leer,  mirar

los pasos de un suicida


Segunda y última parte de una historia que comenzó con los lobos.


Tienes las líneas de la mano demasiados finas, le dijo la adivina, la gente como tú suele morir de manera trágica. Y él allí, sentado con la mano aún extendida bajo la luz mortecina que cubría los rostros como máscaras comprendió que era cierto. Que siempre había sido cierto, tan cierto como supo la última vez que se asomó a los ojos de su padre que terminaría por ahogarse en ellos.

Todo era cierto y ya no valía el engaño ni la huida.

Su vida era eso, un puñado de certezas que acumulaba sin saber colocar en parte alguna. Había quedado atrapado en aquellos ojos y no había mapas ni miguitas de pan que ayudasen a encontrar la salida.

No tengo miedo, se dijo, y lo repitió tantas veces a lo largo de los años que esa frase acabó por sonar creíble. Estaba perdido y no tenía miedo, todos sus héroes de la infancia le habían enseñado que no se llegaba a parte alguna siguiendo un mapa.

Otra certeza más: debes seguir tus propio camino como yo ahora sigo el mío. Esas fueron las últimas palabras de su padre, las llevaba tatuadas en el corazón y aún ardían como viejas cicatrices. Eran palabras finas como latidos colgados de un hilo. Tan finas como las líneas de su vida porque los pasos de su padre eran los pasos de un suicida.

Necesitas la sangre de un lobo para cazar a otro lobo, le explicaron los ancianos que vivían en las montañas. Todos ellos vetustos, arrugados como papeles olvidados y poseedores de una sabiduría que estaba escrita sobre viejas heridas. Parecían dueños de algo que el resto del mundo aún no alcanzaba a ver.

El rastro congelado de los arroyos, los borrones fugaces de los pájaros cruzando el cielo… para aquellos ancianos todo era una señal. Cuando abrió sus manos para mostrar las líneas de la vida asintieron en silencio y le acogieron sin palabras.

Todas esas certezas, ahora lo comprendía, le habían llevado hasta ese momento preciso. Encima de la mesa aún aguardaba la bala con la que jugaba nervioso desde hacía horas. Una bala brillante y perfecta, pero demasiado pequeña para todas las plegarias encerradas en su interior. A su lado, irremediablemente unidos, descansaba un revolver con las fauces abiertas en espera de alimento.

Fuera los pájaros dejaron de graznar, algo enorme se arrastraba en el exterior. No emitía sonido alguno, pero él había aprendido a escucharlos: el truco era dejar de usar los oídos.

Hizo girar el revólver como una ruleta sobre la mesa y en su último giro acabó apuntado a su corazón. No pudo evitar una sonrisa que era el cierre de todas las sonrisas.

Dejó caer la bala en el revólver con un chasquido metálico y apagó la pequeña lampara que iluminaba la habitación.

Entre los árboles ya no se escuchaba ningún sonido, era un juego y ese juego lo perdía el primero en equivocarse. Apretó el revolver entre sus manos frías e intento invocar todos los rostros que alguna vez le dieron calor… aquellos ojos en los que hubiese querido hundirse y que ya no podía encontrar en parte alguna, las palabras que nunca llegaron a ser reales… se había quedado solo y era el momento de cerrar todas las líneas en ese punto oscuro sin fondo donde todo se ahogaba.

Que así sea, se dijo. Abrió la puerta de la cabaña y el frío salió a recibirlo como si hubiese estado esperándole desde hacía años.

Él supo que era cierto, que siempre lo había sido.

14 Comments

  • Mucha

    ¿que piensas? ¿ que esperas?¿cómo te ha ido?
    El número va a cambiar pero la vida no cambia el que tiene que cambiar serás vos.
    cuando te conozcas
    cuando los textos sean mas claros
    cuando no tengas miedo a mostrarte
    Cuando la magia del escribir haya …
    Lo mejor del mundo
    salud y el resto lo ponés vos

  • Paloma

    Dejar la vida cuando a uno le dé la gana me parece una opción tan buena como la de quedarse hasta el final. Lo malo, siempre, es sufrir.
    Pero si algunos suicidas supieran que su sufrimiento es temporal no se irían.

    Muy bien escrito el relato, da gusto leerlo pese a lo trágico que es. Me he mirado las líneas de la mano, no sé si son finas.

