leer,  mirar

gatos para días de perros

Cuando decides vivir con un gato (*) firmas un contrato por el cual te comprometes a alimentarlo, acariciarlo y a permitir que desordene tu vida, y ellos… bueno, ellos por su parte te esperan cuando vuelves a casa tras otro día sin sentido, y te miran y maúllan a la espera de que te sientes en su sofá favorito para subirse encima tuyo y recordarte que las cosas no son tan malas con un gato esperando en casa.

Hablo de esos días desperdigados por el calendario que son como asomarse al pozo donde desaparecen los años en busca de una respuesta que nunca termina de llegar. Días que finalizan siempre en un piso que descubro demasiado grande y sin vida, un lugar al que no quiero volver… pero nada más cerrar la puerta oigo unos pasos furtivos a mis espaldas y no puedo evitar sonreír: voy al dormitorio y tiqui-tiqui, los pasitos tras de mi, giro hacia la cocina y tiqui-tiqui ahí siguen, incansables. Esos pasitos hacen que todo lo malo quede al otro lado de esa puerta.

Es la gatita, la negra, que con su alma de gato cronopio intuye esos días y decide perseguirme inmarcesible mientras finjo ignorarla. Es un juego que no dura mucho porque al final siempre me gana y termino parándome para arrodillarme a la altura de esos ojos enormes y ambarinos. Nos observamos y ella se sienta sobre su cola enroscada, me mira sin un parpadeo y emite un único maullido, algo a medio camino entre una interrogación y una orden. Después me vuelve a mirar, como para asegurarse que lo he entendido todo correctamente y desaparece sin dar más explicaciones.

Creo que es su forma de darme ánimos, de decirme que no estoy haciendo tan mal toda esa locura de vivir. Que ella tampoco entiende muchas cosas y aún así no deja de pelearlas porque al final todo habrá merecido la pena y que estaremos juntos en ese camino.

De esos días en los que me gustaría ser la persona que mi gata se cree que soy.

(*) imperdonable desliz, todos sabemos que es el gato quien decide vivir contigo por motivos que sólo ellos conocen.

17 Comments

  • Alfred

    Teniendo en cuenta que no me gustan nada, pero nada, los felinos caseros. Creo haber entendido el motivo que subyace en el post, el cual encuentro muy interesante.

  • María Dorada

    Me he sentido en parte identificada contigo, porque yo tengo uno, aunque no negro, sino blanco, pero el color es lo de menos, lo que importa es la compañía que te hace, y el cariño que te demuestra, aunque siempre pensé, hasta que tuve el mío, que los gatos eran ariscos y poco cariñosos, y cuando tuve el mío, comprendí que eso era incierto, porque es un animal muy cariñoso y mimoso, lo que pasa que le gusta su libertad, como también a las personas nos gusta la nuestra, pero son unos animales muy inteligentes.

    Me alegra mucho leerte una entrada sobre el gato y sobre esa compañía que te hace, siempre cercano, siempre siguiéndote, menos cuando está dormido jajaja.

    Qué texto más bonito, un placer leerte.

    Un beso.

  • Beauséant

    Gracias, Alfred, creo que el motivo que has descubierto es que, bueno, muchas veces necesitamos simplemente sujetarnos en cosas o personas y creer que de verdad aguantarán nuestro peso.

    Mi teoría con los gatos, MARÍA DORADA, es que existen gatos que quieren formar parte de una vida humana, estar en una casa, atendidos y recibiendo cariño y otros no, otros son gatos salvajes y nunca te aceptarán. Los primeros, como bien dices, siempre te sorprenden porque dan más de lo que uno podría pensar. Y, bueno, la gatita de la foto, a veces es un poco pesada, pero lo llevo bien 😉 (muchas gracias por pasarte)

    Es frase, Jo, es muy, muy buena 🙂 Lo mismo andan tramando algo a mis espaldas y alucinando de que no me haya dado cuenta . Me apunto la frase, mira que me gusta Neil y no la recordaba, gracias.

