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D.A

La clase de derecho autonómico me pone triste. Entro, me siento en la mitad del aulario, y espero unos segundos. Sigilosamente va posándose en mis entrañas, en mis ojos, en las comisuras de mis labios, en los poros de mi piel. Lenta y segura se instala. La tristeza. Un chico me sonríe dos filas más allá. Principio de inclusión. Artículo 46 del Estatuto de autonomía. No es una tristeza traducida en llanto. Es algo más sereno y permanente. Régimen de incompatibilidades. Artículo 52. Tras hora y media, dejo el pupitre con sensación de resaca, de abandono, de desesperanza. Y no hay vacuna para la tristeza de las clases de derecho autonómico.

14 Comments

  • Miriam G.

    De derecho autonómico no sé nada, bueno, una cosa, no saber nada de algo no es bueno. No te quejes, hoy he venido ofreciendo consuelo 😉

    Un beso, Miriam G.

  • Tumulario

    Es curiosa tu manera de combinar ideas,
    autonomía,
    derecho
    sigilosamente va posandose en mis entrañas
    tristeza
    principio de inclusión
    incompatibilidades
    resaca, abandono, desesperanza
    Como siempre belleza y soledad
    No se si esta trste por que el chico sonrie o por que esta dos filas mas alla y no junto a ella ¿o quizas es él?

  • Gwynette

    Yo también entraría en tristeza súbita..vaya palo de clase !!! :-)..aunque, si alguien sonrie, aún queda alguna esperanza 🙂

    Petonets

  • Tristancio

    El mundo es una enorme sala, donde se imparten magistrales clases de tristeza…
    (no hay derecho!)
    (Sin embargo, son bellas estas tristezas tuyas…)
    Saludos.-

  • Aida

    ¿Con qué derecho se cree el Derecho a poner triste a una persona que acude a estudiarlo?

    He leído tu perfil, nunca me había parado a leerlo pero hoy lo he leído.
    *Bailo ^^

  • bowie

    “La tristeza es un vicio”, decía un francés loco, creo que Rimbaud. A mí el otro día me pasó algo similar en la cola del supermercado. Y todavía no sé por qué pasó. Simplemente vino.

    Va el abrazo

  • Elena -sin h-

    El autonómico, creo que es uno de los Derechos más tristes si te paras a pensarlo.
    De comunidad a comunidad nunca se pasa sin un poso amargo en el estómago. Quizás deberíamos expropiarnos.

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