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Allison

Esta de aquí es la continuación de una historia que nació con la vocación de ser más grande y mejor. Lo primero, al menos, si lo hemos logrado. Prueba de ello son las dos primeras partes que aparecieron en su momento por estas líneas y que hemos agrupado aquí ()
Si alguien tiene alguna idea de como seguirla será un placer tomar notas…

Aquella noche decidiste llamarte Allison, una encantadora niña atraída por los hologramas imitando el neón de la gran ciudad. Cada uno bailando en medio de la noche como una vela de cumpleaños esperando tu llegada para cumplir todos tus sueños.

Cuando los curtidos hombres de negocios escuchaban tu triste historia se apresuraban a componer las mejores poses mientras lucían sus implantes como reclamo. Las pieles sintéticas recién traídas de Dublín y las pupilas de formas extrañas reflejando las botellas del mostrador, eran expuestas con obscenidad para que pudieses asombrarte con su opulencia. Es extraño, porque era precisamente lo contrario, tu casi absoluta falta de implantes, lo que les impulsaba a buscarte. En esta época de seres perfectos hechos a medida de su mediocridad, eran tus arrugas al sonreír, o tus ojos ligeramente asimétricos en la línea horizontal lo que te hacía encantadora, y les obligaba a buscarte para intentar escapar de algo que ni ellos mismos sabrían reconocer.

Todos esos tipos eran iguales, desde El Cabo a nueva Delhi. En cada una de esas ciudades que recorrimos juntos nos encontrábamos las mismas personas cansadas apurando una última copa a la salida del trabajo. Trajes oscuros, mirada perdida y los logotipos de la compañía luciendo en la solapa. Todos uniformes y uniformados, indistinguibles unos de otros, pero orgullosos de pertenecer a alguna de las grandes corporaciones que trazan líneas invisibles de poder bajo las que doblegar a hombres y mujeres sin intentar comprender nada de sus sueños o sus razones. Sólo eso, esclavos sumisos que quieran rozar un poco de ese oscuro poder con el que sentirse importantes, pagarse un buen seguro médico o comprarse coches de importación con los nombres de estrellas del rock muertas hace veinticinco años.

A las dos semanas de todo aquello oí tu voz en el emulador. Me decía que habías fallecido y nada ni nadie podría cambiar eso. Seguramente fuese cierto, los sistemas de detección del cese de actividad son demasiado caros para equivocarse. Estabas muerta, de una forma tan sencilla se resumía algo tan complejo, pero no sabía nada más. Quizás descubrieses algo que no te correspondía, o alguno de esos tipos cargado de drogas sintéticas se le fue la mano.

Lo único cierto es que ya no puedo estar seguro con mi nombre al lado del tuyo en el registro electrónico del hotel. Ahora me oculto en uno de los nichos que alquilan por semanas en las afueras del aeropuerto. Desde la ventana observo la delgada línea de la enorme autopista que me quiere llevar de la mano hacia las luces de la ciudad, es una danza silenciosa como una invitación a asomarme a ese trozo de paraíso que tu pudiste vislumbrar por una rendija durante el poco tiempo que tardaban en escucharte, acostarse contigo si era su noche de suerte, y hacerte regalos caros que no nos servían de nada y cambiábamos por cualquier cosa en las tiendas de los suburbios. A veces había suerte, bajaban la guardia y entre susurros de cansancio y alcohol te hablaban de sus trabajos, de los movimientos, las líneas de expansión de esos gigantes para los que trabajan. Eso valía mucho más que unos pocos billetes sucios.

Hemos construido un mundo digital que sólo logra parecer vivo cuando recibe impulsos eléctricos, y en donde único y solitario bit de información actuando en el momento preciso puede golpear o crear un nuevo gigante. Sus alianzas, vidas y muertes, dependen de un simple impulso de electricidad convulsionándose en el canal. Esa información, susurrada en alguna habitación de cualquiera de las torres de marfil que coronan la ciudad, era lo más cerca que podíamos estar de ese oscuro poder sin llegar a quemarnos. Yo era tu sabueso, me necesitabas para tasar y mover esa información por el submundo virtual borrando todos los rastros. Por eso me recogiste y confiaste en mi cuando más bajo volaba. Eras una chica lista, quizás demasiado para un mundo tan cruel.

