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descampados

En los años de mi infancia aquel lugar no era más que un descampado donde los proxenetas hacían carreras y derrapes en unos coches que parecían al borde del desguace. Un lugar baldío, territorio a medio camino de ninguna parte en cuyas veredas la gente arrojaba todo tipo de objetos que sobraban en sus vidas: neveras, sofás eviscerados, muebles vencidos… algunas personas encuentran un placer malsano en llevar la porquería de sus vidas a todas partes.

Años más tarde, ya en mi juventud, nos volvimos europeos y ciertas costumbres que nos parecían normales empezaron a causarnos una vergüenza terrible. Descubrimos la ecología, el consenso y un futuro brillante ahí mismo, al alcance del paso que nunca dimos. Ponían un micrófono de radio a los viejos del barrio y todos, todos sin excepción, afirmaban estar a favor del medio ambiente, del euro y de los homosexuales a los que siempre habían llamado mariconas, aunque eso ahora sonase horrible y no podía decirse en público.

Después esos viejos volvían a sus casas, movían la cabeza y decían para sí mismos, el mundo se va a la mierda. Porque eso es lo que decimos siempre los viejos, el mundo se ha vuelto loco, todo se va a la mierda, etc, etc. Y ya ves, ahí sigue el ingrato mundo, girando e ignorando nuestra profunda sabiduría de viejos.

El descampado también se nos volvió europeo. Quitaron la basura, plantaron paneles que explicaban el territorio y a los coches les impusieron un catalizador. Hasta los yonkis fueron tapados por un cartel enorme de una familia estándar que anunciaba lujosos apartamentos en las afueras. La gente del letrero parecía felizmente adocenada y sana, pero en sus ojos latía la misma furia y el mismo hambre que en los ojos de los drogadictos del antiguo descampado. Nuevos tiempos, distintas drogas.

La España rancia en blanco y negro cedía el paso avergonzada ante la nueva Europa. Quizás no os lo parezca, pero en España se avanza, ya lo creo. El problema es que son pasos pequeños, diminutos, imperceptibles. Casi a vista de microscopio y siempre a punto del retroceso un poco más atrás del punto de partida.

En mi última visita, el descampado era un parque natural. Sólo puede recorrerse por los caminos marcados, tiene una tienda de regalos, un centro de interpretación y lo han llenado de carteles que explicaban lo frágil de aquel paisaje.

El progreso era eso. Acorralar la naturaleza tras una valla, meterla en una urna y contemplarla desde la distancia hasta que se nos muera de puro aburrimiento.

El mundo se ha vuelto loco, sí señor. Esto se nos va a la mierda. Haced caso a mi sabiduría de viejo.

12 Comments

  • José Luis

    Me han gustado mucho, el texto y la foto. Bardenas. Hay viejos que hablamos poco, también los hay.
    “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. Gabriel García Márquez.
    Un abrazo

  • Alma

    La frase esa de que “el mundo se va a la mierda…” ya me suena tan monótona como la de “todo tiempo pasado fue mejor…” o “se ha tocado fondo…”… es como que se habla de un tiempo tan indefinido que se pierde toda referencia. ¿Dónde está esta ‘mierda’? …porque hace tanto que se está yendo para allí que debe ser un lugar muy lejano, no se llega nunca como para volver. Ni existe el fondo, o éste es de arenas móviles porque cuando se toca, se sigue cayendo… ¿y qué pasado fue mejor? ¿el mío… el de mis padres… el de mis abuelos… o el de las antiguas civilizaciones? No sé… a veces me pregunto si no será que nada nos viene bien; sino se ha caído en un círculo de inconformidad y queja constante; de crítica que no es constructiva. Sólo decimos que “no va bien”, pero no tenemos ni la menor idea de una solución.

    Tal vez, si dejaramos que las cosas tomen su curso, con la tranquilidad de haber hecho lo mejor posible, sin querer cambiar un pasado que ya ha sido, ni predecir un futuro que no sabemos si llegará, sino simplemente vivir el hoy plenamente… tal vez…

    Ya sabes, llego aquí y me vuelo. Un beso.

  • Toro Salvaje

    Me has hecho recordar unos pequeños lagos en la Cerdaña Francesa.
    Era una delicia ir allí.
    De repente un año crearon un centro de la naturaleza, vallaron todo, pusieron guías, visitas guiadas… y eso tuvo un efecto llamada.
    Ese año ya no vi los lagos.
    Y jamás he vuelto.

    El mundo este de plástico, colas y moral decorada para quien lo quiera.

    Saludos.

