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día seis

– ¿te gustaría escucharme mientras me masturbo?

Su voz llegaba desde muy lejos, amortiguada por la distancia y el cansancio. Por algún motivo me hizo pensar en el polvo atrapado por un rayo de luz mientras se acumula sobre las viejas estanterías de una biblioteca.

Quite el volumen al televisor, unos tipos que discutían en un idioma que apenas conocía y me incorporé en la cama mientras del otro lado comenzaban a llegar gemidos, chapoteos y ruidos un tanto forzados.

Gracias . Fue lo último que me dejo añadir justo antes de colgar al finalizar su pequeña función.

***

Necesito alguien que me proteja, me dijo la noche que nos conocimos y yo me reí y conteste que apenas era capaz de protegerme a mi mismo. Aquello debió hacerle gracia porque esbozó una sonrisa, me acerco otra copa y aquella misma noche acabamos en su habitación del hotel.

A la mañana siguiente comprendí que era cierto, que ella huía de algo demasiado inabarcable para su pequeños brazos y había cifrado todas sus esperanzas de supervivencia en el tipo más grande que había encontrado en aquella celebración. O quizás, con esa intuición que a veces le sobrevenía, había comprendido que mi traje y la ridícula corbata que lo acompañaba estaban demasiado planificadas, como un vestuario de una representación y que simplemente estaba haciendo un trabajo para otras personas a las que no debía lealtad alguna.

Aquella noche sólo éramos dos extraños, ninguno pertenecía a aquel mundo lleno de apresurados hombres de negocios entre el que nos movíamos torpes y sin gracia.

Ella había robado a aquellos tipos trajeados que un poco bebidos se movían por la azotea con sus copas en las manos y forzando grandes sonrisas cuando se cruzaban. Celebraban un puñado más de ceros en sus ya enormes cuentas corrientes y aún no eran conscientes de que habían sido engañados por aquella mujer, pequeña y coqueta que se movía con los ojos cerrados al ritmo de la música. Pronto, cuando comprendiesen su error, desatarían un infierno del que sería imposible escapar y yo sería elevado a su única posibilidad para poder huir de aquello.

Es difícil saber lo que estaba pensando cuando planifico todo aquella porque ya entonces, cuando falseaba los informes y preparaba toda una tramoya de empresas inexistentes para intentar borrar su rastro, debía saber que sería descubierta.

Como esos juegos infantiles que consisten en montar un poliedro a base de hologramas ella en cada cara que te deja descubrir lanza una realidad distinta, un reflejo de algo que es real pero se encuentra demasiado distorsionado para distinguirlo. El juego, es fácil adivinarlo, consiste en saber lo que se oculta tras el holograma, pero no es sencillo: ella se comporta exactamente como esperas que lo haga en cada situación, nunca parece esperar nada ni encontrarse triste o decepcionada. Por eso todos los tipos que pasaron por su vida acabaron por hacerla daño, muchos sin apenas darse cuenta.

***

Es mi sexto día atrapado en esta ciudad horrible y no hago más que comprobar cada hora todos los aparatos electrónicos en busca de instrucciones, y estos no hacen más que devolverme un vacío abrumador como respuesta.

A veces hablo con ella, otras paso el tiempo mirando por la ventana una avenida enorme y pido comida absurdamente cara que me traen a la habitación botones que nunca me miran a los ojos.

Es el último trabajo, no dejo de repetirme. En pocas horas haré la entrega y habremos pagado su deuda.

Una parte de mi que me esfuerzo en no escuchar me recuerda que ella desaparecerá de mi vida en cuanto eso ocurra. Una lucecita que no deja de parpadear en mi cerebro me insiste que todas sus llamadas, sus palabras, toda esa pequeña existencia que hemos construido juntos no será más que otra cara de ese poliedro que ella ha construido y que dejará de existir con un leve giro de sus muñecas en cuanto deje de ser necesario.

7 Comments

  • María

    Falta la imagen, es verdad, pero la estupenda racha de tus textos continua… nada deja de existir mientras permanece en la memoria
    … individual, se va con el individuo, colectiva…..no se va nunca .. así que ya sabes, no dejes de insistir … tiene una, porque yo, sigo 🙂

    Cierro en negro …!
    ( Como las pelis de suspense 😉 .. me ha sonado a eso esto.
    Muaaaaaks!

  • Beauseant

    Gracias, María, si lograse escribir una novela sí, yo creo que sería una novela negra, con muchas mujeres fatales y tipos duros.. O mejor, exactamente al revés 😉 El problema de mi protagonista, sospecho, es que no esta acostumbrado a dejar dejarse llevar y perder el control, ¿no?

    Hay cosas, Toro Salvaje que desde fuera se ven perfectamente, ¿verdad? No hace falta pensar mucho para comprobar cuando alguien va de cabeza hacia un problema. Pero, claro, desde dentro uno no deja de pensar en lo que dice Isaac que quizás eso que desde fuera es un problema es el ciego golpe de suerte que llevas toda una vida esperando…

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