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lugares comunes

En el primer texto del año pasado hablaba de una nieve que me había robado el territorio sepultando los lugares conocidos y todos sus puntos de referencia.

La nieve de este año me ha sorprendido muy lejos, en un territorio extraño para mi que sólo conozco cubierto de nieve. Ahora la situación es la contraria: no tengo forma de saber que se oculta debajo.

Miro los mapas y hablo con la gente en las cafeterías, me informan de caminos, ríos y cruces, pero cuando miro el horizonte todo es un blanco infinito que parece querer abarcarlo todo.

Los pasos crujiendo sobre la nieve, esa sensación de ser la primera persona en llegar allí que es una pequeña mentira que nos regala la nieve. Unos pájaros cruzando el cielorraso y que callan de repente a la espera de algo importante. El sonido de tu respiración formando señales de humo que se arrastran con la primera brisa de la mañana.

Al fondo del valle, una casa, una cabaña en un claro del bosque que espera nuestra llegada con las luces encendidas como un faro y al lado un río con agua cristalina.

Todo lo que veo parece la promesa de una recompensa, de una chimenea encendida y de alguien que te espera con una sonrisa para secarte la soledad y curarte el cansancio.

Son lugares comunes, no hace falta estar en ellos para imaginarlos hasta el último detalle con sólo cerrar los ojos. Los hemos construido sobre películas, novelas y un extraño sentido de la felicidad que parece conectar a todos los seres humanos.

Cierra los ojos y piensa en ese tejado cubierto de nieve, el canto del río contra las piedras, las luces amarillas de las ventanas, cálidas contra el frío de una noche que ha llegado casi de repente.

Lugares idílicos que asociamos con momentos de pura dicha. Da igual que nunca hayas estado en esa casa, sabes lo que encontrarás dentro, no importa que nunca cruces ese río, ya lo oyes cantar en tus oídos.

Pasamos demasiado tiempo intentando llegar a esos lugares que quizás no existan, a los que nunca llegaremos, cuando quizás lo único real sea esa nieve que borra el territorio, el sonido de nuestra propia respiración y nuestros pasos abriendo un camino nuevo y diferente cada vez.

Porque son ellos, nuestros pasos, los que abren el camino. Al igual que el camino no existía antes de empezar a caminarlo, la felicidad no existe hasta que no empiezas a buscarla.

17 Comments

  • Luz

    Te has dado cuenta de lo que has escrito… Me he quedado dentro de los paisajes (imágenes-letras) y cuesta irse. Ya cuando decides hacerlo te llevas todos los interrogantes.

  • Beauséant

    Eso es cierto, CABRÓNIDAS, pero los años me han enseñado que eso no siempre es suficiente, a veces persigues algo con todas tus ganas, lo intentas hasta quedarte sin aire y… nada. Aunque sí creo que hay que seguir intentándolo, una y otra vez…

    Gracias, LUZ, quería empezar el año creando un pequeño rincón lejos de todo. Ya vendrá el año a imponernos su realidad, pero mientras tanto respiremos un poco 😉

  • Toro Salvaje

    Para reflexionar…
    Buscar lo que no existe es asegurar la frustración.
    Quizá deberíamos esperar menos de los espejismos a los que nunca llegaremos y buscar más dentro de nosotros mismos.

    Saludos.

  • José Luis

    “Caminante no hay camino se hace camino al andar”
    Bonitos paisajes has recreado en tu texto, paisajes mágicos, pero como dice Toro, tenemos que buscar más dentro para construir lo de fuera.

  • Gabiliante

    Os imagináis algo más horrible que un desierto de arena bajo un sol abrazador? El de la foto.
    El desierto de arena también borra los pasos. Los pasos se borran para quie el siguiente vuelva a caer en la trampa. A veces nosotros mismos, el único animal… avanzamos solos por la vida repitiendo los errores, porque es como somos.
    Y un oasis mas salvador que el de la foto?
    La nieve es horrible
    Y firma uno de piel blancaquetecagas
    Saludos

  • beauseant

    Así es TORO SALVAJE frustración, creo que esa es la palabra en torno a la que giran gran parte de nuestras vidas. En eso estoy, buscando dentro, pero tampoco tengo claro si de ahí sacaré algo 🙂

    Pesaba justo en ese poema cuando escribía el texto, JOSÉ LUIS, es un resumen perfecto de todo lo que quería contar. Sigamos buscando, sigamos pensado y, sobre todo, sigamos caminando.