  • Mento

    El siempre es fácil con un reloj sin manillas. Me gustan los que marcan horas dispares formando el triángulo del equilibrio entre la línea de la cabeza y el corazón. ¿Intencionado?
    El texto es bueno, menos abstracto que la imagen, más directo, claro. A mi me gusta. Literalmente queda muy bien lo de la línea fina de los pasos de un suicida. Aunque (🙃😉) discrepo. Los pasos de los suicidas son anchos, con una firmeza y una impronta que marcan el camino que recorren con amplia marca, aunque la razón de sus destinos sean difíciles de interpretar. Si tuviera que buscarle el sentido a esta vida, me ayudaría de los pasos de un suicida. Nadie plantea más preguntas que ellos al hecho de seguir viviendo, una filosofía a veces desaprovechada, porque es lo diferente a lo estipulado una vez más.

    ¿Son tuyos esos relojes? Me gustan mucho.
    Saludos.

  • Beauséant

    Tomo nota, Mucha, tomo nota 🙂

    Gracias, AMAPOLA AZZUL, quería terminar la otra entrada, cerrar el bucle por decirlo de alguna manera

    Finas o no, PALOMA, eso no importa, no es algo que podamos decidir, lo importante, lo que sí podemos decidir es lo que hacemos con ellas. Supongo que el sufrimiento no, el sufrimiento nunca se decide, ¿no?

    La imagen ha quedado un poco abstracta, MENTOcuando la hice lo tenía muy claro, pero sí me preguntas ahora lo mismo no tengo muy claro lo que quería decir 🙂 Me van regalando relojes que no funcionan, trastos vetustos de usos ya perdidos, me gusta guardar esas cosas, hacerles fotos…
    No lo había pensado, me gustaba la imagen de las líneas finas, pero lo mismo son gruesas.. para mi son finas porque, claro, son vidas frágiles, vidas que no llegan al final que deberían, pero es cierto que dejan una gran huella, que afectan a las líneas de la vida de aquellos que les rodean. Lo he dicho muchas veces, pero tengo un gran respeto por los suicidas, es la decisión más dura, más irreversible que tendrás que tomar y si alguien lo hace, buff, es casi impossible imaginar todo lo que había en esa cabeza.

    No existen armas, TORO SALVAJE que te permitan escapar del pasado, borrar de un plumazo toda la carga que pusieron sobre tus hombros. Existe la huida, la escapada, el borrarlo todo, pero nada de eso es definitivo.

  • Anonymous

    Curioso que el protagonista afirmara no tener miedo, yo le preguntaría: no tienes miedo a la muerte, sin embargo ¿ tienes miedo a asumir el pasado? a vivir un futuro? a asumir la vida?
    Ya ves, tus relatos son tan buenos que siempre acabo hablando con los protagonistas o apenándome de su futuro o falta de él…

  • Carmen

    La historia conmueve.
    Los suicidas me parecen muy valientes,tomar una decisión así…ufff

    La fotografía es una M-A-R-A-V-I-L-L-A
    Felicitaciones por todo!

    Besos.

  • Alma

    Este es una tema difícil de enfrentar. ¿Quién podría ser yo para opinar de una desición así, tan tremenda? …nadie. No me gusta juzgar, no lo hago, con nada ni con nadie; creo que cada uno sabe lo que carga, lo que duele.
    De verdad, complicado de comentar.

    Aprovecho la oportunidad, para desearte unas muy felices fiestas (https://subefotos.com/ver/?350edd2ece7163bf0ee293d40c799de0o.jpg), que más allá de todo sean días de ser felices de estar vivos y con deseos de seguir adelante.

    Un beso, y felicidades.

  • Beauséant

    Yo también suelo hablar con los protagonistas, MANUELA FERNÁNDEZ, muchas veces incluso discuto con ellos porque se empeñan en hacer cosas raras 😉 Creo que sí, que a veces le tenemos más miedo a las cosas que implica la propia condición de estar vivos y algunas de esas personas creen que con su muerte tendrán solución todos sus problemas. En cierto modo puede parecer cierto, pero no deja de ser una mentira, lo normal es pasar todos esos problemas a los que quedan detrás, a los vivos.

    Muchas gracias, MUCHA.. un abrazo.

    Es complicado, ALMA, para mi también lo es. Escribirlo es una forma de reflexionarlo, de pensarlo, pero tampoco encuentro respuestas claras. Opino como tu, existen cosas que no podemos juzgar, y conformo me voy haciendo mayor, más cosas de esas me voy encontrando. Espero que estas fiestas te traigan muchas respuestas y pocas preguntas 😉 Un abrazo enorme.

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