sabe que nuestra memoria es pobre.

    Y dos gatas, dos hermosas gatas que han querido compartir es ya el no va más.

    Has eligido dos seres llenos de anécdotas para contar; es tal la cantidad de movimientos, de actos, de saltos, de investigación, de diálogo. De lo inverosímil que siempre tendrán la capacidad de sorprender.

    Me encanta, tanto ellas, preciosas y tú como transmites, tal como es.
    Convivir con el fascinante mundo de los gatos. Yo tengo ahora dos salvajes, uno semi salvaje, y dos más caseros, que no se llevan muy bien entre sí pero todos adoran a la perra y quieren estar con ella
    Así que totalmente identificada contigo además tienes una sensibilidad exquisita. Los que te siguen seguramente repetirán siempre esto último.

    Y que recibas de la negrita la primera y última sonrisa del día…

    Un abrazo

  • Toro Salvaje

    Qué escribirán ellas en sus blogs secretos del mundo gatuno?
    Hablarán del humano que tan bien las cuida?
    Estarán preocupadas por su estado de ánimo?

    Lo que seguro que no querrán es verlo caer.
    Todo lo contrario.

  • Beauséant

    A veces, MYRIAM, hasta me parecen dos razas de animales diferentes. En lo físico y en lo psicológico..

    Muchas gracias, LUZ por unas palabras tan llenas de ídem… Son una buena pareja para compartir la vida con ellas, sí. Entre ellas no siempre se llevan bien, son un poco como hermanos, no se hablan mucho, pero se unen cuando hace falta. Faltaría un perro por aquí, sí, pero los horarios, el tiempo, no sé, parece que todo se complica y es mejor buscar seres que no necesiten tanto de alguien.

    No lo había pensado, TORO SALVAJE, creo que debería empezar a buscar ese diario secreto que tienen y donde apuntan todo sobre mi persona…. Aunque no, no creo que fuese buena idea. Creo que las relaciones que funcionan son aquellas en las que quedan zonas de incertidumbre 😉

  • Maria

    Qué entrada mas entrañable. Me ha encantado. Qué bueno compartir tus días con esas dos gattas. Y aunque a veces son demasiado pegagosas , otras veces tan independientes.

    La mía es blanca y gris. Hace ya años que me la regalaron. Y por el dia, la gusta jugar un ratito conmigo, luego de aparta a dormir
    Y por las noches me espera para dormir conmigo. Es muy mimosa conmigo. Pero es arisca con los invitados y con mi perro. Deben ser celos ja ja ja.

    Un placer estar en tu blog.

    Un abrazo.

  • Paloma

    Son preciosas las dos.
    Y la entrada muy bonita.
    Es verdad que la tolerancia que tenemos con los animales no se la aplicamos siempre a nuestros congéneres. Será envidia?

  • Anonymous

    Acabo de perder a mi pequeñaja, de tamaño, porque era viejita. Y en breve llega a mi vida otra compañera gatuna. Lo de hablar con los gatos es terrible, yo a veces le digo que si no fuera por ella estaría en un loquero de tanto hablar sola.

  • Ses

    Acabo de perder a mi pequeñaja, de tamaño, porque era viejita. Y en breve llega a mi vida otra compañera gatuna. Lo de hablar con los gatos es terrible, yo a veces le digo que si no fuera por ella estaría en un loquero de tanto hablar sola.
    No es que esté repetida, es que se me ha publicado sin nombre, no sé por qué.

  • krudo

    Te seré sincero, es muy complicado para mí, no tengo mascotas y nunca he tenido, en cierta forma no soy fan de los gatos, pero la forma en que describes parece que estas describiendo a hijos, a pesar de ser adoptados o sanguíneos, formados en el mismo hogar o no, todos somos tan distintos…

    Te dejo un abrazo muy fuerte, tan fuerte que puedas diferenciarlo con los demás…

  • Ángeles

    Qué preciosas las dos, y qué bien las describes .

    Dicen que los gatos se sienten los amos de sus “dueños”. Que son ellos los que sienten que deben proteger al humano que vive con ellos. Y quién sabe…

    Lo que está claro es que tu gata se preocupa por ti y no le gusta verte de mal humor. Es increíble cómo procura distraerte para que se te pase el enfado. Es maravilloso.

  • Jo

    Yo me pregunto… que habría sido de mi sin esa compañía felina. Tienen personalidades tan definidas que esa convivencia cercana y respetuosa nos civiliza más con ellas que con cualquier humano.

    Me.gusta

  • Beauséant

    Gracias, MARIA, es verdad, tienen sus momentos en los que necesitan a su humano, pero gran parte del día ni se oyen. A mi me parece algo bueno, no me gusta la excesiva dependencia 🙂 Y lo de dormir con un gatete, reconozco que es bastante pesado porque siempre parece querer estar en el lugar más incómodo.

    La envidia, PALOMA es la causa de casi todas nuestras desgracias, así que sí, supongo que será envidia. Una envidia absurda, la verdad, porque nada nos impide intentar ser un poco más libres, ¿no?

    Buff, eso no quiero ni penarlo, SES, creo que es lo peor de tener alguna mascota en casa, el tener la seguridad de que un día, hagas lo que hagas, no estará… Lo bueno es eso, que nos ahorramos mucho dinero en terapia 🙂 Quizás la entrada se ha repetido por que tengas muchas personalidades (el wordpress a veces hace esas cosas, ni caso) 😉

    Siempre que hablo de ellas, KRUDO, lo hago como si fuesen hermanas de la misma camada. Se nota que no lo son por la raza, claro, pero también porque son muy diferentes y han tardado tiempo en tolerarse. Sé que este tipo de entradas, para los que no tienen mascotas pueden sonar un poco raras. Soy consciente de lo que son, animales, y aunque me deje llevar un poco por lo literario no las humanizo más de lo debido. Lo de tenerlo o no tenerlo no sabría decirte, aportan mucho, eso seguro, pero tienen que gustarte… Gracias, guardo el abrazo 🙂

    Sí hay un poco de eso que decribes, ÁNGELES, una especie de instinto protector y de intentar que hagas las cosas “a su manera”. A veces creo que nos ven como gatos torpes a los que necesitan proteger. La negrita es la más atenta a ese tipo de situaciones, parece que las huele 🙂

    Gracias, FRODO, era la idea.. Y no, no conozco de nada a Carlos Perrotti así que ahora me pongo a ello, gracias por la recomendación.. Con ese nombre, tiene nombre de poeta 🙂

    Es verdad, JO, suena un poco “fuerte” decirlo, pero es cierto, transmiten algo difícil de explicar.

  • Anonymous

    ¿Sabes que, hasta que he leído esta entrada, siempre había pensado que eras hombre? ¡Qué tontería!

  • Beauséant

    Bueno, eso es lo que me gusta de internet, que dependiendo del día puedes ser una cosa u otra… a veces escribo en masculino y otras en femenino y, otras muchas en neutro. Todas las historias son reales y todos tienen su parte inventada, no me gusta encasallirlas en un género concreto… depende del día 😉

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *