leer,  mirar,  otra vida

cuando todo se derrumbe

cuando todo se derrumbe

Casas llenas de fantasmas, de pasillos vacíos donde a veces resuenan pasos de gente que ya no existe. Escucha, presta atención y enciende una vela, ¿ves como se mueve? Parece que alguien respira junto a ti, ¿verdad?

Cuando la luz del sol es apenas una línea agonizante al fondo del horizonte puedes escuchar los pasos de aquellos que se fueron para siempre.

Casas llenas de tristeza y soledad. Lugares donde un día, quizás, se oyeron risas y huellas diminutas acompañadas de gorgojeos pero que poco a poco se apagaron en un susurro hasta dejar un vacío inmenso alrededor.

Todas las casas antes de venirse abajo adquieren ese aspecto pesado e indolente. Se aplastan contra el suelo y parecen sostenerse por algo a medio camino entre la magia y la arquitectura. La estructura parece colapsarse desde el interior y cada pieza, cada viga, cada clavo intenta encontrar su hueco en el nuevo orden que se avecina.

No podemos buscar dignidad donde sólo existe el dolor. Olvida los libros de autoayuda, las pequeñas mentiras, el creerte especial: cuando todo se venga abajo serás igual que todos.

cuando todo se derrumbecuando todo se derrumbe

14 Comments

  • Jo

    No importa quien seas, que lograste y cuanto dinero tengas
    nada te llevas…

    hay que saber que la vida es un parpadeo. Tendremos que aprovecharla.

  • María

    Creo sinceramente que te equivocas …
    ¿Por qué no te preguntas por qué esas casas vacías se ven tal cual cuentas – fantásticamente bien en letras e imágenes ;- ) ?
    Por una razón, nadie las habita … son las personas las que dan vida a sus paredes, esas que puede que estén sin estar y hasta… es posible que sea como dices y paseen sin que nosotros podamos verlas, preeeeroooooo…..
    Estate seguro de algo, cada una de esas vidas mientras existió fue tan especial y única como iguales fueron sus cuerpos cuando se lo comieron los gusanos … es el espíritu, esencia, lo que sea que nos habite lo que nos hace ser quienes somos .. el envoltorio no vale nada más que para envolver.. ese se queda aquí, el resto no 😉

    No sé, pienso así de verdad y por eso puede que sea la ilusa idiota que soy, no se trata de esas idioteces de los libros de autoayuda … intento ser muy consciente de lo que vivo cuando lo vivo, a ratitos feliz mientras disfruto de instantes como este u otros que nunca más van a volver, ni nadie salvo yo va a vivir .. eso me gusta y sí, eso me hace exactamente igual de diferente que todos. Más o menos parecida, a nadie…yo, no hay nadie más en el universo igual a mi … ni a ti 😉

    Muchos besos BEAU !

  • virgi

    Me conmueven esas casas vacías donde antes hubo vida, juegos, risas, amor…será que se quedan como testimonio para que nos veamos en ellas y se nos bajen los humos.
    Digo.
    Besitos

  • Beauséant

    Un parpadeo, Jo, que algunos se pasan con algo metido entre los ojos y sin poder ver nada 😉

    Lo importante es tenerlo claro, Toro Salvaje, algunos hacemos una vida normal, salimos, entramos, tenemos trabajos y hasta nos relacionamos sin saber que en el fondo estamos bien muertos ..

    Eso es bueno, María, lo de llevarme la contraria 🙂 en realidad el texto era más un homenaje a las casas que a las personas.. a esas casas que fueron el fruto de un sueño de una persona, que hicieron lo posible por hacer felices a sus moradores y que mueren el perder su último habitante. Las personas siguen su curso, como dices, pero las casas ahí se quedan… Como apunta, Virgi, son una metáfora de lo que un día serán nuestras vidas. Algún día seremos un envoltorio, algo de lo que un puñado de personas tendrán que deshacerse para poder seguir con sus vidas tan plenas y felices.

  • Athe.

    Todos los lugares tienen alma, y no todas pasan por este periodo indemnes, hay grietas en algunas que avanzan hasta los cimientos y en conjugación con el viento y el tiempo soplan …. Para hacer caer lo que fue y quizá hace tiempo dejó de ser.

    Mi abrazo

  • kadannek

    Me parece muy interesante la reflexión e incluso en la fecha que la publicaste. En lo personal, habitualmente me llama un montón la atención conocer las historias de ciertos lugares, abandonados, olvidados, derruidos, o simplemente muy viejos para seguir en pie. ¿Quién vivió ahí?, ¿a quiénes amó y a quienes odió?, ¿qué sueños tuvo, logró alguna meta?, ¿qué fue insufrible, qué le dio esperanza, cómo se describiría a sí mismo?.. o simplemente ¿qué ocurrió en este lugar, en esta casa, en esta zona? Pienso que la tierra tiene una memoria impecable, que todos los elementos en ella guardan recuerdos.

    Sin duda hay que aprender a escuchar, pero escuchar en serio, en profundo y respetuosos silencio. Quizás alguien hable, quizás algún eco que estaba en pausa vuelva a resonar en ese momento. Quizás sintamos el grito ahogado de alguien que murió insatisfecho, como muere la mayoría. Quizás podamos vislumbrar a lo lejos una sonrisa retorcida que se mofa de nuestro asombro.

    En lo único que no estoy de acuerdo, es en entregarse a la desesperanza desmedida. A estas alturas todos somos iguales y especiales al mismo tiempo, a nuestro modo. Al final sólo quedarán memorias, por ello hay que tener experiencias y conocimientos nutritivos. Vivencias que trasciendan realidades.

