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mi corazón

Te entregué mi corazón, ya viste lo poquita cosa que era: una nuececita arrugada que se esfuerza por seguir latiendo aunque lo tenga todo en contra.

No lo quiero para nada, dijiste con desdén. Aún así lo atrapaste entre tus garras y levantaste una valla de silencios a su alrededor. Con sus guardias uniformados recorriendo el perímetro, sus perros fieros y una tierra plagada de minas y carteles de peligro entre los dos.

Después te fuiste lejos, tan lejos como el olvido. Y allí se quedó mi corazón, muerto de inacción entre perros feroces y guardias uniformados.

Y, aún así, no ha dejado de latir. Lo sigo escuchando, ¿no lo oyes?.

Qué poquita cosa era mi corazón.

17 Comments

  • Beauséant

    A veces parece poca cosa, TONYERIK, pero nunca minimices la fuerza de un corazón obstinado 😉


    O qué poquita somos a secas, JOSÉ A. GARCÍA, no lo sé, a veces, a fuerza de decirte lo poco que eres , te acabas encogiendo hasta desaparecer…

  • gabiliante

    Aún lo puedes recuperar. Soborna a las fieras con dulces hasta que se mueran de diabetes, Y cuando lo recuperes, lo entregas a otra.
    Suerte, Sisifo
    Abrazooo Beau

  • Etienne

    Lo leí y se me aceleró el poquita cosa, empezó a golpetear desaforado. No estaba de acuerdo claramente con lo que mis ojos percibían.
    Somos lo que somos y podemos ser más todavía si lo deseamos. El tema es entregar el regalo a quien se lo merezca.
    Abrazooo!

  • Toro Salvaje

    Siempre miramos, yo el primero, estos desajustes amorosos desde el lado perdedor, aunque no tengo muy claro si realmente es perdedor.

    Lo que no solemos hacer es escribir sobre quienes nos entregan su corazón y no lo queremos…
    Eso es duro para escribirlo.

  • Beauséant

    Has dado en el clavo, GABILIANTE, en el fondo nadie quiere quedarse con el pobre corazón, va rodando de mano en mano. A veces despechado, a veces despechador… pobre corazón 😉


    El corazón también es muy temperamental, ETIENNE, le ves ahí, tan poquita cosa, y dan ganas de acogerlo, pero a veces se acaba volviendo una carga molesta, ¿no te parece?


    Así es TORO SALVAJE, a veces nos golpean, a veces golpeamos.. ni siempre víctimas ni siempre verdugos… Pero, claro, cuando escribes, ¿de qué vas a escribir?, pues eso, de tu versión, ¿verdad?


    ¿Acaso hay diferencia, CABRÓNIDAS?

  • María

    BEAU, si lo sigues escuchando, no puedes terminar hablando en pasado de tu corazón ; ) Si alguien desprecia un corazón , con la displicencia con la que lo hacen en tu fantástico micro ilustrado, no es que no se merezca que le entreguen ningún corazón, es que no se merece.. ni los buenos días! ; ) Aunque por lo que cuentas, me temo que la/el que tiene el problema con su corazón es ella/él, con tanto perro y tanto guarda a su alrededor. Hay personas que por no querer, no se quieren ni a ellos mismos, vamos, que no se soportan, por eso, es verdad, parece que llevan en la cara un cartel que dice, ¡peligro, manténgase alejado! .. que muerdo! jaja como los carteles de las casas amenazando con perros para ahuyentar a todo el mundo ; ) … o a lo mejor lo hacen, para autoprotegerse .. porque son unos gatitos y tienen que parecer fieros, sin serlo, qué se yo! esta vida es un completo enigma : ) Un beso!

    PD
    Estoy de acuerdo con MIGUEL : )

  • Etienne

    Jaja, es verdad que a veces dan ganas de echarlo a patadas, se pone insistente, molesto es poco, chacotón e irónico. Pero no lo desalojo porque la mayoría de las veces termina teniendo la razón que ni la misma razón entiende…

  • Beauséant

    Eso es cierto, MIQUEL CARTISANO, pasa lo mismo con los regalos o con los pequeños detalles. El que alguien te deje el último trozo de chocolate de la tableta es una gran muestra de amor, por pequeño que sea el cuadradito, ¿verdad?


    Hay personas así, MARÍA, incluso, aunque no quiera reconocerlo, así habré sido yo algunas veces. Personas que no quieren algo, pero se lo quedan, lo guardan sin usarlo, lo desprecian, en vez de dejarlo en libertad. Quizás ni tan siquiera puedan quererse así mismas, es cierto.
    Y claro, hacerse un caparazón y esconderse dentro es la mejor forma de defenderse contra el mundo, pero te pierdes una gran cantidad de cosas. A veces no queda más remedio que entregarse y cruzar los dedos.. y, por más golpes que se reciban, no dejar de hacerlo… Qué complicado es todo, ¿verdad?


    Me alegra, MUCHA, que hoy toque crítica positiva 🙂


    Hay que quererle como es, ETIENNE, no queda más remedio. Tiene sus razones y hay un método en su locura… otra cosa es entenderle, claro, a veces creo que no se entiende ni él 😉


    El corazón anhela quemarse, RODRIGO, y el cerebro, protegerse. Así andan los dos, de discusiones todo el día intentando imponerse… RODRIGO

  • Joselu

    Soy un furioso crítico con la cultura grafitera pues el noventa y cinco por ciento de la misma es pura basura, fea y distorsionadora de la ciudad. Sin embargo, hay un cinco por ciento que merece la pena y mucho como este grafiti en torno al cartel de Danger Keep Away. Han logrado una preciosa metáfora visual que justifica la intervención pictórica. Supongo que lo que pasa es que entre los grafiteros hay una gran masa de mediocres y una parte, mínima, de verdaderos poetas. Tu oportunidad de la foto evidencia que advertiste la creación poética llevada a cabo por el artista anónimo que conectó el mensaje de advertencia con un corazón y unas manos que lo cuidaban -creo percibir- o apresaban. No sé qué cosa sea nuestro corazón. Los hay más grandes, medianos y pequeños. El mío no es muy grande, tal vez como esa nuez que caracteriza al protagonista de tu relato -casi un microcuento- excelente. Lo importante no es la dimensión del corazón sino que laminado por un cuchillo adecuado sangre más o menos. El mío lo sangraron de muy pequeñito y ya nunca pudo crecer. Pero, no obstante, se hace lo que se puede.

  • Beauséant

    Se empeña en vivir, Ángeles, creo que eso es lo que hacen todos los corazones, seguir viviendo vengan como vengan dadas. Es un empeño un poco suicida, pero es algo hermoso a su manera.


    No suelo hacer fotos de grafitis por ese mismo motivo, Joselu, porque la mayoría de las veces son rayones feos que destrozan los sitios. Hay excecpciones como el caso de la foto, me pareció una imagen muy potente y con mucha intencionlidad (no cubrió con pintura las advertencias)

    Me ha dado un poco de escalofríos eso de laminar el corazón. Hay personas que parecen expertas en hacerlo, ¿verdad? Van sacando pequeñas lonchas, poco a poco, hasta dejarlos en nada. Y es extraño, porque el corazón no deja de latir, cada vez es más pequeño, cada vez lo hace más despacio, pero sigue latiendo.. los corazones que sufren de pequeño ya no crecen, eso es cierto, se quedan agazapados como el animal herido que son. Por suerte, a veces, alguien los cobija y les da calor, no perdamos la esperanza, el corazón no la pierde.

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