  • Krudo

    y dímelo a mí, soy mexicano, vivo en la ciudad de México pero mis padres se han mudado a un pueblo pequeño (cabecera municipal menos de 5 mil habitantes), en ese pueblo iba de niño, era maravilloso, nadar entre los manantiales, ir a caminar a los cerros, no preocuparse por las cosas, solo existían 3 canales de TV, no pensar en teléfonos de casa y menos en celulares, eramos tan jodidamente felices, ahora, tienes que andar toreando a los de las motos, ver como la jodida tecnología nos esta acabando la vida, con niños a partir de 5 años jugando con el celular o tableta, pocos nadan en los ríos, muy pocos caminan en los cerros, en estos dos meses que llevo acá (por lo del COVID-19) me doy cuenta que todo se fue a la mierda, la vida de pueblo se acabo, pero bueno ese es mi punto de vista, quizás para los lugareños su vida recién inicia…

    Te mando un fuerte abrazo.

  • Beauséant

    Yo cada día hablo menos, JOSÉ LUIS, casi todas las cosas que eran firmes en mis ideales se han ido viniendo abajo… llega un momento en que es muy complicado estar seguro de nada y, entonces, o te reafirmas o retrocedes… Buen ojo con la foto, por cierto 😉

    Tal cual lo dices, ALMA, creo que ese tipo de frases lo que quieren decir, es algo como, las cosas siguen avanzando sin contar conmigo, y me da miedo que un día desaparezca y el mundo siga girando como si nada hubiese pasado. La mayoría de las veces, tras esas frases, solo queda eso, un miedo terrible a lo que no se conoce. Deberíamos intentar lo que dices, hacer las cosas lo mejor posible, saber que lo hemos dado todo y ya esta…

    Yo he vivido toda mi vida en ciudades, TORO SALVAJE, pero me he bañado y he pisado lugares que ahora tienen un valla enorme, un cartel y un camino de madera del que no te puedes salir. En el fondo lo entiendo, claro, pero a veces pienso si no sería mejor completar el camino y saltarnos las paradas intermedias. Joderlo, arrarsarlo todo, que no quede nada de todo eso.. total, es lo que acabaremos haciendo, pues cuanto antes mejor.

    Existe la vejez mental, MYRIAM y la física.. cuando se juntan las dos ya puedes decir que eres realmente vieja 😉

    Claro, KRUDO, siempre existe gente que se beneficia de las desgracias, personales y colectivas. El problema es que no hemos sabido o querido poner un límite, siempre queremos más, siempre estamos insatisfechos… y toda esa tecnología, todo ese progreso, no nos ha hecho más felices ni más completos, sólo nos ha puesto ante un espejo en el que no salimos nada bien reflejados….

  • Anonymous

    Muy bueno el texto, me ha gustado mucho.

    De niña viví enfrente de un descampado, había un campamento de gitanos, los veía desde la ventana. No es un mal recuerdo, fui bastante feliz en ese barrio de las afueras. También recuerdo los cementerios de coches, muy frecuentes, qué feos eran. No he vuelto por ahí, pero creo que ahora hay un parque y todo está más verde, limpio, bonito, mejor.

    Mi opinión sobre el mundo y no soy vieja del todo aunque tampoco joven es que está bastante enfermo, ¿se curará? Pues no lo sé.

  • Ángeles

    Hay personas mayores que dicen que “sus tiempos” eran mejores y que ahora todo es malo. Pero lo que es malo es la edad, me parece a mí. Los tiempos pasados eran mejores porque eran jóvenes. La nostalgia es muy traicionera.
    Yo creo que el mundo no es nunca ni mejor del todo ni peor del todo que antes o que después: es mejor en algunas cosas y peor en otras. Y creo que siempre con tendencia a mejorar. O a lo mejor es que soy una ilusa, cosa que estoy dispuesta a admitir sin problemas 😉

    Y dejando de lado mi “sabiduría” de tres al cuarto, el texto me ha encantado, como siempre.

  • Jo

    Cuando era niña y me iba a provincia a casa de los abuelos en esos veranos largos de 2 meses dispuestos en el calendario escolar me aburría como ostra pprque pensaba que en ese pueblo descampado habia poco que hacer
    Hoy parece que au que todavia no llegue a vieja empiezo a creer que esoa sitioa tranquilos con vida sencilla y que mejor, sin casi interacción escampados muy minimalistas hasta de situaciones y objetos son el paraiso

  • Beauséant

    Gracias, **MUCHA**, intentaré seguir encerrado 😉

    Tuvimos una infancia, sospecho, parecida, **PALOMA**. Una infancia que hoy en día acabaría con nuestros padres en los servicios sociales 😉 Es fácil caer en lo de cualquier tiempo pasado fue mejor, y en muchos aspectos no fue así, pero es verdad que ahora el mundo parece bastante más enfermo que entonces. Quizás ahora seamos más consicientes de ello… En ese sentido tienes razón, **ÁNGELES** debemos intentar quedarnos con esas cosas que son mejores e intentar no caer demasiado en la nostalgia, pero me cuesta, ya lo creo que me cuesta 😉

    Yo he vivido siempre en grandes ciudades, **JO**, y cuando nos íbamos de vacaciones a un pueblo casi abandonado me costaba creer que cosas tan opuestas pudiesen estar a pocas horas en coche. Al final no me ha quedado otra que seguir viviendo en grandes ciudades, pero me gusta pensar que en algún momento podré volver a esos lugares.

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