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tres ratones ciegos

Tres ratones se han reunido sobre mi mesa al calor del sol de la primera hora de la mañana. Hablan de sus vidas, vidas sencillas, vidas de ratón. Los tres son ciegos, pero cada uno lo es de una manera distinta.

El primer ratón nació ciego, su mundo se compone de olores y sensaciones que llegan en oleadas químicas hasta su hocico.

El segundo se niega a ver. Cierra los ojos y espera que al abrirlos todo lo malo haya desaparecido. Ese truco tan sencillo casi siempre funciona bien y cuando no es así se pone muy triste. Son unos ojos que sólo reflejan el mundo, no lo asimilan, nada se queda retenido en ellos.

El tercer ratón sólo ve lo que quiere ver, nada más. Suple su estupidez con una imaginación desbordante que le hace ver manjares y palacios donde otros ven descomposición y ruina.

Mi gato se sube a la mesa atraído por el parloteo incesante de los tres roedores y mira desafiante al pequeño grupo reunido sobre la madera.

¿Qué es eso?, grito el primer ratón olfateando el aire confundido.

Aquí no hay nada, aseguró el segundo ratón que miraba fijamente al micho.

Vienen a darnos de comer, dijo muy contento el tercero.

El gato desplaza sus ojos fieros y amarillos del pequeño grupo hasta los míos y ladea la cabeza con curiosidad buscando mi complicidad. Asiento levemente y el felino se abalanza sobre el grupo de ratones y los despedaza ahí mismo con sus afiladas garras, tris tras, y ya no están.

Tres ratones ciegos es una de esas canciones infantiles inglesas, extrañas, retorcidas y aderezadas con un toque macabro.

Es, además, el título de un libro de relatos de Agatha Christie.

Three blind mice,
Three blind mice,
See how they run!
See how they run!
They all ran after the farmer’s wife,
She cut off their tails with a butcher’s knife;
Did you ever see such a horrible sight?
As three blind mice.

13 Comments

  • Carmen Troncoso

    Querido Beauseant, a pesar de que me cargan los roedores, me ha encantado esta entrada, me ha hecho reir a carcajadas, es fresca y crujiente como la primavera. Ame la foto del gatito, es un acierto! Abrazos floridos para ti!

  • Beauséant

    Gracias, ARTUR RH, tiene sus problemas cuando la realidad te toma por el cuello y te obliga a mirarla a los ojos. Si logras escapar siempre de la realidad, no es mala alternativa.

    Has descrito muy bien lo que intentaba explicar, CABRÓNIDAS, el texto vino de una conversación de trabajo que era un poco así 🙂

    Muchas gracias, CARMEN TRONCOSO, quizás no has conocido a los roedores adecuados. En el campo hay muchos ratoncitos pequeños y peludos que parecen muy amigables 😉 El gatito es un amor, eso seguro, no hay roedor que le haga sombra.

  • Gabiliante

    Lo del gato que pide permiso para hacer algo, me chirría (los gatos me gustan, pero no tengo, ni los conozco mucho). Pensé que tú también eras un gato, pero lo imaginé, no hay nada en el relato que iindinue eso.
    Los tres tipos de ceguera de los ratones me pareció genial. Abarcan a casi toda la población, incluso la vidente (sobre todo la vidente)
    Saludoss

  • Beauséant

    Habría sido una buena idea lo que comentas de que el narrador fuese un gato, no lo había pensado porque orienté el texto a lo que comentaban ahí arriba, el proletariado, sus perros guardianes y los trabajadores… Efectivamente, un gato nunca buscaría aprobación, por eso use la palabra complicidad, el gato pensaba matar a los ratones desde el principio, pero le apetecía que, además, alguien le dijese que adelante, que estaba bien hacerlo 🙂

    Muchas gracias 🙂

  • Beauséant

    A veces tienen hambre, a veces sólo quieren destruir cosas, AMAPOLA AZZUL, con los gatos es complicado saber dónde acaba una cosa y empieza la otra 🙂

    Ni de los perros, ni de los gatos, TORO SALVAJE, ni de los gatos que dicen ser perros ni.. bueno, ya me entiendes 😉

    Un placer, ANNA

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