    Gracias, TORO SALVAJE, ahora es mi responsabilidad y soy de esas personas que siempre hace lo que debe, una persona aburrida, vaya 😉

  • Paloma

    Me encantan esos pasitos y su tiqu-tiqui.
    Tienen que acompañar mucho, ya lo creo.
    Y es muy guapa, como casi todos los de su especie.

  • Manuela Fernández

    Con los perritos pasa lo mismo, ellos parecen al margen de lo que sentimos pero no es así, nos escuchan, nos miman, y sobre todo esos días tan impertinentes a los que aludes nos acompañan. Un saludo.

  • Beauséant

    Yo no puedo juzgar, Paloma, me gustan casi todos los bichos. Hasta los que pueden comerme… Y, claro, esas dos peludas para mi son las más lindas.

    No creo que sean más de lo que son, Manuela Fernández, pero es totalmente cierto, tienen una empatía especial. Una forma de detectar las situaciones, el ambiente… No sé, pero a veces tienen el gesto exacto capaz de arrancarte una sonrisa.

  • Sakkarah

    Me encanta… Sí, es bonito que alguien te quiera sin condiciones, aunque de algún quehacer … Bonito poder dar caricias y recibir ese cariño tan especial.

    Muchos besos.

  • Carmen

    Me encanta esa mirada cómplice y ese único maullido,esa señal para ti.
    Es muy tierno.
    Sé que cuidarás a esa gatita.

    Besos.

  • Ángeles

    Me parece un texto precioso, por cómo describes las circunstancias, y a la gata, y porque creo que se trasluce no sólo amor por ella sino también respeto e intuición para entenderla. Creo que sois afortunados de teneros el uno al otro.

    ¿Has mirado a ver qué ha dicho ella de ti en su blog? 😉

  • Beauséant

    Dan trabajo, SAKKARAH, ya lo creo, pero eso es algo que asumes, o al menos deberíamos asumir, y desde fuera puede parecer que dan más problemas que otra cosa, pero como dices, tienen algo…

    Los gatos, CARMEN, puede que parezcan que pasan de todo, pero cada humano con el que tratan recibe un trato diferente. Algunos son para el juego, otros para dormirse encima, otros para saludarse e ignorarse. De alguna manera intuyen lo que pueden obtener de cada uno.

    Supongo que cuando convives con alguien, humano o no, lo importante es saber entenderlo o, al menos, respetar su territorio. Trazar unas líneas de convivencia y moverse entre ellas…
    No, ella no conoce estas líneas porque es muy perfeccionista. Empezaría que si el estilo, que si las comas y los acentos, no me dejaría publicar nada.. este blog es uno de esos pequeños trozos que sólo a mi me pertenecen 😉

  • Mucha

    No me gustan los animales en mi casa.
    Los veo desde lo lejos libres y felices.
    Si te sentís solo
    disfrutate …o buscate alguien …que te lame y te mime…

  • Beauséant

    Te entiendo, de verdad que lo hago. En verano, con el buen tiempo me da,algo de pena, pero llega el invierno y las veo pegadas al radiador lanzando ronquidos de pura satisfacción y creo que no, que prefieren la salida fácil.

    Como he dicho por ahí arriba, creo que existen animales que quieren ser domésticos, que no nacieron para el lado romántico, pero duro, de la libertad… Las dos que me esperan en casa salieron de la calle y una de ellas, por como venia, no creo que hubiese aguantado con un invierno a la vuelta del calendario…

  • Beauséant

    Me encantaría convivir con tres canes, por horarios y, bueno, por todo en general, me resulta imposible. Los gatos dan trabajo, por supuesto, pero no necesitan tanto como un perrete. Gracias por tu visita, me alegra que compartas tu vida con tan buena compañia 😉 Un abrazo.

Leave a Reply to alessandrinimariamaria

Your email address will not be published. Required fields are marked *