En mis manos tengo el colgante que siempre te acompañaba, recién entregado por un niño flaco y triste de los suburbios. Un bonito diseño japonés plagado de información, sólo es necesario conectarlo a un puerto del emulador para acceder a aquello por lo que te mataron. Podría borrarlo con sólo aplastarlo en mis manos, o podría analizarlo para hurgar en sus entrañas en busca de respuestas. Aunque parezca extraño, no importa. Quienes lo hicieron pronto ataran cabos y vendrán a por mi, poco importará si sé algo o nada, eso nunca les detuvo. Tienen casi tantas formas de matarte como de hacerte desear estar muerto.

Y, por supuesto, nada de eso podrá resucitarte…

Allison.

9 Comments

  • Ele de Lauk

    EL relato , bien escrito como nos acostumbraste a esperar de tus posts , tiene un sesgo de alegato social que no me suena del todo convincente: es como si superara el interés del cuento.
    Me gustan tus largos párrafos sin comas .
    Me suscribí a tu blog , un placer leerte .

  • tumulario

    De verdad que esta vez he tenido que leerlo no se si cuatro o cinco veces, como contarte que espero los lunes para poder leerte.
    En este caso creo que el continente supera al contenido, sin que eso sirva para desmerecer el contenido.
    En cuanto a la continuación no se si yo sería capaz de hacerlo, pero por hacer una aportación, ¿vale un pequeño enigma en la información del colgante?

  • el mono dorado

    Estoy con Tumulario. podrias contar un minihistoria del colgate, y unirlo a la historia principal esas cosas me encanta. “Tienen casi tantas formas de matarte como de hacerte desear estar muerto”. Esa frase me a molado.

  • Beauséant

    Muchas gracias por las ayudas .)

    Me sorprende Ele de Lauk que te gusten esas frases tan largas porque yo, quién lo diría, las odio con todas mis fuerzas, sospecho que ese odio se debe a que no soportan nada bien la lectura en voz alta. Entiendo lo que dices sobre el alegato social, pero no era mi intención. Como bien dices (o eso creo interpretar de tus letras), si intentas meter demasiadas cosas acaba quedando una estructura demasiado hueca..

    Al que no he entendido bien es a tumulario 🙂 me he despertado muy pronto y creo que no pillo lo de En este caso creo que el continente supera al contenido.. humm digamos que en este caso el continente es la idea y el contenido es como esta escrito??? si es así estamos de acuerdo 😉 creo que la idea daba para más, pero a veces tienes la idea en un papel en blanco y no hay forma de domarla para que se convierta en tinta..

    Acepto la idea tumulario mono dorado le he cogido (a pesar de todo) cariño a la historia así que veremos por donde sale el sol..

  • tumulario

    Realmente el que estab espeso era yo. Pero como siempre el maestro es capaz de entender lo que quiere decir el discipulo aunque este sea tan torpe a veces. Efectivamente la idea del comentario es que la idea era muy buena y el texto no le hace justicia. Pero la menera de decirlo hubiera sido al reves, “el contenido supera al continente”

  • Ele de Lauk

    Para mi gusto , el relato empieza con ” a las dos semanas….” . La estructura no es hueca , para nada , pero creo que sería más interesante cuanto más concentrada . Disculpas por la intromisión , pero aprecio tu escritura y , aunque sin autoridad , te transmito lo que pienso . Si te molesta , sólo dime Stop !
    Yo querria conocer la información del colgante , si es que el chico todavía tiene el original .

  • Beauséant

    Lo bueno tumulario es que si la idea es buena siempre se la podemos vender a algún guionista de Hollywood para hacer una película, seguro que estropean el final y la chica no muere porque eso siempre esta mal visto. La gente no va al cine para ver finales tristes, y es extraño, porque lo normal en la vida es precisamente eso.

    Digamos que es ficción koffee y esperemos que lo sea por mucho tiempo porque no tengo alma de adivino y siempre que dibujo el futuro este me sale aterrador.

    En absoluto Ele de Lauk se aprende mucho escuchando a otras personas, y cualquier opinión me parece buena mientras no sea ofensiva. Siempre que me enfrento a un texto de más de un folio sé que no acabaré contento con el resultado. Soy de los que piensa que la vida, cualquier vida, no ocupa más de media cara garabateada.. pero, oye, habrá que seguir en el empeño, en algún momento saldrá algo 🙂

  • Ybris

    No te daré ideas para seguir. A mi entender no las necesitas.
    Lo que sí te diré es que tu modo de contar me encanta. Ante eso lo que cuentas a veces se me olvida. Lo cual, por supuesto, no quiere decir que el fondo me sea indiferente.

    Un abrazo.

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