    Muy buena reflexión.
    Pude actualizarme -muy placenteramente- con las últimas 3 entradas. Te felicito por la dedicación.

    Saludos.

  • María

    ( te sigo llevando la contraria un ratito más 😉 No mueren ( las casas) permanecen en estado latente hasta que las vuelve a ocupar alguien. La vida que allí se vivió impregnará sus paredes y lo absorberá el/los que llegue(-n) ..si llega, si no, como los cuerpos humanos volverá a la tierra. Nosotros mi querido BEAU somos envoltorio ya, ahora mismo, solo que aun vivimos en él, nuestro cuerpo es nuestro envoltorio, nuestra casa … las personas que nos han conocido puede que se deshagan de nuestro envoltorio diciéndonos adiós! … de nosotros mientras permanezcamos en su memoria, no.

    Y con esto ya dejo de contradecirte por hoy …
    Nadie tiene una vida plena y feliz, solo a ratitos 😉

    Disfruta del domingo! yo no podía dormir y ya ves lo que hago 😉

  • Beauseant

    Forma parte del ciclo de la vida, Athe, pero me temo que es muy humano el pelear con las cosas que simplemente son sin ninguna explicación lógica. Siempre buscamos un resquicio, una salvación en el último momento…

    Normalmente, kadannek tengo un orden para las entradas que se van publicando, pero a veces me lo salto porque, bueno, porque me apetece 🙂
    Siempre me quedo parado ante las cosas abandonadas, da igual que sea una casa, un coche o un simple zapato en medio de la calle. Detrás de cada una de esas situaciones, como dices, hay una historia, y detrás de esas historias siempre hay personas que pensaron algo y en algún momento dejaron de pelear por ese algo. Quizás no podamos, no debamos, entregarnos a la desesperanza, quizás tengas razón y de alguna forma todos seamos especiales, pero he dejado de creer en esa pequeña luz.. Creo que, simplemente, somos, y no pasa nada: debemos pelear con algo tan pequeño y hacerlo lo más grande posible… como digo siempre, es una especie de optimismo sucio y desencantado más que un pesimismo 😉

    Gracias a ti por pasarte y ponerte al día, eso si es que es dedicación 🙂

  • Beauseant

    En este caso me encantaría darte la razón, pero hace un par de días encontraron dos goteras nuevas y nadie parece querer arreglarlas.. es un lugar herido de muerte y lo único que puedo hacer es contemplar esa derrota y hacer un puñado de fotos como homenaje. Será tierra, como dices, y ahí encontrará su respiro.. No sé si de verdad hizo feliz a alguien, al menos lo intentó, en eso si te doy la razón 😉

    Un placer formar parte de tus desvelos 🙂

  • Maman Boheme

    Bua! yo siempre he tenido predilección con todo lo abandonado…si visito algún lugar y hay una casa en ruinas, algo me llama a entrar. Ahora, de lo único que me arrepiento a veces es de no haber tenido una cámara y fotografiar lo que he visto. Pero antes odiaba las fotos (caso opuesto a mi hermano que cargaba con la cámara a todos lados y hacía fotos a cosas inverosímiles. Ahora él ser ríe de mi porque yo hago fotos hasta a las piedras de la calle…pero no es lo mismo pq yo soy de celular…grrr). Recuerdo haber entrado en una casa destruida totalmente pero donde quedaban libros y cuadernos tirados por el suelo llenos de polvo y vegetación. Me gustaba pensar quien había vivido allí, a qué se dedicaban, si habían sido felices. Recuerdo haber entrado en una discoteca!! totalmente en ruinas! era alucinante ver cómo las plantas habían invadido el lugar, no había techo y los cables colgaban cubiertos de enredaderas. Era alucinante…A mi me entusiasma ver como la naturaleza ocupa de nuevo el lugar que nosotros dejamos por olvidado o perdido.
    Me gusta ver cómo las plantas rellenan de nuevo el espacio que alguien abandonó a su suerte.
    Quizás a mi me pasa un poco como a ti. Siempre me han atraído las cosas que los humanos dejamos abandonadas. Y en la historia que han tenido.
    Aquí en Bs.As hay mucho auto antiguo abandonado en la calle…algunos son un lujazo…de los años cincuenta y me da por imaginar miles de historias…
    A mi, ese aire melancólico y triste de tus escritos es lo que hacen que sean lo que son. Un lujo leerlos.

  • Beauséant

    Tienen algo, ¿verdad, Maman Boheme? Es imposible no entrar y pensar en las personas que pasaron, en las cosas que vivieron y, lo que comentas, la vegetación, como, en cuanto tiene dos metros de espacio, la vegetación vuelve a su sitio, a reclamar lo que era suyo desde el principio. En el norte de España cualquier cosa abandonada acaba casi por desaparecer en pocos años…
    Haces bien en caminar con una cámara, nos dan una forma distinta de ver el mundo y, claro nuestras propias vidas. Las fotos ayudan a contar historias y son estupendas para no olvidar las cosas importantes… Y cuánto más pese el equipo fotográfico, mejor, que así el sacrificio es mayor y las fotos parecen mejores 😉

  • Umma1

    Confieso que frente a una casa antigua, espcialmente cuando está cerca a que la demuelan, pienso en quienes la estrenaron, en las primeras sonrisas que en sus cuartos se escucharon, en los murmullos de amor, en los elogios que habrá recibido por su diseño, por su decoración, por el crédito del arquitecto que proyectó sus planos.
    Esto me ocurre con mucha frecuencia, por mi especialidad profesional.
    Al rato, me invade una suave y dulce melancolía, como si me identificara con ese pasado que fue.

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