leer,  mirar

biblias de neón

biblias de neón
Abraza la palabra de Dios y Él vendrá a salvarte.

Ni tan siquiera parecía algo complicado de cumplir.

Cinco días en aquel hotel, encerrado, con las cortinas selladas y viendo alucinado las partículas de polvo en suspensión que quedaban atrapadas entre los haces de luz. Se emborrachaba con lo primero que encontraba en los supermercados y volvía corriendo a releer frenético la biblia del cabecero. Lo hacía al azar, de atrás adelante y vuelta a empezar. Las letras se amontonaban siniestras, adquirían nuevos significados y no le permitían flaquear en su búsqueda.

Aquellas frases extrañas estaban en clave, lo entendió al segundo día. Aunque tampoco podía estar seguro, en sus delirios creía entenderlo todo. Un poco más de alcohol, más lectura y todo encajará. Eso era todo, abrazar la palabra de Dios.

El primer día se había duchado tres veces, apestaba. Ahora ya había dejado de hacerlo. Comprendió que ese olor que manaba de su cuerpo era puro miedo. Había trabajado en el matadero de la ciudad y lo recordaba a la perfección. Con una maza enorme apuntaba justo entre los ojos del animal y el ternero caía desplomado. Era bueno en eso, era bueno en poco más que eso. Sus jefes siempre repetían que los animales no sentían nada, que eran felices hasta el final. Él sabía que no, lo veía en sus ojos cada vez que elevaba el mazo. En sus ojos y en ese olor que ahora mismo notaba pegajoso en su cuerpo. El olor del miedo.

Al séptimo día despertó con una certeza. Todo encajó al ver la biblia brillando al fondo del cajón con sus letras de neón que esparcían un tono mortecino por toda la habitación.

Era una señal. Lo había entendido al fin: Dios no hace nada, sólo emite señales y al final te toca hacer todo el puñetero trabajo.

Que así sea, se dijo trazando de forma apresura una última señal de la cruz sobre su frente.

Cargó cinco balas dentro del revolver reluciente, cinco balas atrapadas en sus pequeños ataúdes metálicos como cinco plegarias de salvación y salió a desprenderse de ese olor que le perseguía.

No más miedo, no más dolor, eres el instrumento de Dios.

11 Comments

  • Kadannek

    Tocas muchos temas delicados en este texto, que no pretendo poner a juicio. Sólo diré que como narración me parece que tiene un ritmo excelente y unas reflexiones que vale la pena tener presentes una mañana a solas tomando un café.
    A modo muy personal pienso que usualmente las personas dejan su vida y problemas en manos de un tercero, sea otra persona, un gobierno, una religión u otra cosa. Al final lo más valioso es ser responsables de nosotros mismos, hacer nuestros nuestros méritos tanto como nuestras aparentes derrotas.

  • MUCHA

    Te leo…..
    Pienso…
    Abro la ventana…
    El aire fresco mueve mi pelo…
    No tengo aromas..
    Solo chanel que me persigue en un verso !
    abrazos querido siempre….

  • Anonymous

    En Dios pensando y con la maza dando…
    Paradojas, cuestionamientos interesantes, no hay biblia que nos salve de nuestra propia carcel.
    Un relato impecable, me encanto.
    Un abrazo y mis mejores deseos para este flamante 2018.

  • Adriana Alba

    En Dios pensando y con la maza dando…
    Paradojas, cuestionamientos interesantes, no hay biblia que nos salve de nuestra propia carcel.
    Un relato impecable, me encanto.
    Un abrazo y mis mejores deseos para este flamante 2018.

  • Beauseant

    Muchas gracias, Kadannek, ya sabes que en este tipo de textos suelo usar frases cortas con muchas comas para intentar darle un poco de ritmo, como estar dentro de la cabeza de la persona que habla.. otra cosa es que lo logre 😉

    Estoy de acuerdo, delegamos demasiado. Nos gusta que nos den las cosas hechas para no tener que pensar mucho, supongo que nos aterra ser responsables de nuestras decisiones.

    Amén, Toro Salvaje, amén… Muchas veces necesitamos muy poco para sacarlo y ponerle en el volante…

    Me gusta mucho más ese olor a chanel que el olor del miedo, Mucha, aunque cuando el miedo aparece ya te digo que no existe chanel capaz de taparlo 🙂

    Gracias, Adriana Alba, la vida nos llena de paradojas, de preguntas que no tienen respuestas y, peor, de preguntas cuya respuesta no queremos conocer. Las religiones son el bálsamo perfecto para acallar todas las dudas…

  • MUCHA

    ¿Se escapaba hacia la muerte?
    ¿Sobreviviría la intensidad de lo que estaba viviendo?
    Es difícil para mi meterme en tus letras
    Aunque me encanta disfrutarlas….
    No tengo final en mi mente
    de lo que me pasa
    cuando estoy cerca de ti leyéndote
    Beso

  • Jo

    estoy segura que es obra de dios que yo pude entrar a tu blog….

    apenas hoy
    desde el móvil nada
    desde el autoexilio peor…

    🙁

    o fué el diablo?

  • Beauséant

    Me gusta dejar cosas abiertas en los textos, MUCHA, cuando un texto da muchas explicaciones parece que pierde algo, ¿no? Me gusta tenerte por aquí, ya sabes 😉

    A veces, Jo, sospecho que dios y diablo son la misma cosa, un sádico bipolar. Pero has conseguido entrar, así que le daremos las gracias para no desatar su furia, ¿verdad? Un abrazo

  • Sakkarah

    Es buenísimo el escrito. Deja un final abierto a la imaginación. Uno puede prever que sucederá…

    Quizá creyéndose poseído por el espíritu se cargue a todo el que vaya encontrando en su camino. cinco personas pueden morir…

    Pobres animales… Somos bastante salvajes…

    Muchos besos.

  • Beauséant

    Gracias!! Ya sabes lo que dicen, si hablas con dios eres una persona religiosa, si dios habla contigo entonces tienes esquizofrenia 😉 .. no descartaría que la quinta bala fuese para él, pero sí, es verdad, eso seguirían siendo cinco personas…

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