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… just do it

He perdido el norte. Como quien pierde las llaves de casa, yo he perdido la razón. No recuerdo un motivo para reír… pero río. No tengo amigos a quienes llamar… pero marco el número de teléfono de desconocidos y les cuento que soy un cocodrilo que acecha a otros cocodrilos, que les vigilo agazapado en alguna esquina y me lanzo sobre sus cuerpos reptantes en el momento más inesperado. He perdido la cabeza y soy un pequeño saurio a la caza y captura del gran saurio. Y me estoy quedando solo. Poco a poco. Irreversiblemente solo. Rodeado de suelos y paredes forrados con piel de cocodrilo. Irremediablemente solo. Y tú lo sabes… y tanto que lo sabes. Sabes que no puede ser. Que tú y yo somos cocodrilos y que cazamos cocodrilos como deporte, que mientras tú les persigues con inexorable persistencia, yo escucho sus cuerpos reptando. Con la esperanza de que vengan tiempos mejores. O no. Y sonrío. Otra vez. Quizá eso sea lo más grave, querido, que sonrío. Quizá por, o a pesar de que somos los cocodrilos a los que temen los demás cocodrilos

 


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11 Comments

  • adictaacruzarenrojo

    Cocodrilos comprando cartelas de piel de cocodrilo…. algo falla, alguien pierde…, pero siempre hay alguien que gana…quizá esa sea la pregunta….quien gana aqui?
    Un beso rojo(con cartera de plástico)

  • Eloísa

    ¿Y por qué no habría de reir? ¿Hacen falta razones para lo contrario?…mmm..curiosa la coincidencia de la sonrisa

  • Enrique

    llevaba mucho tiempo sin pasar por tus letras y no es que me sorprendan es que son exquisitas amigo mío.

    Algunos no somos cocodrilos ni les tememos a los cocodrilos, ni cazamos ni nos dejamos cazar. Dejamos de ser predadores hace tiempo….quizá cuando se nos cayeron los dientes.

  • prazsky

    Se te ha olvidado que también escribes cartas con remitente a desconocidos, que a veces reciben respuesta. Tu casa no sólo son pieles de cocodrilos.

  • ipathia

    Y quien no sea cocodrilo que tire la primera piedra… pero me aparto, que estoy harta de ser la más mordida.
    Ah la sonrisa… ésa es inevitable, imprescindible diría yo!, como los luchadores de Bertold Brecht.

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