    La nieve me apasiona, GABILIANTE, pero estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. En cuanto salgo a un campo nevado, aunque sea al lado de casa, me invade esa sensación de soledad, de estar sobre la piel de un animal salvaje que parece dormido pero que no tendrá piedad como dude o tenga miedo. Es extraño, me gusta caminar a solas por la nieve y me aterra a partes iguales… y cuando llega la noche, cuando no tienes clara la distancia ni la orientación… es imposible no sentirse una motita de polvo, ¿verdad? Muchas gracias.

  • Krudo

    Me hiciste recordar que en cierto lugar de Guadalajara Jalisco, Mexico, en una barranca existe un pueblo fantasma, cuando he ido voy con la idea de buscarlo pero después pienso “¿Para qué perturbó la mística del lugar? ¿Qué gano con dañar ese pasado?…

    Te mando un abrazo de esos que te recuerdan qué uno no se encuentra solo.

  • Beauséant

    Dicen que la libertad ni se mendia ni tiene precio, José A. García, pero es verdad que, viendo nuestro día a día, eso no es cierto. Cómo bien dices la entregamos a cambio de muy poco.

    Haces bien, KRUDO, en general nunca es buena idea rebuscar en el pasado, ni en el propio ni en el ajeno. Hay ciertas cosas que viven mejor en el olvido y no nos necesitan para nada…

  • Frodo

    Buenas palabras para empezar un nuevo año.
    Tanta nieve para este hemisferio lo hace todavía más mágico el anhelo de encontrar ese lugar.
    Habrá que acortar la distancia entre la expectativa y lo que vamos logrando, paso a paso…

    Buenas fotos
    Abrazos!

  • Carmen

    Yo he pisado la nieve virgen y he seguido el camino hasta esa casa encantada dónde te espera la calidez del fuego y la sonrisa de los que te quieren. Puedo imaginarlo de nuevo, a través de tus palabras y de mis propios recuerdos. Y es maravilloso. Porque yo lo he vivido, allá, en un pueblecito segoviano, cubierto de nieve, en enero.
    Qué preciosidad de relato. Me ha transportado a mi niñez de nuevo.
    Un abrazo

  • Beauséant

    Paso a paso, FRODO, esa es la clave de todo, la filosofía de los hobbits 🙂 un pasito detrás de otro y seguro que acabas llegando a algún lado. Con nieve, sin nieve, eso es imposible saberlo al partir

    Me alegra mucho haberte traído esos recuerdos, CARMEN, los míos son muy antiguos, están borrosos y contaminados, pero me alegra que el hilo que te une con los tuyos no se ha roto, espero que no lo haga nunca. Muchas gracias.

  • magadeqamar

    La nieve tiene el mismo encanto de lo efímero y puede ser tan cruel como una caricia dulce dada a destiempo. has descrito una paisaje reflexivo, una evocación para mirarse por dentro. Es como sentirse desnudo en medio de la nada, mirando alrededor en busca de algo que está en alguna parte pero no sabes dónde ni qué es, y se ha de seguir caminando porque solo cuando se halle, se sabrá qué es.
    Un beso enorme.

  • Mucha de la Torre

    me gusta leerte
    Y cada vez que lo hago veo tu escrito como diferente Depende del dia el ambiente y lo que me va pasando Un abrazo desde Un dia nublado cerca del mar en la playa de un Miami lloviznado

  • Ses

    Es un poco el deseo de algo que no podemos tener, y cuando lo poseemos deja de tener sentido. Mejor que disfrutemos de los lugares.

  • Beauséant

    Gracias, MAGADEQAMAR, por una descripción tan bonita. La nieve me provoca exactamente eso que comentas, unas ganas de indagar dentro de tu cabeza, una actitud reflexiva ante la vida. Quizás porque ante algo tan blanco no queda otra que hacerse muchas preguntas sólo eso, el seguir caminando y caminando esperando llegar a alguna parte.

    Miami bajo la lluvia creo que también debe ser un lugar muy reflexivo, MUCHA DE LA TORRE, casi , casi me lo estoy imaginando… Un abrazo.

    Por desgracia, SES, me declaro culpable de eso mismo, corres y corres para tener algo y una vez que lo tiene, bueno, pues quizás no era para tanto… Menos mal que me tomo a risa, pero provoca mucha frustración 🙂

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